C58: La boda.
—¡Eres tú!—murmuró Christopher acunando el rostro de la chica entre sus manos aun sin poder creérselo. Danna rio y asintió firmemente.—Dios, te he echado tanto de menos que siento como si estuviese soñando...espera, ¿estoy soñando?—inquirió el chico con incredulidad y ella negó.
—No es un sueño, y también te eché mucho de menos, mi amor. Estamos juntos de nuevo—respondió justo antes de que su novio volviese a besarla dulcemente.
Erick soltó una risita divertida y ellos se separaron de inmediato.—Que bueno es verte de nuevo en persona, Dan.—Danna le sonrió y corrió a abrazarlo con cuidado de no lastimar a Leah. Y luego envolvió a Zabdiel en un gran abrazo.
—También los eché mucho de menos, chicos—anunció sonriéndoles.—¿En dónde están Joel, Richard y mi papá?—cuestionó.
—No deben tardar de llegar, fueron a recoger a Sophie....—respondió Zabdiel sin dejar de sonreírle.
—¿¡Danna!?—Se giró de inmediato y una enorme sonrisa apareció en los labios de la chica cuando se encontró con la mirada su padre junto a Sophie de la mano con Joel y Richard flanqueándolos—¡Llegaste, cariño!—Danna avanzó hasta ellos y los abrazó de inmediato—Dios mío ¿Qué es lo que te pasó? Te miras...pálida y estás más delgada...pareces...cansada y....
—¡Y estoy bien! No seas exagerado, papá. Son solamente los estragos de los entrenamientos duros y el cansancio del viaje, nada de otro mundo—decidió sonriéndole para tranquilizarlo.
—Vamos Sophie, tenemos que arreglar....—Camila se quedó congelada apenas se percató de la presencia de su hermana en la sala de la casa. El resto se quedó en silencio mientras las chicas se contemplaban la una a la otra en silencio total como sí no se hubiesen visto en años.
—Eh, vamos chicos...supervisemos como van las cosas en el jardín—inquirió Renato atrayendo la atención de los chicos para dejarlas a solas. Danna fue la primera en apartar la mirada, los observó caminar juntos en dirección al jardín y una vez que estuvieron completamente solas volvió a posar sus ojos en Camila que seguía sin poder salir de su estupor.
Camila sabía que aquel día tenía que llegar y también sabía que ese día sería ese momento, se había preparado mentalmente para ello pero ahora que tenía a Danna de frente se daba cuenta que realmente no estaba preparada para hacerlo. Zabdiel le había dicho que Danna se miraba un poco diferente, pero jamás imaginó que el cambió se debía a la pérdida de peso de su hermana, parecía como sí en cualquier momento se pudiese desmayar, sus pupilas estaban dilatadas y tenía los ojos vidriosos, pero la misma expresión pacifica de siempre.
—Cam....—comenzó Danna. Camila soltó un suspiro y aun sosteniendo el vestido de Sophie comenzó a acercarse a Danna.
—Lo lamento tanto, Dan. Lamento todo, haber sido una completa idiota y huir de ti en lugar de quedarme para enfrentarlo juntas, lamento haber sido una cobarde y una egoísta que sólo pensó en ella misma, en serio lo siento...—Danna inspiró profundamente—...sentía tanta vergüenza de saber que mi madre había estado con tu padre que...me tomé demasiado personal ese detalle y me cegué por completo...tomé una actitud infantil y me alejé de ti cuando tú también estabas pasándola mal...lo lamento, mucho...y lo peor del caso es que cuando me di cuenta de eso ya era demasiado tarde porque te habías ido....—explicó con los ojos bañados en lágrimas.
Un par de lágrimas escaparon de los ojos de Danna y negó levemente.—Eres mi hermana, Camila...somos hermanas, y no tengo nada que perdonarte, puedo entender lo que sentiste, también lo sentí...—murmuró antes de envolverla en un abrazo cariñoso.
—Sé que probablemente entre nosotros algo se rompió y sé que es mi culpa pero....—una risita escapó de los labios de Danna y Camila se apartó un poco.
—Bueno, ahora que sabemos que somos hermanas creo que un poco de pelea no nos vendría mal de vez en cuando....—bromeó la castaña. Camila la observó y volvió a abrazarla cariñosamente.
—Te quiero mucho, Dan—el corazón de Danna se aceleró.
—Te quiero más, hermana mayor...
(...)
Arreglos florales en color blanco había por todo el jardín, Danna contemplaba las rosas blancas que decoraban el pasillo blanco por el que Cindy avanzaría hasta llegar a su padre flanqueado de sillas para los invitados. Él la esperaría al final con una sonrisa pelicular en sus labios y capaz lloraría un poco al verla acercarse como hacían en las comedias románticas.
Al frente un pequeño podio había sido colocado con un enorme arco de flores naturales del que caían un par de cortinas atadas cuidadosamente a los extremos. Del centro del mismo un candelabro de lo que Danna suponía era cristal le daba un toque especial y lindo. Y justo a los lados dos columnas sostenían dos enormes jarrones de marfil repletos de flores blancas.
Era una decoración sencilla pero hermosa. Cindy había elegido bien. Cerró sus ojos con fuerza apenas sintió una pequeña punzada de dolor en su cabeza. Le dolía horrores pero había preferido callar, no quería arruinar un momento así de especial para su padre con los dolores que constantemente tenía, era el tan famoso cambio del que Cesar le había hablado.
—¿No deberías estar arreglándote?—Danna se quedó quieta ante la voz del cubano y se giró para observarlo envuelto en un traje negro.
—Sólo falta ponerme el vestido, no es para tanto—respondió encogiéndose de hombros.
—Me da mucho gusto que Cami y tú de nuevo estén juntas, Dan...—agregó el muchacho sonriéndole ampliamente—...estas dos semanas ha parecido realmente desolada...y aunque no lo admitiera en voz alta estaba sufriendo por no tenerte cerca....—Danna le sonrió.
—Pero ahora estamos igual que siempre, así que...mejor concentrémonos en las cosas buenas que vienen, cualquier cosa que tenga que ver con el pasado ya no importa.—Erick le sonrió de nuevo.
—Chris también parece como si estuviese flotando en una nube, no deja de sonreír ni de bromear con todo el mundo...y para ser honesto extrañaba a ese Christopher, sufrió un montón desde el momento en el que te perdiste detrás de la puerta de abordaje del aeropuerto—declaró en medio de un suspiro.
El corazón de la castaña se aceleró de inmediato y con el estómago hecho un puño negó levemente.
—¿Mi amor?—llevó su mirada hasta su novio y le ofreció una pequeña sonrisa al verlo caminar en dirección a ellos—Cindy me pidió que te dijera que ella y Soph te están esperando en tu habitación... ¿pasa algo?—inquirió rodeándola con sus brazos. Danna negó.
—No, nada. Es sólo que...no puedo creer que estoy aquí, con ustedes....—Christopher sonrió y besó su cabeza cariñosamente—...desee tanto esto que ni siquiera puedo creérmelo ahora que está pasando....—Erick sonrió.
—Vamos, ve con Cindy que está haciéndose...
Danna observó fijamente a su padre vestido con un traje negro removiéndose totalmente nervioso. Manuel rio con diversión ganándose una mala mirada por parte de su madre y luego se quedó quieto para observar a Danna con una mueca burlona en el rostro.
—No comiences, tío—se quejó la castaña apenas se percató de las intenciones del hombre para hacerla reír.
—Dios, compórtate aunque sea en el día de la boda de tu hermano....—lo retó su madre y Danna rio.
—Me ofendes, yo siempre me comporto bien—replicó de inmediato. —¿Segura que tienes la edad adecuada para ser la dama de honor en una boda? Te miras como toda una nena—Danna puso los ojos en blanco y Renato le sonrió un poco.
—Mi hija tiene la edad suficiente y el permiso de su padre para patearte el trasero sino cierras el pico en este mismo momento—se burló Renato sonriéndole a su hermano.
Danna rio y chocó la palma de su mano con la de su padre mientras Manuel los observaba fingiendo indignación.
—Gracias, papá—respondió la muchacha con total diversión.
La ceremonia fue sencilla, Renato no había llorado al ver a Cindy acercarse a él, pero no pudo evitar apartar sus ojos de la figura femenina envuelta en un vestido blanco lleno de encaje con un enorme velo. Sophie había sido la encargada de lanzar pétalos de flores por el pasillo blanco, cuando llegó al final se acercó a su futuro padre y lo hizo inclinarse para poder besar su mejilla robando suspiros por parte de todos y cada uno de los invitados.
La madre de Renato había llorado tanto que Danna por un segundo pensó que el setenta por cierto de agua que los humanos suelen tener en el cuerpo se había terminado cuando finalmente dejó de llorar, más tarde comprobó que no cuando el sacerdote los había declarado marido y mujer; y las lágrimas de nuevo se hicieron presentes. Todo el mundo había estallado en aplausos y una lluvia de arroz los atacó un segundo después.
Christopher colocó su mano encima de los ojos de Sophie cuando los recién casados compartieron un beso y la niña protestó de inmediato totalmente indignada. Los chicos rieron y con sus ojos azules fulminó de inmediato al ecuatoriano una vez que se apartó de ella.
—¿Te dije ya que eres la mujer más hermosa de esta fiesta? Incluso superas a la novia—Danna rio y contempló el rostro de su novio a escasos centímetros de ella.
—No—respondió encogiéndose de hombros.
—Bueno, pues ahora ya lo sabes—llevó su mano hasta la mejilla del muchacho y lo acarició lentamente sin apartar sus ojos de los de él. Christopher la contempló en silencio con el corazón acelerado y una sonrisa se formó en sus labios.—Te amo...
—También te amo, no tienes idea de cuánto.—suspiró—sé que te lo he dicho muchas veces, pero ahora este te amo tiene un nuevo significado, Chris...es un te amo diferente al resto, tiene una carga de sentimientos encontrados que ni siquiera podrías imaginarte, ahora que hemos estado separados y que vamos a seguirlo estando me di cuenta que te amo más a que nada en la vida...vives en mi corazón y por más que trató de no pensar en el hecho de que la próxima vez que nos veamos será dentro de varios meses, no puedo no hacerlo...no puedo ignorarlo porque el amor que siento por ti jamás podría ignorarlo, Christopher...es cursi, sí, pero es la verdad...así que...te amo, recuérdalo todos y cada uno de los días que no estemos juntos...
—¿Todo esto es por lo que la emoción de la boda provoca en ti?—cuestionó el chico. Danna sonrió.
—En parte, pero lo digo en serio. Pasado mañana cuando tenga que volver a Los Ángeles con los Gladdiers no quiero una despedida triste, al contrario. Quiero que cuando nos despidamos lo hagamos sin lágrimas de por medio, no quiero irme pensando que te quedaste sufriendo ni hacerlo yo tampoco....—explicó juntando su frente con la de su novio.
—¿Ellos te lo dijeron, no?—Danna suspiró.
—Eso ya no importa, no quiero un Chris triste, tienes la responsabilidad de hacer que tus chicas tengan el mejor día de su vida y supongo que lo último que quieren ver es a su ídolo triste.—Christopher parpadeó varias veces y Danna le ofreció una sonrisa sincera.—¿Prometes seguir dando lo mejor de ti incluso el día en que creas que no puedas más?
—Sólo sí tú lo prometes—replicó rozando sus labios con los de Danna. El pulso de la castaña se aceleró de golpe y asintió lentamente.
—Lo prometo...
—Lo prometo, entonces...
(...)
Cuatro semanas después...
—Andando, Danna. ¡No te quedes atrás, honey! Vas a provocar que Daniel choque contigo y te mande al suelo...y lo último que los Gladdiers necesitan es a una patinadora lesionada—se quejó Cesar apoyando sus manos en sus caderas.
Danna resopló con fastidio y negó un poco. Le dolía la cabeza y el cuerpo entero y estaba muriendo lentamente de hambre.
—¡Me muero de hambre, Cesar!—replicó acercándose a él.
—¿Cómo crees que vas a morir de hambre si apenas hace dos horas que desayunamos?—inquirió con el ceño fruncido—...aunque bueno, sino hubieses estado demasiado ocupada escribiéndole mensajitos al bombón de tu novio, hubieses podido desayunar como dios manda—explicó con convicción.
—¡Además me duele todo el jodido cuerpo!—agregó sentándose en la grada más baja de la pista.
—Bueno, eso es normal. Tu cuerpo todavía no termina de acostumbrarse a los entrenamientos, Cindy los consentía tanto que creó unos fogonazos—Axel puso los ojos en blanco y Cesar se carcajeó.—Es una broma, Alex...
—Tenemos seis semanas entrenando, ya debería estar acostumbrada—replicó Danna dándole un pequeño trago a su botella de agua.
—Franny tardó seis meses en adaptarse bien—Danna se atragantó con el agua y sus ojos cayeron en el entrenador que observaba a los muchachos patinar como si estuviese recordando aquello.
—¿En serio?—cuestionó Axel abriendo su propia botella de agua.
—Dios mío, no me veo aguantando seis meses de sufrimiento—murmuró con la mirada pérdida.
—De todos modos, esta misma tarde iremos al hospital para que te hagan un chequeo de rutina, tal vez necesitas calcio, hierro o algo parecido, y aprovecharemos la visita para pedirle al doctor amablemente que me del número telefónico del enfermero del segundo piso—decidió encogiéndose de hombros.—¡Puedes creer que el he intentado dos veces y no lo logro! Tu podrías pedírselo, Danna.
El cerebro de Danna seguía procesando la información que Cesar estaba dándole, no la del enfermero, sino la de la visita al hospital para hacerle estudios.
—¿Van a sacarme sangre?—preguntó Danna con una mueca de horror.
—¿No es obvio, Darling?—inquirió el muchacho cruzándose de brazos.—Pero no te preocupes, no va ser la gran cosa...
(...)
—¿Qué es lo que pasa, Margaret? ¿Por qué la urgencia en que reuniéramos hoy mismo?—preguntó Cindy apenas ella y Renato entraron en la oficina de la madre superiora.
La mujer del hábito religioso los observó sentada detrás de su escritorio de caoba y soltó un largo suspiro señalando con su mano derecha los asientos que tenía frente a ella para que el matrimonio tomase asiento.
—¿Pasa algo malo? ¿Le pasó algo a Sophie?—inquirió Renato con una oleada de preocupación recorriendo su cuerpo de pies a cabeza.
—No, no pasa nada malo y tampoco le pasó nada a Sophie, es...otra cosa.—Cindy la observó con el ceño fruncido.
—¿Se trata sobre los trámites de adopción, cierto?—cuestionó mirándole fijamente.
—Sí, se trata sobre los trámites para la adopción de Sophie.—informó con voz neutra. La pareja la observó detenidamente tratando de encontrar algún atisbo de algún sentimiento en ella pero era imposible, la mujer se mantenía inexpresiva y eso solamente estaba provocando que la paciencia de ambos cayera a pedazos lentamente.
—¿Pasa algo malo, verdad? ¿Se complicaron? ¿O que es lo que pasa?—cuestionó Renato con el ceño fruncido.
Pero ella no respondió. Se limitó a levanta el teléfono y con una simple palabra el mundo de ambos dio un vuelco. "Pase" La puerta se abrió un momento después y una mujer con hábito religioso entró en compañía de la pequeña rubia que sostenía su muñeca contra su pecho. Una gran sonrisa se formó en los labios de la niña al verlos a ambos.
—¿Me van a retar? Yo no hice nada malo, lo prometo—aseguró llevando su mirada de unos a otros.
—No, no vamos a retarte. Es otra cosa, Sophie—anunció la mujer.—La tarde de ayer me llegó la resolución dictaminada por el juez que evaluaba la petición del trámite de adopción de Sophie....—el corazón de Cindy se aceleró de inmediato—...y...felicidades, señores Francis. Tienen frente a ustedes a su nueva hija....—la niña los observó con ojos desorbitados y llevó su mirada azulada hasta la directora de la casa hogar.
—¿Eso quiere decir que...ellos son mis nuevos papis?—Renato rio y se puso de pie para tomarla en brazos. La envolvió en un fuerte abrazo y la niña rio en voz baja mientras Cindy se unía a la tierna muestra de afecto.
Ya estaba, Sophie era suya. Era su nueva hija.
—Bienvenida a la familia, mi amor...
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Mi Sophie...al fin...
¡HOY TENEMOS DOBLE CAPITULO, REPITO, DOBLE CAPITULO!
Estos dos son capítulos especiales, chicas. Así que realmente espero que les gusten muchoooooooooo, aunque sé que si lo harán...después sabrán porque...
Un besoooo y nos leemos más tardeeeee.
¡POR CIERTO! ¡MAÑANA SALE BONITAAAAA! Ya la quiero escucharrrrrrrr. ¿Eufórica, donde?
Gloria. xx
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