C20: El perdedor.

Danna tiró de Erick tan fuerte que se sorprendió un poco cuándo finalmente los ojos verdes del muchacho se despegaron del chico que aún permanecía sentado en el suelo toqueteándose su sangrante labio. Caminaron tan de prisa como sus piernas se lo permitieron ignorando el quejido de dolor del cubano.

Se frenó de golpe apenas salieron del área destinada para los lockers y se tambaleó un poco cuándo por inercia el cuerpo del muchacho chocó contra el de ella. Soltó su mano y lo miró a los ojos un par de segundos mientras su cerebro terminaba de procesar todo lo que había vivido en los últimos cinco minutos.

—Déjame verte—pidió sin apartar sus ojos ámbar de los verdes de su acompañante.

—Estoy bien—respondió el chico.

—¡Déjame verte, Erick!—le espetó tirando de su mano derecha. Él soltó otro quejido y Danna abrió los ojos de golpe cuándo encontró totalmente rojos sus nudillos.—Esta es la primera vez que le pegas a alguien ¿verdad?—cuestionó de nueva cuenta apreciando como la mano de Erick estaba comenzando a inflamarse de a poco.

—Jamás fui una persona a la que le gustara crear problemas, Dan. Mamá siempre me dijo que las cosas se arreglaban hablando como personas civilizadas y que la violencia genera más violencia—explicó en medio de una mueca de dolor.

Danna negó un poco y soltó un suspiro de frustración. Si Erick se presentaba con la mano lesionada, los chicos iban a comenzar a preguntar y a insistir para que les dijeran lo que había ocurrido...Dios, si ellos alguna vez se enteraban...ya casi podía verlos con su complejo de brabucones activado intentando colgar a Axel del árbol más alto de Miami.

—Bueno, supongo que no tomaste en cuenta el consejo de tu madre allá adentro, no parecías una persona civilizada—bromeó ella pasando la yema de su dedo pulgar por los nudillos del cubano.

—¡No debió besarte a la fuerza!—se defendió haciendo otra mueca.

—¡Eso ya no importa, Erick! Lo importante ahora es pensar cómo demonios vamos a hacer para que la mano no siga inflamándose. Renato y los chicos de inmediato querrán saber cómo diablos te hiciste esto y yo no...

—Tú no quieres decirles...—la acusó mirándola con reproche.

—No quiero que ellos también se conviertan en personas no civilizadas y se muelan a golpes—corrigió con frustración.

—Dudo mucho que si alguno de ellos estuviesen en mi lugar estuvieras teniendo esta linda charla en este preciso momento ¿Sabes?—ironizó mirándola con detenimiento.

Danna suspiró.

—¡Chicos!—exclamó Camila acercándose a ellos a paso lento—Pensé que estarían en los lockers....—los observó un segundo y luego respiró profundamente—¿Qué pasa?—Erick negó y volvió a llevar su mano al bolsillo de su campera de cuero sintético.

—Nada—respondió Danna de inmediato ganándose una mala mirada por parte del cubano.

—Axel besó a Danna a la fuerza—soltó el muchacho arrebatadamente.

Los ojos marrones de Camila lo contemplaron un segundo y por un solo instante el entrecejo de Erick se frunció. Llevó su mirada a Danna que se mantenía en silencio con una expresión de derrota, frustración y molestia en el rostro y luego al rostro conmocionado de Camila. Seguro era por el efecto que el dolor que sentía le estaba provocando pero... nunca había notado que sus ojos eran casi idénticos, color ámbar con pequeñísimas motas doradas y esas largas y espesas pestañas negras.

—¿Disculpa?—cuestionó Camila apenas salió de la conmoción.—¿Puedo saber qué demonios...? Dan, te dije que algo así podía pasar, es lindo que hagas amigos y todo lo que eso conlleva, pero...a Axel le gustas, confundió la amistad con algo más—le explicó. Erick negó un poco e hizo una mueca de dolor de nuevo. No había sido un golpe estilo Mike Tyson pero él jamás le había pegado a alguien. Estaba seguro que si no tenía algún hueso fracturado iba a ser un verdadero milagro.

—Ya lo sé—murmuró la chica.—Si ya fuiste de chismoso con Cam, creo que no tiene caso que sigas ocultando tu mano—Erick la miró mal y luego se sonrojó un poco cuándo los ojos marrones de Camila se posaron en él de nueva cuenta.

—¿Tu mano? ¿Qué diablos le pasó a tu mano?—exigió la muchacha cruzando sus brazos por encima de su pecho. Erick soltó un bufido de frustración y sacó su mano de su bolsillo para mostrarle a la recién llegada. —¿Golpeaste una pared o algo así?—lo tocó con cuidado y él se estremeció.

—Solamente el rostro de Axel—Danna asintió solemnemente y luego su corazón se aceleró cuando su mirada se posó en una figura bastante familiar acercándose a ellos. Camila le dio un codazo a Erick y este por inercia volvió a esconderla.

—Hey Danna, ¿todo bien? Erick me dijo que estabas muy cansada y que estarías en los lockers para descansar un poco.—le explicó Christopher mirándola fijamente.

—Sí, todo bien—respondió sonriéndole.

—¿Qué hacen todos aquí?—preguntó mirando a Erick y a Camila alineados en el pasillo impidiendo el paso.

—Ah, nada. Ya nos íbamos—contestó Camila sonriéndole ampliamente.—De hecho, yo estaba por decirle Danna que creo que es momento de irnos, estamos muy cansadas y la gente está comenzando a irse—señaló a la pista donde todavía muy pocas personas bailaban.

—Sí, y es una gran idea—inquirió Danna lanzándole una mirada de gratitud a su mejor amiga.

Camila era la mejor amiga que una persona pudiese tener jamás, Danna lo sabía, porque era precisamente ella quién la salvaba de todas y cada una de las situaciones incómodas en las que se había visto envuelta y esta no iba a ser la excepción. Era como su hermana, la hermana que nunca tuvo, esa con la que podía hablar de cualquier cosa sin que la juzgara, que la escuchaba y la aconsejaba sabiamente.

En pocas palabras: La adoraba.

—Vamonos de una vez—pidió Erick tratando de que su voz no sonara extraña.

Danna entrelazó sus dedos con los de su novio y tiró de él con la intención de alejarlo lo más rápido posible de ahí. No quería otro incidente y si bien se sentía una pésima novia por ocultarle lo que había pasado, sabía que ese no era el lugar indicado. Apenas llegaran a casa se lo diría pero no ahí, no quería darle la oportunidad de que reaccionara peor que Erick y en serio terminaran a los golpes.

(...)

—Tienes que admitir que tengo una increíble fuerza de voluntad, he resistido en besarte toda la fiesta y todo el camino hacia acá—alardeó Christopher cuando se encontraban en la puerta de Danna. Ella lo miró un momento y suspiró—¿Te pasa algo, muñeca?—preguntó percatándose del rostro preocupado de la chica.

—Hay algo de lo que tenemos que hablar—inquirió apretando un poco más su mano.

—¿Vas a terminarme?—cuestionó mirándola con la frente arrugada.

—No, no voy a terminarte, Chris.—murmuró—Ven, entremos—murmuró abriendo la puerta de su habitación para poder entrar. En silencio la siguió, luego la miró cerrar la puerta detrás de ella y caminar con él para sentarse en el filo de la cama.

—De verdad que no entiendo que es lo que pasa, Dan. En la fiesta estabas totalmente feliz y en todo el camino hacia acá no dijiste nada, Erick, Camila y tú están muy raros—señaló mirándola.

—Axel me besó a la fuerza—soltó de golpe. Christopher se apartó de inmediato como si  le hubiese dicho que acababa de cometer asesinato y ella lo miró.

—¿Qué dijiste, Danna?—le gritó furioso.—¡Debiste habérmelo dicho antes!—estalló.

—¿Para qué?¿Para qué fueras a agarrarte a golpes con él? ¡Erick ya lo hizo!—se encogió de hombros.

—¿Qué? ¿Erick?—hizo una pausa—Ah, claro. ¡Y por supuesto que Camila también lo sabe! Por eso los tres estaban muy raros. ¡Maldita sea, Danna!—continuó—Siento unas incontrolables ganas de estrellar su cabeza contra una maldita pared—Danna negó un poco.

—¡Fue un beso sin importancia, Christopher!—le gritó de vuelta.—Llegó, me besó a la fuerza y luego Erick me lo sacó de encima con un golpe.—suspiró—creo que se lastimó una mano....—agregó con horror.

—¿A mí que me importa que ese idiota se haya lastimado una mano?—la chica lo miró mal.

—¡No Axel! ¡Erick! ¡Erick fue quién se lastimó una mano!—Los ojos del ecuatoriano la miraron lleno de incredulidad y comenzó a caminar furiosamente en dirección a la puerta—¿A dónde vas?—le preguntó Danna tirando de su campera para detenerlo.

—¡A partirle la cara a ese maldito idiota!—exclamó. Danna lo abrazó por la cintura; tiró de él provocando que cayera al suelo y se quedó estática encima de su espalda—apártate, Danna—siseó en medio de un jadeo de dolor.

—No voy a hacerlo—exclamó ella acomodando su mejilla en la espalda de su novio. Christopher suspiró, podía quitársela de encima con un solo movimiento pero no iba a hacerlo, si Danna Francis pensaba que podía inmovilizarlo así ¿Quién era él para contradecirla?—Vas a quedarte aquí hasta se te pase el mal genio—sentenció en medio de un suspiro.

Christopher sintió su corazón latir a toda prisa apenas sintió el latido del corazón de Danna en su espalda.—Eres un mejor colchón, de almohada te mueves mucho—¿Cómo es que esa chica tenía el poder de hacerlo pasar en cuestión de segundos de la furia a la diversión?

—No puedo respirar—dramatizó para que ella se moviera. Danna rio.

—Que buen intento, mi amor. Pero no vas a poder sacarme de aquí, estoy muy cómoda—él rio.—Y por cierto, los colchones no hablan. Deberías guardar silencio.

—¿Vas a dejarme morir?—Danna rio de nueva cuenta.

—Si—respondió con diversión. Christopher rio.

—Bien, mientras muero lentamente por tu culpa, deberías al menos de contarme algo divertido. Para no aburrirme mientras mi inminente muerte llega—exclamó con voz amortiguada. Danna suspiró y observó a su novio colocar sus brazos doblados  para apoyar su barbilla y sonrió ampliamente.

—La primera vez que vi a Renato en persona, él estaba con la directora de la casa hogar, yo estaba patinando y me desconcentré por completo, terminé tendida en el suelo, así que...seguro su primera impresión sobre mi fue que era una torpe—Christopher rio.

—¿Y te olvidas de cuando fuimos a Las Vegas?—se burló el muchacho.—Terminaste con un esguince de primer grado—Danna sonrió.

—Bueno, si lo dices así, suena a que soy una torpe todo el tiempo—Christopher sonrió.

—Sólo algunas veces—ella le obsequió un golpe en el hombro y él rio divertido. —¿Puedo al menos girarme? Es molesto no verte mientras te hablo. Siento que estoy hablando solo. Puedes volver a usarme de colchón si eso es lo que quieres pero por lo menos déjame mirarte—ella lo pensó unos segundos.

—¿Si me quito vas a irte, cierto?—Christopher negó.

—Te prometo que no.

—Está bien—cedió. Se bajó de la espalda de su novio y luego lo observó medio incorporarse. Gateó por el suelo alfombrado hasta la orilla de la cama y se sentó con las piernas extendidas. Danna lo miró con media sonrisa y se acercó a él también. Se sentó entre sus piernas apoyando su espalda desnuda en el pecho de su novio y sonrió.

—Mucho mejor ahora—murmuró contra su oído. Luego apartó rostro para poder admirar de nueva cuenta la marca de nacimiento de la chica. Posó sus labios encima de ella y la piel de la espalda de Danna se estremeció de inmediato.—¿Cuál es tu secreto?—cuestionó Christopher en voz baja.

—¿Qué?

Él se echó a reír.—Cuando era pequeño, mi mamá y mi abuela solían ver una telenovela donde la protagonista tenía una marca de nacimiento  en el abdomen. Tenía un secreto...tú tienes una marca en el cuello y yo voy a descubrir tu secreto.—Danna soltó una risita divertida.

—No tengo ningún secreto. Es una marca de nacimiento común y corriente, no hay nada misterioso detrás de ella si es a lo que te refieres cuando dices que vas a descubrir mi secreto.—explicó cerrando sus ojos.

—Dan...—ella abrió los ojos de nueva cuenta y observó como las manos de su novio pasaban por debajo de sus piernas, la elevó un par de centímetros y la acomodó de modo que ahora lo podía ver fijamente.

Ella lo miró con renovado interés y sonrió cuándo se dio cuenta de sus intenciones. Jugueteó con la cadena que su novio llevaba al cuello y soltó un suspiro. Volvió a posar su mirada en sus ojos y su pulso se aceleró de golpe.

—Sabes que si me besas entonces yo habré ganado ¿cierto?—él asintió firmemente. Pero no le importaba perder, quería besarla ya. No podía aguantarlo un segundo más.

—No me importa—aseguró acercándose peligrosamente a ella. Danna sonrió y antes de que el cerebro de su novio terminara de procesar lo que ella iba a hacer, ya lo estaba besando. Se rio sobre los labios de la chica pero no se alejó. Ya había resistido casi seis horas sin besarla, no pensaba seguir con la tortura que llevaba ese juego.

—Me declaró el perdedor de este reto—anunció Danna apartándose un poco. Él rio y la abrazó con fuerza.

—Aunque trates de desconcentrarme, todas las ganas que tengo de golpear a Axel siguen aquí...—ella entorno sus ojos de inmediato y se encogió de hombros.

—¡Aquí vas de nuevo!—se quejó mirándole.—No tienes que hacer nada, Erick ya me defendió.

—Por favor dime que le rompió la nariz, le deformó la cara o algo parecido—Danna rio y luego negó un poco.

—Será un milagro si Erick no se quebró algún hueso de la mano. No creo que le rompiera la nariz o le deformara la cara pero si le rompió el labio...—explicó encogiéndose de hombros.

—Vaya...pero por lo menos hizo el intento—murmuró en respuesta—Creo que debería estarle haciendo un altar...

—¡Christopher!—exclamó la chica.

—Sólo digo...

_ _ _ _ _

Buenas noches, chaparritas. (Seguro todas son más altas que yo, jajaja ¡qué triste!) En serio que debo quererlas mucho, no me lo puedo creer.

En fin, que les guste mucho, mucho, mucho y todo el sermón de siempre. He estado pensando que debería inventarme otro sermón, este ya se lo saben jajaja.

No hay dinámica porque es de madrugada y el sueño me ataca fuertemente.

Las loveo millones.

G xx.

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