Vendetta. (Romano)
Llevabas 3 meses saliendo con Romano y había llegado tu cumpleaños. Te despertaban vagamente y viste en tu mesita el desayuno. Te levantaste y te lo tomaste. Era la primera vez que te había hecho el desayuno. Pero la mayor sorpresa te la diste cuando fuiste a vestirte. No estaba ninguno de tus vestidos y prendas de ropa. Tu cara se tornó a una terrorífica.
- ¡Romano! -Gritaste al amor de tu vida aunque en estos momentos estés apunto de soltarle una reprimenda.- ¡¿Dónde está mi ropa?!
- ¡Escondida!
Dijo divertido bajaste con el camisón. Él, percató tu presencia. Te miró con una cara triunfante.
- ¿A qué viene todo esto? -Preguntaste. - Vendetta. -Dijo sonriente.
- ¿Venganza de qué?
- Tú hiciste lo mismo el día en el que teníamos que ir a casa de Italia. Ahora me toca a mí.
Empezó a reír mientras tú corrías detrás de él para alcanzarlo y decirte donde tenía toda tu ropa.
Subió a la habitación y se sentó en la cama con una sonrisa triunfante. Tú, en cambio, tenías la cara más aterradora jamás imaginada.
- Romano... Dime donde tienes mi ropa.
- Oblígame.
Te lanzarte sobre él y empezaste a hacerle cosquillas. Se estaba muriendo de la risa.
- P-para, ja ja. Te vas a enterar.
Volteo y esta vez eras tú la que estaba debajo. Empezó a hacerte cosquillas. Intentabas huir de él pero te tenía muy bien sujeta. Aunque estuviste a punto de escaparte te cogió del tobillo y empezó a hacerte cosquillas en el pie. Te soltaste del agarre e intentaste salir por la puerta aún riendo cómo una niña pequeña. Pero cuando estuviste a punto de salir el estaba en la puerta esperándote. Te cogió en brazos y empezó a dar giros mientras te hacía cosquillas en el cuello con pequeños mordiscos que te pegaba. No podías parar de reír. Lo que se iba a convertir en algo serio para que te pudieses vestir se había convertido en un pequeño y divertido juego. Pero entonces Romano tropezó con la cama y cayó de espaldas en la misma contigo encima. Te miró fijamente. Seguía teniendo la misma mirada que te enloquecía. Lo besaste. Y tras terminar el beso el te dio otro en la frente.
- Tu ropa está debajo de la cama, princesa.
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