❁⌜HEY CHUBS⌝❁

∵⌜EDITADO

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Llegó a casa, con la clara intención de perderse entre sus pensamientos, a través del dormir que deseaba poder realizar.

Cerró los ojos al sentir aquella sensación de tranquilidad que le provocaban aquellas suaves sábanas, con aroma a lavanda.

Eso quería, dormir, y si pudiera no despertar jamás.

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Se sobresaltó al sentir como el lado junto a ella se hundía, por la clara presencia de un intruso dentro de lo que era su habitación, y lo que es aun peor, dentro de su cama.

Abrió los ojos de apoco, hasta que se acostumbraran por completo a esa tenue luz que se hacía presente gracias aquel balcón de su habitación.

Onigiri— Las pequeñas regordetas y suaves manos de JiMin le rodearon la cintura, a la vez que su cabeza se apoyaba en la espalda de la menor. — Onigiri.

No estaba para nada bien que él estuviera en su habitación, y eso había quedado demasiado en claro desde la primera vez que el señor Kim, los había encontrado "viendo" una película cuando aún eran unos niños sin "experiencias en el ámbito del amor", bueno en realidad estaban intercambiando saliva de una forma netamente cariñosa, y eso les otorgó un castigo de una semana en la que estrictamente no podían verse. Todo debido, a que el señor Kim, consideraba que el que estuviese a solas en un habitación, no era adecuado para una señorita decente como su hija NaHyun.

JiMin, cerró los ojos al sentir como su cuerpo se amoldaba desde atrás, ante aquel pequeño cuerpo de porcelana, que una vez más, tenía a su disposición.

Depósito un tierno, sonoro y dulce beso, entre aquellos cabellos ricitos que tanto le gustaban. Estaba más que claro que no eran de su color natural, pero amaba la forma en la que ella se veía con aquellos colores tan hermosos.

Una pequeña ricita inundó la habitación, en el segundo que él había comenzado a tocarle las costillas en forma de juego. — Oh chubs, oh chubs, creo que te falta un poquito de carne por aquí y también por aquí— Los dedos fríos de JiMin, tocaban las costillas de la muchacha por debajo de aquella playeras dormir. — Quizás debería invitarte a pasar una tarde conmigo. — En un movimiento rápido se posicionó sobre la chica, dejando caer su cuerpo sobre ella sin hacerle daño. — ¿Qué dices?— Le robo un beso de los labios.

Los ojos del muchacho, se volvieron dos líneas en el segundo que la chica le rodeo el cuello atrayéndolo hacia ella misma. — JiMin— Le acaricio el cabello suavemente, hasta que noto la forma en la que su novio cedía ante su tacto, ese que tanto le gustaba.

— Te extrañe tanto— El muchacho abrió levemente su boca y beso la piel desnuda de la clavícula de NaHyun, dejando un leve recorrido de marcas rojas, debido aquel extraño jugueteo que mantenía con su lengua y dientes en aquella blanca y suave zona.

La chiquilla cerró los ojos al sentir un extraño cosquilleo en su parte baja, antes de soltar el agarre que mantenía en el cuello de su novio, dejando caer sus brazos a sus costados.

El muchacho se acomodó entre las piernas de la menor y comenzó un movimiento de pelvis de una forma lenta y seductora, provocando que el ambiente se calentara mucho más de lo normal.

Un pequeño jadeo de parte de la muchacha se hizo presente en la habitación, pero rápidamente fue callado por un beso netamente seductor a los ojos de quien los viera que le otorgo su novio.

JiMin ayudó a la muchacha a quitarse aquella vieja polera que le pertenecía a él, esa que ella utilizaba para dormir en los momentos que necesitaba de la compañía de él, y eso lo sabía muy bien JiMin, debido a que siempre que tenían algún tipo de problemillas típicos de relaciones, ella terminaba por dormir con aquella polera vieja negra que utilizaba antiguamente como de la suerte.

Una mano del chico, entró en el pantalón de dormir de NaHyun, sintiendo lo mojada que se encontraba la muchacha por causa de él, sin siquiera a ver hecho el más "mínimo" esfuerzo por lograrlo. Deseaba calentar el ambiente, pero Jamás paso por su mente, que la muchacha con tan solo movimientos se excitara de esta forma.

De una estocada metió un dedo dentro del interior de la chica, tanteando como sus paredes apretaban de su dedo. Un gemido se escapó de los labios de la muchacha, y JiMin sonrió de lado al darse cuenta que había tenido una buena idea de ser él quién despertará a su chubs.

— JiMin— La muchacha abrió la boca, con cada estocada que le daba el muchacho. Le estaba fascinado aquello que estaban viviendo encerrados entre aquellas cuatro paredes. — JiMin— Volvió a gritar al sentir como el muchacho con su mano desocupada le bajaba el pantalón y con la otra había dejado aquella zona baja, y había comenzado a acariciar su pequeña cintura.

Onigiri, amor, por favor guarda algo de silencio La boca del muchacho se volvió a unir a la boca de ella, y está vez mordió y le succiono el labio inferior.

Siempre que tenían oportunidad, hacían este tipo de actos, pero jamás en la casa de ninguno de los dos, ellos siempre preferían tener este tipo de acercamientos, en hoteles o lugares en los que no los pudieran molestar.

A JiMin le fascinaba haber sido el primero en verla de esa forma, así como también el saber que fue el primero en provocarle un orgasmo.

La muchacha comenzó a mover su pelvis, mientras que JiMin intentaba restregarse de la misma forma que ella, pero también agarrándola de las caderas.

Con un movimiento espontáneo, ingreso dos dedos, viendo como se mordía el labio inferior, producto de los movimientos rápidos que daba contra su piel.

Quito sus dedos de aquella zona al sentir su trasero tentarse por el apretón que le había dado la muchacha.

Sonrió de lado al notar el rostro de confusión de ella por su acción tan repentina.

— JiMin, por favor — Se acercó a la muchacha y beso su frente. Ella se veía tan linda con aquel sudor resbalando por su frente, provocándole a él un millón de imágenes de cómo podría tenerle, pero aun no era el momento.

— Aun no— Cerro los ojos y le dio un cálido beso en su frente, dejando de ese modo que sus emociones fluyeran a través de los pequeños besos que repartía, por el contorno de su rostro. — Además, no queremos que el juez Kim, nos encuentre en esta forma— El muchacho con su lengua le lamió el rostro. —Creo que fue una gran idea el colocar seguro.

— Te amo— La muchacha se sostuvo de la espalda de JiMin y lo apego a su cuerpo, en un abrazo.

—Yo te amo aún más— JiMin acuno el rostro de la menor y la beso, no una sino más de cinco veces a través de pequeños besos. — Por cierto— Mordió su labio inferior. — Feliz cumpleaños— Y por última vez en aquella tarde fueron cautivos de un beso, sin saber que quizás ese sería el comienzo de los problemas dentro de su relación.

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Sentada sobre la cama se encontraba, repasando una vez más en su cabeza la forma en que se veía ante el espejo, quizás aún era tiempo de fingir alguna mentira convincente, porque no quería ver a JiMin después de lo ocurrido en su habitación y ni siquiera deseaba poder convivir con aquel nuevo intruso que estaría próximo por llegar a su casa.

El ruido de un auto estacionarse afuera le hace preocuparse un poco, debido a que no espera tener algún inconveniente con el hermano mayor de su JiMin.

Dio un suspiro largo y comenzó su camino en dirección de la escalera, en donde logro distinguir entre las personas presentes, una cabellera verde demasiado llamativa a la vista de cualquiera, y que fácilmente podría funcionar de semáforo.

La ropa negra que no se compara al resto de las personas que se encontraban abajo logra llamar su atención. Los ojos de aquella persona la observan minuciosamente desde su posición, lo que causa que se sienta incómoda, sobre todo porque aún nadie más nota su presencia.

Cuando dio por terminado su recorrido por la escalera, JiMin y los señores Park, se le acercaron a felicitarla por su cumpleaños, aunque en el caso de su novio, ya era segunda vez en el día que escuchaba aquellas palabras.

La mano de JiMin, la dirigió al lugar en donde se encontraba el chico peli-verde, quien tenía entre sus labios una media sonrisa.

— NaHyun, espero que recuerdes a YoonGi.

La muchacha se sentía incómoda, debido a que el muchacho de cabellera algo inusual por el color, la observaba de una manera un cuanto extraña, y lo peor era que JiMin se había dado cuenta de que a su onigiri, le sucedía algo extraño porque ni siquiera a él lo observaba. En un principio pensó que eso se debía a lo que había pasado hace unas horas atrás en la habitación de ella, pero luego recordó que jamás había sucedido algo de aquella índole, después de aquellas tardes que compartían juntos de toqueteos.

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