6. Noche salvaje
—¿Entonces eres tanto una loba como una vampiresa? —preguntó la mujer de cabello corto—. ¡Eso es sorprendente!
Preguntó para que su caminar no se haga más silencio de lo que ya estaba a pesar de que estaban conectando mejor que antes.
Helania miró el cielo, que Fiorella le haya hecho aquella pregunta, hizo que en su mente llegaran recuerdos de como llegó a enterarse, recordó lo mal y confundida que se sintió.
Miró la luna, estaba en su fase menguante.
—Si, hace poco lo descubrí —contestó no muy alegre—. Se podría decir que soy una híbrida, a pesar de que no estoy realmente convencida de esto, me gusta, porque sé que no hay muchos híbridos en el mundo.
—Eso quiere decir que eres especial —sonrió Fiorella ajustando su antifaz al ver a unos cuántos metros de su posición un gran cartel con luces neones por todo su alrededor, en el centro estaban varias letras que indicaban el nombre del lugar, llamado Paraíso Nocturno Nigth Club.
—Parece que llegamos —mencionó la híbrida mirando a su alrededor tratando de encontrar a la bruja con su mirada. Movió su nariz para tratar de localizarla con su olfato, le bastó unos pocos segundos para descubrir que la villana de cabello rosa ya había llegado—. Ya está aquí, percibí su despreciable olor y el de muchos hombres dentro.
Ambas asintieron.
—Debemos actuar —Nocturna llevó su mano derecha a su espalda, pretendía usar su paraguas para pelear con la bruja.
—Espera, tengo una idea —Helania sostuvo el paraguas por unos segundos—. Si entramos de una vez, eso arruinaría el elemento sorpresa y puede que huya, pero podemos mezclarnos.
Nocturna regresó su paraguas a la funda en su espalda esperando que la idea de Helania sea explicada.
Se acercaron un poco y hablaron para debatir que era mejor.
Las dos mujeres fueron hacía un extremo del nuevo night club, caminaron hasta que vieron una puerta metálica cerrada, arriba de ella estaba un pequeño letrero que decía "solo personal autorizado".
Helania tocó dos veces la puerta metálica.
—¡Buenas noches señoritas! —dijo un hombre algo bajo de estatura después de abrir la puerta—. ¿Ustedes son nuevas?
Las miró de pies a cabeza.
Al ver el traje de Nocturna, el hombre de cabello alborotado pensó que eran dos nuevas bailarinas que habían llegado tarde por haberse perdido o por alguna otra razón. Las heroínas afirmaron con un leve movimiento de su cabeza.
—Vengan, pasen rápido —les dijo el sujeto—. Ya están algo atrasadas.
Ellas se miraron y sonrieron porque su plan estaba saliendo a la perfección.
Una vez que entraron, el hombre con barba de tres días las guio hasta el camerino, el cuál tenía una sección especial dónde estaban diversos trajes, antifaz por doquier y demás artefactos para que las bailarinas los usaran.
Una vez que el hombre las dejó solas, Helania fue la única que se cambió. Optó por ponerse un traje animal print después de estar revisando rápidamente varias cosas.
—¡Algo ajustado para mi gusto! —exclamó Helania mirando en un espejo de cuerpo completo como le quedaba el traje.
—¡Muévete ya! —Nocturna abrió la puerta para que la mujer hibrida le siguiera el paso.
Rápidamente ellas salieron del camerino y fueron hacia el pasillo que las llevaba hacía el escenario principal del night club.
Unos metros más adelante observaron el cabello rosa que caracterizaba de forma indiscutible a la bruja. Se dieron cuenta que también pensaba aparecer como una bailarina. A diferencia de las dos heroínas, la bruja estaba usando una ropa mucho más sexy y más atrevida, usaba solamente bikini y sostén de carácter carnavalesco, aunque en la parte posterior del bikini marcaba la diferencia porque de ese lado brotaba una cola de colores grises y azules.
—Y continuado con la presentación de nuestras bailarinas... —dijo por micrófono un hombre de traje elegante y voz gruesa —. La siguiente, es una mujer de cabello rosa y no, no es Sakura, ella se llama Delia pero dice que su nombre artístico es Bruja—exclamó mientras los espectadores podían ver su silueta a través de una cortina—. Y vaya que bruja, es la brujita más sensual que tenemos por estos lares. Muéstranos de lo que estás hecha brujita.
La cortina se elevó dejando al descubierto a Delia, que sonrió al ver a tantos hombres sentados en el lugar. Relamió sus labios de satisfacción, al saber que con tantos hombres su plan estaba cada vez más cerca de cumplirse.
Delia bailaba al ritmo de la sensual música que el dj reprodujo especialmente para ella, estuvo bailando por cuarenta segundos, los espectadores estaban encantados con su sensualidad.
Su baile realmente gustaba.
La bruja chasqueó sus dedos y acto seguido las luces de colores neones se apagaron en un santiamén. Los hombres empezaron a chiflar, Delia con movimientos coordinados de sus manos estaba realizando un hechizo. Las palmas de sus manos se tornaron de un color rosado brillante que era lo único que iluminaba el lugar, aplaudieron al ver el aparente espectáculo.
Movió su mano derecha y mágicamente apareció un recipiente cilíndrico de vidrio de no más de veinte centímetros.
—Hojas de cedro, cola de ratón y carne de res —empezó a recitar—. Hombres lujuriosos caigan rendidos a mis pies.
Sacó la tapa del recipiente cilíndrico, vacío el polvo extraño de color marrón en la palma de su mano derecha y sopló. El polvo marrón se esparció por todo el lugar, no faltó mucho para que todos los hombres del lugar se quedaran en silencio, con la mirada pérdida y la boca abierta, como si de zombis se tratara.
Los hombres se levantaron hacía su objetivo, ir hacía Delia, ella los había hechizado.
Las demás bailarinas se asustaron cuándo las luces se volvieron a prender y salieron corriendo sin más.
—¡Alto ahí! —Nocturna aprovechó que tenía el paso libre de obstáculos y corrió al mismo tiempo que lanzó una de sus dagas que se clavó en la mano derecha de la bruja, por reflejo Delia soltó su recipiente cilíndrico, que al caer al suelo se rompió y por ende el polvo marrón se regó.
—¡Ustedes dos! —gritó al girar su cabeza—. ¡Me tienen harta! Tendré que hacer mucho más.
Miró su polvo mágico con decepción.
No lo recogió con su magia, no era necesario, el polvo marrón no servía si entraba en contacto con algo que no sea un recipiente mágico. De sus manos lanzó rayos mágicos de color rosado. Nocturna se defendió cuándo abrió su paraguas que lo usó como escudo y le sirvió para repeler el ataque mientras que Helania usó su grito sónico a una menor intensidad para no derribar el lugar.
Delia creó nuevamente sus monstruos de tierra como una distracción y salió corriendo, a medida que corría los hombres hechizados la perseguían cual zombis van en busca de cerebro.
Quien lideraba la persecución era el animador del evento.
—¡Va a escapar como la otra vez! —exclamó Helania antes de asestarle un fuerte puñetazo en la cara a un monstruo de tierra, su golpe fue tan potente que hizo que todo su cuerpo se cayera al suelo rompiéndose en muchos pedazos.
Agarró al otro monstruo de la cintura, con todas sus fuerzas y con su velocidad lo sacó del night club en un santiamén al crear una abertura. Las heroínas fueron en busca de la bruja, en las afueras del night club encontraron diez cuerpos de hombres que fueron asesinados de la misma forma que sus seres queridos.
Helania usó su súper velocidad para llegar hasta Delia evitando golpear a los hombres zombificados que debido al hechizo muchos de ellos intentaron atacarlas. Nocturna los golpeaba ligeramente evitando causarles daños graves.
Les propinaba patadas, puñetazos y golpes con su poderoso paraguas.
—¡Te tengo! —la híbrida la tomó del cuello y de a poco se lo fue apretando.
—No, yo...yo te...ten...tengo —exclamó con dificultad Delia mirándola a sus ojos que se estaban tornando rojos. Al tener sus manos libres las movió y con problemas recitó un hechizo entre dientes.
Helania sintió algo extraño en el interior de su cuerpo.
Su estómago le ardía.
—¿Qué me hiciste? —preguntó molesta.
Sus ojos se tornaron más rojos, aquella tonalidad carmesí solo se veía cuándo ella se iba a transformar en su modo bestia. Tuvo que soltar a Delia debido a que todo su cuerpo tembló, le dolía cada músculo y cada articulación. Cayó de rodillas contra el suelo y no le dio importancia a Delia que estaba tosiendo fuerte mientras se alejaba a paso lento.
La hibrida no estaba consciente, de a poco sus músculos aumentaron de tamaño, su pelaje creció, su boca se ensanchó dejando en evidencia unos grandes dientes. Sus uñas crecieron, su ropa se rompió, le creció la cola hasta quedar transformada en toda una loba.
En ese estado no reconocía a nadie, intentó a atacar a uno de los hombres que sin querer se cruzó con ella, estuvo a punto de destrozarlo con sus fuertes patas pero Nocturna le lanzó una soga que se envolvió por casi todo su extremidad.
—¡Helania detente! —intentaba hacerla entrar en razón pero la loba emitió su poderoso aullido que la lanzó bastante metros a lo lejos.
Delia se levantó.
Sin pensarlo dos veces la bruja, chasqueó sus dedos haciendo que el efecto en los hombres se acabara. Los hombres estaban atontados, les dolía la cabeza, unos cuantos se fueron al ver a los muertos y por supuesto al ver a la enorme bestia que no dejaba de romper cosas.
Con gestos de sus manos la bruja llamó a su escoba mágica, se subió en ella y se marchó.
Su noche no acababa, ella iba a buscar más ingredientes para realizar su polvo mágico.
—Esta vez cautivaré a todo el pueblo —mencionó para sí misma antes de que se marchara.
Por otra parte Nocturna apenas podía defenderse de los ataques feroces de su compañera. Inclusive su paraguas resultó con huecos a pesar de que su estructura era resistente.
Helania transformada en bestia corrió para desgarrar a Fiorella pero recibió un disparo directo en una de sus patas delanteras. Se trataba de un hombre algo mayor que había llegado al lugar con su arma después de escuchar los gritos y demás ruidos provocados por la loba y también por la bruja.
—¡Gracias por salvar a mi hijo! —mencionó antes de disparar en la cabeza de la loba—. Es mi turno de salvarte.
—¡No lo haga! —exclamó Nocturna. Alzó su voz—. ¡Ella no es mala!
El hombre dejó de disparar y fue por su hijo, su hijo de no más de veinte años había ido al night club por recomendación de sus amigos.
De a poco el joven de aspecto delgado fue despertando.
—Es mejor que se vayan —les aconsejó Nocturna con uno de sus cuchillos en mano dispuesta a defenderse—. Yo puedo con esto.
—De ninguna manera —a pesar de que el hombre quiso ayudar a la heroína él junto con su hijo recibieron el impacto directo del aullido sónico que los dejó fuera de combate.
Aunque Helania actuaba de manera salvaje, en su mente se libraba otra batalla, un combate interno entre sus extremos, por un lado estaba su parte loba, una bestia feroz con una enorme cola y por el otro estaba su parte vampiro, una Helania tan pálida como nunca antes vista. Ambas peleaban para reinar en cuerpo y mente a Helania.
En la realidad la bestia salvaje aulló tan fuerte que Fiorella apenas pudo esquivarlo.
Rodó por el suelo.
La bestia llegó y se posó encima de ella dispuesta a morderla.
—Helania, más vale que no me provoques —los ojos de Nocturna estaban tornándose de un color azul intenso—. No quiero hacerte daño.
La hibrida de a poco volvió a su estado normal. La batalla mental entre sus dos partes ya estaba resuelta. Al volver a su modo humano estiró su brazo para que Nocturna se colocara de pie.
Sus ojos volvieron a la normalidad.
—¡Que alivio! —exclamó feliz de ver a su amiga de vuelta—. ¿Qué sucedió contigo?
—La maldita bruja me hechizó —contestó con cierto enojo en su rostro—. Y tuve una batalla mental que pude resolver antes de que te devore de un bocado.
Las dos rieron ligeramente.
Helania recordó que en su mente la batalla entre su lado vampiro y su lado lobo se terminó gracias a que apareció una tercer Helania que se colocó entre las otras dos, se acercó a ellas y absorbió su energía, asimilando por fin sus dos vertientes.
—¿Por qué tus ojos se estaban tornando de color azul cuándo estuve a punto de matarte? —preguntó la mujer híbrida de cabello castaño—. Porque si yo no te devoraba de un bocado tú me darías unos buenos golpes.
—Es una larga historia —contestó Nocturna frotando ligeramente sus ojos—. ¿Y cómo sabes que estoy a la par contigo cuando tengo mis ojos de color azul?
—Mi instinto de supervivencia —respondió antes de que sus uñas volvieron a su tamaño normal—. Y ahora mi instinto me dice que si o si esta noche debemos detener a la bruja. Siento que algo malo va a suceder.
—Entonces confiemos en tu instinto y demostremos que estamos hechas —exclamó Nocturna.
Dos veces se les había escapado la bruja pero sabían que la tercera sería la vencida. No tenían idea por donde buscar hasta que a lo lejos observaron como la torre eléctrica del pueblo se iluminaba de extraños rayos de color rosado.
El cielo se estaba tornando del mismo color que el cabello de la bruja asesina, su plan final ya estaba en funcionamiento.
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