C22: Círculo-come-pizza.
—¡Por favor dime que Jocy ya es real!—pidió Danna mirando a Joel atravesar el umbral de la puerta de la sala de televisión.
El chico la miró un par de lacónicos segundos y le obsequió una increíble sonrisa que por un segundo la castaña pensó que no le cabía en el rostro, y es que la felicidad que Joel Pimentel irradiaba en ese momento era prácticamente vibrante.
—Sí.
—¡Richard y Erick! ¡Me deben cincuenta dólares cada uno!—anunció la muchacha en dirección al par de chicos que veían cómodamente el televisor. Erick soltó un resoplido de frustración, introdujo su mano no vendada en su campera y le entregó un arrugado billete a Danna. Richard entornó los ojos pero no se quejó y tomó su billetera para entregarle otro billete mientras Joel los observaba a los tres con los ojos desorbitados.
—¿Apostaron?—cuestionó indignado el mexicano.
—Loco, no te ofendas pero tú eres demasiado tímido, pensamos que al fin de cuentas te ibas a echar para atrás—le explicó Richard encogiéndose de hombros de manera despreocupada.
—Vaya, me encanta la confianza que depositan en mí. Son unos increíbles amigos, en serio.—murmuró cruzándose de brazos.
—Yo si confié en ti, Joey—le sonrió Dan guardando sus nuevos cien dólares en el bolsillo de sus jeans.
—¡Pero apostaste!—se quejó.
—Pero era para darles una lección a estos dos, no porque realmente no confiara en ti—Joel rio.
—De acuerdo, entiendo tu punto—suspiró—¿En dónde están Zabdiel y Chris, eh? No los he visto desde el medio día—agregó mirándoles.
—Según lo que me dijo Chris estaban haciendo unas compras con Zabdiel para el cumpleaños de Cam.—le informó la muchacha y Joel sonrió.
—Cierto, me había olvidado por completo que el cumpleaños de Camila se acerca—susurró el chico.
—Sabes algo, Joey—comenzó Danna y él la miró fijamente—Acabo de encontrar el uso perfecto para el dinero que gracias a ti acabo de ganar—anunció con orgullo la chica.
—Dios mío, me encanta saber que ganas dinero usándome para hacer apuestas...¡Eres la mejor amiga que alguien podría tener!—Danna lo miró un segundo mientras Erick y Richard se partían de risa.
—¿Eso es sarcasmo?
—Te lo dejo de tarea, querida Danna...
(...)
Danna observó fijamente la pantalla de su computadora portátil, soltó un pequeño suspiro y parpadeó varias veces tratando de aclarar sus pensamientos. Las clases con Jane seguían su curso normal y al día siguiente tenía clase, había tenido tiempo de sobra para preparar un reporte sobre las culturas de varios países pero entre la emoción de las competencias, las fiestas de cumpleaños y los viajes lo había olvidado por completo. Ahora, estaba atascada con la mitad del trabajo y pocas horas para que la clase llegara, estaba completamente segura que no iba a dormir pero tampoco quería darle ningún tipo de motivo a Renato para que se molestara con ella y la reprendiera por su desempeño académico.
Se frotó los ojos y se acomodó el pijama antes de que un par de golpes la sacaran de su estado de concentración.
Miró la puerta blanca con el corazón acelerado esperando que fuera su novio que había pasado prácticamente todo el día con Zabdiel haciendo compras y no lo había visto desde el almuerzo.
—Adelante.—gritó y luego la puerta se abrió un poco. Lo primero que vio fue un círculo gris con ojos y antenas sosteniendo una rebana de pizza de peluche. Ella rio y luego escuchó la inconfundible risa de su novio.
—Hola, enana—la saludó entrando en la habitación sosteniendo con ambas manos el círculo grisáceo. Apenas llegó a su lado se inclinó un poco sobre ella para poder besarla y luego le ofreció una pequeña sonrisa.—Te he extrañado todo el día—anunció mirándole y sentándose a su lado en la cama—así que, cuando estaba en el centro comercial con Zabdiel, pensé en ti y te compré un...—Danna rio de nuevo interrumpiéndolo.
—Un círculo con antenas sosteniendo una pizza—adivinó la muchacha. Él la miró con el ceño fruncido y negó de inmediato.
—¡Danna! No es un circulo con antenas, es un gato sosteniendo una pizza—corrigió tendiéndole el peluche—En serio que pensé que Joel era el que siempre arruinaba nuestros momento románticos pero creo que ya le has quitado su lugar—Murmuró ofendido. Ella lo tomó gustosa ignorando el comentario del ecuatoriano dramático que tenía por novio, lo observó con renovado interés y luego rio de nueva cuenta antes de acercarse a los labios de su novio para poder besarlo de nuevo.
—Ya lo sabía—murmuró en respuesta.—Me encanta. Muchas gracias, mi amor—agregó abrazando su nuevo peluche como si fuese una niña pequeña. Aspiró su aroma y Christopher rio—¿Le pusiste de tu loción al peluche?—cuestionó mirándolo.
—Sí, para que cada vez que lo veas me recuerdes—respondió sonriente.
—Chrisgato—soltó con diversión.
—¿Qué?
—Chrisgato, así es como va a llamarse el circulo come pizza—le informó risueña.
—¡Qué lindo nombre, Dan!—ironizó ofendido.
—Chris el gato está muy largo, Chrisgato es más cool—decidió y luego se encogió de hombros de manera despreocupada.
—Me encanta saber que usas mi nombre para este tipo de cosas—musitó sarcasticamente. Ella se echó a reír.
—¡Que dramático eres, Chris!—se burló.
Christopher la miró con una ceja enarcada, soltó un suspiro y miró al techo como si estuviese realmente desesperado. Danna soltó una risita divertida y luego negó un poco.—¿Qué es lo que estás haciendo?—preguntó mirando la pantalla de la computadora con detenimiento.
—Deberes escolares—afirmó dejando de sonreír de golpe apenas recordó que aún tenía un trabajo que completar.
—¿Puedo ayudarte en algo?—preguntó el muchacho sonriéndole un poco.
—No lo creo. A menos que sepas sobre la cultura de cada uno de los países globalizados del mundo....todavía me falta la mitad—le informó arrugando la nariz a modo de disgusto. Christopher rio.
—De acuerdo, no te puedo ayudar. Hazlo tú sola—Danna lo miró un breve segundo y luego negó un poco.
—Gracias, no esperaba menos de ti, mi amor—ironizó la chica poniendo los ojos en blanco.
—Pero, lo que sí puedo hacer por ti es quedarme aquí contigo haciéndote compañía hasta que termines—ofreció sonriéndole ampliamente.
—Yo ya tengo compañía—le espetó la chica señalando al peluche que descansaba sobre sus piernas.
—Demonios, así que yo solo he traído al estúpido peluche que va a reemplazarme—Danna soltó una carcajada y luego negó divertida.—Así que este va ser mi enemigo número uno desde ahora—se cruzó de brazos y enarcó una ceja.
—¡Drama andando!—se burló la castaña.—Ahora si me haces el pequeño favor, déjame continuar con esto que mañana tengo clase con Jane y ya casi puedo ver a Renato regañándome por haber malgastado las dos semanas que me dio para hacerlo.—le explicó con el entrecejo fruncido.
—¡Va a ser una noche larga, muñeca!—se mofó el castaño. Danna soltó un suspiro de pura frustración, lo observó un breve segundo y luego volvió a llevar la mirada a su trabajo a medio hacer.
—Definitivamente, una noche demasiado larga...
(...)
—Déjame ver si entendí—murmuró Erick mirando a sus amigos reunidos en la sala de televisión—¡Lo golpeaste!
—¡En la cara!—agregó Richard mirando al ecuatoriano con los ojos muy abiertos.
—¡Era lo menos que se merecía, no me lo pueden negar!—respondió Christopher cruzándose de brazos.
—¡Pero yo ya lo había hecho! ¡Le partí el labio!—le espetó Erick mostrándole la venda que aun llevaba en la mano.
Christopher lo miró un breve segundo, soltó un suspiro de frustración y luego asintió levemente.—La cosa es que parece ser que no fue suficiente para Axel, me lo encontré allá afuera y comenzó a burlarse sobre lo que pasó con Dan para provocarme, sólo eso...—Joel negó un poco.
—¡Yo soy testigo de eso!—comentó Zabdiel jugueteando con el zíper de su campera.
—¿Dan lo sabe?—cuestionó Joel.
—Eh, es que el día de la fiesta Dan me hizo prometerle que no haría nada, que con lo que Erick había hecho iba a ser suficiente...pero me sacó de quicio.—Richard suspiró.
—Lo que quiere decir que si Dan se entera, vas a estar metido en un buen lío.—Christopher negó.
—¿En dónde está, por cierto?—preguntó Joel de nueva cuenta.
—En casa de Camila, están haciendo una especie de tarde de chicas.—respondió Zabdiel.—Uh, hay...hay algo que aún no les decimos...—tres pares de ojos curiosos se posaron en él. Christopher observó con renovado interés el suelo alfombrado de la habitación.
La idea de Zabdiel aún le parecía la cosa más descabellada del planeta pero tenía que admitir que al final de cuentas tenía algo de sentido. Incluso aunque él mismo se hubiese devanado ya el cerebro tratando de encontrar una explicación diferente y lógica a la situación. Pero no había ninguna remotamente coherente.
Y todas, todas llevaban a la misma situación.
—¿Pasa algo malo?—murmuró Erick mirándolo con atención.
—Creemos...creemos que Danna y Camila son familia.—la sala se quedó casi en silencio.
—¿Qué dijiste Zabdiel De Jesús Colón?—cuestionó la voz de Renato desde el umbral de la puerta.
(...)
—¿Qué se supone que tenemos que encontrar?—cuestionó Danna a Camila observando el montón de cajas de cartón apiladas en el pequeño espacio que conformaba el ático de la casa Horvat.
—Uh, fotografías de Maddie cuándo era un bebé—respondió la pelinegra encogiéndose de hombros.—Mamá solía tenerlas en la sala pero cuándo nos mudamos jamás volvimos a desempacar todo, que flojera—Danna rio, tomó una pesada caja del montón y luego se sentó en el suelo con la caja entre las piernas. Camila imitó su acción y abrió la caja de golpe provocando que una pequeña nube de polvo casi las ahogara.
—Esto es impresionante—comentó Danna hojeando un cuaderno de dibujo. Camila la observó un breve segundo, suspiró y luego asintió. Ella conocía a la perfección ese cuaderno, ella solía pasar horas admirándolo cuando era más joven y fantaseando con que alguna vez ella podría hacer algo así de lindo.—¿Son tuyos?—inquirió mirándola.
—No. Son los diseños de mi madre—respondió encogiéndose de hombros la pelinegra.
—¿Es una diseñadora de modas?—preguntó con renovado interés. Ahora era capaz de comprender porque a Camila le gustaba todo eso de combinar ropa, era por herencia genética.
La pelinegra dejó de lado el álbum familiar y observó a Danna que de nueva cuenta hojeaba cuidadosamente el cuaderno que contenían todo el trabajo de su madre.—No. Bueno, eso era lo que ella quería hacer en un principio pero su padre se oponía rotundamente.—suspiró—era esa especie de persona criada en otros tiempo con la mente algo cerrada, no quería que su única hija terminara metida entre retazos de tela, hilos y agujas sentada frente a un cuaderno perdiendo el tiempo como él solía llamarlo.—le explicó en voz baja.
—Guau. Pues para no haberlo estudiado, realmente tiene talento.—Camila rio.
—Sí pero jamás lo usó. Como prefería llevar la fiesta en paz con su padre, decidió hacerle caso y dejar el diseño de ropa. Terminó en la universidad local estudiando finanzas—Danna la miró estupefacta y volvió a llevar su mirada color miel a las hojas que aun sostenía entre sus manos.
—Era realmente talentosa, me encanta todo esto—aseguró con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.
—Sí, lástima que malgastó los mejores años de su vida metida en una oficina—comentó la chica desdeñosamente.
—¿Trabajaba en una oficina?—inquirió la castaña con algo de sorpresa. No podía creer que una persona que realmente tenía demasiado talento para diseñar ropa terminara en una aburrida oficina solamente para darle gusto a alguien más.
—Sí. Ahí fue donde mis padres se conocieron, eran compañeros de trabajo—sonrió Camila.—Entablaron una relación, se casaron y luego nací yo—Danna sonrió ampliamente.
—Bueno, por lo menos salió algo lindo de todo eso de que tu abuelo no la dejara hacer lo que ella realmente quería—la pelinegra soltó una risita divertida y cambió de página al álbum que descansaba encima de sus piernas cruzadas.
—Supongo que si—suspiró con nostalgia apenas encontró una fotografía—Mira, esté de aquí es mi padre—señaló la fotografía donde además de su padre, había un montón de gente más en la fotografía.
El corazón de Danna Francis dejó de latir apenas se dio cuenta de un pequeño detalle. ¡Él estaba en la fotografía!
—Uh...
—¿Dan? ¿Te encuentras bien? De repente te pusiste tan blanca como una hoja de papel—la castaña observó a su amiga con los ojos desorbitados, soltó un pequeño jadeo y se acercó aun más para observar mejor. La fotografía estaba algo movida pero podía distinguir con exactitud a los padres de Camila, su madre no había cambiado en nada y su padre, bueno, lo había conocido hacía cinco segundos atrás pero lo podía reconocer a él a la perfección. Con el cabello tan negro como la noche, vestido con una traje diplomático y una sonrisa en los labios.
—¡Este de aquí es Marcus!—soltó señalándolo. Camila la miró con el ceño fruncido, sacó la fotografía del plástico y la observó mejor. Ese Marcus no se parecía mucho al Marcus desaliñado que ella había conocido en la competencia cuando casi mataba a su mejor amiga.
—¿Qué? ¿Estás segura, Dan?—murmuró con algo de confusión.—Capaz que estás confundiéndolo.—Danna negó totalmente segura.
—No estoy confundiéndolo. Te juro que este hombre que está en esta fotografía a un lado de tu madre, es Marcus...—afirmó Danna.
—Vaya, quién diría que nuestros padres fueron compañeros de trabajo...—susurró la chica contemplando la fotografía con renovado interés—Y que casi veinte años después, nosotros terminaríamos siendo mejores amigas, casi hermanas... es una locura.
—Es una locura...
_ _ _ _
No me maten por la hora *c va corriendo*
JAJAJA, lo siento en serio. Pasa que fui al cine a ver Death Cure... ¿les gusta? ¿Ya la vieron? ¡No la cuenten para no hacerle spoiler a los que les gusta y aun no la ven! Lo único que diré es que está totalmente increíble. Yo soy una mega fan de la saga, me leì los cuatro libros en una semana. Encima Dylan O'Brien...Thomas Sangster...Y Hi Kong Lee *c muere babeando sobre sí misma* jajaja, en fin. Vayan a verla que seguramente les va a encantar.
Por cierto, aquí les dejo una fotografía del nuevo circulo-comer-pizza de Danna.
Hoy les tengo una pregunta capciosa.
¿Se hubiesen imaginado si en lugar de Danpher hubiese habido Danerick? ¿Cómo creen que sería si en un universo paralelo Danpher no existiera, pero existiera Danerick?
Yo creo que Danna y Erick sería interesante... *huye antes de que la maten por decir babosadas* JAJAJA.
Les envío muchos, muchos, muchos, muchos besos y abrazos. Amor y Paz, señoritas.
All the love, G. xx
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