8. Heroínas de la noche
Aunque quiso matarla y estuvo en plena disposición, Delia no pudo hacerlo porque Rigoberto intervino, desde abajo disparó, sin embargo por el sonido, la bruja pudo detener la bala a tiempo, meneó sus manos y rápido la bala se cubrió de una bruma rosada, detuvo su trayecto y la dejó caer sin más al suelo.
La bruja de cabello rosado envolvió su mano derecha con metal para darle un puñetazo en la cara a la hibrida, debido a la naturaleza del golpe, la dejó inconsciente.
Con movimientos de sus manos controló parte del metal de la zona baja de la torre eléctrica para atrapar el cuerpo de Rigoberto, el metal se envolvió en sus extremidades y lo dejó pegado en una pared como si de un chicle se tratara mientras que a Nocturna la atrapó con la bruma rosada y la atrajo hacia ella.
Lo mismo que hizo con Rigoberto lo hizo con las heroínas, las pegó en una zona de la torre con sus extremidades apresadas por el metal para inmovilizarlas y así no interfieran en sus planes.
—¿Por qué no nos matas? —preguntó Nocturna al notar que la bruja de manera clara dejó de lado sus ideas de asesinarlas.
—Porque quiero que vean la razón por la que hice todo esto —contestó Delia a la vez que atraía el cuerpo de uno de los hombres inconscientes, segundos después lo mató, clavó su cuchilla mágica en el cuello del pobre hombre, que murió rápidamente debido a que la bruja hirió con gravedad su arteria carótida externa.
—¿Por qué lo haces? —interrogó Nocturna mirando como Delia lanzaba el cuerpo sin vida del hombre, se sintió mal al presenciar el terrible acto, estaba impotente por no haber podido salvarlo—. ¡No hay justificación para lo que haces!
—Está bien te lo diré —contestó Delia sonriendo con locura hasta que la expresión de su rostro cambió por uno más triste—. Mi amado murió pero gracias a un hechizo prohibido puedo traerlo a la vida.
Fiorella abrió sus ojos del asombro, por un segundo pensó en su padre, a su mente llegaron recuerdos sobre los bellos momentos que pasó con su amado padre, aquellos momentos en los que fue muy feliz, sintió como si su corazón era estrujado muy fuerte al darse cuenta que ya llevaba mucho tiempo sin volver a verlo.
Sabía que esos buenos momentos no se iban a repetir más, lo sabía desde hace un tiempo prudente pero aun así le dolía.
—Y uno de los ingredientes es matar a cien hombres —continúo explicando su plan, miró al cielo con ilusión—. Y al recoger su sangre y recitar las palabras correctas, mi único amor regresará entre los muertos.
—¿Piensas sacrificar a tantos hombres inocentes para revivir a uno? —gritó molesta Nocturna—. Eso no es justo.
Por breves segundos se imaginó a ella misma matando a tantos hombres y usando el hechizo para revivir a su querido padre pero sabía que no era lo correcto, agitó su cabeza de izquierda a derecha como un intento de borrar y sacar de su mente aquellos pensamientos negativos.
—Que se haya muerto mi novio no fue justo —contestó Delia secamente, hablar sobre su amado muerto le dolía.
—¿Y era justo que mi padre si muriera? —preguntó más enojada la heroína—. ¿Y qué el novio de Helania si? —cada segundo subía más su tono de voz—. ¿Y qué estos hombres sí?
—No me importan en absoluto sus vidas —dijo tajantemente la bruja con mirada fría—. Como te dije la unica vida que me importa además de la mía era la de mi amado, lamentablemente murió pero eso está por cambiar.
—Cuándo me libere te daré una buena paliza —exclamó Nocturna intentando zafarse del metal que apresaba sus extremidades.
—Es inútil, tú no puedes liberarte —Delia reía—. Ella quizás pueda pero tú, solo eres una simple humana, que usa un artefacto para la lluvia como arma.
La bruja examinó un poco a la heroína, la miró de pies a cabeza, aunque todo pudo hacer una observación más detallada debido al metal que aprisionaba a su enemiga, pero intuyó que la mujer de antifaz no cargaba su arma predilecta consigo.
—¡Una mujer no debe subestimar a otra! —mencionó Nocturna, sus ojos se estaban tornando azules.
Se tornaron tan azules que brillaban con tanta intensidad que aquella luz se estaba volviendo tan cegadora que la bruja tuvo que cubrir sus ojos con su brazo, de un momento a otro y de manera sorprendente Nocturna se liberó con suma facilidad.
Usando su fuerza rompió el metal que la mantenía apresada.
Su lado oscuro se liberó, el lado que siempre quiso esconder pero sabía que no siempre sería así emergió, su lado tan salvaje y a la vez asesino se desató producto de la ideología de la bruja.
Su haz bajo la mano era lo único necesario para acabar con Delia, su poder se activaba en casos estrictamente necesarios, entrenó su mente para mantener ese lado suyo muy en el fondo, no quería causar problemas y más si quería ser una heroína a carta cabal pero los comentarios emitidos por la bruja fueron el gran detonante.
La furiosa heroína con un solo movimiento arrancó dos barras de metal, las lanzó con tanta fuerza que la velocidad de su trayectoria aumentó considerablemente, por lo tanto para la bruja le fue casi imposible detener las barras con su magia.
Fiorella saltó y rápido le asestó un fuerte puñetazo en el abdomen, además de sentir un fuerte dolor, la villana escupió sangre, estuvo por caerse del lugar que se mantuvo en pie con ayuda de su bruma rosada que se moldeó hasta quedar como plataforma estable por donde caminar.
Una vez estable Delia colocó sus manos al frente para lanzar rayos de energía mágicos, quedó sorprendida al ver como la "simple humana" a la que subestimó repelía sus ataques con tan solo usar sus brazos para cubrirse.
—Ataque múltiple de rocas, entre más grandes más poderosas —recitó Delia, mágicamente aparecieron un gran número de rocas levitando a unos pocos centímetros de las palmas de sus manos, de a poco aumentaban su tamaño.
Las rocas fueron lanzadas a su objetivo que con su gran fuerza las rompía sin cesar, les propinaba puñetazos limpios, a su vez agarraba una para lanzarla de vuelta a otra.
Al ser tantas rocas que estaban cayendo por doquier, la estructura se estaba destruyendo, los fierros y demás material estaban frágiles. La torre eléctrica se tambaleaba con cada segundo que pasaba.
Al ver que la avalancha de rocas terminó la heroína corrió tan rápido que embistió a la villana con tan fuerza que la lanzó lejos de la plataforma que creó con su bruma mágica, mientras las dos caían, en el aire la furiosa Nocturna golpeaba a la bruja, le daba puñetazos y patadas.
La bruja no podía hacer nada, solo recitó rápido un hechizo para que la bruma rosada se impregnara en todo su cuerpo para soportar los fuertes golpes de la heroína, porque si seguía así ella moriría pero no se iba permitir morir sin terminar su hechizo.
La mujer de cabello rosado en un movimiento rápido chasqueó los dedos, llamando a su escoba mágica, luego juntó las palmas de sus manos y acto seguido el cuerpo de Nocturna se vio atrapado en varias lianas que emergían de la nada.
Al estar en la escoba se elevó hasta lanzar un poderoso rayo mágico en la misma dirección en donde estaba la hibrida inconsciente, el ataque mágico fue suficiente para que el metal se rompiera y por ende la hibrida cayera al suelo y muriera en el acto.
Justo a tiempo, antes de chocar contra el suelo Helania despertó al sentir el aire en su cara, al darse cuenta de su situación abrió su boca y con su aullido sónico amortiguó la caída.
Se liberó de inmediato usando su fuerza, segundos después escuchó como algo pesado cayó al suelo.
La mujer de cabello castaño fue a esa dirección y se asustó al ver a su amiga, Fiorella estaba en el suelo bocarriba inconsciente, se preocupó al verla porque sabía que una humana no resistiría tal caída sin embargo se cuestionó aquello debido a que no le vio ningún hueso fracturado, ni siquiera sangraba.
—¡Fiorella! —exclamó intentando despertarla—. ¡Amiga despierta!
Nocturna abrió sus ojos, que todavía estaban azules, rápido tomó del cuello a la hibrida y la lanzó lejos.
A unos cuantos metros Delia estaba viendo lo sucedido, sonrió al ver como una pelea entre amigas se aproximaba, sabía que eso le daría tiempo de matar a más hombres, tan solo le faltaban dos hombres más.
En aquel estado, Nocturna se volvía tan salvaje y eufórica que no distinguía en amigos o enemigos, además en que en ese estado si era de matar, mataba.
Se levantó con esfuerzo, la paliza que Nocturna le dio fue tremenda, llevó su mano derecha a su estómago, miró a sus alrededores para encontrar más hombres, no muy lejos vio a uno, un hombre que le había dado problemas antes.
Miró a Rigoberto como hacía de todo para liberarse sin embargo nada funcionaba.
—¡Detente! —escuchó Delia no muy lejos de donde se encontraba—. Yo soy tu amiga, soy buena.
Fiorella no la escuchaba tan solo quería pelear, por lo tanto Helania usó su velocidad para marearla un poco, corrió alrededor de ella y cuando menos se lo esperó le lanzó un fuerte gancho en su mandíbula que la dejó inconsciente.
Delia intentó correr pero su cuerpo le dolía, en el trayecto movió sus manos para que una especie de portal pequeño de color rosado se abriera en el aire, metió su mano en él y sacó una botella larga de vidrio, dentro de ella estaba bastante liquido de color rojo, era la sangre de los noventa y ocho hombres que mató.
Sacó su cuchilla mágica al estar más cerca de Rigoberto pero en su camino se interpuso un hombre con rasgos idénticos a Rigoberto, solo que con menos arrugas y un cuerpo más atlético.
—¡No dejaré que mates a mi padre maldita bruja! —gritó el muchacho con una pala en mano dispuesto a atacar a la bruja con ella—. ¡Aléjate!
Delia sonrió, tenía a los dos hombres que le faltaban para cumplir su cometido, lanzó su cuchilla directo al joven pero una especie de muro invisible detuvo el arma.
—Pero ¿qué? —preguntó la bruja con asombro.
La misma pregunta se la hizo Helania, pero en su cabeza, estaba cansada y sabía que no iba a llegar a tiempo a salvarlo pero su deseo de salvarlo fue mayor que ella misma creó un muro invisible con solo pensarlo.
En ese momento Nocturna abrió sus ojos, ya no los tenía azules, volvieron a su color natural, su lado salvaje se fue cuando en su subconsciente a lo lejos escuchó al joven decir la palabra "padre".
Se levantó algo adolorida y al ver que la bruja estaba a unos pocos metros del joven ella lanzó una de sus últimas dagas que Delia detuvo a tiempo con su magia, Fiorella estaba tan cansada por usar su haz bajo la manga, que le consumía mucha energía por lo tanto no lanzó la daga con tanta fuerza.
La bruja intentó regresarle la daga pero chocó con el muro invisible que Helania creó con su mente, con tan solo mirar a alguien ella tenía la capacidad de crear un escudo invisible frente a esa persona.
—¿Qué es este poder? —se preguntó la hibrida—. ¿Será mi poder como vampiro?
—¿Qué está pasando? —gritó Delia frustrada. El joven muchacho aprovechó que ella estaba distraída para golpearla con la pala, el golpe no fue tan efectivo porque ella usaba su bruma rosada en todo su cuerpo como protección, al menear sus manos la cuchilla mágica regresó a ella y rápidamente la clavó en el pecho del joven.
Rigoberto gritó muy fuerte al ver a su hijo como sangraba.
Lagrimas cayeron de sus ojos.
La bruja meneó sus manos para liberar a Rigoberto, sabía que el inmediatamente iría a recoger el cuerpo de su hijo, al llegar ella lo inmovilizó al rodearlo con su bruma rosada.
Helania no iba a permitir que Rigoberto muriera, desde su lugar usó su aullido sónico como distracción mientras corrió a una velocidad menor a la que siempre usa por la simple razón de estar agotada, pelear con el lado salvaje de Nocturna era sin duda agotador.
La hibrida trató de detener a la bruja usando su nuevo poder pero al ser algo reciente no podía controlarlo mientras corría, Delia aprovechó para clavar su cuchilla mágica en el pecho de Rigoberto tal y como lo hizo con su hijo.
—¡No puede ser! —exclamó angustiada Helania, llevó sus manos a su cabeza—. ¡No los pude salvar!
—¡Al fin! —gritó feliz Delia, meneó sus manos para crear una onda explosiva con su magia que mandó a volar a unos cuantos metros a la hibrida y rápido creó un campo de fuerza para que nadie se interpusiera en su plan.
—¡Agrandio! —dijo y rápido el libro viejo de volvió a su tamaño original, lo abrió y fue hasta la página noventa y siete, lo leyó—. ¡Al más allá le ofrezco la sangre de cien hombres a cambio de la vida de uno! —recitó ella tres veces mirando al cielo, destapó el frasco de vidrio que contenía la sangre de los cien hombres y la regó en el suelo, con la sangre dibujó un circulo y dentro del circulo dibujó un triángulo, dentro del triángulo dibujó un rectángulo en donde colocó una foto de tamaño carnet de su amado.
Se alejó un poco de los dibujos al ver como la sangre se prendía en llamas, primero el circulo, luego el triángulo, después el rectángulo y al final se quemó la foto. Cuando el fuego se apagó un portal se abrió.
Delia deshizo el campo de fuerza, no le quedaba energía para mantenerlo por más tiempo, sonrió al ver unos zapatos similares a los que su amado solía usar, su sonrisa se desvaneció cuando vio que quien salía del portal del más allá, no era su amado, este hombre tenía su altura, sus rasgos, su ropa pero su piel era verde y de un olor putrefacto, además de que el hombre tenía un ojo de más, que estaba alojado en su frente.
Helania ayudó a movilizar a Fiorella, las dos iban caminando hasta donde la bruja estaba.
—¿Qué pasó? —preguntó con decepción la bruja.
—El hechizo salió mal —dijo aquel ser que no era un hombre sino una aberración, su voz era siniestra—. No fueron cien sacrificios humanos, solo fueron noventa y nueve, además una de tus víctima no era un humano, era un ser de otro planeta.
Las heroínas se sorprendieron al ver que Rigoberto que estaba tumbado en el suelo, se movió un poco, Fiorella miró el abdomen del hombre y comprobó que aun respiraba.
—¡No! —negó Delia alzando su tono de voz—. ¡Eso no puede ser!
Ella se sentó en el suelo mirando las cenizas de la foto de su amado.
—¡Perdiste! —mencionó Helania.
—¡Por tal motivo tendrás que pagar con tu vida! —exclamó el ser siniestro de tres ojos tomando a la bruja de los hombros.
—¡No, no! —gritaba muy angustiada usando lo poco que le quedaba de magia para sostenerse muy fuerte de la tierra.
Mientras la bruja era arrastrada al inframundo del cuerpo del ser de tres ojos emergían unas extrañas luces que volaban hasta tocar los cuerpos sin vida de los hombres que estaban cerca.
Delia se aferró tanto que creó lianas que emergieron de la tierra, con ellas trató de aferrarse al mundo humano pero Helania usó su aullido sónico y solo así el ser siniestro arrastró a la malvada bruja al más allá.
El portal se cerró dejando solo una corta mecha de color rosado, dejando la evidencia de que alguna vez existió Delia.
Para sorpresa los hombres que estaban muertos volvieron a resucitar, incluso el hijo de Rigoberto, estaban tan confundidos mirando a todos lados. Rigoberto estando herido abrazó a su hijo al ver que estaba vivo, lloró de felicidad, ambos se abrazaron fuerte.
—¡Parece que logramos! —Fiorella se tumbó en el suelo estaba cansada.
—¿Cómo sobrevivió? —le preguntó Helania a Rigoberto—. Entiendo que al realizar mal el hechizo pudieron resucitar los hombres presentes aquí pero lo suyo no lo entiendo.
—Ella no lo sabía pero tenía mi billetera justo en donde queda mi corazón —respondió Rigoberto al levantarse y ayudar a su hijo para que se levantara también—. En su desesperación ella creyó haberme matado porque incrustó su cuchilla con fuerza sin percatar mi billetera.
La hibrida estiró el brazo de Nocturna para ayudarla a ponerse de pie.
—¡Usted es sin duda un héroe, Rigoberto! —mencionó Fiorella ajustando su antifaz.
—¡No, ustedes son las verdaderas heroínas! —refutó Rigoberto sonriéndoles—. Ustedes son las heroínas de la noche.
—¿Con qué heroínas de la noche? —preguntó Helania mirando a Fiorella. Ambas caminaban por el bosque, se alejaron del lugar, los policías y el personal médico habían llegado al lugar pero ellas no querían dar declaraciones.
—Es un buen nombre, me gusta —Fiorella giró su cabeza y vio como Rigoberto se marchaba con su hijo feliz.
Helania también los vio.
Las dos mujeres se miraron y sonrieron.
Al principio no se conocían pero al tener el mismo deseo de venganza se volvieron amigas, quizás no salvaron a sus seres amados pero esa noche salvaron a más hombres de lo esperado, ellas se volvieron las heroínas de la noche.
FIN
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