C3: La invitación.

—¡Dan! ¡Qué bueno que volvieron! ¡Dime por favor que... Amber!—exclamó Joel poniéndose de pie para acercarse a la rubia que caminaba junto a Christopher. Danna puso sus ojos en blanco y se cruzó de brazos.—¿Qué haces aquí?—preguntó con emoción.

—¡Amber!—Erick caminó a toda prisa hasta ella y le envolvió en un gran abrazo. La chica rio y luego Zabdiel y Richard también se unieron al abrazo grupal.

—¡Tengo unas pequeñas vacaciones de dos semanas y he decidido venir a pasarlas con ustedes!—le respondió la intrusa y Erick sonrió ampliamente.

—¡Que increíble!

La castaña los miró con molestia y con el corazón hecho un puño comenzó a subir las escaleras para ir a su habitación. No quería seguir viéndolos a ninguno de los cinco, mucho menos a la rubia recién llegada. ¡Había estado a punto de decirle a Christopher! Si no hubiese sido por ella...bueno, en realidad ya no valía la pena lamentarse por eso, entró en su habitación y se dejó caer en su cama con la mirada fija en el techo. Soltó un suspiro de frustración y tomó su teléfono del bolsillo trasero de sus jeans. ¡Cinco mensajes de Camila!

De: Camila.

Hey Danna.

¡Respóndeme!

¿Danpher ya está de vuelta?

¡Por favor dime que Danpher ya está de vuelta! No puedo seguir soportando esta incertidumbre, me mata la duda...

¡DANNA FRANCIS! Espero que no me respondas porque estás demasiado ocupada partiéndole la boca a Christopher. Llámame en cuánto puedas. Besos, Cam.

Se rio del mensaje de su amiga y presionó sobre la pantalla táctil la fotografía de Camila para poder llamarla. Esperó un par de minutos hasta que le excitación en la voz de su mejor amiga se filtró por el aparato en su oído.

—¡Por favor dime que ya volvieron!—chilló emocionada la pelinegra.

Danna soltó un suspiro y odió con todas sus fuerzas a la rubia un breve momento—No.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Se lo dijiste, cierto? ¡Dime que no te arrepentiste al último momento por favor, Dan!—posó su mirada en el candelabro de cristal y negó aún sabiendo que la chica no podía verla.

—Estuve a punto de decírselo, pero...una chica nos interrumpió....—le informó totalmente frustrada.

—¿Una fan?—preguntó la chica.

—No. Una amiga de los chicos, no había encontrado el momento adecuado para decírselo, y justo cuando volvíamos pensé que era el momento perfecto, pero ella se apareció de repente y bueno...Christopher se emocionó tanto de verla que creo que por un segundo se le olvidó que yo estaba ahí—explicó con el corazón encogido.

—No inventes, Danna. ¡Christopher sería incapaz de hacer algo así! Tal vez solamente le dio mucho gusto de verla, pero de eso a que se le olvidara que estabas ahí, lo dudo—Danna superó.

—Sea como sea, ya está aquí. Y no sólo eso, también va a quedarse un par de semanas con ellos—informó con desdén y Camila rio.

—¿Es mi imaginación o estás celosa?—cuestionó en tono burlón.

—¡No digas tonterías! ¿Por qué tendría que estar celosa?—interrogó ofendida.

—Era sólo una suposición, no te exaltes—se apresuró a responder la pelinegra.—¿Recuerdas cuándo te dije que cuándo los chicos no estaban de tour, vivían rodeados de chicas hermosas? Pues creo que ya estás dándote cuenta, Dan.

—¡Como sea! Prefiero no hablar de ella—masculló poniendo sus ojos en blanco.

—Solamente recuerda quién eres y por qué estás ahí—Danna asintió un poco y luego volvió a suspirar.

—¡No sé qué haría sin ti!

(...)

Con los patines al hombro Danna bajó las escaleras de la residencia, escuchó las risitas divertidas de los chicos que seguramente provenían del comedor y caminó cautelosamente hasta llegar ahí para encontrar su habitual lugar –entre Christopher y Joel- ser ocupado por una sonriente rubia que animadamente charlaba con los chicos y con su padre.

Cuándo los ojos verdes de Amber se posaron en la figura de Danna, dejó de sonreír un breve momento, la miró fijamente y luego le ofreció una amplia sonrisa que ella quiso borrar de su rostro de inmediato.

¿No le era suficiente con haber arruinado el momento perfecto entre ella y Christopher? ¡No! Ahora también tenía que ocupar su lugar en la mesa. Se sintió totalmente ridícula y cuándo los ojos de su padre se posaron en ella este le ofreció una pequeña sonrisa.

—Buenos días—saludó en voz baja y automáticamente los ojos del ecuatoriano se posaron en ella.

—Buenos días, cariño—la saludó con entusiasmo.

—Buenos días, papá—respondió simplemente y los verdes ojos de la chica se abrieron con sorpresa.

—Espera un segundo, ¿eres hija de Renato?—preguntó totalmente contrariada casi sin poder creérselo.

—Si—contestó de inmediato.

—¡Oh por Dios! ¿Yo por qué no lo sabía? ¿En dónde estuviste todo este tiempo? Ni siquiera sabía de tu existencia. Ninguno de los cinco me lo contó la noche de ayer durante la pijamada—el corazón de la castaña se encogió ante la nueva información, sin embargo sonrió un poco.

—Intentamos decirte Dan pero creo que ya estabas dormida—le informó Erick encogiéndose de hombros.

—Ah, no importa. De todos modos no podía, tengo entrenamiento hoy—espetó tratando de sonar muy firme.

—¿Vas a la pista hoy?—inquirió Joel con los ojos iluminados.

—Sí.

—Dan, ella es Amber Herriet. Es la hija de uno de mis mejores amigos de toda la vida, y es una muy buena amiga de los chicos. Flinn me llamó ayer por la mañana para decirme que vendría a pasar un par de semanas con nosotros, amor.—Danna asintió sin ganas y comenzó a hacer su camino hasta su nuevo lugar en la otra punta de la mesa.

—Que bien—respondió ofreciéndole una pequeña y forzada sonrisa a la muchacha.

—¿Te pasa algo, Danna?—preguntó su padre.

—No, nada papá—contestó dejándose caer en la silla de madera y tomando su teléfono de su bolsillo. Observó la hora y suspiró pesadamente.—Uh, no quiero parecer grosera con nuestra invitada pero tengo que irme—anunció volviendo a ponerse de pie.

—¡Dan! ¿Puedo ir contigo?—cuestionó Joel poniéndose de pie rápidamente.

—Pero no has terminado tu desayuno, Joey—masculló la rubia en medio de una mueca.

—No lo sé, si tú quieres—se encogió de hombros—pero termina tu desayuno primero, Joey—agregó con una fingida y dulce voz. Erick y Richard rieron mientras el resto de los presentes la miraban de forma extraña.

Les lanzó una última mirada de suficiencia y luego salió del comedor con el mexicano siguiéndola.

—Ah, Danna—la llamó Amber—Renato nos dio permiso para hacer una fiesta de karaoke en patio trasero, estás invitada.—los globos oculares de la castaña se abrieron tanto que Joel por un segundo pensó que se le saldrían de su lugar.

Danna volvió a sonreírle falsamente y parpadeó varias veces—Pues gracias por invitarme a la fiesta en mi casa, que amable.

(...)

—¿Estás celosa de Amber?—preguntó el chico mientras el chofer los llevaba a la pista.

—¡No!—respondió de inmediato cruzándose de brazos.

—¡Estás celosa de Amber!—se burló el chico.

—¡Déjame en paz!—exigió la muchacha fulminándolo con su mirada.

—Oye, yo creo que no tienes nada de qué preocuparte, Dan. Amber es una gran amiga de los cinco y lo ha sido desde que iniciamos con esto—suspiró—¿no crees que sí estuviese interesada en Christopher ya lo sabríamos?—Danna lo miró mal y luego soltó un largo suspiro.

—¡Que no estoy celosa!—gruñó de nuevo y Joel rio.

La envolvió en un tierno abrazo y luego besó su coronilla.—Eres una celosa pero no te cambiaríamos por nadie. Ni por Amber, el amor que nosotros sentimos por ti es sincero, Dan.

—¿Por eso hicieron una pijamada con ella, no? ¿Por eso ni siquiera me hicieron caso cuándo ella apareció frente a ustedes? ¿Por eso organizaron una fiesta con ella, no?—Joel la miró—No puedo dejar de pensar que está pasando más o menos lo mismo que cuándo conocí a Azul.

—¡Ay por favor! ¡No la menciones!—le reprochó el muchacho.—Capaz que siíestuvimos un poco mal pero perdónanos. No fue a propósito.

Danna lo miró fijamente y se encogió de hombros—Joel, ¿puedo hacerte una pregunta además de esta?—El chico rio y luego asintió—He venido muchísimas veces a la misma pista de patinaje y nunca te habías ofrecido a acompañarme... ¿Por qué ahora sí?—las mejillas del muchacho enrojecieron y Danna rio.—Ya, dímelo de una vez. ¿Cuál de las tres te gusta?

—No sé de qué me estás hablando...—murmuró apartando la mirada.

—¡No te hagas el tonto! Y dime de una vez quién de mis tres amigas te gusta...—sentenció la chica.

—¡No me gusta ninguna! Solamente quise acompañarte, ¿no puedo?—Danna sonrió.

—¡No te hagas el ofendido, Pimentel!—se quejó la chica.—¡Prometo que no diré nada! Sólo quiero saber...—le mostró la palma de su mano en señal de juramente y Joel rio.

—Y yo quería a Danpher de vuelta, pero en esta vida uno no siempre tiene todo lo que quiere, Dan—se burló y la chica le obsequió un golpe en el brazo.—¡Auch! ¡Salvaje!

—¡Idiota!—murmuró la chica y volvió a cruzarse de brazos.

Entraron en la pista a paso lento. Joel la contempló atarse los patines lentamente como si con cada movimiento por pequeño que fuera, ella estuviese acariciando las cintas de los patines. Disimuladamente le hizo una fotografía y se la envió a Christopher. Danna lo miró un segundo y soltó un suspiro. Pudiera ser que Joel Pimentel no le estuviese diciendo la verdad y tratara de ocultar el hecho de que le gustaba una de sus compañeras de equipo  pero a ella no podía engañarla, lo conocía muy bien y algo pasaba con ese chico, y ella iba a averiguarlo.

—Hey Danna, podrías...podrías decirles a los Wheels que vengan a la fiesta de karaoke de esta noche—anunció el mexicano ofreciéndole una pequeña sonrisa de suficiencia.

—¿Por qué?

—Porque son tus amigos y se supone que es una fiesta de amigos—respondió encogiéndose de hombros—Anda Dan, no seas mala onda con tus amigos e invítalos. Además, con más personas va a ser más divertido—Danna rio.

—Lo pensaré—prometió.

—¡Danna!—protestó de inmediato.

El corazón de Danna se aceleró apenas entraron en la pista y los Wheels quedaron dentro de su campo de visión, se despidió de Joel dejándolo sentado en las gradas y patinó lo más rápido que pudo hasta donde su equipo estaba reunido.

—¡Hola!—saludó alegremente.

—¡Danna!—exclamó Melanie sonriéndole ampliamente—Estábamos empezando a preguntarnos cuándo aparecerías por aquí—la castaña sonrió y luego fue saludándolos uno a uno.

—¡Qué bueno que por fin regresaste, Dan!—le espetó Ady—Porque en un par de semanas tenemos la primera competencia, y lógicamente y como es esperarse, tienes que estar ahí—anunció totalmente sonriente.

—Estupendo—respondió la castaña.—Por cierto, chicos. ¿Son buenos cantando?—los siete chicos la miraron con el ceño fruncido.

—¿Quieres proponer que además de patinar, cantemos?—preguntó Juls con tono burlón.

—¡No!—contestó divertida—Pasa que mis amigos organizaron una fiesta de karaoke y...

—¿Tus amigos los niños famosos?—se burló Axel.

—Sí, ellos—respondió la chica moviéndose inquietamente encima de los patines.—La cosa es que...me gustaría que vinieran.—anunció finalmente ofreciéndoles su mejor sonrisa.

—Espera un segundo, Danna. ¿Nos estás invitando a una fiesta de CNCO?—la interrogó Evan sin poder creérselo.

—Sí, eso es lo que estoy haciendo.—murmuró la muchacha.—¿Entonces... vienen?—ellos la miraron y luego sonrieron.

—¿Tú de verdad crees que nos perderíamos una fiesta con gente famosa?—preguntó Uri con una sonrisilla burlona.

Danna se rio y luego negó totalmente divertida.—Cuenta con nosotros, Danna—le afirmó Lucy y luego llevó su mirada a las gradas. Sus mejillas se sonrojaron cuándo se percató que el chico estaba sentado ahí, observándolos. Joel la saludó agitando su mano y la chica apartó la mirada totalmente avergonzada.

Danna sonrió y entonces comprendió todo. ¡Lucy! ¡Ella era la elegida!

—¡Por nada en el mundo nos perderíamos esa fiesta, Danna!—masculló Juls con renovado entusiasmo. Danna le ofreció otra sonrisa y miró a Lucy brevemente.

—Creo que va ser una fiesta bastante interesante...

_ _ __

¿Adivinen quién tenía un rato libre y decidió escribir? ¡YOOO!

JAJAJAJA, la verdad es que esto de los horarios como que no es lo mío. Igual van a seguir, pero pienso saltármelos cuantas veces pueda...

Les envío muchísimas buenas vibras y todo el amor del mundo.

HOY TENGO DOS PREGUNTAS PARA HACERLES...

¿Cuál fue la parte que más les gustó de LA CHICA DE LOS PATINES?

¿Les está gustando la nueva temporada?

Buenas noches, bebés. G. xx

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