NAMJOON

Estaba abriendo la florería, y estaba arreglando todo, cuando de pronto sonó la campanita de la entrada. Volteé para ver a la persona que había entrado a la tienda, apresurándome en quitar algo de la tierra que tenía en manos por mover algunos bonsáis y sembrar cactus nuevos.

- Hola bienvenido a la florería Namu - dije con una sonrisa, mostrando mis hoyuelos.

Encontré frente a mí a un chico muy lindo, sus cabellos castaños enmarañados tiernamente y no me di cuenta de lo mucho que me quedé observándolo hasta que me miró y sonrió.

- Buenos días, necesito un girasol- dijo aquel joven amablemente.

- Claro- dije sin chistar, y fui por el girasol para prepararlo.

Tomé dos girasoles, ya que decidí que le daría uno de regalo, y comencé a envolverlos con nerviosismo en mis manos. La mirada del chico me ponía de ese modo, pero no lo entendía, sus ojos clavados en mis acciones solo me derretían el cuerpo mentalmente y eso solo logró que torpemente rompiera uno de los papeles que envolvía en el tallo de las flores. Me sonrojé por lo torpe que había sido y me apresuré en tomar otro papel para terminar de envolver.

- Oye chico flor, no me has dicho tu nombre- dijo aquel joven atractivo, por cierto.

- Oh lo olvidé, soy Kim Namjoon- me presenté.

El chico soltó una risa dulce, sin dejar de mirarme.

- Bonito nombre, pero yo te diré chico flor- dijo y noté un poco de burla en su voz.

- Soy Namjoon, como ya le había mencionado, no me llamo chico flor- dije con un poco de molestia.

- Si claro, como digas chico flor, -hizo énfasis en el apodo, de manera fastidiosa - ya me podrías dar mi girasol

Le extendí el ligero ramo de girasoles, a lo que él no dijo nada al ver que coloqué uno extra y lo cogió con una mano mientras con la otra sacaba su billetera. Tragué lentamente al encontrarme viendo su rostro con detenimiento, como si buscara lo más hermoso que tuvieran en el.

- Claro, son $20- dije embobado.

- Aquí tienes niño- me entregó el dinero y yo lo guardé, imprimiendo el ticket correspondiente.

- Oiga no soy tan pequeño- dije con fastidio, en verdad estaba siendo un idiota.

- ¿Cuántos años tienes? - preguntó, cruzando los brazos.

- 19- respondí, con orgullo de ser mayor de edad.

- Eres un chiquillo, yo tengo 25- mencionó con una sonrisa arrogante.

- Así que es mi hyung- dije secamente, lo que faltaba.

El chico guapo volvió a sonreír, guardando su billetera junto al ticket en sus bolsillos y caminando hacia la puerta del lugar.

- Exacto, bueno me tengo que ir- se despidió de mí.

- Espera, no me dijo su nombre- dije antes de que se fuera.

Volteó unos segundos, con algo de duda antes de decirlo.

- Oh perdón que tonto soy, me llamo Seokjin, Kim Seokjin- dijo y salió de la florería finalmente.

Y fue cuando dije ese tipo es muy guapo, y elegante, espero verlo muy seguido por aquí, y sonreí como un bobo enamorado. Si antes no creía en el amor a primera vista, ahora lo haré sin duda.

JIN

Salí de esa florería con una sonrisa en el rostro, ese niño era muy tierno, iré todos los días a esa florería, solo para verlo, lo molestare diciendo chico flor, solo yo le podré decir así. Bobamente suspiré, tratando de memorizar su nombre como uno de los más hermosos que eh escuchado.

Me detuve frente a un parque, donde una persona en especial me estaba esperando con una sonrisa en su rostro. Resistí el impulso de formular una mueca, acercándome a ella y saludándola con un beso en su cabello.

Ella sonrió.

- Cariño llegas tarde- dijo Rosé, mi novia.

¿En verdad había tardado tanto? Bueno, la culpa la tenía aquel chico flor y lo bonito que era.

- Perdón bebé, pero me detuve, compré esto para ti- le di los dos girasoles, sonriendo al saber que el chico flor había puesto uno extra sin que lo pidiera.

Rosé sonrió aún más, encantada con el detalle que le estaba dando, y aspiró el aroma que desprendían los girasoles.

- Woow es hermoso gracias- dijo sonrojada, y se abalanzó hacia mi para darme un abrazo.

Espero y les guste esta historia