C53: La decisión.


—¡Camila! ¡Espera, por favor!—le gritó Zabdiel y apenas la tuvo a su alcance la abrazó con fuerza consiguiendo que ella se quebraba en sus brazos de forma instantánea.

Las lágrimas bajaban lentamente por sus mejillas creando riachuelos que eran imposibles de controlar, sentía un dolor inmenso al saber que era hija de un hombre que todo lo que era capaz de sentir era odio por su propia hija ¿Quién rayos quería tener un padre así? Se aferró a los brazos de Zabdiel y él besó su frente de manera cariñosa mientras sollozaba con fuerza sin apartarse ni un solo centímetro.

¡Su mejor amiga era su hermana!

—¿Por qué Zabdiel? ¡¿Por qué?!—el boricua negó firmemente y la aferró con más fuera como sí tuviese miedo que ella se escapara de nuevo.

—No tengo ni idea de cómo es que debes estar sintiéndote, pero te prometo que no vas a pasar por esto sola, me tienes a mí y tienes a los chicos. Tienes a Danna...que puede entenderte perfectamente bien porque están pasando por lo mismo—ella se apartó de golpe y negó.

—Ni siquiera puedo mirarla a los ojos, me da vergüenza el saber que mi madre fue la amante de su padre....—Zabdiel negó.

—Eso no es culpa tuya Cam, ni de Danna. Tú no lo pediste, así se dieron las cosas y estoy completamente seguro que Danna lo entiende perfectamente y no va a culparte—suspiró—cuando vi sus manchas de nacimiento y mi cabeza comenzó a pensar y pensar llegué a conclusión de...bueno, de que algo así podía ser posible, pero jamás me imaginé que iba a afectarlas tanto...

—¿Qué dijiste?—preguntó con una mezcla de confusión y asombro, incapaz de apartar la mirada de su novio.

—Yo...lo siento—susurró Zabdiel totalmente arrepentido.

—¿Lo sabías?—preguntó entre sollozos—¡Dios! ¡Claro que lo sabías!—estalló alejándose de él.

—Por favor, Cami...no podía decir nada, no era correcto....—ella negó.

—Déjame sola por favor, Zabdiel ¡Eres igual a mi madre! ¡Los dos me mintieron!—el boricua la observó con desesperación y negó volviendo a acercarse a la muchacha.

—¿Qué querías que te dijera, Camila? Sabes que, creo que Danna es tu hermana, ibas a reírte de la estupidez que estaba diciendo, ibas a pedirme una prueba clara para afirmarlo y no tenía una, entiéndeme, por favor... ¿por favor, Cami?—murmuró a toda prisa.

—Pensé que entre nosotros no había secretos, Zabdiel. Y me vengo a enterar que sí los hay y que encima no es cualquier cosa lo que me ocultaste, me ocultaste algo que tiene con ver con mi origen, con mi identidad...

—Cam, por favor....—suplicó el chico.

—Vuelve a casa y déjame sola, por favor—inquirió sin mirarlo.

La cabeza de Zabdiel era un huracán de pensamientos negativos, estaba experimentando el mismo sentimiento de desesperación que experimentó cuando Danna los había dejado, pero esto era totalmente peor, sentía que una parte de él estaba separándose de su cuerpo, era un sentimiento de pérdida que no era capaz de explicar con palabras exactas.

—Está bien, respetaré tu decisión, pero por favor... recuerda que te amo con todas mis fuerzas y que lo menos que quería era lastimarte....—susurró intentando acercarse a ella, pero Camila estaba tan cegada por su propio dolor que todo lo que hizo fue alejarse de él.

—Pero lo hiciste, Zabdiel...

(...)

Los días para Danna estaban pasando de manera monótona, Manuel, Mariana y Leah habían vuelto a México dos días atrás luego de decretar que estarían en Miami para la boda de Renato y Cindy; y de prometer fervientemente que harían que la abuela perdonara a Renato por no ser la primera en enterarse de la próxima boda de su hijo.

Y es que cuando la abuela de Danna se había enterado que su hijo iba a casarse por medio de Manuel en un mensaje de texto, el teléfono de la casa de inmediato había estado a punto de explotar por todas las llamadas que la mujer había hecho para reclamar por ser la última en enterarse, finalmente prometió hacerlo pagar por aquel imperdonable acto luego de reprenderlo por media hora y de que la llamada se diera por finalizada a casa de la mala recepción. Los chicos se habían burlado toda la semana de Renato por las amenazas de su madre.

Las cosas en la pista habían comenzado a ir mucho mejor, Lucy parecía realmente arrepentida por la actitud que había tomado y apenas la había visto entrar con los patines puestos, había literalmente corrido hasta ella y la envolvió en un gran abrazo, en parte para pedirle perdón y en parte también porque por Joel, sabía que estaba pasando por un mal momento, ambas se habían limitado a hacer comentarios relacionados con el tema dentro de la pista así que cuando los Wheels habían preguntado la razón de los dos abrazos, las chicas solamente les habían sonreído a modo de respuesta y se abrazaron la una a la otra de nueva cuenta.

Con Camila la relación estaba en un punto muerto. La llamó varias veces pero el celular siempre estaba apagado, como sí Camila deseara borrar todos los lazos afectivos que las unían, Danna quería hablar con ella, saber cómo se encontraba. Después de todo, ella se estaba sintiendo de la misma manera, pero era totalmente imposible. Y no la juzgaba, hasta podía entenderla, pero era imposible no darse cuenta que claramente entre ellas algo se rompió desde que la palabra "positivo" inundó el aire. Eran días oscuros para ambas.

Para Zabdiel también los días estaban tornándose oscuros, Camila tampoco atendía a sus llamados y estaba seguro que ya le había dejado alrededor de noventa mensajes de voz, pero ninguno fue contestado. Las veces que había ido a buscarla a su casa nadie atendía y el lugar tenía el aspecto de no haber sido habitada en años. En su afán por hablar con la pelinegra y como todo un psicópata junto a Christopher montó guardia detrás de unos arbustos en la acera frente a la casa de su aun novia, rezó con todas sus fuerzas para que Camila apareciera y cuando finalmente lo hizo con Maddie de la mano, el valor que había reunido se esfumó de golpe.

—Sé que estás pasando por una situación difícil y que probablemente lo último que quieres escuchar es sobre planes de bodas pero....—Danna le ofreció una pequeña sonrisa a Cindy y luego negó.

—Pero, Renato y tú tienen que hacerlo rápido para que los tramites de la adopción de Soph se agilicen, lo entiendo—respondió la muchacha sin apartar sus ojos de los de su entrenadora—escuché accidentalmente mientras Renato hacía una videollamada con Manu, no pasa nada, Cindy. Creo que la alegría que trae consigo una boda nos va a dar un respiro a todos...

—Tampoco es como que vaya a ser la boda del año, Dan. Una recepción pequeña con nuestras familias y listo—Danna rio.

—Sé que no lo notas, pero estoy muy contenta por ti y por mi...papá....—la pelinegra la observó un segundo y luego suspiró.

—Debe ser muy difícil para ti pasar por todo por lo que estás pasando, Danna. No me tomes a mal lo que voy a decirte, pero tu vida literalmente es como una montaña rusa, nunca tiene un equilibrio, puedes estar en tu máximo punto de felicidad y luego estar contra el suelo llena de dolor y sufrimiento; y has aprendido a vivir con ello, ni siquiera sé si eso sea sano para una chica de tu edad, has vivido demasiadas cosas para tan sólo tener diecisiete años....—Danna rio.

—¿La práctica hace al maestro, no?—Cindy sonrió.

—Y todavía sigues portando esa sonrisa—replicó la pelinegra.

—Voy a irme...—soltó de golpe y los ojos de Cindy se abrieron con sorpresa.—...he estado dándole muchas vueltas al asunto en los últimos días y sé que dijiste que tenía dos semanas para pensarlo y que el plazo se cumple pasado mañana, pero...ya he tomado una decisión. Mi padre está de acuerdo y mis amigos me apoyan, todavía no saben que me iré, pero...creo que era bastante predecible...no han dejado de recordarme que es una oportunidad única y...estoy de acuerdo.—Cindy soltó un pequeño suspiró y se acercó un poco más a ella.

—¿Lo haces porque realmente quieres ir a patinar a esa pista o porque quieres huir de todo lo malo que hay aquí?—la castaña parpadeó varias veces tratando de entender la pregunta de su entrenadora. ¿Qué era lo que realmente quería? Era cierto que le entusiasmaba la idea de ir a patinar, pero también tenía que admitir que quería alejarse de todo lo malo que la rodeaba.

—Por la primera y un poco de la segunda—admitió arrugando la nariz—Es que...es realmente complicado y me duele que Camila ni siquiera quiera verme, digo no es que la juzgue y tampoco esperaba que estuviese realmente feliz por el hecho de que seamos hermanas, pero...pensé que ahora que sabía que lo éramos nuestra relación se iba a fortalecer, y para serte sincera...no parece más fuerte, todo lo contrario...está rota—Cindy la abrazó con fuerza y depositó un pequeño beso sobre su cabello.

—Dale tiempo y no seas dura con ella, Dan. De las dos fue la más afectada. A ti te dolió el hecho de saber que Marcus tuvo otra hija y que engañaba a tu madre. Pero para Camila fue más fuerte, no sólo se enteró que el hombre que había considerado su padre toda su vida no lo es, sino que también; su madre estuvo con un hombre casado, las cartas que encontraron, la imagen de la mujer que ella más admiraba en el mundo quedó destrozada, su noviazgo con Zabdiel pende de un hilo porque se siente traicionada por él y encima, su mejor amiga es su hermana.—explicó mirándole en medio de un suspiro frustrado.

—Sí, lo sé.—hizo una pausa—por eso creo que el hecho de que yo me vaya a patinar lejos va a hacer el asunto más llevadero para ella, encima los chicos se van de tour y ella viene con ellos, así que....—Cindy sonrió.

—¿Vas a echarlos de menos, verdad?—la castaña asintió automáticamente.

—Pero basta, dejemos de hablar de cosas tristes y mejor muéstrame tu vestido de novia—pidió ofreciéndole una sonrisa entusiasta. Cindy rio y abrió la revista que tenía sobre sus piernas señalándole uno de los modelos.

—Te dije que va ser algo muy sencillo, Dan—Danna rio.

—El hecho de que esté sencillo, no quita el hecho de que mi papá vaya a irse de espaldas cuando te vea—ambas rieron.

—Hemos estado planeándolo para dentro de dos semanas que es cuando los chicos tienen un espacio en su agenda para poder viajar a Miami, y déjame decirte de una vez que tienes que estar aquí porque vas a ser mi dama de honor—Danna sonrió.

—Nunca he sido una dama de honor ¿Qué se supone que tengo que hacer?—confesó con el ceño fruncido.

—Oh, no te preocupes. Sólo tienes que ponerte un vestido y estar más linda que nunca. ¿Cuento contigo?

—Siempre.

(...)

—Tengo la sensación de que esto ya lo viví—murmuró Christopher arrugando la nariz. Erick observó a Richard que a su vez llevó su mirada a Joel para luego observar a Zabdiel que permanecía sentado en uno de los sillones de esfera rojos con la vista clavada en la pantalla apagada de su teléfono.

—Ánimo, Zabdi.—susurró Erick ofreciéndole una pequeña sonrisa cuando los ojos del boricua se posaron brevemente en los del cubano.

—Sólo tienes que darle tiempo, eso es todo.—inquirió Joel en medio de un suspiro.—Cami sabe que la amas con todas tus fuerzas y que no querías lastimarla—hizo una pausa—solamente espera a que aclare sus ideas y listo.—finalizó el mexicano.

—La cosa, es que más fácil decirlo que hacerlo—respondió el boricua con el ceño fruncido.

—Oye, yo te entiendo muy bien. Pasé por lo mismo que tú y sé que es totalmente frustrante querer ir hasta ella y hacerle entender todo de una vez por todas, pero también sé que las cosas siempre caen por su propio peso, Zabdiel.—explicó Christopher acercándose a él a paso lento—Puede que ahora mismo pienses que es una mierda todo esto, pero un poco de tiempo va ser suficiente para que Cami se dé cuenta que en realidad tu intención jamás fue dañarla o herirla... volverá a ti...

—Chris tiene razón, pero además tienes que tomar en cuenta que el tour comienza en dos días y que Camila tiene que venir con nosotros, no ha llamado a Renato para renunciar y eso es una buena señal—agregó Richard sonriéndole.

—Y también está el hecho de que no terminó contigo, solamente está dolida y es comprensible—lo secundó Erick.

—Gracias por intentar levantarme el ánimo, chicos—murmuró el chico.—¿Estos días se han ido volando, no?—los cuatro asintieron.—He sido suficientemente egoísta y ni siquiera me he tomado el tiempo de hablar con Dan para saber qué es lo que piensa hacer....

Christopher suspiró—Su plazo se vence pasado mañana y creo que ni siquiera ha tomado una decisión concreta, o por lo menos no que yo lo sepa...

Una pequeña serie de golpes en la puerta resonaron en la habitación, los cinco chicos presentes llevaron su atención hasta la muchacha castaña que los contemplaba tímidamente desde el umbral sosteniendo un folder negro en su mano izquierda. Una sonrisa se formó en los labios de Christopher y Danna se sonrojó.

—Qué bueno que llegas, Dan—le espetó Erick sin dejar de sonreírle.—Justo estábamos hablando de ti...

—¿En serio?—ellos asintieron—Vaya, que coincidencia—murmuró comenzando a andar en dirección a su novio que de inmediato la recibió con los brazos abiertos.

—¿Has intentado ya hablar con Cami el día de hoy?—inquirió Zabdiel pareciendo realmente desesperado.

—Eh, no. Deje de intentarlo hace dos días cuando comprendí que no va a atender mis llamados, Zab—aseguró con una mueca de frustración en el rostro.

—Ya estoy aquí, Dan—anunció Renato entrando en la sala de televisión donde los chicos estaban reunidos.—¿Qué es lo que pasa? ¿Para qué querías...vernos?—Danna suspiró.

—Es que...eh estado pensando mucho en los últimos días, ya saben con todo lo que ha pasado y la situación que estamos viviendo, y...finalmente tomé una decisión con respecto a la pista—Christopher la abrazó con más fuerza sintiendo como su corazón comenzaba a palpitar desesperadamente con la nueva información que Danna le estaba dando.

En los últimos días había estado concentrándose en cada uno de los momentos que vivía con Danna, los disfrutaba al máximo como sí no quisiese que se le olvidaran jamás, como si estuviera tratando de tatuarlos en su memoria para llevarlos siempre consigo. Era un acto de egoísmo disfrazado con uno de amor, porque en realidad lo que estaba haciendo era tratando de no pensar que Danna probablemente iba a irse y no la vería durante semanas.

Recuerda que es porque la amas, Chris. Se repetía una y otra vez el mantra que se había creado silenciosamente y que utilizaba cada vez que los pensamientos asociados a ello lo asaltaban.

—¿Y...cuál es esa decisión, muñeca?—cuestionó el ecuatoriano lentamente cuando se percató que ninguno de los presentes tenía el valor suficiente para hacerlo.

Danna respiró profundamente y asintió casi sin mover la cabeza.—En este folder están todos los documentos que tienes que firmar para que pueda viajar en dos días, papá...

_ _ _

Holi, muñecas.

Sólo quiero decirle que de una vez preparen sus toallitas kleenex porque con el siguiente capítulo creo que vamo' a llorar... *c va lentamente*

Besos, G. xx

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