C34: Tres sueños.

—Primero que nada señora Horvat, el hecho de que mi hermano le haya dicho que soy su abogado quiero dejarle en claro que no significa que lo que vaya a decirnos aquí lo está haciendo bajo ningún protocolo, tómelo más bien como una charla entre amigos—explicó Manuel sonriéndole confiadamente.

Lo último que necesitaban en ese mismo instante era que la madre de Camila pensara que la estaban haciendo declarar en contra de Marcus Silvetti. Al principio, Renato Francis se había negado rotundamente a la brillante idea de Manuel, estaba claro que no podían simplemente aparecerse en la puerta de Marcelle Sáenz y preguntarle directamente sí Camila era la hija biológica de Marcus.

Era una locura.

Por eso, Manuel había sugerido hacer una visita amistosa y decirle una pequeña mentirilla, la idea era que Marcelle les contara algunas cosas que podría servirles para seguir atando cabos, pero sin la necesidad de que lo dijera directamente. Renato Francis estaba completamente seguro que aquello iba en contra de la ética profesional de su hermano y que hubiese sido una mejor idea contratar a un investigador privado para que se hiciera cargo del asunto, pero no podía negar que era un tanto emocionante jugar a ser espía y mucho más sí su hermano se unía al juego.

—De acuerdo—murmuró la mujer jugueteando con sus manos. Evitó la mirada de Manuel, soltó un suspiro y luego lo miró directamente a los ojos.

—Revisando expedientes, encontré el lugar en donde él trabajó muchos años. —comenzó a decir lentamente tanteando la reacción de la mujer—Curiosamente, apareció su nombre como la persona más cercana a él, usted fue la asistente de Silvetti—Marcelle asintió lentamente.—Podría...¿decirme como era su relación?

—¿Qué?—preguntó ella soltando un jadeo de sorpresa. Renato le lanzó una mirada de advertencia a su hermano y él le sonrió un poco tratando de hacerle entender que tenía todo bajo control.

—Su relación laboral, quiero decir—se apresuró a agregar.

—Bueno...fue estrictamente laboral—murmuró jugueteando con sus manos.—El señor Silvetti...siempre fue un muy buen empleado, era un buen jefe—hizo una pausa—Era sumamente responsable con su trabajo y parecía que realmente le gustaba que todo estuviese bien, en pocas palabras era un hombre excepcional, por lo menos laboralmente hablando—añadió en voz baja.

—Muy bien.—respondió Manuel—¿Alguna vez usted tuvo contacto con su familia?—los ojos de la mujer lo escudriñaron un segundo. Luego apartó la mirada y se concentró en la estatuilla de marfil encima de la mesa central de la sala. Metió ambas manos dentro de los bolsillos de su abrigo, donde llevaba la fotografía que había estado contemplando en la cocina.

—Sólo con Allye, su esposa.—respondió tratando de sonar firme. La verdad, es que la culpa la mataba cada vez que la recordaba.

—Sólo con Allye—repitió el abogado asintiendo lentamente con su cabeza.—¿Puedo saber cuánto tiempo ustedes estuvieron en contacto? Con Marcus, quiero decir—el rostro de la mujer palideció un momento.

—Alrededor de dos años—contestó simplemente.

—Iba a preguntar sí alguna vez usted había visto actitudes raras en el señor Silvetti, pero con la primera respuesta que me dio, deduzco que no—respondió Manuel en medio de un triste suspiro.

—¿Puedo saber a qué se deben estas preguntas?—cuestionó la mujer mirándole también.

—Por supuesto—respondió el hombre sonriéndole un poco—Pasa que el señor Silvetti hace algunas semanas intentó asesinar a mi sobrina, a Danna. Por lo tanto en los próximos días se llevará a cabo un juicio para determinar el futuro de su libertad—la señora Horvat lo observó horrorizada, luego llevó su mirada hasta Renato como sí estuviese tratando de comprobar lo que el abogado le acababa de decir, obtuvo un asentimiento de cabeza como respuesta y soltó un gemido de incredulidad.

—Pero eso es...Dios—farfulló.

—Pensé que Camila te lo había contado—habló Renato ofreciéndole una mirada fugaz.

—¿Camila?—interrogó asombrada—¿Camila estuvo ahí?—el mexicano asintió con convicción y Marcelle negó.—Ella no me dijo nada—replicó de inmediato.

—Bueno, probablemente lo olvidó. Fueron tantas emociones para un sólo día, ver que un hombre intentaba asesinar a su propia hija es algo realmente traumante. Realmente fue una imprudencia por parte de todos, Marcus es un hombre realmente peligroso y....el hecho de que todos estuviesen en esa misma habitación sin medir el peligro...—negó—...supongo que para esos chicos, defender a su hermana fue en todo lo que pensaron.—murmuró.

Kinésica. Manuel sonrió internamente. El hecho de que Renato dijera aquello había provocado la reacción que él esperaba. Marcelle estaba mintiendo. Ella había tenido mucho más que una relación estrictamente laboral con Silvetti, lo supo en el mismo momento en el que su rostro se descompuso con el comentario de su hermano. Sus nervios se dispararon gradualmente al grado de que sus manos comenzaron a temblar un poco. ¿Qué era lo que él estaba viendo ahí? Agradecía mentalmente al profesor Estrada por haberlo enseñado a estudiar el comportamiento de las personas, incluso aunque siempre pensara que aquel hombre enano, regordete y calvo era sumamente aburrido. Sabía con seguridad que esa mujer estaba mintiendo, así como también sabía que ya no podía hacer nada para que ella confesara la verdad. No sin que pareciera un loco de remate, esa era la oportunidad perfecta que había encontrado y aunque sabía que la había desaprovechado, encontraría otra manera para comprobar sus sospechas.

Porque pudiera ser que Marcus le hubiese dicho que el hijo que había tenido con Marcelle estaba muerto. Y que ella alegara que su única relación hubiese sido profesional, pero estaba seguro que había algo más ahí. Algo que solamente esa mujer podía aclarar. Marcus era el peor desgraciado del que la historia de los desgraciados pudiera tener conocimiento, pero por lo menos no parecía mentir en aquello.

—Supongo que sí.

(...)

Observó detenidamente el oscuro cielo plagado de miles de estrellas algo opacadas por las luces de la ciudad. Y la enorme luna. Era realmente una vista preciosa. El viento fresco le revolvió el cabello y esbozó una pequeña sonrisa sin ser capaz de apartar la mirada de la vista nocturna. Era tan impresionante que lamentó que la cámara de su teléfono no fuese capaz de captarlo. Parecía una postal, una hermosa postal.

Cuando era una niña, Cindy le había pedido que hiciera una mini lista con tres sueños que tuviese. La Danna de doce años había pasado horas enteras sentada en el jardín de la casa hogar con un bolígrafo en la mano y una arrugada hoja de papel pensando en sus sueños. Tenía muchos sueños, pero solamente podía elegir tres. Así que en primer lugar, había escrito que Sebastián y su madre volvieran con ella porque los extrañaba mucho. En segundo lugar, ser una patinadora profesional como lo era Cindy. Y en tercer lugar, ir a la luna y tocar una estrella.

Apenas Cindy había leído la hoja que ella le entregó, la abrazó con mucha fuerza mientras derramaba algunas lágrimas por la inocencia y la ternura que esa niña poseía. Le había dicho que lo primero era totalmente imposible, pero que sí los recordaba con amor entonces ellos jamás se irían. Luego le dijo que podía ser mucho mejor que ella sí se esforzaba, soñaba y trabajaba muy duro para que se hiciera realidad. Y limpiándose las lágrimas anunció que el día en que Danna fuera a la luna tenía que poner una bandera con la fotografía de ambas en ella.

Ahora la precian una completa locura los tres. Se rio de sí misma en voz baja y se limpió las pequeñas lágrimas que sin ser consiente habían comenzado a bajar por sus mejillas. Sabía de antemano que Sebastián y su madre jamás volverían y por ende nunca más los vería. Estaba haciendo su mejor esfuerzo por ser una buena patinadora y Cindy seguía estando con ella. Y le tenía miedo a las alturas, así que era imposible que fuese a la luna alguna vez, prefería conformarse mirándola desde tierra firme.

—¿Enana?—una voz masculina la hizo reaccionar. Apartó la mirada del hermoso cielo para hacer que sus ojos se conectaran con los de Richard, que la observaba desde un metro de distancia.—pensé que ya estabas dormida....—murmuró caminando en dirección a ella.

—Ah, no puedo dormir—respondió sonriéndole un poco y volvió a observar el cielo.

—¿Te pasa algo? Tienes los ojos llorosos—comentó el dominicano sentándose junto a ella. Sumergió sus pies en el agua y Danna negó.

—Estaba recordando algunas cosas sin importancia, no me hagas caso.—se encogió de hombros y Richard sonrió.

—Sí te hacen llorar no creo que sean sin importancia, Dan—murmuró el moreno.

—¿Cuáles son tus tres mayores sueños, Yashel?—cuestionó la chica mirándole fijamente. Richard también la miró, arrugó la frente y luego soltó una sonrisa.

—Eres buena evadiendo temas—se rio—pero bien, veamos...primero que nada, ser cantante. Ese ya lo estoy logrando.—Danna sonrió un poco—Segundo, es ver crecer a Aaliyah y ser un buen ejemplo para ella, es...realmente algo más grande que yo ¿sabes? Voy a ser el referente de esa niña y va a seguir todos y cada uno de mis pasos, por lo tanto también quiero ser la mejor persona para ella.—suspiró—Y tercero, ser feliz con las personas que me rodean, Dan. Lo material no importa tanto.—se encogió de hombros de manera despreocupada.

—Esos son sueños muy lindos.—respondió ella en medio de un suspiro.—Es realmente lindo que seas este tipo de papá, Richard. Que te preocupes por tu bebé y que la ames mucho. Y el hecho de que quieras ser feliz...creo que eso te convierte en una de las personas más buenas sobre la tierra, la mayoría de las personas se basan en cosas materiales—Richard rio.

—Creo que la mayoría de las personas a veces solemos pensar que para ser felices necesitamos de cosas materiales, pero en realidad no es así... ¿tú has sido feliz, Danna? Quiero decir, en la casa hogar ¿fuiste feliz?—la pregunta la descolocó un momento.

—¿Lo dices porque no tuve nada? Quizás no tuve muchas cosas, pero siempre tuve lo necesario, un techo, comida, educación...las cosas básicas y con eso me fue suficiente—Richard negó un poco.

—Lo digo porque no te dejas impresionar por las cosas que te rodean, Danna—explicó—Eres...no sé cómo explicarlo, tienes absolutamente todo, pero a ti parece no importarte en lo más mínimo y vas por lo simple la mayoría de las veces—ella rio.

—Aunque no lo creas, fui relativamente feliz—rio—Incluso sin tener una familia tuve mucho amor por parte de Cindy, de Myrtle la chica cocinera que me enseñó a amar a Chris Evans y de Sophie, la única amiga que tuve por años—se encogió de hombros.

Richard la miró fijamente y luego negó un poco—Creo que no debí haber preguntado eso, ahora que lo pienso mejor suena cruel—ella volvió a reír.

—No importa.—se encogió de hombros y él le sonrió un poco.

—¿Dónde está Chris, ah? ¿Por qué no está aquí?—ella suspiró.

—Estábamos viendo una película en mi habitación y se quedó dormido, así que me escabullí hasta acá—Richard rio.—Además, quiero hablar con Renato cuando vuelva—el moreno suspiró.

—Creo que a este paso vamos a tener una boda muy pronto—comentó con diversión.—Capaz que podrás se la niña que tire de la cola del vestido de novia de Cindy—Danna lo golpeó en el hombro en medio de una risa.

—¡Deja de burlarte de mí!

—Puedes usar un vestido rosado y un par de coletas—se encogió de hombros de nuevo y Danna volvió a reír.

—¿Chicos?—ambos se giraron para encontrarse con Renato observándolos—¿Qué hacen despiertos los dos? Es muy tarde—los retó.

—Yo bajé por un vaso de agua y vi a Danna por la ventana—respondió Richard en voz baja.

—Yo no podía dormir, así que pensé que un poco de aire fresco me ayudaría—anunció la castaña.—Además, quería hablar contigo—Renato asintió.

—Yo también quiero hablar contigo de algo muy importante, Dan—agregó ofreciéndole un intento de sonrisa.

—¿Pasa algo malo?—el hombre suspiró sin dejar de observarla.

—Mañana mismo comienza el juicio contra Marcus Silvetti...

_ _ _

Hola a toda la people ¿me extrañaron? ¿No? ¿Nadie? *Lloranding*

Mil disculpas por no haber actualizado ayer, pero la verdad es que mi cerebro estaba realmente cansado al grado que me dolía un montón, encima traté de escribir pero no salió nada bueno, así que decidí tomarme un par de días libres hasta que la inspiración volviera y pues acá estoy de regreso.

Pd. No hay dinámica porque no preparé nada, pero en la próxima actualización vuelven :p

Mucho amors, chicas.

Gloria. xx

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top