Hambre era lo único que sentías. Tenías que entrar a clases en 15 minutos, que era lo que ibas a tardar desde donde estabas hasta la escuela andando. No te había dado tiempo de desayunar. "Maldita sea... Que hambre... " Era lo único en lo que pensabas. Pasaste al lado de la churrería. Y viste a un chico de unos 19 años comiendo churros en una mesa. Era bastante mono... Te fijaste un poco más hasta que... Te diste cuenta que era conocido para ti. Era España. El chico que antes era tu vecino pero se mudó un par de manzanas más lejos porque le salía más económico. No querías admitirlo pero estabas totalmente enamorada de él. De un momento para otro, el chico clavó la mirada en ti.
- ¿(T/n)? -Preguntó confuso.
Tú tan sólo aceleraste el paso. No querías que te dirijiera la palabra. Cuando estuviste a punto de escapar de allí, sentiste una fuerte y amplia mano coger la tuya y tirar para que mirases al dueño de tal. España.
- Hey, ven a tomarte unos churros conmigo. -Dijo el chico con la amplia sonrisa que la enamoraba.
No te podías resistir. Pero tenías que ir a clases.
- Tengo que ir a clases.
- ¿Un domingo?
En ese momento quedaste atónita. Tú pensabas que era lunes. Miraste el móvil. Efectivamente, era domingo.
- Por Dios, que estúpida soy. -Dijiste dándote una palmada en la cara.
España no paraba de reír por la escena. En cambio tu cara competía con uno de sus vegetales favoritos, los tomates.
- Perdona, soy una despistada. -Dijiste.- Debería ir a casa.
- ¡No! Ven a tomar churros conmigo.
- De acuerdo. -Dijiste rindiéndote a su sonrisa.
Os sentásteis a comer y no parábais de reír. Pero por desgracia, saltó la pregunta.
- Y bueno... ¿Tienes novio?
- No. -Respondiste entristecida.
- Mejor.
- ¿Por qu...
No te dio tiempo a terminar de hablar. Puso un churro en tu boca mordió el otro extremo se lo comió lo más rápido posible y te besó.
- ¿Qué significa eso?
- Que te amo -dijo con una sonrisa que no le dio tiempo a terminar porque esta vez lo besaste tú.