-¡Seamos padres! | ShinTodo.

—Hitoshi, ¿Te gustaría tener hijos?

El mayor desvío su vista del televisor para dirigirla en dirección a su esposo. Este estaba acurrucado en el suelo entre un montón de mantas a cuadros. Saturno, el gato siamés dormía sobre una almohada junto a él, y levantó la vista con sus grandes ojos verdes en dirección a Shoto, como si también estuviera confundido por lo repentino de la pregunta, aunque ninguno de los dos debería sorprenderse ya de los desvaríos repentinos del bicolor, tomando en cuenta que de una forma casi idéntica el menor le pidió matrimonio.

Fue algo como, estando acostados enrollados entre las sábanas, mirando distraídos una serie de moda que no terminaba de engancharlos. Shoto dijo, “Hitoshi, ¿Te casarías conmigo?" Y Shinso entre confundido, y ruborizado, le contestó que "No aceptaré hasta ver un anillo", lo dijo como una broma, tomando en cuenta que llevaban tres meses en Estado Unidos y allí todos pedían el anillo primero. Todoroki buscó entre los cajones de su cómoda, le mostró una caja de terciopelo púrpura, la abrió y dentro había un anillo de oro blanco con un gato grabado en la parte interna del anillo junto a sus iniciales,“¿Con este es suficiente?" El de irises púrpuras no dudó un segundo antes de decirle que sí.

Se casaron en la playa, aprovechando la belleza y conveniencia de vivir en California, con sus hermosos atardeceres, la arena, las olas, y la completa ambigüedad de un ambiente dónde respetaban el amor en todas su formas.

Decidieron hacer la boda al estilo occidental, aunque siendo algo sencillo, solo con amigos cercanos y sus familias asistiendo. Eri rogó por ser la niña de las flores, y ellos no dudaron en aceptar, luciendo ella hermosa a sus doce años, con un vestido playero en color rosa, y su hermano, el pequeño Erick de cuatro años llevando los anillos, junto al hijo de Fuyumi, Nori que tenía tres recién cumplidos y su otro hijo, Zephyr de cinco años elevándose un par de centímetros del suelo mientras arrojaba pétalos de flores. Aunque Natsuo no pudo asistir, ya que el viaje sería muy pesado para su hijo de un año, y el otro de apenas meses de nacido, Toyā aún estaba en tratamiento psiquiátrico, muchísimo mejor pero tenía prohibido viajar fuera del país por ahora, así que ambos estuvieron presentes a través de una pantalla viendo todo en vivo.

Irónicamente después la cálida boda playera, su luna de miel fue en una cabaña de esquí, dónde debían resguardarse del frío clima, con la chimenea encendida con grandes cantidades de madera y ellos usando ropa térmica, o al menos eso era lo que debía hacer Hitoshi, porque Shoto no parecía afectarle en nada las bajas temperaturas.

A lo que iba, uno de los más grandes pasos de su vida fue decidido mientras estaba indiferente e ignorante de la sola posibilidad de todo lo que vendría, y no se arrepiente ni por un segundo de la decisión que tomó. Justo ahora puede sentir alguna clase de dejavú apretando su pecho, y siente que debe meditar correctamente sus palabras.

—Me gustaría, digo, nunca me ví más allá que siendo padre de algunos gatos, pero... —Miró al bicolor, este lo estaba observando con atención. Alguna vez había escuchado que, cuando estás con la persona correcta, quieres todo con esa persona. Con Shoto lo quería todo. —¿Un hijo nuestro? La verdad suena asombroso.

Shoto sonrió, acurrucándose más entre sus mantas, sacó una de sus manos para acariciar a Saturno que ronroneó, desfilando hasta posarse sobre su regazo. Tecleó un poco más en su laptop, mientras le hacía un par de gestos para que se siente a su lado.

—¿Crees que sería una locura intentarlo?

Se deslizó del sofá hasta el suelo, el de ojos dispares abrió un espacio entre las mantas para que se siente a su lado, tomó ese lugar, siendo recibido por la calidez eterna del lado izquierdo de su esposo, y Saturno que saltó hasta quedar dentro de las mantas, dejando únicamente su cabeza fuera para mirar también en dirección a la pantalla.

Ahí podía leerse un artículo sobre los procesos legales que debían hacerse para realizar un procedimiento que había ganado fuerza y fama en los últimos años, dónde parejas del mismo sexo, o parejas dónde alguno fuera infértil, serían capaces de tener hijos genéticamente de ambos, tomando las células de su piel para crear un óvulo o un espermatozoide según el caso que fuera necesario, así como también ofrecía los servicios para vientres en alquiler que se habían hecho legales, al ser una colaboración de un tercero para ayudar a estas parejas.

—¿No es un poco pronto?

—El proceso legal tarda mucho para las parejas “normales", ¿Sabes cuánto tardaría para nosotros que no solo somos extranjeros, si no también ambos héroes profesionales?

—Demasiado, tardaría demasiado. —Suspiró Hitoshi.

—Un mínimo de, no lo sé, ¿Tres o cuatro años? —comentó Shoto con una mueca. —Por eso lo comenté, aunque si no crees estar listo no hay problema. Solo me pareció lindo, ¿No lo crees?

—¿Nosotros con un bebé? Creo que haríamos un buen trabajo. —El pelimorado cerró los ojos y se lo imaginó por un momento. Él había ayudado mucho cuando nació Erick el hijo de Aizawa, junto a Eri, ambos trataban de ayudar lo más que pudieran, alimentándolo, cambiando los pañales, logrando que durmiera, y jugando con él para distraerlo. Hitoshi nunca tuvo hermanos, ni primos, podría decirse que esa fue de las primera vez que pasó tanto tiempo con un bebé, y sorprendentemente tenía talento con los niños. Y él había visto a Shoto con sus sobrinos, sobretodo con Zephyr y Nori, esos dos siempre eran muy felices con su tío.

—Hey, Shoto. —le susurró, acomodando su cabeza en el cuello del menor. —¿Serías padre conmigo?

—Por supuesto. —respondió, tomándole de la mano. —Aunque que conste, fue mí idea.

—No te preocupes, nunca lo olvidaré.

(✨)

—¡Hitoshi! ¡Hitoshi!

—¡¿Qué?! —gritó exaltado, levantándose de su cama en segundos. Y es que para que Shoto sintiera la necesidad de levantarlo de su siesta (luego de su patrullaje nocturno que lo dejó totalmente agotado) debía ser algo urgente, incluso más si le gritaba.

—Mira. —Le enseñó la tablet que sostenía en sus manos, con los ojos bien abiertos.

Hitoshi bostezó, se frotó los ojos y parpadeó un par de veces para aclarar la vista, y acostumbrarse al brillo de la pantalla en la habitación oscura. Enfocó la vista, y logró leer lo que decía. No se lo creyó a la primera, así que lo leyó un par de veces más, sobretodo una frase.

“Fueron aceptados para realizar el procedimiento...”

—¿Es...? ¡¿Es en serio?!

Había pasado un año desde que tuvieron esa conversación, y decidieron que si iban a hacer las cosas, las harían bien, por eso mismo se dedicaron a conseguir los permisos necesarios (por ser extranjeros) y todos los documentos que hicieran falta para que el proceso fuera algo más rápido, pero ni por lejos imaginaron que sería tan pronto.

—Es más pronto de lo que pensamos. —dijo Shoto, como si le estuviera leyendo la mente.

—Pero... No podemos echarnos para atrás, si lo hacemos, tal vez no exista otra oportunidad. —respondió, con la mano frotando su nuca y suspirando pesado. —¿Te sientes listo para esto, Shoto?

Shoto suspiró, cayendo sobre la cama, enterrando la cara contra el colchón. Un silencio pesado había inundado la habitación, conociendo la seriedad de este asunto. ¡Estaban hablando de hacerse responsables de un ser humano! Un ser humano que sería genéticamente de ambos.

Una pequeña personita que tendría vida. Un bebé que respira, se alimenta, va al baño, se enferma, ríe, llora, un ser que siente. Alguien que sería directamente afectado por cada uno de sus errores.

—Creí que tendríamos más tiempo para prepararnos. —Shoto sonaba desolado. Y es que estaba aterrado, se había mentalizado a la idea de que tendría más tiempo.

Más tiempo para que pudieran mudarse a una casa, y dejar el pequeño apartamento que tenían. Más tiempo para estabilizar sus horarios, tiempo para ir a Japón y tal vez pedirle a Fuyumi que le enseñe lo que necesitaba saber sobre ser padre, podría tomar cursos, podía aprender, podía...

—Shoto, mírame. —Hitoshi no quería ser el precursor de las malas noticias pero era ahora, debían responder. —Yo también creí que teníamos más tiempo para afinar los detalles, para prepararlo todo. Entiendo si no estás listo, está bien...

—Si no me creyera preparado, no lo habría propuesto en primer lugar. —contestó, eran palabras fuertes, pero dichas con la monotonía habitual que no era más que el único tono que la voz del bicolor conocía. —Creo en nosotros, Hitoshi. No puedo asegurar nada, pero creo en nosotros, podemos hacerlo. Es solo que...

—Es aterrador. —Completó el pelimorado con una mueca extraña. Se recostó con la cabeza en cuello de su esposo. —Es aterrador, pero también creo en nosotros. Seguramente será una maldita locura pero, hemos salido de cosas peores. Podemos con esto. Shoto, yo quiero todo contigo y eso incluye un bebé.

El bicolor lo abrazó, atrayendolo un poco más cerca, respiró su aroma y suspiró, estaba tan asustado.

—Hagámoslo entonces. —contestó alcanzando la tablet y aceptando la cita médica para empezar con las pruebas.

(✨)

—¡El óvulo fue fecundado de forma correcta! Y oficialmente Zoe, está embarazada. ¡Felicitaciones!

Aún no se terminaban de acostumbrar a lo animado que era el doctor, parecía incluso más feliz que ellos, aunque eso sería imposible.

Shoto y Hitoshi no eran las personas más expresivas del mundo, aunque para algunos fue muy extraño que ellos dos terminarán juntos, incluso para sí mismos lo fue, pero las cosas así pasaron y eran felices juntos. Y ahora lo eran incluso más.

El procedimiento había sido exitoso, y ahora ambos tendrían un bebé en los próximos meses.

—¿Desean saber de quién es el óvulo? —preguntó el doctor, que parecía no poder contener la emoción. A ambos les dió gracia, sabían que ese doctor había sido egresado de la universidad hace poco, y que aunque había realizado un par de procedimientos antes por alguna razón no habían sido exitosos, ellos decidieron darle una oportunidad, de cualquier forma, si él no lo lograba serían remitidos con algún otro especialista.

—Claro, Dr. Zimmerman. —Ni siquiera Shoto tenía el corazón para negarle algo al doctor.

—Bien, el óvulo fecundado es de el señor Hitoshi, y el semen del señor Shoto. Así que biológicamente hablando...

—Yo soy la madre. Shoto es el padre. Entendido. —Al doctor Zimmerman también le resultaba extraña la facilidad con la cuál los Shinso asimilaban las cosas, sin dar a traslucir casi ninguna emoción más allá de las sonrisas pequeñas que habían aparecido en sus rostros y no parecía que desaparecerían pronto.

—Es un placer. En la siguiente cita los remitiré con el obstetra y ya podrán conocer a la mujer que llevará al feto en los siguientes ocho meses.

—Gracias por todo, doctor.

(✨)

—¿Estás embarazada? Osea,¿Tienes un bebé en tu vientre justo ahora? —Shoto no cabía de la sorpresa mirando a Momo, luego a su vientre plano y luego a su rostro de nuevo.

—Veo que entiendes el concepto, Shoto. —Una sonrisa adorable se extendió en los labios de ella, que tenía las mejillas un poco sonrojadas. El bicolor resistió las enormes ganas que tenía de rodar los ojos, y es que a su querida y dulce amiga se le estaban empezando a pegar las malas mañas de su esposo. Un claro ejemplo, el sarcasmo.

Honestamente a Shoto le agrada Yosetsu, quien siempre ha sido respetuoso, aunque frío frente a los demás en lo que respecta a su forma de relacionarse en público con Momo, intentando mantener su relación entre ellos dos, sin ocultarlo pero tampoco exhibiendolo frente a los demás. Y aunque por momentos creyó que el pelinegro no era digno de su amiga, con el tiempo pudo notarlo, la forma en que sus ojos grises estaban inundados de amor cada que veía a la morena, Yosetsu la amaba, y hasta ahora, había hecho las cosas bien.

—Sí, sí, recuérdame golpear a tu marido por enseñarte el concepto de sarcasmo. —El heterocromático rió cuando la morena le golpeó el brazo, y solo levantó su taza de té en forma de brindis. —Felicitaciones, Momo. Estoy muy feliz por tí, por ambos. Serás una madre increíble, no tengo dudas de eso.

Momo sonrió enternecida, agradeciendo por lo bajo sus palabras.

—¿Y cuánto tiempo tienes?

—Doce semanas. —respondió ella. Shoto se atragantó con su té. La mayor le pasó una servilleta, confundida por su reacción.

—Zoe tiene catorce semanas.

Un gemido de sorpresa escapó de los labios de Momo, y ahora era ella quien no lo podía creer.

—Eso significa...

—Significa que la diferencia de edad entre ambos será casi nula. Obvio, todo depende si nacen con las semanas establecidas pero...

—Nacerán casi al mismo tiempo. Incluso podrían nacer el mismo día. —Momo sonrió, emocionada. —Y Kyoka tiene diecisiete semanas de embarazo. ¡Oh! ¡Kendo también está embarazada! Si no recuerdo mal, ella tiene diecinueve semanas.

—De acuerdo. ¿Nos sincronizamos o algo? Esto es muy extraño.

—No tanto. Recuerdo que Sadashi, la mamá de Yosetsu me dijo, que cuando alguien del círculo de conocidos se embarazada, no tardará casi nada de tiempo en quedar embarazada alguien más. Y ahora veo que tiene mucha razón.

Shoto bufó.

—Oh, vamos. ¡Es cierto! Mira cuando Mina-san y Ochako-san lograron estar embarazadas de los cuatrillizos, al poco tiempo Sero-san dijo que Nejire-san estaba embarazada. ¿Y que pasó a los pocos meses? ¡Sí! Kirishima-san también estaba esperando un bebé. Nacieron seis bebés en la clase A en el mismo año.

—Siete si contamos también al bebé sorpresa de Tokoyami. —comentó el bicolor, recordando vagamente como nadie se podía creer cuando vieron una foto de Fumikage sosteniendo un pequeño bebé pelinegro. Sabían que él era discreto, pero no creían que lo era tanto.

—Tienes razón, olvidé al pequeño Raiden. ¡Es tan lindo! —Momo suspiró enamorada, y es que de verdad le emocionaba el tema de los bebés, le encantaba pasar tiempo con los niños de sus amigos las pocas veces que había ido a visitarlos.

—Sí, es muy lindo, pero de cualquier forma, solo son casualidades, no creo que... —El teléfono de Momo sonó, el heterocromático le hizo un gesto, permitiendo que revisara el teléfono, y aprovechó para revisar el suyo, viendo un mensaje que Hitoshi diciendo que todo estaba bien, y que allá en California ya era de noche e iría a su patrullaje, le deseó suerte y de reojo, antes de bloquear el celular, vió la última publicación más popular. —Ok, creo que empiezo a creerle a tu suegra.

#ÚltimasNoticias.

¡El héroe Ingenium está esperando un bebé junto a su esposa! Miren la felicidad del futuro padre en el siguiente post...

—Creo que alguien no es tan discreto como el resto.

—Así parece, pero bueno, cada quién decide cuál es la mejor manera de hacerlo.

—Este es el cuarto bebé que habrá próximamente ¿No?

—Cuarto bebé y contando... —Una sonrisa divertida se extendió en la boca de Momo. —Recuerda Shoto, es cuestión de tiempo. Siempre pueden acercarse más bebés.

—Es posible, pero yo tengo más que suficiente con el único que bebé que se acerca a mi futuro y así será por mucho tiempo.

(✨)

—¿Ryuu?

—No.

—¿Akihiko?

—No.

—¿Kagome? ¿Iguro? ¿Hiroshi?

—No me gustan. El último es lindo pero no.

—Ayúdame con esto, Hitoshi. Tenemos que elegir el nombre de nuestro hijo.

—¡Es muy difícil! —Se quejó el pelimorado acostado en el piso junto a la chimenea. Era finales de invierno, Zoe tenía cinco meses de embarazo y ya sabían que el bebé sería un varón. En algún punto, una de las compañeras heroínas de Shoto lo hizo darse cuenta de que no tenía ni idea de qué nombre quería ponerle a su hijo. Ahora el bicolor estaba empeñado en conseguir el nombre perfecto para el bebé. —Hay tantos nombres.

—Sí, pero esto es algo que llevará toda su vida, así que hay que tomarlo con seriedad.

—Bueno, legalmente puede cambiar de nombre...

—Sí, pero lo llevará por al menos dieciocho años, ¿Quieres que sufra con un feo nombre por dieciocho años?

—No, no quiero.

—Entonces toma ese teléfono y empieza a buscar. —Shoto lo regañó, señalandolo con el cucharón de madera que tenía en su mano al estar cocinando la cena. No era el mejor haciéndolo, pero Hitoshi siempre comía lo que hacía de cualquier forma.

—¿Quieres que sea japonés?

—Puedes ver otras opciones, pero me gustaría que fuera un nombre japonés. —respondió Shoto, recargandose en la barra para verlo mejor. —Uno que no sea tan difícil de pronunciar si vamos a vivir aquí. Por favor, no quiero pronunciaciones ridículas como “Shuto”.

Hitoshi se rió a carcajadas porque él estuvo presente en el momento en que una de las azafatas del avión leyó mal su nombre. En ese momento se rió, y se iba a reír cada vez que lo recuerde.

—¿Por qué carajos se diría así? Hay un "O" perfectamente visible en mi nombre.

—Somos japoneses, en la mentalidad de algunas personas, la pronunciación de las letras cambia cuando la realidad es que no.

—Es tonto.

—Ellos nos consideran tontos cuando no sabemos pronunciar sus nombres. ¿Recuerdas lo mucho que nos costó decir el nombre de tu jefe?

—¿Quién rayos se llamaría Gashfield? —preguntó Shoto mirando el techo. Fue una pesadilla aprender a pronunciar ese jodido nombre, actualmente el bicolor solo lo llamaba por su nombre de héroe o su apellido bajo la excusa de que era parte de su cultura y no que realmente no sabía decirlo sin parecer un idiota.

Hitoshi se rió, apoyando la mejilla en su mano mirándolo con una sonrisa.

—De acuerdo, buscaremos un nombre que sea fácil de pronunciar en cualquier idioma.

—Hitoshi, ¿Te lo estás tomando enserio?

—Por supuesto, el nombre de nuestro hijo es algo muy serio... —El pelimorado empezó a reír a media frase, recordando los múltiples nombres que no habían podido pronunciar correctamente desde que vivían en Estados Unidos. Se ganó un golpe de su pareja, y solo pudo reírse con más fuerza, lo abrazó por la cintura atrayendolo más cerca de su cuerpo, ocultó la cara en el hombro del bicolor mientras sonreía.

—Hitoshi, esto es serio... —respondió el heterocromático, intentando empujarlo sin real fuerza. Manteniéndose serio, aunque la sonrisa en su rostro lo traiciona.

—Ya lo sé, pero aún faltan un par de meses. Estamos en enero y se supone que nacerá a principios de mayo ¿No? Aún hay tiempo.

—No hay tiempo, tenemos que decidirlo. Esto no es algo que podamos elegir de último minuto...

—Bueno...

—No vamos a echarlo a la suerte, ni a escogerlo a último minuto. No insistas.

—De acuerdo, Sho. Pero tampoco estamos en la obligación de escogerlo justo hoy. El nombre perfecto llegará cuando tenga que llegar. —Hitoshi apreta con algo más de fuerza la cintura del menor, dejando un par de besos en su hombro. El bicolor recuesta su peso contra su esposo y suspira con los ojos cerrados.

—Está bien. —responde, la olla sobre el fuego burbujea como único sonido de fondo, ambos solo sienten la respiración del otro, y solo pueden sentirse en paz. —Solo me has preguntado mis gustos. ¿Hay algo en especial que te gustaría para el nombre del bebé?

—Me gustaría que tuviera algún significado lindo, no solo escogerlo porque suena bien. —Hitoshi oculta su nariz en el cabello del menor, con una sonrisa enternecida en su rostro, le parece adorable la forma en la que Shoto se toma tan en serio todo esto.

—Momo ya escogió el nombre de su hijo, también será un niño ¿Sabías?

—Hmm, creo que olvidaste contarmelo. —respondió el más alto. —Me alegro. ¿Cuál nombre escogieron?

—Se llamará Daiki. También lo eligieron por su significado.

—¿Gran árbol? —preguntó el pelimorado, era un significado curioso.

—No, tonto. Se escribe con el kanji de "valor" ¿Entiendes? Significa "Gran valor". Dijo que quiere que a su hijo nunca le falte la valentía que ella creyó no tener.

—Momo es de las mujeres más valientes que he conocido.

—Sí, pero la conociste después, antes ella no lo creía así.

—Cierto, ustedes dos son muy buenos amigos. Recuerdo cuando hubieron rumores de que ustedes dos tenían algo... —Hitoshi se rió, al ver la mueca en el rostro del bicolor. —También recuerdo lo mucho que me maldijeron por interponerme en tan lindo romance.

—Eso es ridículo. —respondió Shoto junto a un bufido. —Awase se interpuso primero, ellos fueron novios antes que nosotros.

—Sí, pero ellos eran más discretos. —comentó su esposo, con enfasís en la palabra “discretos”. Shoto no se sonrojó pero sí apartó la mirada apenado, ganándose una risa del hombre junto a él.

—Ya, mejor cállate.

Shinso lo abrazó con más fuerza, ocultando la cara en su cuello, riéndose y dejando un par de besos justo ahí.

Te amo. —Ellos tenían la costumbre de hablar en casa en inglés, a veces sin darse cuenta, solo lo hacían porque era el idioma que usaban a lo largo del día, pero habían momentos, como este, donde no había mejor forma de expresar lo que sentían en su idioma natal. —Te amo, te amo, te a... ¡Eso es!

Shoto dió un saltó, golpeando con su cabeza la frente de Hitoshi, ambos gruñeron de dolor, y el heterocromático volteó a verlo desconcertado, sin entender la razón del repentino grito.

—¿Qué rayos, Hitoshi? ¿Por qué me gritas? ¡Me asustaste! —regañó el bicolor, acercándose para revisar la frente de su pareja, que tenía una mancha roja que no tardaría en volverse un moratón.

—Ese es el nombre perfecto, Shoto. —siseó Hitoshi a causa del frío, su esposo usó su quirk en su mano derecha sobre el lugar del golpe para evitar la inflamación. Este se veía confundido, sin comprender a qué se refería. —El nombre del bebé. Podríamos llamarlo Teru...

—¿Teru?

—Escrito con el kanji de brillo...

—Así su nombre significaría “brillante”.

—Momo quiere que su hijo sea valiente, yo quiero que el nuestro tenga una vida brillante como la que nos hicieron creer que nunca tendríamos.

Las palabras de Hitoshi son profundas, el bicolor alejó la mano con delicadeza mirándolo con total seriedad, y lo entendió. No había que ser un genio para entenderlo, por todo lo que él vivió, por lo duro que fue para Hitoshi vivir entre la niebla de ser siempre apartado por su quirk. Y ambos creyeron que la vida siempre sería así pero no...

Siempre hay algo brillante esperando para todos.

—¿Teru Shinso-Todoroki? —murmuró Shoto, levantando le vista con una sonrisa. —Creo que me encanta.

—Te lo dije.

—¿Qué?

—El nombre perfecto llegaría. —Hay una sonrisa divertida en los labios de Hitoshi, seguido de un quejido cuando Shoto golpea ligeramente con su dedo el moratón en su frente.

—Ajá, lo que digas.

—A ver dame un beso, me lo merezco, acabo de pensar en el nombre perfecto. Es corto, fácil de pronunciar y tiene un lindo significado, justamente lo que queríamos.

—No te daré un beso.

—¿Por qué?

—Por creído. —Shoto le muestra la lengua y se ríe, antes de empezar a correr por el apartamento lejos de los brazos de su esposo quien empezó a seguirlo entre risas.

(✨)

—¿Estás bien, Zoe?

—Perfectamente. Es que su bebé me causa un poco de náuseas. —La mujer sonrió ligeramente, mientras se acariciaba el abultado vientre de siete meses.

Todoroki observaba el vientre de la castaña, era un sentimiento extraño, se sentía emocionado aunque también nervioso, y a la vez era ¿Incómodo? Ni idea, era raro porque una desconocida tenía en su vientre a su hijo.

Y... Bueno, bien, el problema es que Shoto quería acariciar su vientre, no por ella sino porque ahí estaba su bebé, pero no lo hacía simplemente le daba mucha vergüenza, aunque no es que no le agradaba ella, Zoe era una persona tierna y muy maternal. Ella tenía treinta años, era mayor que ellos por algunos años, y siempre los trataba como si fueran íntimos amigos.

El contrato con Zoe establecía que ellos se harían cargo de todos los gastos médicos, desde el pago de las consultas, las medicinas y lo necesario para el parto y algunos medicamentos del post-parto. Aparte del pago que recibiría por todo.

Zoe era una persona genial y muy agradable, siempre estaba bromeando con ellos, les decía de cada nueva cosa del embarazo, y a partir del tercer mes, les dijo que podían acompañarla a las ecografías si así lo deseaban, alegando que en los primeros dos meses le daba algo de vergüenza, porque la ecografía debía realizarse con los pantalones un poco más abajo.

Shoto no entendió nada de lo que vió en esa pantalla oscura, era una mancha deforme y sin sentido la primera vez que lo vió. Y aún así, se sintió enamorado. Era su hijo, el suyo y el de Hitoshi, era perfecto.

Aunque el doctor no lo creyera así. La última consulta los había dejado muy preocupados a todos, porque el doctor les dijo que había visto una sombra que no debía encontrarse ahí, algo en la ecografía no era correcto pero la imagen no era lo bastante clara como para saber qué era.

Les dijo que era posible que el bebé tuviera alguna clase de mal formación o algo de lenguaje médico técnico que el pelimorado no entendió ni supo explicar a su esposo, pero sabía que no era algo bueno, lo que quieres escuchar es "El bebé está sano" no eso, no es que fueran a amarlo menos pero les preocupaba muchísimo lo que pudiera ser.

Hitoshi era un héroe nocturno, así que después de la primera vez, era él quien acostumbraba a acompañar a Zoe a las consultas pero después de escuchar eso, Shoto había solicitado una horas libres del trabajo para ir con ellos y escuchar claramente qué es lo que pasaba, qué tenía su hijo.

—¿Quiere sentirlo, Shoto? —El bicolor salió de su trance, sin darse cuenta se quedó pensando demasiado aún con la vista pegada al vientre de la mujer de ojos grises que ahora lo miraba con dulzura.

—¿Puedo? —preguntó incrédulo.

—¡Por supuesto que sí! Es su bebé después de todo, yo solo soy quién lo lleva mientras tanto. —Zoe se rió, restándole importancia. Ella comprendía completamente su posición, los bebé no era sus hijos, nunca lo fueron y nunca lo serían, ella los llevaba en su vientre, sí, pero en una prueba de ADN jamás serían compatibles, esos bebés no llevan su sangre y aunque les agarraba cariño al tenerlos dentro de sí por tanto tiempo, se llenaba de incluso más felicidad al ver a las personas que ayudó la primera vez que tienen a sus hijos en los brazos. —Se mueve realmente poco, es el bebé más tranquilo que he llevado en mi vientre. ¡Los otros apenas me dejaban dormir! Pero el suyo es tan quieto puedo hacer cualquier cosa sin problemas, seguramente será un dormilón cuando nazca.

La castaña levantó ligeramente su blusa, y tomó la mano de Shoto para dirigirla al lado izquierdo de su enorme vientre. El bicolor se quedó quieto en su lugar, petrificado y sin saber qué hacer.

—Solo quédate quieto, con suerte lo sentirás. Más bien ¡Intenta hablarle! Siempre está más activo cuando estoy con ustedes, tengo el presentimiento de que reconoce sus voces. —Eso no tenía mucho sentido, aunque por lo que leyó alguna vez y según lo que Fuyumi le dijo, los bebés escuchan los sonidos de su alrededor después del sexto mes.

—Eh... Pues, honestamente, no sé qué decir... —Shoto se sintió, no por lo que hacía, sino por su obvia falta de habilidad, su mente quedó en blanco, y la verdad es que el bicolor era un tronco al momento de expresar sus sentimientos frente al resto del mundo, sobretodo algo que le emocionaba tanto como esto. —Yo...

Shoto inspiró profundo, desviando la vista por un momento, antes de mirar el vientre con determinación.

Hola, bebé. Soy Shoto, tu papá. Yo no tengo idea de cómo hacer esto y aunque me gustaba la idea de tener hijos, no creí que llegaríamos a esto. Me hace muy feliz saber que estás ahí, que eres mi hijo, soy feliz de saber que también eres hijo de Hitoshi, porque yo lo amo mucho, me alegra saber que eres nuestro, aunque estoy aterrado de lo que sea que pase en esta consulta pero pase lo que pase, tengas la salud que tengas y seas como seas. Quiero que sepas que te amo, y eso no va a cambiar. Te amo, bebé Teru.

Hitoshi se cubrió la cara con las manos, demasiado feliz y enternecido, seguramente fue la única otra persona en la habitación en entender lo que dijo Shoto, ya que habló en japonés, Zoe lucía enternecida aunque no entendió nada, no había que ser un genio para entender que habló desde el corazón.

Yo también te amo, Shoto. Y a tí, también te amo, Teru. No importa lo que pase.

Hitoshi colocó su mano sobre la de Shoto, luego de mirar a Zoe y pedirle permiso en un susurro silencioso. Sonrió con dulzura, la castaña tenía razón, el vientre estaba muy quieto, seguramente el bebé ni siquiera había...

—¡Acaba de patear! —Zoe fue quien chilló, incluso parecía más emocionada que ellos. Los dos hombres se quedaron petrificados, se miraron y sonrieron con dulzura. —Nunca había pateado tan fuerte. Dios mío ¡Seguramente reconoció sus voces! Bebé, ellos son tus papás. Díganle, díganle.

Zoe lucía emocionada y ambos rieron en voz baja, Hitoshi apoyó su palma directamente sobre la piel del vientre para sentirlo mejor.

—Hola, bebé. Soy tu papá Shoto.

—Y yo tu papá Hitoshi.

Técnicamente hablando, Hitoshi era biológicamente la madre pero no era necesario especificar. Después de todo, no le encantaba la idea de que le dijeran mamá, y de cualquier forma el vientre se quedó quieto.

—No funcionó. —La de ojos grises hizo una mueca decepcionada. —Vamos, bebé. Tus papás quieren sentirte.

—Bueno, dijiste que no es común que se mueva, tal vez sea todo por hoy. —Shoto estuvo a punto de retirar su mano, pero ella lo retuvo con el ceño ligeramente fruncido.

—¿Y si intentan hablarle en ese otro idioma como hicieron hace un momento? Tal vez así se mueva.

—Es japonés, Zoe. Nosotros somos de Japón ¿Recuerdas? —comentó Shoto.

—¡Ah, sí! Lo había olvidado. Disculpen.

—No pasa nada, además creo que no perdemos nada con intentar. —Hitoshi se acercó, aclaró su garganta y se llenó de fuerza al ver cómo Shoto le daba ánimos con un asentimiento. —Hola, bebé Teru. Yo soy Hitoshi, tu papá. Te amo mucho, y aunque también estoy aterrado de lo que puedan decirnos, quiero que sepas que eso no quita lo feliz que estoy. Espero que estés bien allí adentro y solo sea una falsa alarma. Aunque tú papá Shoto tiene razón, no importa lo que digan, no voy a dejar de amarte.

El resultado fue el mismo que la última vez, la mano del pelimorado apenas se levantó, y aunque fuera un golpe débil, por la mueca en el rostro de Zoe era obvio que ese fue un movimiento brusco por parte del bebé, y sin lugar a dudas fue algo que sintió. El bebé se estaba moviendo.

—¡Qué lindo! No entendí nada y eso dolió pero no deja de ser muy lindo.

—El doctor dice que ya pueden pasar. —Una enfermera se acercó, sonriendo enternecida, ambos hombres ayudaron a Zoe a levantarse y a caminar hasta el consultorio.

Después de los saludos formales, el doctor procedió a esparcir el gel transparente sobre el vientre de la castaña quien rió a la vez que temblaba de frío.

—Por Dios. ¡Creo que nunca me acostumbraré a esto! —Zoe les sonrió intentando aligerar el ambiente, el doctor se mantenía serio, ya que había prometido el encontrar la razón de aquella anomalía que captó en la última consulta. Después de revisar los exámenes, todo indicaba que el embarazo iba perfecto y sin complicaciones no podía entender qué era...

—No puede ser. —Una mueca desconcertada apareció en el rostro ligeramente envejecido del doctor, los futuros padres se sintieron al filo de sus asientos luego de escucharlo. —Esto no es posible... ¿Cómo...? ¿Cómo no lo noté antes?

—¿Qué sucede, doctor? —Hitoshi iba a morir de los nervios, justo ahora tenía ganas de gritarle al anciano para que les dijera de una maldita vez qué estaba pasando. —¿Qué tiene el bebé? ¿Es algo malo?

El doctor volteó a mirarlos con mucha seriedad, moviendo un poco más el pequeño aparato sobre el vientre de Zoe.

—Veran señor Shinso, señor Todoroki...

()

—¿Cómo que ahora son dos? ¡¿Cómo no se dieron cuenta de eso hasta ahora?! —chilló Fuyumi desde la pantalla, lucía sumamente molesta, lo cual no era algo común de ver.

—Y después dicen que Estados Unidos es el país con más avances médicos. —Hay un bufido de parte de Touya, una sonrisa burlona en sus labios. —Yo no sé nada sobre esto pero hasta para mí es absurdo que no lo hayan notado hasta ahora.

—El quirk de Zoe interfiere con el proceso del ecograma, lo que hace que sean más difíciles de ver que el de una mujer común, eso es algo que ya sabíamos pero que no había causado real problema en sus embarazos anteriores por eso no nos preocupamos. Además de eso, el doctor dice que este bebé, el que todos habíamos visto, acaparaba gran parte del espacio, como si estuviera cubriendo al otro, por eso lo que creían era una malformación, en realidad eran las extremidades del segundo bebé.

—Es el karma. Eso te pasa por reírte de mí. —Natsuo se rió, ganándose un golpe por parte de su madre que miraba estaba también presente en la videollamada. Habían recibido un mensaje urgente de Shoto que decía que necesitaba hablar con todos ahora mismo, tardaron una media hora pero lograron estar todos en la casa de la matriarca de la familia recibiendo tan sorprendentes noticias. —Ahora son dos.

—Al menos son al mismo tiempo, y no son un "Ups, por algo se debe mantener la cuarentena". —Shoto se burló, y se burlaría el resto de su vida de Natsuo. Es decir, una cosa es un embarazo sorpresa, pero un segundo embarazo sorpresa cuando el primer bebé tenía apenas un par de meses, es ser un idiota. —¿Si sabes que existe algo llamado "condón", imbécil?

—La vasectomía sería más útil para Natsuo. —Hitoshi se estaba preparando para salir a sus rondas nocturnas, sentía un nerviosismo hormigueandole la piel, pero burlarse de su cuñado siempre lo hacía sentir mejor. —Ya le pasó dos veces. La tercera es la vencida ¿Así aprenderás la lección?

—¡No! No me va a pasar de nuevo. Amo a mis hijos pero no voy a pasar por esto de nuevo. —Natsuo tuvo un escalofrío, si tener dos bebés de la misma edad era aterrador. ¿Tener dos bebés con nueve meses de diferencia? Sonaba a una pesadilla.

—Tiene flashbacks de guerra justo ahora, todos protagonizados por Issey e Ikki. —Touya se burló, ganándose un golpe de parte de su hermano. Y ambos se alejaron un poco para empezar a discutir.

—¿Cómo se sienten con esta noticia? —Los ojos grises de Rei los miran a ambos con cariño, podría decirse que una de las primeras razones por las que confiaron en Zoe fue porque sus ojos les recordaban a la mujer que más les había apoyado en los inicios de su relación.

—Aterrados. —respondieron al unísono. Y es que cuando el doctor dijo que eran gemelos, se sintieron desconcertados a la par de aliviados al saber que estaban sanos.

—Es entendible, se estaban preparando mentalmente para tener un bebé, y ahora serán dos niños que cuidar...

—Es una niña. —comentó Shoto. La segunda sorpresa que decidió guardarse hasta el final. Los hermanos de Shoto (incluída Fuyumi que se había alejado a regañar a los otros dos para que actúen como adultos de una vez) se acercaron con velocidad como si no pudieran creerse lo que estaban escuchando. —Son un niño y una niña.

—¿Qué carajos dijiste? —Nadie se molestó en reprender al de ojos turquesa por su vocabulario. Era exacto lo que estaban pensando.

—Según el doctor, ambos bebés cambiaron radicalmente de posición y ahora la bebé sorpresa se interpuso casi sobre su hermano. Y aunque sea algo difícil de observar, dijo que sin lugar a dudas la bebé sorpresa es una niña.

—Pero, pero... Son gemelos ¿No? ¿No se supone que los gemelos siempre son del mismo sexo? —preguntó Fuyumi desconcertada.

—Es algo sumamente raro que pasa en uno de cada no sé cuántos millones de partos múltiples. Ya entenderán lo raro que es pero sí es posible que nazcan gemelos idénticos de género distinto.

—Ignoré todo lo que dijiste en mi cabeza solo puedo pensar... ¡Es una niña! ¡Al fin una niña para esta familia! ¡Carajos, sí! —Touya celebró, y es que siempre quiso una sobrina. No es que amara menos a sus sobrinos varones, pero después del tercer varón consecutivo deja de ser divertido. Estuvo a punto de perder la esperanza cuando escuchó que el bebé de Shoto también sería un varón, siendo así, el quinto varón de los Todoroki, pero ahora habría una niña. —¡Al fin! Esta familia tiene demasiados cromosomas xy, no necesitamos ni uno más.

—¡Cállate, Touya! —gritaron Natsuo y Fuyumi a la vez ofendidos por los comentarios del mayor.

—Felicidades a ambos. —comentó Rei con una sonrisa ligera.

—Muchas gracias.

—Prepararemos las maletas y todo lo necesario para el viaje. ¿Para cuando se estima el parto?

—Iba a ser para mediados de mayo pero ahora que se sabe que es un parto múltiple, el doctor pautó que si Zoe no entraba en trabajo de parto para los finales de abril, tendría que ser una cesárea.

—De acuerdo. ¡Tengo que reservar los boletos para esas fechas!

—Nee-san no es necesa...

—¡Por supuesto que es necesario! —Fuyumi habló con fuerza golpeando ligeramente el escritorio. —Es incluso más necesario que antes, ahora son dos bebés, gemelos y de géneros distintos, lo que conlleva a cuidados diferentes. No hay dudas de que van a necesitar toda la ayuda que haga falta.

Luego de eso la videollamada se colgó, seguramente en uno de sus gestos Fuyumi tropezó con la computadora. Hitoshi y Shoto se quedaron observando la pantalla por largos segundos, en un silencio tensó pero no incómodo y es que ambos se estaban haciendo a la idea.

—Ahora son dos.

Hitoshi no sabía si quería reír o llorar.

—Una niña y un niño. Teru y... ¿Cómo llamaremos a la niña?

—No lo sé... ¿Tienen que sonar parecido?

—No, seguramente me confunda de nombre si son muy parecidos. —Shoto se rió sin voz. Esto era... Ni siquiera sabía cómo diablos sentirse.

—Tal vez podría ser algo con un significado parecido, Teru significa "brillante". Ella... Ella podría ser, ella... ¿Cómo mierda vamos a hacer esto? —Ahora era Hitoshi quien reía sin voz, y sin gracia, la realidad golpeándole el rostro una vez más y es que...

—Son dos.

Son dos, son dos, son dos, SON DOS. No podían dejar de repetirlo una y otra vez, ya no es uno sino dos, no tendrían a un solo bebé que ríe, que llora, que se enferma, que siente y que sufre. Tendrían a DOS de ellos.

Era una inminente sobrecarga de esfuerzo, de problemas, de errores.

¿Se puede llorar? Llorar sonaba como una gran idea justo ahora.

—Carajo, siento que quiero llorar. —comentó al aire Hitoshi, agachándose en el piso y ocultando el rostro entre sus manos. Un pequeño ruidito escapó de los labios del bicolor, quién se agachó también apoyando la espalda contra la mesada, sus hombros subían y bajaban, Shoto se estaba riendo.

—Mierda. Yo también... —Era una risa mezclada con llanto, Shoto se secaba las lágrimas mientras reía y Hitoshi lo observaba en silencio sin saber si acompañarlo o consolarlo. —Ellos merecen ser felices, tener una infancia feliz, tener una buena vida...

Shoto parecía estar hablando al vacío, hablándose a sí mismo más que a su esposo, Shinso se acercó a su lado, pasando un brazo por sobre su hombro y atrayendolo un poco más cerca.

—¿Qué sucede, Shoto?

—Nada.

—Shoto...

—Estoy feliz, ¿Qué no ves? Estoy muy feliz. —Su voz sonaba hastiada, ocultando el rostro entre sus manos. Shinso no lo dejaría libre tan fácil, debía hablar porque sabía que había algo molestandolo y una promesa que le había hecho a su esposo era que jamás lo dejaría solo si sabía que estaba guardandose sus sentimientos.

—No te ves muy feliz...

—¡ESTOY FELIZ! ESTOY... —El gritó se detuvo antes de ser completado, Shoto lucía desolado al notar que le gritó a Hitoshi, quién se alejó de un salto al no esperar el grito cuando se encontraba tan cerca. —Lo siento, perdón, perdón pero es que..
Estoy, estoy...

—Dime la verdad, Shoto. —El de ojos púrpuras volvió a acercarse, sujetando sus manos con una sombra de sonrisa en sus labios, sin mostrarse para nada molesto por el grito anterior.

—Estoy feliz pero tengo miedo de ser un desastre y arruinarlo todo.

Y lo dijo, la niebla de confusión se evaporó frente a los ojos de Hitoshi, a quién en su mente, solo le vinieron los recuerdos de todo lo que Shoto le contó sobre su vida, sobre su infancia, sobre lo malo que fue, sobre los errores que todos cometieron y como Shoto sentía que debía cargar con las culpas, porque su nacimiento fue el "detonante" pero él no tenía la culpa, nunca la tuvo, y solo era una víctima, tal vez, la más grande de todo lo que sucedió en esa casa.

—Shoto...

—¡No soportaría ser como él! No quiero hacerles eso, no quiero, y no lo haré, pero si me equivoco yo...

—Shoto, para...

—Si lo hago mal, no voy a arruinar una vida, sino dos.

—¡Shoto, ya basta!

Hitoshi prácticamente gritó, y el bicolor se encogió ligeramente en su lugar. Y claro que el heterocromático no le tenía miedo, de los dos era totalmente obvio quién era más poderoso pero aún así, cuando se está en un momento vulnerable cualquier cosa es capaz de lastimarte.

El pelimorado sujetó a su esposo por la barbilla, ejerciendo un poco de fuerza y prácticamente obligandolo a verlo. No quería obligarlo a nada pero era necesario, debía verlo a los ojos, debía darse cuenta que de verdad creía lo que decía.

—No vas a arruinarlo.

—¡No puedes saberlo! —Intentó zafarse del agarre del pelimorado pero no se lo dejaría tan fácil. Lo atrajo a su pecho abrazándolo mientras ambos forcejeaban sin dar tregua.

—¡Tú tampoco puedes saberlo! Shoto... No vas a arruinarlo.

—Ni siquiera tuve una infancia normal. ¿Cómo mierda podré ofrecerles una a esos niños? Voy a arruinarlo, voy a...

—Yo también voy a arruinarlo.

—¿Qué?

—Yo también lo voy a arruinar todo, digo, nunca tuve amigos hasta llegar a la preparatoria, se burlaban de mí, aún lo hacen. Mi quirk es la razón por la cuál lo hicieron toda mi vida. ¿Te imaginas que uno de ellos tenga mi quirk? Voy a pasar la maldici-

—No lo digas. No es una maldición, tu quirk es algo bueno, y has sabido usarlo para ayudar a las personas. Además eso es estúpido, no vas a arruinarlo por e-

—Lo que vivimos no define nuestro futuro.

—Esa es una frase de Disney. —reprochó Shoto.

—Ya sé, pero Disney a veces tiene razón. —Una risa suave nació desde la garganta de Hitoshi. El bicolor podía sentir la vibración del pecho de su esposo contra su mejilla, ya que aún lo mantenía aprisionado entre sus brazos en una llave disfrazada de abrazo por la forma en que lo tenía sujetado por el cuello. —Shoto... Sabes que te amo ¿No?

—Lo sé. Yo también te amo.

—Shoto, ¿Amas a Teru?

—Por supuesto que lo amo, y a la niña también, es solo...

—Shoto, no pienses mucho en eso. Dime, honestamente ¿Te arrepientes de hacer esto?

—No, no me arrepiento para nada pero...

—Que sean dos no cambia nada, estabas emocionado antes, ahora es el doble de emoción porque serán dos.

—Será una locura.

—Lo sé.

Un suspiro nació de los labios del heterocromático, recostandose más contra el cuerpo de su esposo.

—Estoy aterrado.

Desde hace algún tiempo que el Todoroki es más abierto respecto a algunas cosas, como con sus sentimientos, o al menos con aquellos que incluían directamente al pelimorado.

—Yo también.

—Pero no dejo de estar feliz.

—Te entiendo totalmente.

—Esto es difícil.

—Solo nos queda enfrentarlo.

—Somos un par de tontos ¿No crees? Esto ha sido una montaña rusa emocional.

—Y eso que aún ni siquiera nacen.

Ambos se rieron por lo bajo antes de quedarse en silencio y abrazados porque era lo que ambos necesitaban en ese momento.

()

—¿Y ya compraron las cunas?

—Sí, mamá. Ya habíamos comprado todo lo necesario para el niño, así que solo ordenamos uno más de todo para la niña.

—¿Por qué les dices así? No me digas que aún no escogen el nombre. —La mujer de ojos claros lo regañó con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Hitoshi rodó los ojos, claro que no admitiría que aún no habían escogido el nombre de la niña, pero tampoco le había dicho el nombre del otro bebé.

—Ya los escogimos, mamá pero será una sorpresa para todos. Así que por favor, no insistas ¿Sí?

—Debo insistir, ¿Qué pasa si eligen un nombre feo? —Yune sonríe con burla al ver el ceño fruncido de su hijo, era divertido burlarse de él. Y hacía mucho que no tenía la oportunidad desde que su niño se había mudado al otro lado del mundo.

—Lo dice la mujer que escogió mi nombre porque así se llamaba su crush. El que ni siquiera era mi papá. —Se quejó exhausto el más jóven. Justo ahora solo se encuentran ambos en el apartamento, Shoto había ido a buscar a su madre y hermana al aeropuerto. Ya se encontraban en la semana final establecida, si Zoe no entraba en trabajo de parto en los próximos días entonces tendría que someterse a una cesárea los primeros días de mayo.

—Era un actor, así que no hagas tanto drama. Y ni se te ocurra decirle a tu padre, eh jovencito. —La mujer señaló con su dedo acusador a su hijo, amenazándolo aún cuando él la rebasaba por al menos treinta centímetros. No importa que tan grande y musculoso sea, ella era su madre y él debía respetarla. —Te lo dije en confianza.

—Y mi pobre padre aún cree que me llamaste así para que él y yo tuviéramos las mismas iniciales.

—En parte también fue por eso. —respondió ella, agarrando una galleta del mostrador. —Ví la oportunidad y la tomé. Que suerte que tu padre se llama Hajime.

—Hablando de eso ¿Dónde está? Se supone que vendría contigo.

—Al doctor Hajime lo solicitaron para que opere a un ministro o algo así. No sé, era alguien importante y le dije “Quédate, cariño. Solo te vas a perder el nacimiento de probablemente tus únicos nietos.” ¡Y el muy idiota se quedó!

—¿Qué fue eso del “probablemente” mamá?

—Después de tener gemelos pasarán años antes de que quieran tener otros hijos. —comentó la mayor, tomando un sorbo de su té mientras comía la galleta. —Yo solo tuve uno, y fue suficiente para el resto de mi vida.

—¿Y qué pasó con el “Ya eras el amor de mi vida y no necesitaba nada más para ser feliz”?

—Ajá sí, eso también.

Hitoshi y su madre Yune, tenían una relación particular, eran muy cercanos y aunque no eran la típica relación madre-hijo ellos funcionaban a su propia manera. Yune estaba emocionada de saber que tendría nietos, honestamente hace mucho que había renunciado a la idea porque su hijo no era la persona más apasionada a la idea de tener bebés, pero al parecer un día le llegó con la sorpresa y no había hecho más que apoyarlo desde entonces. Así que primero muerta que perderse el nacimiento de sus nietos.

Un teléfono empezó a sonar en la habitación, la mujer de cabello claro rebuscó en su bolso hasta encontrarlos haciendo una mueca al notar quien la llamaba.

—Ah, hablando del rey. No le voy a contestar, estoy enojada con él.

—Mamá, sabes que sus pacientes son importantes. Es lo mismo que conmigo, no puedes evitar que haga mi trabajo.

—Lo sé, pero hay otros cientos de doctores que pudieron ayudar a ese sujeto pero ¿Sus nietos? Los gemelos solo nacerán una vez. —Ella apartó el celular con su mano, soltándose el cabello del moño alto con un suspiro y los ojos cerrados. Hitoshi la entendió, esto era importante para ella, esto era importante para él y dolía, aunque hacía el intento de entender a su padre.

—¿Al menos le avisaste que llegaste bien? Sabes que los viajes largos lo ponen nervioso.

—Tampoco soy una bruja, le avisé para después ignorarlo.

—De acuerdo. —El teléfono dejó de sonar, pero en cuestión de segundo empezó a sonar de nuevo. Hitoshi lo tomó entre sus manos, pidiendo permiso en un vistazo rápido a los ojos de su madre quien asintió, permitiendo que conteste el teléfono por ella.

Detrás de ellos la puerta se abrió entraron un par de mujeres peliblancas seguidas de Shoto, mientras el pelimorado se alejaba para hablar con su padre. Yune se acercó para saludar a su yerno, no sin antes escuchar una frase que le dolió hasta el alma.

—...Prometiste que vendrías, papá. Y yo de verdad te creí esta vez.

(✨)

—¿Estás bien?

—Papá no vendrá. —Los pies de Hitoshi se balancean desde el borde del edificio, mirando las luces de la ciudad, escuchando el ruido de los autos y sintiendo el ligero aroma a sal en el aire.

—Lo siento mucho, Hitoshi.

Shoto se acercó hasta sentarse junto a él, pasando un brazo sobre sus hombros.

—Yo no, digo, el tiene que hacer su trabajo ¿No?

—No suenas muy convencido. —comentó el bicolor, sin querer lastimarlo pero tampoco queriendo que se mienta a sí mismo.

—Es que... Son sus nietos, ¿Costaba tanto que no atendiera a un paciente? No es el único cirujano de Japón. —Hitoshi elevó la rodilla para poder apoyar la barbilla sobre esta.

—Pero es uno de los mejores, sino que el mejor.

—Aún así pudo buscar algo de tiempo en su apretada agenda.

—No suenas molesto. —Shoto le apretó el hombro con cariño, intentando darle algo de confort. Aunque era cierto, el pelimorado no sonaba molesto.

—No estoy molesto porque lo entiendo. Ahora que soy un héroe lo entiendo pero...

—Pero aún así...

—Pero aún así esperaba algo más. —murmuró apretando ligeramente los puños mientras desviaba la vista. —Pero ¿Quién soy yo para hablar de problemas de padres?

—El viejo fue una mierda por mucho tiempo, y mi niñez fue un asco pero aún así, no creo que los problemas paternos de los demás sean menos por eso. —Shoto se encogió de hombros, no se había conciliado del todo con su pasado, aún habían cosas que lo molestaban y sería así por algún tiempo pero al menos ahora podía hablar sobre eso sin gran problema. —¿El señor Shinso dijo definitivamente que no vendría?

—Dijo que lo intentaría aunque fuera muy difícil, pero no es la primera vez que promete algo así.

—Pero es la primera vez que va a tener nietos. —El heterocromático sonrió, ofreciéndole su mano al pelimorado quien la aceptó antes de apretarla. —Tal vez ahora tenga la motivación necesaria para cumplirlo.

—¿Así que dices que todas las veces que me prometió cosas yo no era suficiente motivación? —preguntó el de ojos púrpuras con las cejas alzadas y un tono sarcástico.

—No te hagas el chillón. Sabes a lo que me refiero. —El bicolor bufó rodando los ojos, ganándose una risa silenciosa de su esposo.

—De acuerdo. ¿Dónde está mamá?

—Fuyumi le está mostrando fotos de sus hijos, y empezó a pedirle consejos a mi mamá sobre cómo ser una abuela desde que se enteró de que ella ya lo es.

—Típico de Yune. —Se burló el pelimorado.

—También intentó convencerme de que le dijera el nombre de los bebés. ¿Le dijiste que aún no elegimos el de la niña?

—No, y espero que tú tampoco. Si le decimos empezará a recopilar listas, y volverse insistente solo con los que le gustan.

—Tal vez sea bueno que nos ayude.

—Pero me gusta la idea de que sus nombres fuera decisión solo de nosotros dos, sin opiniones de nadie más.

—A mí también pero es cuestión de poco tiempo para que nazcan. Zoe podría llamar el viernes, mañana o justo ahora diciendo que está en trabajo de parto y no podemos dejar a solo uno de ellos con nombre.

—Me sabe mal la idea, digo, Teru fue como un ¡Boom! ¡Es perfecto! Me gustaría que fuera lo mismo sobre la niña.

—Sí pe... —Lo que sea que Shoto iba a decir se cortó, dejó de hablar mirando un punto detrás de Hitoshi. El pelimorado levantó una ceja antes de voltear, y lo notó, se podían ver fuegos artificiales de distintos colores, estaban lo bastante lejos como para no escucharlos pero desde su lugar en las alturas eran perfectamente visibles y hermosos.

—Qué lindos. Creo que hoy era el último día de un festival en...

—Hanabi.

—¿Eh? —El pelimorado regresó la mirada a su esposo, algo confundido. —Sí, son fuegos artificiales...

—No, bueno, sí, ya sé eso, pero ahí está, Hitoshi. Ese puede ser su nombre Hanabi, con el kanji de flor y el de fuego.

—Significaría "fuegos artificiales".

—Los fuegos artificiales son brillantes. —comentó Shoto, con una sonrisa ligera, aunque el pelimorado podía verlo en sus ojos, el bicolor estaba emocionado. Había sentido la misma sensación de "Eureka" que sintió el al pensar en el nombre de su hijo. —Es perfecto. Corto, fácil de pronunciar, y un lindo significado que combina con el de su hermano. Justo lo que queríamos.

—Acabo de sentir un dejavú.

—Deja de bromear, dime ¿Te gusta?

—Hanabi Shinso-Todoroki...

—Y Teru Shinso-Todoroki.

—Creo que me encanta.

Shinso acababa de sentir un dejavú, pero daba igual, había una sonrisa en su rostro, también una en el de Shoto, y se quedaron viendo los fuegos artificiales a los lejos.

(✨)

—¿Qué cocinas, mamá?

—Soba frío para Shoto.

—¿Cocinas el platillo favorito de tu yerno y no el de tu hijo? —preguntó Hitoshi con los ojos entrecerrados y una ceja alzada. Recibiendo un asentimiento y una sonrisa de su madre. —¿Por qué...?

No pudo continuar con su respuesta, fue interrumpido por el repentino sonido de un revuelo proveniente de la sala de estar. Asomó su cabeza para ver mejor y se encontró con Fuyumi saltando, la señora Rei sonriendo y Shoto con cara de estar a punto de entrar en una crisis.

—¿Pasó algo? —preguntó el pelimorado, los tres Todoroki voltearon a verlo cada uno con distintas expresiones, la más llamativa era la de su esposo, que parecía entre aterrado y emocionado.

—Debemos irnos.

—¿Qué? ¿A dónde?

—Los gemelos van a nacer. ¡Ahora! ¡Debemos irnos ya!

Lo siguiente fue como una sucesión muy rápida de los hechos, Yune escuchó la noticia desde la cocina así que apagó la cocina y empezó a buscar su bolso, al igual que las otras mujeres. Los futuros padres se encargaron se empezar a buscar las pañaleras que por suerte ya tenían preparadas, y bajar todo lo que debían llevar al hospital que no era poco.

En cuanto llegaron, fueron recibidos por las enfermeras, que a sabiendas de la condición de vientre en alquiler, permitieron a ambos subir hasta el piso de maternidad y pasar dentro de la habitación donde Zoe los recibió con una sonrisa aunque la cara empapada de sudor, junto a ella su madre que sería quien la acompañaría al entrar a la sala de partos.

—¡Al fin llegó el día! Pronto serán padres ¿Cómo se sienten? —Zoe actuó jovial y divertida como siempre, como si no estuviera a punto de dar a luz.

—Muy emocionados pero ¿Cómo estás tú? —comentó Shoto, viéndola bastante tranquila. Tal vez sobre exageró, pero no quería perderse nada, sabía que los gemelos podían nacer en cuestión de minutos pero también tenía claro que aún podían faltar horas para su nacimiento.

—Estoy bien, rompí fuente pero las contracciones tardan un rato. El doctor dijo que aún me falta mucho por dilatar, así que estaremos aquí un largo rato. —comentó la castaña, recostandose en la cama. Las pantallas junto a ella parpadean, y toman registro de sus latidos, y su presión, ella trae puesto una bata naranja con diseños de biberones y chupetes. Zoe solo sonríe, mientras respira con calma apretando las manos al sujetar las barandas de la cama.

—¿Hay algo que podamos hacer por tí, Zoe?

—¿Podrían decirle a la enfermera que encienda la tv? Estoy tan aburrida. —Zoe hizo un puchero, incluso su madre se rió al verla, así que hicieron lo que pidió para luego quedarse afuera por órdenes del doctor, que dijo que eso sería lo mejor.

El tiempo según ambos pasó realmente lento, tal vez era la ansiedad, o solo el hecho de estar tan conscientes de la hora, pero ambos solo se mantenían quietos sentados en las bancas fuera de la habitación, por lo que tenían entendido, cuando Zoe estuviera lo suficientemente dilatada para que los niños pudieran nacer, solo una persona podía acompañarla. Y esa sería su madre, no pusieron peros al respecto ya que entendían que el proceso del parto era algo bastante serio, y ellos a fin de cuentas seguían siendo desconocidos.

De cualquier forma, parecía ser un día ocupado habían tantas personas en ese piso que Fuyumi, Rei y Yune tuvieron que quedarse en la sala de espera algo alejadas de dónde ellos se encontraban, a veces venían a verlos por cortos minutos antes de volver a dónde estaban, y ellos paseaban por la sala de espera para verlas antes de volver a estar frente a la habitación.

—¿Cuántas horas van? —pregunta Shoto apoyando la cabeza en el hombro de su esposo. El pelimorado levanta su celular para fijarse.

—Van más de tres horas.

—Sé específico.

—¿Para qué?

—Porque me aburro, Hitoshi. Cuenta en voz alta, porque llevamos mucho rato en silencio.

—Bien, Zoe rompió fuente a las 7:01pm según lo que dijo el doctor y ahora son las 10:43pm, así que van tres horas y... —No pudo continuar porque Shoto se rió, volteó a verlo con una ceja alzada, la duda se lee claramente en su rostro.

—Que coincidencia.

—¿Cuál?

—Siete, uno ¿Entiendes? —El bicolor vió perfectamente el rostro de confusión de su esposo, porque rodó los ojos antes de sonreír apenas. —Tú...

Shoto no pudo seguir hablando porque escucharon un grito que ambos reconocieron como la voz de Zoe, enseguida una enfermera se asomó y alertó a las demás junto a doctor para que fueran a atenderla.

—¿Qué sucede?

—Los bebés están naciendo. —Fue lo único que pudo responder la enfermera antes de entrar con velocidad a la habitación.

Hitoshi y Shoto no sabían muy bien que estaban sintiendo era una mezcla de emoción y nerviosismo.

—Están naciendo.

—Ajá.

Ambos se habían quedado en blanco, y es que...

—Seremos padres, Shoto. ¿Crees que lo hagamos bien? —Hitoshi pasó un brazo por sobre los hombros de su esposo, sacando provecho de los centímetros de altura por los cuales lo sobrepasaba.

—No lo sé... —respondió este, mirando un punto en el vacío. Básicamente, se había pasado todos esos meses con esa incógnita dándole vueltas en la cabeza, el pelimorado se esforzó en responder de forma positiva cada vez que hacía alusión a ella, así que volteó a verlo, porque sintió que era su turno de darle el valor que necesitaba. —Pero nos esforzaremos. Seamos padres, Hitoshi.

Una sonrisa se extendió por los labios del pelimorado, apretandolo más en un abrazo, eso era justo lo que necesitaba escuchar.

—Seamos padres, Shoto. Los mejores que podamos.

Y Shoto también sonrió, acercándose para darle un beso rápido en los labios.

—Señores Shinso y Todoroki. —El doctor salió por la puerta, ni siquiera se fijaron cuánto tiempo paso pero ambos se separaron antes de acercarse con velocidad, el hombre sonrió, abriendo la puerta.

—¡Vengan a conocer a sus bebés! —Era sorprendente que Zoe después de un parto doble, tuviera la energía suficiente como para seguir gritando, pero ahí estaba, brillante como siempre.

—¿Estás bien, Zoe? —Es lo primero que pregunta el bicolor al entrar.

—Perfectamente. Es mi primer parto múltiple y aunque espero no tener más, pues ¡Nunca se sabe! —dijo ella riendo.

—Muchas gracias, Zoe. De verdad, nosotros no tenemos forma de demostrar lo muy agradecimos que estamos por el hecho de que hayas traído a nuestros hijos a este mundo. —Ambos hicieron una inclinación de respeto a la castaña, que se sintió extraña aunque no era la primera vez que ambos hacían ese gesto.

—No tienen que hacer eso. ¡Y ya basta de conversar! ¡Les presento a sus bebés!

Hace algunos minutos las enfermeras se llevaron a los bebés para hacerles las revisiones necesarias en un momento en el que ambos hombres estaban distraídos, y los trajeron a la habitación a tiempo para que pudieran verlos. El doctor los revisó rápidamente antes de salir para indicarles que podían pasar.

Justo ahora las enfermeras que sostenían a los bebés se acercaron a los nuevos padres, con sonrisas marcadas en sus rostros.

—La mayor. —comentó la mujer de cabello celeste, dejando a la niña sobre los brazos de Shoto. Ella estaba envuelta en una manta de lana blanca, se podía ver una pelusa de cabello rojo escapando de los bordes de su gorro blanco, su piel es pálida, sus manos, su nariz, su boca, todo es tan pequeño que Shoto se siente enamorado.

—Y el menor. —dijo la otra enferma rubia, dejando al niño en los brazos de Hitoshi. El niño estaba envuelto en una manta de lana roja, un poco de su cabello blanco sobresalía del gorro de lana blanca, a ambos les pareció divertido que las enfermeras decidieran envolverlos así luego de que ambos dijeran que daba igual cuál manta usaban para cada uno. Era tan pequeño, con sus ojitos cerrados y sus pestañas blanca, mientras bostezaba.

Hitoshi sonrió enternecido, y apenas pudo contener su emoción cuando el niño abrió los ojos, mirándolo directamente, eran de color turquesa tan hermoso, el mismo tono que tenía la familia de Shoto, pero lo que más le sorprendió fue que al fijarse bien, el niño tenía las pupilas blancas justo como él.

—Shoto...

—Hitoshi...

Ambos hablaron al mismo tiempo, se miraron y sonrieron, Hitoshi apenas era consciente de que tenía lágrimas en sus ojos, apenas notó que Shoto también estaba igual.

—Al parecer ambos se parecen a tí. —dijo el pelimorado, meciendo ligeramente al niño entre sus brazos que había vuelto a cerrar los ojos.

—No tanto como crees... —comentó el bicolor, acercándose para mostrarle a la niña, ella tenía los ojos abiertos, y lo miró a él, sus ojos eran púrpuras justo como los suyos, aunque las pupilas eran negras como las de Shoto. —Oh, el bebé tiene las pupilas blancas como tú.

Shinso volvió la vista al bebé que sostenía en sus brazos, tenía los ojos semi-abiertos pero era lo suficiente como para que todos pudieran apreciar ese detalle.

—Shoto... —Le habló, el heterocromático levantó la vista y recibió un beso casto en los labios que no dudó en continuar, mientras cada quien sostenía a uno de los bebés. —Te amo, Sho. Y gracias por convencerme de esto.

Yo también te amo, Hitoshi. Y gracias por atreverte a ser padre conmigo. —respondió el heterocromático, sonriendo antes de levantar ligeramente a la niña para besarle la frente. El pelimorado hizo lo mismo, besando una de las mejillas del bebé de ojos turquesa, que hizo una mueca seguido de un estornudo.

—Son tan hermosos. Estoy segura de que van a ser unos padres increíbles. —Habían pequeñas lágrimas corriendo por las mejillas de Zoe, y ambos agradecieron sin dejar de sonreír.

—Zoe, creo que nos van a faltar días de vida para poder agradecerte de forma correcta...

—La única forma correcta de agradecerme es que me digan sus nombres. ¡Ya no puedo con la curiosidad! —dijo la de ojos grises sonriendo. Ambos hombres se rieron por eso.

—Ella es Hanabi. —comentó Shoto, la bebé parpadeó moviendo apenas sus manitas en su dirección.

—Y él es Teru. —dijo Hitoshi, el bebé en sus brazos cerró los ojos una vez más, era cuestión de segundos para que se durmiera.

—Hanabi y Teru. Oh, ¡Incluso sus nombres son lo más lindo!

(✨)

—Hanabi es la mayor, nació a las 11:01pm, y Teru nació diez minutos después, a las 11:11pm del 28 de abril. —comentó el bicolor, en voz ligeramente baja pero no tanto para ser un susurro. —¿También lo notaste o soy el único que ve coincidencias?

—Ya, me doy cuenta. —respondió Hitoshi en el mismo tono, paseando su vista desde su esposo al otro lado de la cama y los bebés que ahora se encuentran en el medio de ambos impidiendo el que se puedan abrazar, está tan enamorado de ellos justo ahora que ni siquiera le importa, pero seguramente es cuestión de tiempo antes de que empiece a resentirlo. —Tú cumpleaños, el once de enero, y once de noviembre, el día que me comentaste la idea de tener hijos por primera vez. Y fue a finales de abril que me pediste matrimonio.

—Además de que el trabajo de parto inició a las 7:01pm. Tú cumpleaños el primero de julio. —completó Shoto, resistiendo las ganas de acariciar a los bebés por miedo a despertarlos, apreciandolos con un brillo en sus ojos. —Es increíble.

—¿Destino o casualidad?

—Da igual, pero no deja de ser increíble.

—Teru nació en la hora mágica. “Once, once, pide un deseo” ¿No es así?

—Parece que sí, es un gemelo así que su magia es doble... —Era una tontería pero ambos intentaban reprimir las carcajadas, ebrios de alegría, sin saber cómo resistir las ganas de gritar, saltar y celebrar.

A fin de cuentas, había sucedido lo que tanto les había aterrado en los últimos meses, al fin eran padres.

—Te amo, Sho.

—Yo también te... —No pudo completar la oración por un grito repentino que lo asustó, Teru había empezado a llorar desconsolado lo que provocó por consiguiente que Hanabi empiece a hacerlo a la par. —Amo...

¡Ahora empezaba la divertida experiencia de la paternidad!

(✨)

Y así pasaron las cosas antes de que los gemelos llegarán al mundo.

Los capítulos de nacimientos serán bastante largos (resumo más de nueve meses, no es fácil que sea corto) pero básicamente solo son cuatro caps en orden cronológico (de mayor a menor, de los hijos de las cuatro parejas principales).

Después, todos los recuerdos serán aleatorios, pocas veces habrán maratones de varios capítulos seguidos con una línea cronológica definida, y clara.

Si tienen una duda, pueden preguntar, no tengo problemas en responder. Y creo que eso sería todo.

¡Muchas gracias por leer!

Pequeña aclaración, acerca de cómo “Te amo” resultó en “Teru”, eso es debido a que en japonés una de las formas de decir “Te amo" esAishiteru” y sí, se escribe con el mismo kanji que su nombre (eso creo)

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