C60: La carta de amor.

Felicidades, Danna. Vas a ser mamá.... Aquellas palabras resonaban en su cabeza en medio de un zumbido inexistente.

Vas a ser mamá.

Mamá.

— ¿Qué?—murmuró totalmente estupefacta—pero...seis semanas, estamos hablando de seis semanas.... —espetó mirándolo—... ¿Cómo es que ha pasado tanto tiempo y yo no me di cuenta jamás? Eh escuchado que las mujeres embarazadas tienen nauseas, mareos y cambios de humor repentinos, yo no he tenido nada de eso....—el hombre la observó fijamente y le sonrió un poco.

—No todos los organismos son iguales, Danna, por lo tanto no funcionan de la misma manera, y puede que aún no los tengas pero eso no quiere decir que vayas a salvarte de tenerlos....—Danna negó un poco y apartó la mirada del rostro del hombre.

—Pero es que yo...

—Piensa bien y dime como te has sentido en los últimas dos semanas....—pidió con voz clara. Danna parpadeó varias veces y trató de concentrarse en la pregunta del hombre de bata blanca que estaba observándola detenidamente.

Pero era totalmente imposible pensar cómo es que se había sentido en los últimos quince días porque su cabeza estaba hecha un mar de pensamientos. ¡Iba a ser mamá! Dentro de ella ya existía la vida de alguien más, Christopher ni siquiera se imaginaba que sería padre y Renato iba a matarlos a ambos apenas se enterara.

—Me duele todo el cuerpo, la cabeza...la mayor parte del tiempo siempre tengo sueño...y...perdí peso sin contar que como lo doble de lo que comía antes....—hizo una pausa—...pero pensé que eso se debía a todo el ejercicio físico que hacía en la pista de patinaje....

—¿Eres una patinadora?—Danna asintió de inmediato—¿Desde cuándo has estado haciendo este ejercicio físico del que hablas?

—Desde hace seis semanas....—susurró y el hombre negó de inmediato.

—Escucha, Danna...no puedo revisarte yo porque no soy un ginecólogo, pero te recomiendo que acudas a uno, el ejercicio en el embarazo es muy bueno, pero no en exceso. Necesito que vayas con uno para que revise al feto y por supuesto que monitoree el proceso de crecimiento del bebé...

—Está bien...iré...

(...)

—¿Qué?—cuestionó Axel totalmente sorprendido apenas estuvieron sentados en sus asientos del avión.—No sé ni que decirte, Danna...es...guau.—Danna observó a su amigo, negó y se cubrió el rostro con ambas manos.

—No sé que rayos voy a hacer—espetó con voz amortiguada.

—¿Qué no sabes que vas a hacer? ¿Qué no es obvio? Ir con Christopher y decirle que va a ser padre...porque supongo que él es el padre ¿no?—Danna lo observó de mala gana y Axel suspiró—...era una simple pregunta, no te lo tomes personal.—ella negó de nuevo.

—Mi papá va a matarnos...

—No exageres, Dan. De que va a enojarse eso que ni qué, pero de eso a matarlos...hay un paso abismal....—hizo una pausa—...oye, mi abuela siempre solía decir que un bebé siempre es una bendición y que traen un montón de cosas buenas consigo....—Danna volvió a observarlo y solo un suspiro.

—Dime una sola cosa buena que veas en todo esto—Axel se encogió de hombros.

—No tengo idea, pero algo bueno debe de tener. Ahora, por favor no me vayas a salir con la tontería de que te quieres deshacer de él porque te juro Danna que hago que en este preciso momento el piloto te lance del avión sin paracaídas—Danna negó de nuevo.

—¿Te volviste loco? Ni siquiera soy capaz de pensarlo, es...es mío. Es mi bebé y sería incapaz de hacerle daño....—Axel sonrió.

—Ese era el punto que quería marcar, ahora por favor...respira profundamente y trata de relajarte, duerme un rato y tal vez cuando despiertes logres ver todas y cada una de las cosas buenas que tu hijo va a traerte—murmuró acomodándose en el asiento y dando por zanjado el tema.

Danna apartó la mirada de Axel y se concentró en la ventanilla del avión mientras su cerebro seguía trabajando rápidamente tratando de encontrar las palabras adecuadas para decirle a Christopher que iban a ser padres. La idea era linda, tenía que admitirlo, pero el hecho de pensar en ella con un bebé...era totalmente diferente. Le aterraba por completo. ¿Y sí Danna no era una buena madre? ¿Y qué pasaba sí Christopher se enfadaba con ella? ¡Dios! ¿Y cuál iba a ser la reacción que su padre tendría? Cerró sus ojos tratando de ahuyentar todos los posibles escenarios que su mente le estaba dando porque ninguno era bueno y ni siquiera se dio cuenta cuando se quedó dormida.

Seis horas después Danna se encontró a sí misma contemplando la fachada de su casa con total nerviosismo, su pulso ya estaba acelerado y sus piernas convertidas en gelatina le impedían dar un paso más. Sentía el impulso de echarse a correr lejos de ahí, de huir, pero era de repente como sí la parte de su cerebro que ordenaba al resto de su sistema nervioso se hubiese desconectado del resto de su organismo. No podía caminar, ni siquiera era capaz de parpadear o de respirar correctamente. Estaba tan nerviosa que si no se desmayaba sería un milagro.

¿Cómo Danna iba a explicar que en lugar de estar viajando con los Gladdiers a Canadá estaba en Miami? Bah, aquel era el menor de sus problemas. Su cabeza seguía dándole vueltas al otro asunto. Finalmente dio un paso al frente y luego se quedó totalmente congelada cuando la puerta de la casa se abrió de golpe y el corazón de Danna dejó de latir apenas se encontró con la figura de Christopher observándola totalmente asombrado.

—¿Danna?—cuestionó totalmente estupefacto. No. Tenía que estar soñando. Eran solamente las ganas que tenía de verla las que lo hacían ver espejismos, Danna en ese momento tenía que estar viajando a Canadá, era imposible que estuviese en Miami.

—Chris....—...pero los espejismo no hablaban, muchos menos le sonreían y ni de chiste abalanzaban hacía el tirando del asta de dos enormes maletas moradas.

—¿Qué haces aquí?—preguntó el muchacho en voz baja. Danna se frenó de golpe y lo contempló en silencio.

—Yo...cambié de opinión, mi amor... ¿Quién quiere ser una patinadora profesional cuando las personas que de verdad te importan no están ahí para verlo?—susurró sin apartar sus ojos de Christopher.

—¿Qué? ¿Eso quiere decir que tú...?—negó un poco.

—Deje a los Gladdiers...no podía soportar un segundo más en ese lugar...

—...Dan....—Danna le ofreció una pequeña sonrisa y dejando las maletas de lado corrió hasta él. Christopher le envolvió en un abrazo y la chica sintió ganas de echarse a llorar en ese mismo momento. Pero no iba a hacerlo.—...Dios, te eché tanto de menos...

—Pero ahora estoy acá y no vamos a separarnos más...lo prometo—susurró acariciando la mejilla de su novio.—...¿ibas de salida?....—murmuró y Christopher negó un poco.

—No, quería un poco de aire fresco, estuve llamándote desde hace horas y no respondiste jamás....estaba preocupado por ti...—Danna suspiró.

—Lo siento, mi teléfono se quedó sin batería....—Christopher sonrió ampliamente y la besó lentamente.

—Bueno, eso no importa porque ahora estás aquí...vayamos dentro, los chicos, Renato, Cindy y tus hermanas van a ponerse totalmente felices de verte—anunció en cuanto se separaron entrelazando sus manos. Danna se quedó estática ante la mención de su padre. Llevó su mirada al suelo y Christopher la observó un breve segundo.—¿Pasa algo malo?—Danna lo observó de nueva cuenta.

Felicidades, Danna. Vas a ser mamá...

—Eh, no. No pasa nada...

(...)

—¿Qué tú que, Danna Allye Francis?—inquirió Renato cruzándose de brazos. Danna le lanzó una mirada suplicante a Christopher y negó levemente.

—Renato, eso habla muy bien de Danna. Además... ¿Por qué alguien en su sano juicio querría quedarse en un lugar donde te ven como una máquina para generar dinero?—cuestionó Richard acercándose al hombre.

—No iba a dejar que los usaran...¿de verdad crees que iba a dejar que los llevaras hasta Los Ángeles para que un sujeto malévolo y sin escrúpulos ganara dinero a sus costillas?—hizo una pausa—¡Iba a usarlos! Papá...sé que no estuvo bien abandonarlo todo así...y sé también que probablemente esa era la única oportunidad para alcanzar mi sueño, que probablemente Mateo esté tan molesto conmigo y con Axel por dejar su equipo, pero...era cuestión de principios... y no lo quiero más....

—¿Qué? Haber Danna, vamos a hablar claro... ¿Por qué rayos un día despertarte y decidiste que no quieres ser más una patinadora?—Danna volvió a llevar su mirada a Christopher, jugueteó con sus manos y miró a su padre.

—Porque quiero una vida normal, quiero crecer siendo una persona normal—Cindy la observó en silencio y abrazó a Sophie que permanecía sentada a su lado contemplando a su hermana.

—Pero Danna...

—Papá....—Renato la contempló aun con los brazos cruzados mientras el corazón de Danna golpeteaba fuertemente contra su pecho—...sé que para ti suena como una tontería, pero por favor...los Gladdiers no eran para mí, no estoy preparada para ellos, ni siquiera podía seguirles el ritmo y los entrenamientos literalmente me mataban....—explicó en voz baja.

Danna bajó la mirada hasta sus manos encima de su vientre. Renato intercambió una mirada con Cindy, la pelinegra asintió lentamente. El cuerpo entero de Danna se estremeció apenas sintió los brazos de su padre rodeándola cariñosamente.

—No suena como una tontería para mí, Dan. Suena como a lo que diría mi hija.—hizo una pausa—Y si de verdad no te sentías cómoda con ellos, entonces no podemos hacer nada. Es tu decisión, y sí, probablemente ese era una oportunidad magnífica para ti y no vuelva a presentarse otra igual pero primero estás tú.—Danna le ofreció una sonrisa y Renato depositó un beso sobre su frente.

—Gracias por entenderme...

—Y sobre los chicos...gracias por defenderlos...no esperaba menos de ti, cariño—Danna suspiró.

—Espero siempre digas eso de mi...

(...)

Una semana después...

Christopher avanzó lentamente por el pasillo que conducía a la habitación de Danna. Tocó un par de veces la puerta blanca y un segundo después Danna le abrió. Le ofreció una amplia sonrisa y le cedió el paso.

—¿Está todo bien?—preguntó el muchacho en voz baja,

—Sí, obvio. ¿Por qué la pregunta?—Christopher sonrió y se sentó en el filo de la cama de su novia.

—Bueno, es que ayer después de que volviste de tu día de compras con Camila, subiste a tu habitación y ni siquiera bajaste para cenar... ¿de verdad está todo bien?—Danna sonrió ampliamente.

¿Qué demonios? ¿Cómo es que voy a ser tía y no me habías dicho? ¡Apestas como hermana, Danna! Cuando éramos mejores amigas me decías todo, ahora resulta que vas a ser mamá y me vengo a enterar siete semanas después... ¿Qué clase de hermana mayor soy? ¡Qué buen secreto tienes, eh! ¿Christopher ya lo sabe?

No.

¡¿Estás loca, cierto?! ¿Cómo no le vas a decir que va a ser padre? ¡El bebé en cuestión también es suyo! ¡Tiene todo el derecho del mundo a saber! No es como que puedas ocultarlo mucho tiempo de todos modos...espera un segundo...sí Christopher no lo sabe, Renato tampoco...ay, no quisiera estar en su lugar.

No estás ayudándome, Camila...

Fue un gusto haberte conocido, hermana.

—Si—respondió la castaña y se sentó a su lado.—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Todas la que tú quieras, mi amor...

—¿Eres feliz?—Christopher la observó lleno de curiosidad y asintió lentamente.

—Muy feliz ¿Por qué?—Danna rio y se puso de pie. Avanzó hasta la mesa de noche a lado de su cama y abrió el cajón lentamente bajo la atenta mirada de Christopher.

—Es sólo curiosidad.—volvió a caminar hasta él y lo observó con fijeza y una pequeña sonrisa en los labios.—Es para ti, es un regalo....—añadió entregándole el sobre amarillo.

—Espera un segundo... ¿estamos de cumplemes y me olvidé de la fecha importante?—Danna rio.

—No, no te olvidaste de ninguna fecha importante.—anunció la muchacha.—es simplemente un regalo, por nada en especial....

—¿Es una carta de amor?—bromeó el muchacho con una brillante sonrisa en los labios.

—Sí. Ábrela, por favor.—pidió Danna.

Christopher se inclinó sobre los labios de la chica y la besó dulcemente, cuando se apartó de ella jugueteó con el sobre y Danna apoyó su cabeza en su hombro. Christopher rasgó el sobre cuidadosamente encontrándose con una hoja blanca totalmente doblada. La extendió detenidamente y rio.

—Oh...por dios...que talento, mi amor. Al menos esta vez no estoy sosteniendo una paleta como en el dibujo de Maddie, y tú no tienes patines....—se quedó callado un momento y luego la observó a ella.—¿Y...está de aquí es Sophie?

Danna sonrió y luego negó.—No. No es Sophie...

—¿Es Maddie?—Danna rio.

—No, tampoco es Maddie..., ni Leah antes de que lo preguntes...—Christopher frunció el ceño y volvió a llevar su mirada a la hoja con el dibujo.

—¿Entonces quién....—el corazón de Christopher dejó de latir cuando su cerebro terminó de comprender el significado del regalo de Danna. Llevó su mirada hasta la chica que lo observaba en silencio y con una enorme sonrisa en los labios.

—Seremos padres, Christopher...

—¿Qué?

—Que seremos padres—repitió Danna sonriéndole.

—Oh. Por. Dios. ¡Papá! ¡Voy a ser papá! ¡Danna! ¡Voy a ser papá!—exclamó con una enorme sonrisa en los labios.

—Oh, no grites que Renato va a matarnos sí te escucha...—agregó la chica.

—¡Voy a ser papá!

_ _ _

¿Están listas para el final de Hey Danna? Falta un capítulo y después el epílogo.. ¿Todas preparadas para ver como Renato les da con la chancla? ¿Sí? ¿No? Jaja que bien, porque yo tampoco.

Nos leemos más tarde, chicas. Tenía pensando subirlo mañana, pero la verdad se me cuecen las habas por que lean y ver sus reacciones.

Mucho amorssssss y muchos besooooooos.

Gloria, xx. 

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