C24: Vínculo padre-hija.

—Vas a mirarlo a través de un cristal, no va a poder tocarte porque una pared va a separarlos, cariño. Él estará del otro lado de la pared y hablarán a través del teléfono, no va a poder hacerte daño. Y recuerda quién es Dan, no te dejes manipular—la instruyó Renato apenas bajaron del auto.

Con las piernas temblorosas; Danna observó fijamente el imponente edificio de mármol que yacía frente a ella, era la cosa más majestuosa que había visto en su vida. Los ladrillos amarillentos le daban un toque...único, ni siquiera sabía como explicarlo. Se estremeció apenas sintió la mano de su padre en el hombro, llevó su mirada a él y luego juntos comenzaron a caminar lentamente por el pasillo empedrado que conducía a las puertas de cristal del lugar.

¿Qué es lo que quería Marcus? Ella no tenía ni la más remota idea pero de todos modos ahí estaba. De nuevo se cuestionó si lo que estaba haciendo era estúpido o valiente pero por lo menos esta vez contaba con la compañía de Renato y de antemano sabía que él no iba a dejar que nada malo le pasara.

Porque ese era el vínculo que los unía, protección. Él siempre la protegería.

Metió las manos en los bolsillos de sus jeans negros y mientras Renato intercambiaba unas cuantas palabras con la señorita de la recepción, ella observó fijamente a una niña sentada del otro lado de la sala en compañía de su madre. Se aferraba tan fuerte a su oso de felpa que por un segundo Danna deseó tener a Chrisgato con ella para poder abrazarlo y aspirar su aroma para sentir que tenía a Christopher cerca. La cosa era que Chrisgato estaba en su cama y Christopher en el estudio.

Soltó un lastimero y largo suspiro dejándose guiar por su padre hasta una de las columnas de filas de asientos de plástico atornilladas al suelo de concreto.

—¿Te sientes bien, Danna? Tienes el mismo aspecto que tenías la primera vez que ibas a subir a un avión—murmuró el hombre mirándola fijamente, llevó su mano a la frente de la chica y suspiró—al menos no estás sudando.

—Si—respondió tratando de sonar lo más firme posible para ocultar que en realidad estaba muriendo lentamente de nervios.

—Si tú prefieres podemos irnos y volver después—le ofreció su padre observando su reloj en su muñeca—de todos modos falta poco para que la sesión de los chicos termine—ella negó de inmediato.

—Al mal paso darle prisa ¿no?—Renato sonrió.

—Eres una chica sumamente valiente, Dan. ¿Lo sabes, cierto?

—Dime esto si salgo caminando por mi propio pie y no desmayada en brazos de alguien—bromeó ella.

—¿Quieres que entre contigo?—¡Sí! ¡Se moría por decir que sí! Quería que Renato entrara con ella, que tomara su mano y que no la soltara hasta que salieran. Necesitaba algo que la anclara a la realidad pero sabía que tenía que hacerlo sola.

—No, está bien. Lo haré sola—anunció y luego se arrepintió en el mismo momento en el que un hombre uniformado se acercó a ellos. Se levantó lentamente aún debatiéndose entre entrar con él o salir huyendo, Renato le ofreció una pequeña sonrisa tratando de darle ánimo y luego la observó caminar en compañía del oficial.

El corazón de Danna estaba tan acelerado que casi sentía que estaba perforando su pecho lenta pero violentamente. Se acercó lentamente hasta la pared y se sentó en una de las sillas esperando a que él apareciera.

Y entonces lo vio. En menos de un segundo Marcus Silvetti estaba frente a ella observándola del otro lado del cristal. Se puso de pie asustada y comenzó a retroceder llena de terror hasta que su cuerpo chocó contra el del oficial que la había acompañado.

—Lo-lo lamento—murmuró avergonzada presa del pánico.

—No puede acercarse a ti—le dijo el hombre amablemente. La piel de Danna se estremeció ante la idea, cerró sus manos en apretados puños y reuniendo todo el valor posible comenzó a caminar de nueva cuenta hasta la silla. Volvió a tomar asiento lentamente y lo observó a través del cristal.

Parecía realmente cansado, demacrado. Como si no hubiese dormido en días. Sus mejillas estaban más hundidas que la última vez que lo había visto, sus ojos color ámbar –idénticos a los de Danna- lucían vidriosos como si estuviese a punto de echarse a llorar. Danna tomó el teléfono y reuniendo todo el valor del mundo lo llevó hasta su oído.

Al verla, Marcus imitó su acción.—Querías verme...—habló lentamente para no balbucear y dejarle saber que incluso a través de un cristal y en una habitación con dos guardias de seguridad en cada esquina, la idea de estar de frente de nueva cuenta le parecía horrible.

—Lo siento—susurró y el corazón de la chica dejó de latir en el mismo momento en el que esas simples dos palabras abandonaron los labios del hombre.

—¿Qué?

—No voy a repetirlo de nuevo, ya lo has escuchado—ella negó un poco.—Allye estaría realmente decepcionada de mí si supiera lo idiota que he sido contigo—los ojos de Danna se llenaron de lágrimas y negó de nueva cuenta.—Sebastián...

—¡No hables de ellos!—le espetó apretando los dientes empezando a ser presa de un nuevo sentimiento—¡No te atrevas a mencionarlos de nuevo! ¡No eres digno de hacerlo!—apretó con fuerza el teléfono y él rio.

Danna lo miró fijamente.—Escucha, necesito que tú...—ella negó de inmediato.

—¿Qué no declare en tu contra, no? ¡Eso es lo único que te importa! Renato me dijo que probablemente esto era lo que querías hacer, convencerme para que no lo haga.—hizo una pausa—me parecía una verdadera crueldad que me dijera eso porque muy en el fondo tenía la esperanza de que de verdad algo hubiese cambiado en ti pero veo que no—escupió enfadada—¡Todo lo haces por ti! ¡Para salvarte a ti mismo!

—¿De verdad crees que él te quiere, Danna? ¡Te mintió!—Danna suspiró. Ni siquiera tenía que molestarse en preguntar cómo es que él sabía eso. La respuesta era clara. Pelirroja y con ojos azules, esa había sido su desgracia.

—¡Él no me ha lastimado jamás!—susurró—¡Y jamás lo haría! En cambio no se puede decir lo mismo de ti—Estaba totalmente asombrada por la manera en la que estaba reaccionando. No entendía de donde era que estaba sacando el valor pero estaba haciéndolo. Estaba imponiéndose ante él y Marcus parecía realmente contrariado. Capaz que solamente era porque estaba detrás de una pared y sabía que no podía alcanzarla pero la sensación de valentía que recorría su cuerpo entero en ese momento se sentía bien.

—De verdad confías mucho en él ¿no?—Danna lo miró con una ceja enarcada.

—Se llama vínculo entre padre e hija, un vínculo familiar, un vínculo de cariño, algo que pensé que tú tenías conmigo pero no era así—él rio.—¿En qué momento dejaste de quererme, papá? ¿Por qué te empeñaste en culparme por lo que pasó con Sebastián y con mamá? ¿Jamás te diste cuenta que no era más que una niña de cinco años asustada?

—Cállate—susurró sin apartar sus ojos de los de la chica.

—Pensé que lo que había pasado era porque estabas ebrio y no pensabas con claridad...pero el día de la competencia me di cuenta que en realidad lo hiciste porque realmente querías matarme, parecías realmente cuerdo cuándo tratabas de estrangularme—él suspiró pesadamente.

—Cállate—repitió en voz baja apartando sus ojos de los furiosos ojos de Danna.

—¡Que idiota eres, Danna!—se regañó a sí misma—En el fondo siempre quise encontrar una excusa para disculparte por el hecho de medio matarme, quería creer que no estabas pensando con claridad pero me equivoqué...ese siempre fue tu propósito—las palabras salían a borbotones de sus labios y ella ni siquiera se molestaba en frenarlas.

La chica tímida que casi había salido huyendo apenas lo vio cruzar la puerta del otro lado de la pared que los separaba se había marchado por completo. En su lugar, una chica furiosa era la que permanecía mirándolo con una mezcla de rabia y dolor.

—Yo la amaba...Allye era lo que más quería en la vida...

—Por eso decidiste terminar con todo lo que te quedaba de ella, ¿no?—las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas libremente—Eres repugnante, Marcus Silvetti—los ojos del hombre volvieron a anclarse en el húmedo rostro de la chica frente a él.

—Puedes hacerte la valiente todo lo que quieras, puedes jugar a la familia feliz con ese idiota y los niños bonitos pero te guste o no, siempre vas a ser mi hija, siempre vas a ser una parte de mí, en tus venas corre mi sangre.—Danna negó.

—Para mí desgracia...—susurró.

—Tienes que declarar a mi favor—exigió apretando los dientes.

—¿Para qué? ¿Para que vuelvas a salir y esta vez sí me mates?—rio y se limpió bruscamente las lágrimas de las mejillas—¡No! No va a haber una tercera vez, no voy a permitirlo....

—Eres muy valiente ahora ¿no? ¿De qué te sirve la valentía, Danna? Llevas una marca en el cuerpo y cada vez que te mires en el espejo vas a recordarme, tú y yo tenemos algo que nos une además de los lazos familiares, esa marca querida, Danna...

—Estás mejor aquí....—murmuró y los ojos del hombre se abrieron de golpe.

—Danna...—advirtió.

—Espero no volver a verte jamás—declaró.

—¡DANNA!—gritó furioso. Pero era demasiado tarde porque Danna Francis ya había colgado el teléfono. Se levantó lentamente, le lanzó una última mirada y luego caminó tan rápido como sus piernas se lo permitieron en dirección a la salida.

¡Esa había sido la peor idea que había tenido en su vida!

(...)

Echa un ovillo debajo del edredón se encontraba Danna aferrada a Chrisgato. Cerró sus ojos tratando de ahuyentar cada una de las palabras de Marcus. Definitivamente haber ido había sido una mala idea, la peor de todas y por mucho que le pesara, él tenía razón. Ellos siempre iban a estar conectados aunque ella se empeñara en olvidar el lazo de sangre que los iba a unir por el resto de su vida. Ella llevaba una marca que iba a hacerla recordarlo hasta el último de sus días y eso era todo lo que le quedaba de él.

Escuchó la puerta abrirse de golpe y Danna se acurrucó más contra el peluche.

—¿Si sabes que tú eres la mujer más valiente sobre la Tierra, verdad?—la voz de Richard inundó sus oídos.

—¡Y te queremos muchísimo, Danny!—agregó Erick con su lindo acento cubano. Danna debajo del edredón abrazó con más fuerza a Chrisgato y soltó un pequeño jadeo mientras las lágrimas seguían bajando lentamente por sus mejillas.

—Vamos, Dan. Sal de tu refugio y vayamos a molestar a Renato y a Noah, o veamos una película y podemos pedir pizza o lo que tú quieras. ¡Ya sé! Una pijamada con CNCO ¿No es eso tentador?—ofreció Joel.

—Incluso podemos comer litros y litros de helado de napolitano hasta que nos duela el estómago si eso es lo que quieres—agregó Zabdiel—Y ver esa película de nenitas que te encanta, la de la niña que patina sobre hielo—le explicó sentándose a su lado en la cama—pero por favor, no nos ignores...

—Muñeca, ya sabemos que prefieres la compañía de Chrisgato pero en serio, nos preocupas, no te puedes quedar así el resto de la noche. Ni siquiera quisiste bajar a merendar. O por lo menos habla con alguno de nosotros, solamente tienes que decirnos con quién quieres hablar y los demás nos iremos, lo prometo—Respiró profundamente y luego salió del edredón para encontrar cinco miradas fijas en ella. Se hizo a un lado y de inmediato Chris se sentó junto a ella. La abrazó con fuerza y besó su frente cariñosamente.

—¡Tienes una pinta horrible!—comentó Erick mirándola atentamente.

—¡Erick!—protestó Richard ofreciéndole una mala mirada.

—¡Lo lamento!—susurró de inmediato con las mejillas rojizas.

—Gracias Erick, tú también te miras muy bien—Zabdiel sonrió.

—Hey Danna, esa es una buena señal. Si tú quieres, insulta todo lo que quieras a Erick pero no te vuelvas a enterrar debajo de los edredones—pidió ofreciéndole una pequeña sonrisa comprensiva. Erick entornó los ojos.

—Ya sé que va a sonar tonto lo que voy a preguntar pero ¿Quién demonios es Chrisgato?—cuestionó Joel cruzándose de brazos. Danna se apartó un poco del cuerpo de su novio y tanteó entre los edredones hasta que lo encontró. El circulo-come-pizza grisáceo.—Ah, por un momento pensé que estabas refiriéndote a Christopher—Erick soltó una carcajada.

—Que nombre tan cool, Dan—Richard rio.

—¿Entonces, niñita? ¿Qué de todo tú quieres hacer?—cuestionó el dominicano mirándola detenidamente.

—Sólo quédense conmigo ¿sí?

—Por siempre, Dan...

_ _ _ _

Gloria saltándose los horarios de nuevo *baila ridículamente* JAJAJA Hacía tanto que no me los saltaba que hasta se siente extraño...en fin, acá estoy de nuevo wuu.

Pregunta capciosa,

¿Cuál es su canción favorita de los ciensio? *insertese gif de mi mamá diciéndolo*

Vieron que las mamás siempre le están cambiando el nombre a las bandas, jajaja antes One Direction era Juan Derechon, y ahora CNCO es Ciensio, mamás creativas, eh.

Por cierto chicas, no inventen, esto realmente es una LOCURA, en mayúsculas y con todas sus letras. De nuevo casì llegamos a las 10,000 lecturas. Y la locura no termina ahì, La chica de los patines sigue creciendo despues de tanto, no me lo puedo creer *lloranding* 

MILLONES DE GRACIAS, GRACIAS POR TODO, POR CADA UNO DE SUS VOTOS, DE SUS COMENTARIOS Y SOBRE TODO PORQUE ME HACEN EL DIA CON LOS COMENTARIOS DE ME DEJAN, CUANDO SE BURLAN DE LOS PERSONAJES, arroba Erick, arroba Christopher. CUANDO SE ENFADAN  O  CUANDO LOS ODIAN arroba azul, arroba Marcus, arroba Axel, arroba Amber. JAJAJA SUPONGO QUE ESO SIGNIFICA QUE LAS COSAS ESTÁN SALIENDO BIEN.  SON LAS MEJORES, neta *lloranding x2*

Y ya no sigo con mi drama porque no acabo hoy.  Muchos besos y abrazos y nos leemos en la siguiente actualización

All the love, G. xx

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