Preludio: Heroine Rymer.
Podría jurar que ella no pertenecía a este planeta.
A esta realidad.
Quizás sí al infierno, o al cielo si creía en uno.
5 años atrás el directo que cambió el mundo dio inicio, en la madrugada del 12 de noviembre.
—¡Buenas madrugadas a todos, cabezas de mangos! Espero estén teniendo una agradable noche, allá en lo alto como en lo bajo, detrás de sus ojos y fuera de sus gargantas. La noche es demasiado larga como para no querer verla completa.
Sus saludos siempre eran extraños pero amigables, siguiendo el ritmo de sus labios curveados que eran lamidos cada minuto por su peculiar tic. Su cabello oscuro con las puntas claras que llegaban a sus hombros, ojos del mismo color y hoyuelos que se tornaban profundos con su sonrisa; era la mujer más amada del mundo, la portadora de sueños quien nos honraba en cargar el peso de ser la heroína internacional.
—A veces es demasiado larga. Quisiera poder dormir fácilmente —parpadeó repetidas veces, limpiando el lente de su cámara para que el en vivo pudiera apreciarse mejor—. He estado escribiendo bastante estos días para poder tener manuscritos disponibles ahora que salí de viaje. La vista es bella, ¿a que sí? Puedo ver toda la costa y los edificios de la zona hotelera.
Nació un viernes 5 de julio, de origen inglés y danés. Escritora y editora, fundadora de H.R Cómics. Los artistas podían dejar grandes huellas en el mundo, principalmente cuando se dedicaban al entretenimiento. Heroine había comenzado a derramar su arte por los cielos con una brocha cargada de colores fosforescentes, gritándole al mundo su llegada junto a sus historias y cuentos para todas las edades.
Igual que una heroína para salvar a su público, así era ella. No había persona que la odiara, que hablara mal de sus historias, creaba contenido para todos los gustos. Decían que brillaba en lo alto junto al nombre del famoso Stan Lee o Keanu Reeves. No importaba quién fueras, la conocías y en algún momento habías leído algún cuento de ella o visto una de sus películas.
—¡Qué dices, shhhh! No digas esas cosas aquí... —le murmuró a alguien a su costado, riendo con leves muecas y movimientos vagos—. Cállate.
Eran las 3:30 a.m cuando comenzó el directo en Instagram, momento en que a los fanáticos nos llegó la notificación y corrimos a conectarnos al computador para verla en pantalla grande. Con mi lata de Red Bull que había comprado a escondidas de mi padre, los dedos salados por las papas fritas y los pies descalzos sobre la silla de mi escritorio.
"Vaya hora para hacer un en vivo. Puta madre, te amo Heroine".
"¿A quién le hablará? ¿Tendrá novio?"
"¡Ojalá estés disfrutando el océano! La vista es hermosa, ten cuidado con el viento".
"Heroine: Es de madrugada. Voy a hacer un directo, alch.
Me: Oh shit, here we go again".
"No es raro que se conecte a estas horas pero sí es raro que no use su traje de mango".
Los mensajes se observaban en la parte inferior de la derecha, algunos pasaban tan velozmente que eran indistinguibles. Las luces detrás de Heroine cambian constantemente de color, al igual que los ruidos del fondo que parecían pertenecer a alguna fiesta nocturna. Ambientando mi habitación donde reinaba la oscuridad y el silencio.
Rostros desconocidos, vidas ajenas, edades sin importancia, observaban el rostro de la mujer alienígena que se carcajeaba frente a su cámara mientras hablaba incoherencias.
"No es Heroine si no cuenta malos chistes. La amo, maldita sea".
"Le debo la vida. Sin ella habría muerto hace años".
"Gracias por salvarme".
—Estuve pensando estos días. —Llevó su boca al frente como un puchero, centrando sus ojos sobre una luz azul que parpadeaba a su costado.
"Siempre estás pensando Heorine, JA JA".
"Va a decir algo increíble o muy estúpido. ¿Apuestan?"
"Sus estupideces son las mejores".
Las luces de las estrellas eran opacadas por la ciudad. A pesar de la noche artificial, su cabello sacudiéndose con fuerza en la cima de su habitación de hotel la hacía ver real. Siempre se hospedaba en el último piso de aquel lugar, en la playa aunque no le gustaba nadar y en una fecha poco solicitada como noviembre.
—¿Se han preguntado cómo puedo escribir sobre un lugar que no he visto con mis propios ojos? —Susurró como si tratara de contarnos un secreto, agrandando sus redondos ojos como canicas explosivas—. Shh, espera H.
"¿H?"
"Les dije que iba a ser algo cool".
"¿No está rara? Casi siempre grita, ahora está susurrando".
"Yes sir".
"Tienes una historia de demonios, claro que me lo he preguntado".
Había bebido Red Bull con un americano que mi hermano había dejado en el refrigerador, combinado con pastillas para dormir de mi hermana y un estómago lleno de helado y papas fritas que nadie me había permitido comer pero robé de la alacena. Sentí que me estaba dando un paro cardíaco, sumando la migraña de observar los brillantes colores de la pantalla y los retorcijones de mis intestinos.
—Carajo, solo tengo 13... —Tosí, dejando caer mi peso sobre la bocina de mi repisa.
"No jodan, imaginé que Heroine hacía un directo sobre mangos porque estoy drogado".
"Yo también ando alucinando mi amigo. No combines la universidad con LSD y ansiedad".
"Heroine siempre parece drogada así que dudo que le importen ustedes, JA".
"Siento que van a anunciar una nueva historia".
—Me di cuenta de que era ilógico hacer eso, mi imaginación no es tan perfecta como creen. —Sus palabras me mantenían alerta, su mirada baja y sus sombras extendidas.
"Ay no, capaz se retira. Adiós, me voy a matar".
"Obvio no se va a retirar, capaz bromea con algo similar y luego se echa un gas antes de terminar el directo".
"Juro lo del gas".
—¡Así que decidí comenzar un nuevo proyecto sobre un lugar al que muchos han ido pero no han vuelto para contarlo! ¡Una nueva aventura para este ser aventurero que soy! —Dio un salto con emoción, estirando los brazos a sus costados como una porrista.
La tela de su pijama con los dibujos de una famosa historia llamada Oyasumi Punpun arrebataban la atención, recordándonos que aquella obra que no le pertenecía era su favorita. Mi pijama tenía el dibujo de una jirafa bebé, "La jirafa del cuello corto que no podía alcanzar sus sueños"; le pertenecía a su editorial.
"Omg, tengo la misma pijama. Comparto gustos con la diosa".
"Les dije que iba a sacar algo del culo, JA".
"ATENCIÓN, SE VIENE NUEVA OBRA DE ARTE. ATENCIÓN".
"Se va a meter en una cueva, beberá con el diablo y preparará un nuevo cómic. Saquen la mercancía ya".
"Hola, Depresión".
"Querrás decir «adiós, depresión». Las historias de Heroine te sacan de lo más profundo".
"Sin ti me habría suicidado, gracias por tu trabajo".
"Me voy a cortar las venas si no actualiza rápido el web cómic de Los 7 chicos grises".
"Córtatelas, puto".
"Puto el que te gusta".
"PitO".
"Tragas".
—Quiero conocerlo, quiero encontrarlo. Traerles ese gran misterio, de aquello que tanto me preguntan en entrevistas y me han forzado a encontrar una respuesta —su voz aguda atraía con fuerza, ella era la fuerza de Star Wars o la gravedad en general—. La voy a hallar, para mí y para ustedes.
"Me perturba pero me gusta".
"¿Está sola?"
"Alguien explíqueme porque nunca entiendo sus charlas fumadas, aaaaaa".
El desenfoque gradual en su rostro era costumbre, se disipaba el color de su piel claro con las luces neón a sus costados que se extendían como bombas de humo siguiendo sus pupilas. Heroine parecía bailar algo de fondo, uno de esos bailes populares y simples que ella amaba.
—Le dije a H que por fin lo encontraría. Ya no quiero seguir escribiendo sueños que no puedo vivir —su tono fue amargo acompañado de sus colmillos blanquecinos, haciendo muecas al lente—. Quiero vivirlos. Estoy cansada de no hacerlo. ¡Es cómo soñar tan en grande que pierdes de vista lo que lanzaste al cielo!
"Sigue hablando de H. Que celoso estoy".
"Heroine parece estar cambiando algo en su vida".
"Capaz se larga a vivir como ermitaña. Alguien póngale un chip, la creo capaz".
"Quisiera desaparecer con mis sueños".
"Tal vez Heroine solo quiere un descanso. Se le perdona todo a esta diosa".
"Si ella se toma ese descanso yo moriré".
—¿Te gusta soñar? —Levantó la cámara en sus manos.
"Sueño todas las noches contigo, cariño".
"Esa pregunta cambió mi vida y no lo sabía".
"Estoy segura de que en realidad está preguntando algo más".
"Tiene grandes ojeras. Debería dormir más".
—¿Qué tan lejos podemos arrojar nuestros sueños? —Su sonrisa fue dulce, apaciguando el ruido en los comentarios por segundos—. ¿Qué tanto tenemos permitido soñar?
"Si sueñas demasiado eres un idiota, sí sueñas poco no tienes gracia".
"Es extraño".
"Ojalá el mundo soñara para siempre".
"Soñar solo me ha dejado tirado en miseria".
—Como una cometa en buen tiempo, flotando lo suficientemente alta sin perderla de vista. No la sostengan con fuerza, pueden romperla —se encogió de hombros, sacudiendo la pantalla—. No la suelten solo porque es demasiado intenso el viento, quizás vuele tan lejos que no puedan recuperarla debido a que... Bah, somos humanos, no podemos volar. Deben mantener "los pies en la tierra" y el cerebro en el aire para no estancarse. Es complicado... materializar los sueños.
"Las historias de Heroine son como un sueño".
"Soy padre de familia. La cometa voló tan alto que nunca pude alcanzar mis grandes sueños. No sueñen en grande, no van a alcanzar esas metas imposibles.
"Disculpa, pero tampoco debemos dejar de soñar. No tendremos metas".
"Estaríamos muertos".
"Esto es una mierda complicada".
"ayuDA, no entiendo nada".
"Estoy drogado hasta el culo".
"Mi madre me está mandando a dormir pero la serie está buena".
—Voy a irme lejos. No me verán ni me oirán en un tiempo. —Desvió la mirada con una triste mueca.
"Carajo, ya sabía que estaba rara".
"Chale, sí se va al puto año sabatino".
"ME VOY A MATAR".
"¿ES UNA JODIDA BROMA?"
"Ay, no".
"Mi ex me terminó y ahora esto".
"Gente, si me disculpan me voy a llorar".
"¡¿Por qué?!"
"¿De qué demonios habla?"
—Volveré, si soy capaz. En realidad, no lo sé, lo siento Elijah.
"¿Por qué de repente luce tan feliz?"
"Mencionó a su mejor amigo".
"Se está riendo".
"Creo que nos odia".
Mis manos se aferraban al computador, sentía mis dedos temblar por la cafeína que había alterado mi sistema nervioso pero aún estaba consiente de lo que sucedía en pantalla. Mi heroína se carcajeaba con fuerza en la oscuridad, casi burlándose a nivel internacional de millones de personas.
—Y los quiero invitar, mis manguitos —gritó de golpe, ocasionando un feo ruido a través de la bocina que me hizo saltar a bajar el volumen—. ¡Todos pueden venir conmigo si siguen un par de pasos temerarios! Quizás muchos lo intenten, pocos lo logren e incluso puede no haber una recompensa.
"Me siento en una búsqueda del tesoro".
"Esto será increíble. Siento que nos va a ver la cara de estúpidos y eso me gusta".
"Tu novio es algo masoquista".
—Pero si me encuentran, tengan por seguro que les entregaré mis sueños. Les entregaré todo lo que soy, lo que tengo y mis deseos, así como ustedes lo han hecho conmigo.
"Cásate con mi papá, por favor".
"Que se case conmigo".
"Es divina".
"Esto ya está raro pero me gusta".
"Suena a porno. abEr".
Heroine era increíble, hasta el momento en que planeó su desaparición. Hasta aquellos minutos, donde hablaba con alegría y misterio, balbuceando incoherencias existenciales sobre los sueños y lugares desconocidos de los cuales quería escribir. Depositando su fe en la humanidad, cosa que no funcionaba pues ella era la portadora de los sueños del mundo.
En cada segundo, sonrisa, silencios pronunciados y nombres desconocidos. Comentarios apilándose, audio entrecortado y pantallas congeladas. Quería estar del otro lado, quería cruzar los gráficos iridiscentes para poder sentirla entre mis manos.
—Vengan por mí. Alguien venga aquí y sea mi héroe.
"Iría al infierno por ti".
"Viviría por ti".
"Sueño para ti".
"Te amo, pero ya déjame dormir".
—¡Todos están invitados, en serio! ¡Solo tienen que encontrarme! —Elevó la cámara sobre los costados del balcón, rodeando su jacuzzi al exterior que le permitía ver el mar devora hombres de sus cuentos—. ¡Los invito a esta nueva aventura protagonizada por su Heroína! ¡Descubriremos aquellos misterios que carcomen cerebros, conoceremos las medidas adecuadas para los sueños y sobre todo aprenderemos a materializarlos y convertirnos en poseedores dignos de ellos!
"Estoy temblando".
"Será increíble".
—¡Vamos! —Saltó de pie sobre la valla, danzando con emoción antes de que el directo llegara a su fin y se anunciara su desaparición—. ¡Sálvenme ahora!
Su desaparición de la faz de la tierra.
Sentí que cruzaba la pantalla, recibiendo un ataque directo al cerebro de los colores rechinantes y el azúcar sumado a la cafeína. Podía verlo en grande, desplazándose con ruidos anormales y las imágenes coloridas que llegaban detrás de mis ojos. Absorto por aquel momento endemoniado que me abría la boca como un cocodrilo y me obligaba a masticarlo.
"CARAJO".
La cámara en caída libre, grabando los brazos de Heroine que trataban de sostenerla. Hundiéndose en lo profundo del mundo nocturno, ante una caída de 60 metros que extendía su gran abrazo para tragarla como un demonio necrófago profanando su tumba.
"QUÉ PASÓ".
"PUTA BROMA DEL DEMONIO".
Su cuerpo azotado contra un vehículo del estacionamiento superior, lleno de cristales atravesados en su garganta y espalda baja. La reducción a nada por una fotografía explícitamente bella que corrió de inmediato por internet para avisar lo que había sucedido cuando el directo fue interrumpido debido a la mala señal.
Tumbada con la boca abierta que escupía sangre, una sonrisa similar a un grito hacia los cielos y ojos torcidos como una muñeca antigua. Diagnosticada con una enfermedad que le hacía ver cosas que nadie más podía, similar a la esquizofrenia pero curable y conexiones entre los afectados. Apodada Heroína por una sola razón:
La oleada de suicidios de pacientes con la misma enfermedad que se originaron en los siguientes 5 años.
Heroine Rymer, escritora y editora de cómics, fundadora de H.R Cómics. Su muerte fue en una transmisión en vivo, el 12 de noviembre a las 3:57 a.m, suicidio alentado por una enfermedad cerebral. La confirmación misma de cómo una figura pública podía dar un paso por el mundo y acabarlo en minutos.
Mi heroína solía ser increíble... antes de que estuviera muerta.
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