C33: Dulce venganza.
—¡No vayas, Dan!—pidió Christopher volviendo a abrazarla con fuerza. Danna soltó un gemido de dolor de inmediato y el chico la soltó un poco.—Lo lamento, no quería lastimarte—se disculpó un momento después.
—Vamos, no va a pasarme nada—anunció Danna.
—Pero mi amor, ¿Qué pasa si vuelve a besarte a la fuerza?—los ojos de Lucy se abrieron ampliamente, frunció los labios y negó rotundamente.
Era inaceptable el hecho de que Axel hubiese besado a Danna a la fuerza. Él no les había dicho nada y Danna tampoco, pero ahora que lo pensaba mejor y que Christopher acababa de decirlo, le encontraba sentido a porque su compañero de equipo tenía el labio roto y un ojo morado. Y no es que ella fuera una mala persona, pero era una fiel creyente que nadie tenía el derecho de obligar a otra persona a hacer algo que no quisiera. ¡Mucho menos besos a la fuerza! Tampoco apoyaba la violencia, pero sabía que esos golpes habían aparecido en el rostro de Axel por alguna razón y ahora la conocía. Así que sí, en realidad estaba consiente que su amigo se lo merecía.
—Yo puedo volver a romperle la boca—anunció Erick encogiéndose de hombros. Lucy lo miró asombrada y luego negó un poco. Danna también lo miró, negó rotundamente y luego casi a empujones se apartó de su novio.
—Muchas gracias, Erick, pero no. Escucha, iré y regresaré de inmediato ¿de acuerdo? No vengas, porque te conozco y sé que a veces puedes llegar a ser todo un salvaje—Christopher se cruzó de brazos para mostrar cuán indignado se sentía. Danna rio y luego lo miró un breve segundo con una sonrisa divertida tirando de la comisura de sus labios.—Este es el momento en el que te pones de pie para poder besarte, Chris. No puedo inclinarme—protestó la chica.
Pero él no se movió ni un sólo centímetro. Se limitó a observarla fijamente. Danna por su parte negó un poco, les ofreció un intento de sonrisa a Lucy, Joel y Erick que permanecían en silencio observando la escena, volvió a mirar a su novio, negó de nuevo y comenzó a avanzar a paso lento para ir a la sala donde suponía Axel estaba esperándola.
Christopher la observó caminar algo cabizbaja y su corazón se estrujó. Se puso de pie en un salto y casi corrió detrás de ella, la tomó de la mano y la hizo girarse para poder besarla. En menos de un segundo y de que el cerebro de la chica pudiese si quiera reaccionar, los labios de su novio estaban moviéndose en sincronía con los suyos. Esbozó una amplia sonrisa en medio del beso y enredó sus brazos en el torso del muchacho.
—Fui un bruto, lo siento—murmuró jadeante. Danna suspiró.
—¿Confía en mí, si?—Christopher asintió.
—Confío en ti, en quién no confío es en él—susurró mirándole.
—Chris....—advirtió la chica.
—De acuerdo, de acuerdo. Confío en tu sentido común—declaró sonriéndole—en serio, confío en ti. Pero por amor a Dios y a todas las cosas buenas, Dan, mantente alejada de él ¿sí? ¿Has visto el florero de cristal que descansa en la mesa del teléfono en la sala? Creo que esa sería una buena arma para defenderte si Axel....—Danna negó un poco y él soltó un suspiró—...de acuerdo, entendí—agregó elevando sus manos en señal de rendición.
La muchacha soltó una risita divertida y volvió a besarlo fugazmente. —Hagamos un trato—pidió con voz cantarina.
—Yo contigo hago lo que quieras, pero no creo que sea conveniente. Tienes un par de costillas fracturadas por si ya se te olvidó—argumentó el chico de manera inmediata y de la misma manera las mejillas de Danna se sonrojaron notablemente—Eres una pervertida, Dios mío. Eh creado un monstro—se llevó las manos al pecho con fingida sorpresa y ella golpeó levemente su brazo.
—Cállate—exigió aun apenada—No hablaba de ese tipo de trato—Christopher rio.
—Ya lo sabía, pero me encanta cuando te sonrojas—murmuró uniendo de nueva cuenta sus labios. Ella lo recibió totalmente feliz pero luego se apartó.
Era de mala educación dejar a sus invitados esperando mucho tiempo.
—Ah, sí, el trato—respondió tomando las manos de su novio.—Tarde de películas ¿va? Tú y yo solamente.—agregó sonriente.
—¿Vas a dejarme escoger la película y preparar muchas palomitas de maíz?—Danna asintió de inmediato.—Está bien, me has convencido con la parte de las palomitas—ella rio y él volvió a besarla.—Cualquier cosa que necesites mientras estés hablando con él, sólo tienes que gritarme, ¿de acuerdo?—pidió mirándola muy de cerca.
—De acuerdo, novio exagerado—depositó otro pequeño beso sobre los labios de su novio y continúo con su camino hasta la sala.
Axel Evenson en realidad estaba muy nervioso. Su intención había sido desde varios días atrás ir a la casa de Danna para disculparse con ella, Cindy le había explicado en la pista de patinaje luego de accidente de Danna que en realidad lo que pasó había sido que ella se desmayó. La mala alimentación, el cansancio, el sueño y el efecto de un analgésico de habían hecho de una mala jugada y como consecuencia había terminada en el suelo con un par de costillas fracturadas y con un corte encima de una ceja. Y aun sabiendo eso, no podía evitar sentirse culpable por ello.
Apenas la vio caminar lentamente acercándose a él, se puso de pie en un salto y esperó a que la chica estuviese los suficientemente cerca como para poder entablar una conversación civilizadamente. Danna lo miró un segundo y le ofreció una pequeña y apenas visible sonrisa.
—Axel—saludó simplemente.
—Ay, Dan. ¡Lo siento muchísimo, en serio!—murmuró apenado. Danna lo contempló un largo minuto y luego comenzó a negar.
—No fue tu culpa, Axel.—anunció tomando asiento en un sillón frente a él. Luego con su mano derecha señaló el sillón en el que el muchacho había estado sentado, Axel se sentó de nueva cuenta sin apartar sus ojos del rostro de la muchacha.
Tenía un enorme hematoma encima de la ceja donde además una sutura adornaba su rostro.
—Es que...en serio me siento muy culpable, Dan. Cindy me explicó lo que pasó pero no puedo dejar de pensar en que tuve algo que ver—suspiró—capaz que yo pude evitarlo pero....—negó con frustración.
—Oye, patinando contigo, con Evan, con Uri o con Juls, de todos modos iba a pasar—comentó encogiéndose de hombros levemente.—Sólo fue el efecto colateral de un analgésico que me administré a mí misma—rio un poco pero Axel no lo hizo.
—Tu padre debe de sentir unas inmensas ganas de matarme—se llevó las manos al rostro para cubrirse con ellas y ella negó de nuevo.
—Claro que no. No tiene ninguna razón para querer hacerlo.—decidió la castaña.
Aunque claro, estaba el hecho de que ese era el mismo chico que unos días antes la había besado a la fuerza. Así que en realidad; su padre, sus amigos y su novio sentían unas incontrolables ganas de jugar al futbol con su cabeza. Pero no iba a decírselo, ya era lo suficientemente intimidante que cinco chicos estuvieran detrás de ella como si fuesen unos guardaespaldas brabucones, que lo menos que necesitaba era que comenzaran a lanzar amenazas a sus compañeros de equipo.
—Dios, vas a perderte la presentación y la competencia—el corazón de Danna se rompió de nuevo. Había estado tratando de olvidarlo a toda costa y justo cuando parecía que ya no le afectaba tanto, Axel aparecía para recordárselo.
—Bien, supongo que es mejor que me recupere del todo. Cindy dice que después de dos semanas tengo que ir de nueva cuenta con el doctor Quinn para que me revise y hasta que él diga podré volver a la pista—informó frustrada.
—¿Por lo menos estarás ahí, no?—Danna asintió.
Eso era lo más cerca de la pista que podía estar. Ella no podría patinar pero por lo menos podía estar en la sección donde los equipos esperaban sus turnos con Cindy. Y por si eso fuera poco, Christopher y Joel estarían con ella, Chris apoyándola y Joel por ser el novio de Lucy.
—Jamás me perdería una competencia o una presentación de los Wheels—sonrió—incluso aunque tenga que estar entre el público—Axel finalmente le ofreció lo que parecía ser una sonrisa y volvió a ponerse de pie.
—Por cierto, tendré que rogar por lo menos dos horas a mi papá, pero espero mañana poder ir al entrenamiento para verlos—anunció la chica—Hoy en la mañana le envié un mensaje a Cindy—agregó risueña y luego se puso de pie.
—¿En serio?—Danna asintió—Vaya, no nos dijo nada—Danna rio un poco.
—Pues supongo que mañana lo hará—Axel se acercó hasta ella.
—Yo...¿podría...podría....—la señaló levemente y Danna asintió un poco.
Los brazos del chico se envolvieron alrededor de su cuerpo un par de interminables segundos y luego se apartó de ella con una sonrisa tirando de sus labios.
De pie en el umbral de la sala, Christopher los observó fundidos en lo que para él fue un gran abrazo, pero se mantuvo en silencio. Sentía la adrenalina y la furia recorrer cada una de las fibras de su cuerpo pero sabía que no podía hacer nada, primero porque confiaba en Dan y segundo, porque no quería parecer un ridículo celoso de esos de los que Danna detestaba.
—Nos vemos mañana, Axel—anunció. Él asintió y luego sus ojos se toparon los del ecuatoriano. Lo estudió un segundo con la mirada y se concentró en las manos hechas puños del chico que caían a ambos lados de su cuerpo.
—Hasta mañana, Dan—murmuró antes de alejarse de ella. Pasó a lado del chico y luego caminó tan rápido como sus piernas se lo permitieron en dirección a la puerta principal de la residencia.
Danna soltó un suspiro apenas se percató de la presencia de su novio en la sala. Le ofreció una genuina sonrisa y caminó en dirección a él, con la yema de su dedo índice acarició la tensa mandíbula de Christopher. Sonrió complacida cuando sintió la piel del chico erizarse y luego lo abrazó colocando su oído encima de su pecho.
Si había algo que le gustaba, era definitivamente escuchar el lento latido del corazón de ese hombre. Una sensación especial la envolvía cada vez que hacía eso, escuchar esa rítmica frecuencia era algo que la calmaba, era como si todo su cuerpo de repente entrara en armonía. Christopher besó su cabeza y la envolvió con sus brazos cariñosamente.
—Eres un ridículo celoso ¿Sabes que siempre te elegiré a ti, cierto?—murmuró sin apartarse. Los latidos del corazón del chico aumentaron en respuesta y Danna rio. Levantó un poco su rostro y depositó un beso en el cuello de su novio haciendo de paso que volviera a estremecerse.
—Creo que con el accidente que tuviste te volviste más cariñosa—escuchó una risita por parte de ella, pero la estrechó con un poco más de fuerza entre sus brazos—pero la verdad, es que amo éste pequeño cambio.—Danna sonrió ampliamente y volvió a besarlo en el cuello.—En serio, mi amor. Puedes besarme todo lo que quieras, pero vamos de aquí antes de que Renato nos vea y quiera mandarme de vacaciones sin regreso a la Antártida....—murmuró el chico sintiendo de nueva cuenta los labios de Danna.
—Así es como yo me siento cuando tú me ignoras y sigues besándome en el cuello.—él rio.
—¿Estás haciéndome pagar por ello?—Danna volvió a besarlo y Christopher rio.
—Se llama dulce venganza—murmuró la chica sin apartarse de su cuello.
—Vaya, procura no dejar ninguna deuda pendiente...
(...)
Observó fijamente la fotografía mientras su cerebro como si fuese una proyección la hacía recordar el momento exacto en el que había sido tomada. Era feliz, o eso era lo que pensaba al menos.
La figura femenina que le devolvía la mirada y le sonreía ampliamente en la impresión de la fotografía había dejado de existir y en su lugar había llegado otra totalmente diferente.
¿Cómo es que había terminado ahí? Un sonrisa, algunas palabras bonitas y había caído como una tonta. Bien, en realidad no es que la hubiese obligado, ella había actuado por decisión propia, ella había aceptado seguir con aquella relación incluso aunque sabía que no la llevaría a nada bueno. Pero la manera en la que se habían conocido, como había de inmediato congeniado, las miradas cómplices y las sonrisas traviesas que compartían eran totalmente maravillosas. Cada minuto que pasaba a su lado era tan mágico y tan único que no quería que acabaran jamás.
Pero algo había salido mal. No, en realidad estaba mal desde el principio, pero era como si finalmente abriera los ojos. Los había visto compartir un beso, a él diciéndole que la amaba como a nada en la vida y su corazón se había desquebrajado en miles de pedazos y ahora que parecía haberlo finalmente dejado atrás, ella había llegado para hacerla pagar de nueva cuenta por ello.
Esa chica era la encargada de hacerla pagar por sus errores del pasado, cada vez que la miraba no podía evitar pensar en aquella mujer. Sobre todo porque para su mala suerte, ellas eran idénticas.
Y luego estaba Camila. ¿Cómo rayos es que ella había terminado ahí?
¿Cuánto tiempo más Marcelle podría mantener su secreto? No había manera de que ninguna persona sospechara nada. Camila Horvat era la hija de Steve Horvat. El único que sabía la verdad era su difunto marido, pero se había llevado el secreto a la tumba, así que su secreto estaba seguro.
—¿Mamá?—la llamó la voz de Maddie. Su cabellera negra se asomó por la puerta de la cocina y ella dejó la fotografía de lado.
—¿Qué pasa, cariño?—cuestionó mirándola con media sonrisa.
—Renato el papá de Danna está aquí y dice que quiere hablar contigo...
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¡Doble capitulo por que las adoro!
Buenas noches, chicas.
Pd. Ya está disponible "no me olvides" la historia de la que les hablé en san Valentín.
Mucho amors.
G. xx
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