C21: Fractura del boxeador.

-¿Cómo quieres terminar con la chica que hizo que tu familia se destruyera, Marcus? Para que veas que soy una buena persona te dejaré elegir el método.

-¿De verdad crees que te tengo miedo? Ya no soy la niña tonta que intentaste matar hace doce años....Yo jamás te hice nada. Lo que pasó con Sebastián fue un accidente y lo de mamá...no fue mi culpa. ¿Quieres acabar conmigo? Anda, hazlo.

Danna Silvetti estaba haciendo la cosa más estúpida o más valiente que una persona en su sano juicio podía hacer.

-Vas a morir.

-Ya no me importa, hazlo de una vez.

Camino lentamente acercándose al hombre que seguía con su mirada clavada en ella. Le ofreció una escalofriante sonrisa que hizo que se le erizara el cabello de la nuca y que su piel se estremeciera en el acto. Si, definitivamente esa era la cosa más estúpida y valiente que había hecho en toda su vida. No se alejó, aunque todas las alarmas dentro de su cabeza se activaran al mismo tiempo y esa vocecilla inexistente se lo gritaba. Se quedó quieta mirándolo a los ojos mientras las frías manos de su padre se envolvían alrededor de su cuello. Él no estaba jugando y era muy probable que en verdad muriera esta vez. Sintió la presión que estaba ejerciendo sobre su agarre pero no apartó la mirada, lo estaba contemplando fijamente mientras él la estaba matando.

Sus pulmones comenzaron a arder por falta de oxígeno y su cuerpo comenzó a temblar ligeramente. Ese iba a ser su fin, estaba muy segura de ello.

Danna iba a estar con Sebastián, iba a estar con su mamá luego de doce años. Cerró sus ojos esperando el momento en el que sus pulmones dejaran de protestar y que su corazón dejara de funcionar, pero eso no pasó. El agarre de Marcus se desvaneció y su cuerpo chocó contra algo duro sumiéndola en un mar de oscuridad.

Ya estaba hecho. Estaba muerta.

-Mi amor....-esa parecía la voz de su madre.

-Dan.-la voz de un niño atravesó sus tímpanos, su piel se erizó y su corazón latió muy de prisa cuándo lo reconoció. Sebastián. -¡Danna por favor, responde! ¡Danna!

Danna abrió los ojos de golpe, se llevó las manos al rostro y soltó un suspiro de frustración.

¡Otra vez estaba teniendo sueños!

Parpadeó varias veces tratando de acostumbrarse a la claridad matinal y entonces se encontró a sí misma recostada en la cama cubierta con el edredón pero aún tenía la ropa del día anterior, se removió incómoda sintiendo como la cremallera del vestido se le clavaba a un costado del abdomen y automáticamente sonrió.

Se había quedado dormida en los brazos de su novio, así que tenía que haber sido él quién la había colocado en la cama, quién le había puesto los calcetines que tenía y el mismo que en un intento fallido había intentado trenzar su cabello.

Se sentó en la cama y volvió a sonreír cuándo sus ojos se posaron en una nota amarilla pegada a su lámpara en la mesa de noche. Estiró su mano para tomarla y rio un poco.

Soy tan interesante que te quedaste dormida en medio de nuestra charla. ¡Me pierdes, novia! Espero que no te moleste que haya revisado los cajones de tu guardarropa mientras buscaba calcetines. Y que no te enfades porque accidentalmente enredé la liga de goma en tu cabello y tuve que cortar un mechón. Te amo con todas mis fuerzas, Chris.

Soltó una carcajada y luego se llevó la mano a la trenza mal hecha que tenía en busca de algún indicio del improvisado corte de cabello del que había hablado Christopher.

¡Definitivamente su novio era un adulador!

(...)

Erick estiró las piernas encima de su cama y soltó un pequeño suspiro. Se miró la mano vendada y sonrió ampliamente. Pudiese ser que no fuera un golpeador experto pero estaba conforme consigo mismo por haber defendido a Danna.

Un par de golpes en la puerta lo hicieron salir de su trance. Gritó un "adelante" y luego la cabellera castaña y los ojos color miel de la muchacha quedaron a su vista.

-¿Puedo pasar?-cuestionó Danna asomando su rostro por la puerta. Erick rio y luego asintió.-Renato me dijo que fueron al médico esta mañana-comentó caminando en dirección a él.-¿Está todo bien?

-El doctor lo llamó fractura del boxeador-le explicó el cubano-dijo que es algo así como una rotura pero lo mío fue una rotura menor. No requiere atención medica, ni férulas o algo así y me dio analgésicos para calmar el dolor-Danna frunció el ceño.

-Lo lamento tanto, Erick. ¡Fue mi culpa!-él negó.

-Claro que no, bonita. No fue tu culpa, fue culpa de Axel-suspiró-no debió besarte, Dan. Fue el peor error que cometió en su vida porque ahora estoy muy seguro que tiene el odio de Christopher hasta el final de sus días.-Danna apretó los labios y luego negó también.

-Te quiero muchísimo, Erick. Eres muy valiente-Erick sonrió ampliamente.

-Y yo te quiero mucho más, Danna-respondió el muchacho.

La puerta se abrió de golpe dando paso a un desesperado Joel. Los miró a ambos, les ofreció una pequeña sonrisa a modo de disculpa y luego suspiró. -¡Necesito de su ayuda!-comentó mirándolos.

-¿Nosotros? ¿Por qué?-quiso saber la chica sentándose a un lado de Erick.

-Bueno, como ya saben he estado teniendo un par de citas con Lucy-Danna rio.

-¿Un par de citas? Si literalmente ya vives en la puerta de la casa de Lucy-se burló la castaña. Erick rio y luego el mexicano les ofreció una mala mirada.

-Bueno, un par de citas...muchas citas, lo que sea-se quejó.

-En fin, ¿en qué podemos ayudarte nosotros?-cuestionó Danna con una pequeña sonrisa tirando de sus labios.

-Eh, necesito que me ayuden a elegir el atuendo perfecto para la cita más importante mi vida-la castaña y el ojiverde se miraron un par de segundos, intercambiaron una mirada cómplice y luego se sonrieron el uno al otro.

-Querido Joel, has acudido en busca de ayuda con las personas correctas-sentenció la muchacha.

-Eso de pedir ayuda sonó como a lo que diría una chica en apuros-se mofó el cubano.

-Vayamos a tu habitación que vamos a revisar hasta el último rincón-advirtió Danna poniéndose de pie. Le lanzó una mirada a Erick y de inmediato la imitó. Joel los observó a ambos compartir otra sonrisa maliciosa y de inmediato se arrepintió de haber entrado a la habitación de Erick en primer lugar.

-¿Por qué tengo la sensación de que esto es lo que Camila hace contigo?-interrogó el mexicano cruzándose de brazos y observándola con una ceja enarcada.

-Si yo puedo ser la Barbie de Camila, tú puedes ser nuestro Ken por un rato-se encogió de hombros despreocupada y Joel suspiró pesadamente.

-Dios mío, en que lío me metí.-protestó el muchacho. Danna y Erick rieron totalmente divertidos.

Sentados en la cama de Joel, Erick y Danna lo observaron entrar por tercera vez en el baño con un atuendo diferente. Un par de minutos después salió vestido completamente diferente de pies a cabeza.

-¡Siguiente, por favor!-exclamó Danna.

-¡Pareces un vagabundo con esa ropa!-se quejó Erick mordisqueando una galleta de chocolate.

-Esta es tu campera de jean por si no lo has notado-le espetó Joel cruzándose de brazos con fingida indignación. Erick suspiró dramáticamente y la chica sonrió.

-Pero a ti no te queda tan bien como a mí-respondió el cubano encogiéndose de hombros.

El mexicano puso los ojos en blanco, negó un poco y volvió a entrar en el baño para volver a cambiarse. La verdad es que ya estaba un poco cansado de repetir la acción, iba ya por la cuarta vez que se cambiaba de ropa y parecía no complacer a sus amigos.

Se sentó en la orilla de la tina de baño y soltó un suspiro exagerado. Tomó su teléfono y contempló la pantalla fijamente observando la colorida imagen, tenía que salir todo bien. Nada podía salir mal.

(...)

Christopher y Zabdiel dejaron de caminar apenas lo vieron atravesar a paso lento la caseta de seguridad del fraccionamiento. Christopher apretó los puños tratando de contener la furia que estaba comenzando a recorrer todo su cuerpo.

¡Ese era el mismo idiota que se había atrevido a besar a su novia a la fuerza!

-¡No vale la pena que te agarres a golpes con Axel, Chris! Te recuerdo que Erick ya lo hizo y ahora tiene una fractura en los nudillos-le espetó Zabdiel colocando su mano en el brazo del ecuatoriano.

-De verdad que quiero pegarle hasta que olvide su nombre-Zabdiel suspiró.

-Tienes mejores cosas que hacer que agarrarte a golpes con Axel, ya te dije que no vale la pena-le explicó de nueva cuenta.

Axel levantó la mirada y una petulante sonrisa se instaló en sus labios. Se llevó el dedo pulgar a la herida que el estúpido niño le había hecho la noche anterior y suspiró complacido. Valía la pena el golpe si había besado a Danna de todos modos.

-Christopher-lo saludó apenas estuvo lo suficientemente cerca de él.

-¿Qué haces hablándole?-le reprochó Zabdiel. -Dios, tan bien que me caías-Christopher lo miró de mala gana.

-¿Te creías muy listo anoche, no?-Axel rio.

-Por Danna vale la pena-lo provocó. Christopher dio un paso al frente totalmente furioso pero Zabdiel lo detuvo de nueva cuenta.

-Tuviste que hacerlo a la fuerza para poder conseguir un beso ¿no?-murmuró Christopher apretando los dientes. Axel rio perezosamente.

-Seguro lo disfrutó aunque diga que no-suspiró.

-Qué vergüenza que tengas que obligar a las chicas a que te besen....-escupió Zabdiel con desprecio.

-Escucha, Christopher. Tú puedes ser el novio de Danna, y compartir todo lo que quieras con ella. Pero cuándo Danna entra en la pista de patinaje él único que existe soy yo. Tú te vuelves un cero a la izquierda y soy él que está con ella. Nosotros tenemos una conexión especial porque el patín nos une, te guste o no, dentro de la pista somos pareja y ni tú ni nadie va a cambiarlo.-le explicó despreocupadamente.

-Ten por seguro que aunque no esté con ella dentro de la pista de patinaje, Danna está pensando en mí, siempre. El cero a la izquierda eres tú....-Christopher volvió a caminar ignorándolo.

-Ahora sé porque estás con ella, besa demasiado bien....-el ecuatoriano se frenó de golpe, se giró de inmediato y antes de que Zabdiel pudiera si quiera reaccionar, su puño ya estaba estrellándose contra el rostro asombrado de Axel Evenson.

(...)

-No-se quejó Lucy cuando Melanie intentó volver a aplicar rímel en sus pestañas.-Si pones otro poco de esa cosa en mis ojos cuándo parpadee se van a quedar pegados-protestó con el ceño fruncido.-¿Por qué tengo que tener todo el cabello recogido? Por Dios, si estas intentando hacer que mis ojos se rasguen, estás lográndolo-señaló en dirección a Ady.

-¡Deja de quejarte por todo!-respondió la rubia cruzándose brazos.

-¡Me duele la cabeza!-anunció la pelinegra y Ady rio.

-¿Quieres lucir linda?-asintió automáticamente.-Entonces deja de protestar-exigió la castaña colocando cuidadosamente sobre la cama la ropa que había elegido del guardarropa de la muchacha.

-Estoy muy segura que cuándo Joel te mire se va a ir de espaldas-sonrió Melanie.-aunque todavía no termino de creerme que mi pequeña Lucy está creciendo tan rápido-la pelinegra rio.

-Basta, estás poniéndome más nerviosa de lo que ya estoy-Ady suspiró.

-¿Te gusta esto?-preguntó mirándola a los ojos. La chica llevó su mirada hasta la cama donde unos jeans de mezclilla azules, una blusa rosa sin hombros, una campera de cuero sintético color negro y unas botas rosadas descansaban. ¡Le encantaba! Tenía que admitir que el atuendo era muy lindo.

-Me fascina-comentó con los ojos brillantes.

-Pues entonces ve y póntelo que Joel no debe tardar-anunció la rubia sentándose en el filo de la cama.

Era realmente sorprendente la rapidez con la que una persona solía actuar cuándo algo que le interesaba estaba de por medio, pensó graciosamente entrando al baño con la blusa y el pantalón en la mano. En cuestión de segundos estaba de vuelta en la habitación bajo la atenta mirada de sus amigas.

A Lucy siempre le había gustado la feria, era un espectáculo imponente, majestuoso sobre todo si dentro de la feria había esa pequeña carpa donde las personas hacían acrobacias. De pequeña ella había querido ser acróbata circense, cuando se lo había contado a su madre, se rio dulcemente y la palmeó la cabeza dándole a entender que aquello era una locura. Y capaz que sí lo era, pero eso era lo que a ella le gustaba.

Su piel se estremeció apenas la mano de Joel se posó encima de la suya, por inercia lo miró para darse cuenta que era el chico más perfecto que había visto jamás, contempló cada uno de las características del muchacho, desde el cabello despeinado, la bandana negra que descansaba sobre su frente, la campera de cuero negra que, tenía que admitirlo, le daba un toque bastante sexy y los jeans negros que se ajustaban a sus piernas. Sí, ella literalmente estaba babeando sobre sí misma.

-¿Te gustan los juegos mecánicos?-preguntó el muchacho haciéndola sobresaltarse y bajar de la nube en la que se encontraba en ese momento.

-¿Qué?-se sintió patética y sus mejillas se sonrojaron de inmediato.

-¿Qué si te gustan los juegos mecánicos?-repitió Joel sonriéndole ampliamente.

La pelinegra sintió su respiración cortarse en respuesta. Sus piernas se tambalearon ligeramente y asintió brevemente.

-Sí.

Él no respondió, simplemente tiró de ella dirigiéndola hasta la monumental rueda de la fortuna, con los ojos desorbitados la observó sin emitir ni una sola palabra, sí, le gustaban los juegos mecánicos pero nunca en su vida se había subido en uno. Tampoco es como que se podía echar para atrás en ese momento.

Debía aceptar que en todo el día la idea de tener una cita con Joel Pimentel en una feria no había salido de su cabeza ni un solo instante. Adoraba la idea, siempre le habían gustado las ferias, incluso aunque fuese un poco cobarde como para atreverse a montarse en los gigantescos juegos. ¿Pero por él valía la pena, no?

-Es increíble-murmuró en voz baja. Joel la miró contemplando fijamente la rueda de la fortuna que tenían delante de ellos. Sonrió ampliamente y se acercó al hombre de los tickets.

La sensación de vértigo comenzó a recorrer cada molécula de su cuerpo y soltó la respiración de golpe, fue entonces cuando se dio cuenta que estaba conteniéndola. Ella estaba tan ensimismada observándo a las personas bajar de la enorme estructura de metal que ni siquiera estaba prestándole atención a su acompañante.

La vista era magnifica, no podía negarlo.

-Lucy....-ella apartó la mirada de la majestuosa vista que tenía frente a ella y lo miró fijamente. Joel la observó detenidamente y sonrió provocando que la muchacha se volviera a sonrojar.

¿En serio iba a sonrojarse cada vez Joel le sonriera o la mirara a los ojos?

-¿Qué pasa?-cuestionó en apenas un hilo de voz.

-¿Te dije alguna vez que me gustas?-cuestionó sonriente. Cierto que al principio le costaba un poco de trabajo mantener conversaciones de forma fluida con ella pero ahora la conocía mejor, las citas que habían tenido anteriormente, las largas charlas por teléfono de horas y la innumerable cantidad de mensajes de texto que se enviaban el uno al otro contaban como un gran avance entre ellos dos. Así que la timidez no era un impedimento, por lo menos para Joel, porque en lo que Lucy respectaba seguía igual de tímida que la primera vez que Danna los había presentado en la pista.

-Alguna vez-respondió sonriéndole brevemente.

-Bien, pues me encantas-Lucy suspiró pesadamente, frunció sus cejas y Joel rio en voz baja.

-¿No se suponía que tú eras el tímido del grupo?-Joel soltó una carcajada.

-¿De dónde sacaste eso?-Lucy sonrió.

-Si supieras la cantidad de cosas que hay en internet sobre ti-rio.

-Nosotros ya dejamos atrás la etapa de la timidez, ¿no?-bromeó.-incluso aunque tus mejillas se pongan muy rojas cada vez que te digo algo-Ella volvió a sonrojarse y Joel le sonrió complacido-sí, de eso es lo que estoy hablando.

-Basta, haces que me sonroje-protestó.

-Creo que he sido un bruto que no te dicho que te miras realmente linda-Lucy lo miró en silencio.

-¡Lo estás haciendo a propósito!-se quejó fingiendo indignación.

-Hay algo que quiero preguntarte-el corazón de la chica se aceleró de golpe, jugueteó con sus manos en un acto de puro nerviosismo y sintió su pulso elevarse hasta el cielo.-es algo realmente importante-ella parpadeó varias veces.

-¿Es algo malo?-Joel negó de inmediato.

-Es que...de verdad que desde la primera vez que te vi, en la competencia quiero decir, fuiste...en realidad, me sentía un mal amigo porque se supone que estaba ahí para apoyar a Dan, pero por alguna razón que en ese momento no comprendía...no podía apartar la mirada de ti, eras como un imán.-ella se sonrojó de nueva cuenta-Desde ese día me gustas, Lucy. Pero si, era el tímido del grupo así que no pensaba decir nada, luego cuando mi hermana volvió a la pista y nos presentó...¿Qué caso tenía seguir ocultándolo? No tenía ningún sentido y desde entonces...dame una oportunidad, Lucy-pidió en voz baja.-Solamente una oportunidad, yo no voy a lastimarte, nunca.-Lucy sonrió.

-Me sentía la peor persona del mundo por encontrarte lindo en una situación desastrosa como la de la competencia. ¿Qué clase de amiga era si mientras mi amiga estaba medio muerta siendo sacada en brazos de un chico yo encontraba lindo a otro muchacho?-sonrió.-Nunca he estado en una relación, Joel. Siento mucho miedo, no de ti. Pero siento mucho miedo de la vida que llevas, de la fama, quiero decir. No tengo ni idea de cómo Camila y Danna lo hacen, pero...sí-agregó finalmente.

-¿Ese si significa que si me aceptas como tu nov...?-Lucy asintió interrumpiéndolo con una risilla nerviosa.

-Significa que si, que quiero darte una oportunidad-respondió sonriéndole ampliamente.

Y eso bastó para que él con un movimiento torpe terminara con la distancia que los separaba.

Lucy se sintió morir de emoción. Joel Pimentel -su nuevo novio- estaba besándola.

_ _ _ _ _ _

Hola, hola, hola. *efusiva time, ajaja* ¿Cómo están?

Primero que nada, quiero darle las gracias y compartir los créditos de este capítulo con: JavuCncowner.

Eres una genia total, chica. ¡Gracias por el outfit de Lucy y por las ideas que me diste! A ella le debemos este hermoso outfit, señoritas. ¿Verdad que está lindo?


¿Ya vieron que la portada cambió un poquito?

En fin, espero que les guste mucho el capítulo y les mando muchos, muchos, muchos besos y abrazos.

All the love, G. xx

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