C55: La despedida
Erick soltó un prologado suspiro contemplando el cielo nublado casi negro del día. Literalmente ese iba a ser un día totalmente gris, no sólo por la potencial lluvia que estaba a punto de azotar la ciudad en cualquier momento, también por la partida de Danna. El ambiente melancólico dentro de la casa era una tortura para cualquiera que estuviese dentro más de diez minutos. Ellos realmente habían intentado no ponerse tristes por tener que separarse de la castaña pero todo el amor que sentían por Danna les estaba jugando en contra en ese momento.
La noche anterior cuando ella y Christopher habían vuelto con los ojos rojizos se habían sentado en la sala de televisión para ver películas, la habían llenado de mimos y le habían dedicado palabras de aliento haciendo que derramara muchas lágrimas, y es que la sensibilidad de Danna era latente, era como si tuviese un remolino de sentimientos encontrados envolviéndole completamente.
—¿Sabes que por mucho que lo mires el clima no va a cambiar ni el día tampoco, verdad?—apartó la mirada del cielo grisáceo y observó a Danna sonriéndole débilmente.
Erick soltó el aire de golpe y le ofreció una leve sonrisa al tiempo que Danna comenzaba a avanzar hasta el ventanal para admirar el paisaje también, le parecía una ironía que el día estuviese sombrío igual que su estado de ánimo.
—Hasta el día esta triste, Dan—susurró Erick y ella lo observó un segundo sintiendo como su corazón se partía un poco más apenas se topó con la seriedad en el rostro de su mejor amigo y sus lindos ojos verdes totalmente brillantes.
—La segunda vez que te vi en la cocina de esta casa pensé que tus ojos eran realmente preciosos, me encanta el brillo juguetón y coqueto que poseen, Erick. Muchas veces evité mirarte a los ojos porque sabía que me hacías sonrojar más de lo normal—informó con voz estrangulada.
—Parecías un tomate sonrojándote todo el tiempo—se burló el chico con las primeras lagrimas recorriendo sus mejillas.
—Basta, no me hagas llorar que todavía no es la hora—el chico rio y se limpió las lágrimas lentamente.—Te quiero muchísimo, Erick.—murmuró abrazándolo fuertemente.
—¿Por qué estás despidiéndote, eh?—preguntó el muchacho con nuevas lagrimas rodando libremente por sus mejillas.
—No estoy haciéndolo, solamente quiero que sepas que te quiero mucho—replicó y entonces las lágrimas abandonaron sus ojos para iniciar su recorrido libremente.
Los pasos del resto de los chicos se hicieron presentes hasta que el abrazo de dos se hizo de seis personas. Ella no podía dejar de pensar que ahí faltaba Camila, ni siquiera había intentado llamarla esa mañana porque sabía que sí lo hacía recibiría otro rechazo por parte de su hermana y el día ya iba a ser lo suficientemente triste como para poder soportar más.
—¿A qué hora es tu vuelo?—preguntó Joel apartándose como el resto de los chicos.
—A las cuatro y treinta—respondió la chica.—con Renato iremos a visitar a Sophie para poder despedirme de ella y también porque él y Cindy quieren decirle sobre su adopción—Zabdiel le sonrió.
—Primera reunión familiar con tu nueva hermana, eh. Qué bonito—murmuró el boricua limpiándose las mejillas. Danna lo observó un segundo y volvió a abrazarlo con fuerza.
—Estoy muy segura que Camila te ama igual que siempre, Zabdi. Y sé que no es fácil, pero su tour está a punto de iniciar de nuevo y ella estará ahí, intenta hablar con ella hasta que te acepte de corazón o lo haga por cansancio.—le susurró en el oído.
Zabdiel sonrió un poco y besó la mejilla de la chica—Vas a hacernos mucha falta, Dan.
—Hey, límpiense las lágrimas que no se van a librar de mi tan fácil...—bromeó incapaz de seguir viendo las expresiones tristes de su rostro. —...voy a fastidiarlos cada vez que tenga tiempo libre sin importar la diferencia de horario, hasta que se harten y den gracias a Dios porque me fui—Richard rio.
—Sigue soñando, niñita. Eso no va a pasar ni en mil años...sí pudiésemos te llevaríamos al tour en nuestras maletas—Danna sonrió un poco y sus ojos se aguaron nuevamente.
—¿Por qué insisten en hacerme llorar desde ahora? ¡Los odio por eso! Para cuando vaya a ver a Sophie parecerá que estoy drogada o algo así—se quejó apartándose las lágrimas con los dedos.
—Eres la única chica tonta que puede bromear con sus tragedias—replicó Joel abrazándola.
—Te quiero mucho, Joelo—murmuró en su oído. La piel de Joel se estremeció y la abrazó con más fuerza. Christopher no podía seguir observándola así, se apartó de sus amigos y su novia para subir hasta su habitación. La hora de la partida de Danna ni siquiera había llegado y ya sentía que le habían quitado la mitad de su alma. Danna lo observó con el ceño fruncido pero no lo siguió, sabía que él necesitaba tiempo para pensar y eso era precisamente lo que Danna iba a hacer. Darle tiempo.
—Eres mi hermana, Dan. Te quiero más...
(...)
— ¡Danna!—exclamó Sophie corriendo en dirección a ella totalmente feliz sosteniendo una muñeca apenas vio a la chica caminar junto a Cindy y Renato.
—Hola, Soph—la saludó la muchacha poniéndose de rodillas para poder abrazarla. — ¿Cómo estás?—cuestionó en voz baja cuando se apartaron.
—Bien...—rio—...eh estado jugando con Valentina—Danna la observó un segundo con una mueca de confusión y Sophie sonrió—...mi muñeca.... —agregó señalando el juguete.
—Oh, es muy linda—comentó Danna.
—¿Estás enferma?—preguntó la rubia con su voz de niña llevando su mano libre a la mejilla de la chica cariñosamente. Danna llevó su mirada a Renato y negó de inmediato.
—No, ¿Por qué?
—Tienes los ojos rojos—observó y Danna suspiró.
—Ah, eso. Es que yo....—balbuceó y luego se quedó callada sin poder encontrar las palabras exactas para explicarle a la niña y echarse a llorar en el proceso.
—...Dan tiene que hacer un viaje por algún tiempo, mi amor, y viene a despedirse de ti....—le informó Cindy. Los ojos azules de Danna contemplaron totalmente anonadada.
—¿De verdad?—la castaña asintió.—Ah...
—También queremos hablar contigo de algo muy importante, Sophie—la niña miró a Renato y le ofreció una sonrisa con su diente faltante.
—Ven, vayamos allá para poder sentarnos los cuatro juntos—inquirió Cindy señalando una mesa de jardín en medio del césped. Caminaron juntos y tomaron asiento en silencio contemplándose unos a otros en silencio. Las manos de Danna estaban heladas y sus piernas temblando por debajo de la mesa.
—¿Me van a retar?—cuestionó la niña inocentemente.
—No, nada de eso, cariño—le informó Cindy ofreciéndole una sonrisa.
—¿Entonces?
—¿Tú quieres tener unos nuevos padres?—comenzó Renato. Los ojos de la pequeña se iluminaron de inmediato y asintió antes de llevar su mirada a Danna y luego volverla a posar en el hombre.
—Quiero tener unos papis y hermanos como Danna—El corazón se Danna se hizo puño y bajó la mirada. Mientras sus hermanos de corazón lloraban porque se iba, su hermana de sangre ni siquiera estaba presente. La mano de Cindy se posó en su hombro y volvió a levantar la mirada concentrándose en la niña rubia llena de ilusión que tenía a un lado.
—Estuvimos hablando con la madre superiora, Soph. Le dijimos que vamos a casarnos y que queremos ser tus padres—explicó Cindy con media sonrisa. La niña se puso de pie y soltó un chillido emocionado; Danna rio en voz baja y negó con algo de diversión. Por lo menos alguien estaría feliz ese día. Renato la observó y sonrió ampliamente al verla emocionarse al punto de casi comenzar a vibrar por completo.
—¿Y Zabdiel, Erick, Joel y Richard van a ser mis hermanos también?—inquirió con emoción. Los adultos rieron.
—Sí. Y Christopher y Danna también lo serán—le aseguró el hombre.
—¡YES!—saltó emocionada y abrazó a Renato brevemente olvidándose de la muñeca Valentina.
—Tomaremos eso como un sí—aseguró Cindy.—Escucha Soph, te dejaremos con Danna para que puedan despedirse ¿de acuerdo? Te esperaremos en el pasillo, Dan—agregó antes de que ella y el hombre se pusieran de pie para alejarse de las chicas.
El corazón de Danna y su estómago se hicieron un puño mientras su garganta se secaba lentamente como sí no hubiese consumido agua en varios días. Llevó su mirada a Sophie y que la observaba detenidamente y sintió unas inmensas ganas de llorar.
—¿Por qué te vas a ir de viaje? ¿Te enojaste con Christopher?—preguntó la niña sin pestañear.
—No, no me enojé con Christopher, y me voy de viaje por que... ¿recuerdas que me gusta mucho el patinaje?—la rubia asintió y Danna soltó un suspiro por lo bajo.—Bueno, Renato...mí, no...nuestro papá encontró una pista de patinaje para poder seguir practicando patín, y ahora...una nueva pista quiere que vaya a patinar con ellos...a otros lugares...lejos de aquí....—los ojos de Danna se cristalizaron un poco por enésima vez en el día, sin embargo se obligó a no llorar.
—¿Pero vas a volver, verdad?—su corazón volvió a latir con demasiada prisa y ella asintió de inmediato.—Es que...yo te quiero mucho, Dan...y no quiero que me dejes sola ¿Qué pasa sí te vas y no vuelves más?—¡Y Danna Francis no pudo soportarlo más! Se echó a llorar y abrazó a la niña con fuerza.
—No voy a dejarte sola, Soph. Cuando los tramites de tu adopción terminen y vayas a casa te prometo que vendré a verte cada vez que pueda.—sonrió y con una mano de limpió las lágrimas lentamente—¿te gusta la idea de que vayamos a ser hermanas?—cuestionó mirándola.
—Sí, me gusta que Cindy vaya a ser mi nueva mamá y que tu papá también sea el mío—Danna rio en voz baja.
—Eres increíble, Sophie.
—¿De verdad no vas a olvidarme, Danna?—Danna negó y la abrazó de nuevo.
—¿Cómo es que se te puede ocurrir eso?—murmuró con nuevas lágrimas en los ojos.
—Te quiero mucho, Danna.
—Yo te quiero mucho más, Soph.
(...)
—Te quiero mucho, mucho—murmuró Erick abrazándola con fuerza. Danna negó lentamente y cerró sus ojos con fuerza haciendo que más lágrimas bajaran por sus mejillas.
Las personas en la sala del aeropuerto los observaban de manera extraña pero era a ninguno de los presentes les importaba en lo más mínimo, se habían tomado algunas fotografías con algunas fans que casualmente se encontraban esperando por sus vuelos y luego de manera monótona se apartaron hasta el enorme ventanal. La lluvia finalmente azotaba la ciudad con su máxima potencia y el corazón de Danna estaba partiéndose lentamente en mil pedazos.
—También te quiero, Erick—susurró.
—Prométeme que vas a llamarnos cada vez que tengas tiempo libre—pidió Joel uniéndose al abrazo.
—Y que vas a cuidarte.—lo secundó Zabdiel
—Y a alimentarte bien, porque puede que no vayamos a estar cerca de ti para cerciorarnos que lo hagas pero tengo contactos y puedo hacer que alguien te cuide, eh—la amenazó Renato.
—Claro que sí, lo prometo—respondió ella riendo un poco en medio de otro sollozo.
—¿Estás completamente segura de lo que estás haciendo?—le preguntó Richard por tercera vez desde que había llegado al recinto. Silenciosamente el dominicano había espera que ella se arrepintiera de marcharse, sin embargo no lo hacía. La decisión de Danna seguía tan firme como los muros de concreto de la entrada de su casa.
—Sí. Completamente.—afirmó apartándose del mexicano y el cubano que lentamente y casi en silencio dejaban correr sus lágrimas por sus mejillas.
—Te vamos a extrañar muchísimo....—la voz de Zabdiel llegó en un susurro apagado, ella negó un poco.
—Regresaré pronto, lo prometo. En dos semanas vamos a vernos de nuevo—comentó llevando su mirada a la puerta de la sala de espera.
Internamente una parte de Danna había estado rezando para que Camila apareciera de última hora, deseaba que su hermana estuviese presente en ese momento para poder despedirse de ella pero la parte racional le decía que ella no aparecería en ningún momento. Seguía dolida y lo menos que quería Camila Horvat era ver a Danna. Y Danna lo aceptaba.
Su mirada se posó en Christopher que la observaba ansiosamente en silencio sentado en una de las sillas negras atornilladas al suelo de mármol. El corazón se le rompió de nuevo cuando se percató que los ojos de su novio estaban rojizos. Él se puso de pie y esa fue la señal que Danna necesitaba para acercarse a él.
Lo envolvió en un fuerte abrazo escondiendo su rostro en el pecho de su novio, quebrándose de nueva cuenta entre sus brazos. Los brazos del muchacho la envolvieron con ternura y pegó sus labios a la frente de Danna en un intento vano por frenar sus sollozos y el temblor de su cuerpo. Pero era totalmente imposible.
Era imposible porque tenía el corazón destrozado por alejarse de ellos, pudiese ser que no fuese mucho tiempo porque se verían en dos semanas pero el hecho de saber que estaría separado por miles de kilómetros era suficiente razón para hacerla estremecer y matarla de tristeza. Apenas había abierto los ojos esa mañana y se había percatado que día era todo el ánimo que tenía se esfumó de golpe. Cuando sus ojos cayeron encima del par de maletas que descansaba al pie de su cama su corazón se aceleró y luego se comenzó a agrietar. Aquel tenía que ser el día más triste de su vida. Sentía que podía desmayarse en ese mismo momento.
—Christopher...
—Supongo que llegó el momento ¿no?—Danna asintió.
—Este es el momento...aquí es donde nuestros caminos se separan....—anunció con los ojos cristalizados.
—No llores, mi amor....—susurró el muchacho, pero imposible que él le pidiese eso; cuando sus ojos estaban bañados en lágrimas.—...Dan, por favor no llores...
—No puedo....—sollozó—...no puedo hacerlo, Christopher...
—Sí, sí puedes y eso es justamente lo que vas a hacer....—cuidadosamente la apartó de su pecho y con sus manos la obligó a mirarlo. El corazón del muchacho se terminó de romper observando el estado en el que el rostro de su novia se encontraba.
Esa chica no era la misma chica radiante que él conocía, estaba rota. Totalmente rota.
—No...
—Escúchame, Dan...¿recuerdas lo que te dije anoche?—ella asintió lentamente.—entonces vete, no puedes quedarte aquí mientras la oportunidad de tu vida pasa frente a ti, no le des la espalda, Danna... no te preocupes por nosotros, vamos a estar bien...de verdad...te amo muchísimo, muñeca...—inquirió en un sollozo apoyando su frente en la de Danna.—...recuérdalo siempre, no importa en donde estés, yo voy a estarte esperando, siempre...sigues siendo el amor de mi vida y mi hilo rojo ¿lo recuerdas?—asintió de nueva cuenta.
—Te amo....—murmuró antes de volver a abrazarlo con fuerza.
—Dan....—Danna negó de inmediato ante la voz de Renato y se aferró más al cuerpo de su novio.—...cariño, vamos...están anunciando tu vuelo—Vamos, mi amor...sé que es muy difícil para ti hacer esto, pero es el momento Danna....—Danna soltó un jadeo y luego los sollozos de los muchachos se mezclaron con los de ella. Renato negó un poco y soltó un suspiro.
—Ve, muñeca. Aquí vamos a estarte esperando en dos semanas....—Danna se apartó un poco y Christopher la besó en medio del llanto. Un beso salado, dulce, tierno y cargado de sentimientos. El beso perfecto.
—Danna....—se apartó de Christopher cuando la voz de Cindy llenó el aire. Para Danna el mundo había dejado de girar, sentía que estaba estático y todo había desaparecido, lo único que podía pensar era en el sufrimiento que reflejaba el rostro de su novio. Le dolía en el alma dejarlo, pero no había marcha atrás.—...vamos, cariño—cuando finalmente se apartó se aferró al asta de su maleta y negó un poco.
—Vamos, Dan...ya tenemos que irnos—le susurró Axel.
—Sí...
—Hasta pronto, Dan....—su mirada se conectó con la de su novio y su corazón ya roto volvió a romperse.
—Vayan, chicos. La puerta de abordaje es el quince—anunció Cindy en voz baja.
—Hasta pronto...
Una última mirada a su familia y junto a Axel comenzó a caminar lentamente a la puerta marcada con el número quince. Axel se mantuvo en silencio mientras las lágrimas seguían recorriendo las mejillas de Danna y ella lo agradeció infinitamente porque lo menos que quería era tener charlas motivacionales. Quería llorar, llorar hasta que las lágrimas se le terminaran.
Christopher rompió en llanto tan pronto como la figura de Danna se perdió detrás de las puertas dobles del pasillo número quince, una parte de su alma estaba yéndose y él no podía hacer nada para evitarlo, no cuándo él mismo la había motivado a irse.
—Chris....—susurró Joel poniendo su mano encima de su hombro en señal de apoyo.
—¿Esto es lo mejor para Danna, verdad?—preguntó Erick en medio de nuevos sollozos.
—Sí, lo es.—lloró—pero eso no quita el hecho de que me duela y se me rompa el corazón sabiendo que ahí va el amor de mi vida...
_ _ _
¡No te vayaaaaas, Danna, no nos dejes! –yo cuando el final llegue- jaja nah. . *Lloranding*
Perdón por la horaaaaaa, tuve un día bastante ajetreado.
Mucho amor chicas, G. xx
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