-Ghosting. | BakuKami.
[Día siete: Ghosting.]
(Angstober)
[✨BakuKami✨]
Hibana levantó su teléfono una vez más, tenía varios retweet, muchos me gusta y también comentarios, pero no había ni señal de la persona que quería.
—¡Cariño, presta atención!
Kane la hizo volver a la realidad, golpeando con sus palmas la mesa frente a ella, aunque había una sonrisa suave en sus labios, Hibana podía notar sus verdaderos sentimientos en su mirada.
Los ojos de Kane tenían un color muy particular que algunas veces lucía como gris y otras veces como celeste, pero sin dudas eran tan claros que era imposible no ver las emociones que transmitía con su mirada.
Y las emociones que le estaba transmitiendo justo ahora era preocupación.
—Pronto será nuestro turno de ser fotografiados. Y Yamato quiere terminar pronto con las fotos en este escenario antes de pasar al siguiente, así que no te distraigas, por favor. —Su mejor amigo fue amable al momento de hablar, aunque apretó el puño, dando un par de toques rítmicos a la madera.
—¿Estás bien? —preguntó la rubia al verlo hacer sus movimientos semi-erráticos.
—La verdadera pregunta es... ¿Tú estás bien, Hibana? —Kane giró la situación, concentrando su atención en ella, mientras tamborileaba sus dedos en la mesa. —No has dejado de mirar el teléfono en los últimos diez minutos ¿Sucede algo?
Kane la miró con atención, y aunque ella sabía que no podía mentirle...
—No, no pasa nada. —respondió, lanzando su teléfono dentro del bolso. El pelinegro solo apretó los labios con fuerza, asintiendo.
También sabía que Kane nunca le insistiría y mucho menos la forzaría a contarle algo.
[✨]
—Hola, pikachu. ¿Cómo estás hoy? —Su voz sonó divertida mientras se acercaba para besarla, la rubia sin embargo lo evitó, empujando su rostro lejos.
—Enojada contigo, idiota. —contestó con una mueca hastiada.
—Bebé, ¿Por qué te enojas conmigo? ¿Ahora qué hice? —El chico la siguió, caminando a la misma velocidad y manteniéndose junto a ella.
—¿Enserio me preguntas eso, Shion? Mierda, ¿Qué tan cínico tienes que ser? —reprochó ella con una risa sarcástica.
—Bebé, ¿Te vas a enojar solo por no contestarte el teléfono? Vamos, no es la gran cosa.
—¿No es la gran cosa? Me ignoraste todo el día, Shion. ¡Todo el día!
—Estaba ocupado, ya sabes que Shiketsu es muy exigente. Tenía que hacer la tarea y no quería distraerme, porqué sabes que amo hablar contigo. —respondió él con voz melosa, mientras se acercaba para abrazarla.
—¿Y no pudiste al menos enviarme un mísero mensaje para decirme eso? ¿Acaso te costaba mucho explicarme el porqué no podías responder? —Hibana se cruzó de brazos, mirándolo con molestia, su novio sin embargo, sonrió, robándole un beso de un momento a otro.
—Lo siento mucho, pequeña Pikachu. Prometo avisarte la próxima vez. —contestó Shion, agarrando la mano de la menor para empezar a caminar. —Ven, te compraré un helado.
—Necesitas más que un helado para hacerme feliz.
—Lo sé, pero es una buena forma de empezar a consentir a mi novia.
Una sonrisa preciosa se extendió en los labios del mayor, mientras señalaba con ánimos en dirección a la heladería haciendo un comentario divertido que consiguió su objetivo, al recibir una risa disfrazada de bufido por parte de la menor. Y por ese momento, el problema fue olvidado.
[✨]
—¡Por favor, Hibana! ¡Por favor, por favor, por favor! —suplicó el pelirrosa de ojos castaños.
—¿Por qué mierda insistes tanto, Osoi? —gruñó molesta la menor, sacudiendo su brazo para que la suelte.
—¡Necesito enviar ese vídeo lo más pronto posible, Hibana! ¡Es importante! ¡Podría ser mi oportunidad para hacer algo grande! Pero deben ver qué sí sé bailar música latina y en pareja ¿Qué mejor que bailar bachata? —Osoi habló como si estuviera explicando algo con muchísimo sentido, detrás de ellos, Kane se rió al oír las locuras del Ashido-Uraraka.
—¿Y por qué no le pides el favor a alguna de tus hermanas? —preguntó la rubia.
—¡Porque ninguna de las dos está aquí! ¡Yorū está en una misión en Hokkaido y Asa está de visita en la casa de los abuelos Uraraka! —chilló desesperado el pelirrosa.
Cuando Mina y Ochako decidieron tener hijos, no contaban con la sorpresa de que en el tercer intento por inseminación artificial, pudieran concebir, para sorpresa de todos unos cuatrillizos. Dos niñas y dos niños, con variopintas facciones que dejaban en claro que eran hijos de ambas.
Ahora ellos tienen dieciséis años, están en su segundo año en la U.A, y cada uno seguía sus sueños de forma diferente pero juntos a fin de cuentas, ya que cada uno iba a clases distintas, y la única que había seguido el camino heróico como sus madres, había sido la más pequeña de los cuatro, Yorū.
Osoi, el tercero, era un apasionado por el baile, la actuación y las artes que estaba más que dispuesto a triunfar, pero sin querer separase aún de sus hermanos, decidió ir a la misma preparatoria que ellos, sin parar de ensayar y practicar. Además de nunca perder una oportunidad, como justo ahora que quería grabar un vídeo para un casting.
—¿Y por qué carajos bailarás bachata?
—¿Cuando has visto a un japonés bailando bachata?
—Osito tiene razón. —comentó Kane, que actuaba como espectador. Los tres estaban en el salón de la casa del pelirrosa, una habitación no tan grande con pisos de madera, una pared de espejos y una barra suspendida que le permitía hacer sus estiramientos de piernas, ese era el lugar donde practicaba y ensayaba todas sus coreografías.
Además de que en ese lugar generalmente grababan videos para TigTog, ellos tres eran los que más amaban bailar, y se sentían muy felices haciendo distintas coreografías, en algún momento les pareció una buena idea crear una cuenta para los tres y publicar cada vez que hicieran un baile. Y aunque ahora que el mayor estaba en preparatoria y los otros dos estaban entrenando mucho para poder entrar a la U.A en la clase de héroes, tenían menos tiempo para hacer vídeos pero no perdían la pasión por el baile, así que siempre hacían el esfuerzo para juntarse y hacer alguna que otra coreografía. A fin de cuentas, el baile también era un excelente ejercicio.
—¿Y por qué no reggaeton o salsa?
—¿Por qué me pones tantos peros, niña? —Se quejó exasperado el mayor. —¿Tanto te cuesta bailar con tu querido primo? No es la primera vez que bailamos ese estilo de música, incluso lo has hecho con Kane. Sabes que yo nunca me sobrepasaría contigo.
—Lo sé, idiota. No digo que no por eso, sino que... —Hibana gruñó molesta sin saber darse a explicar, Kane por otro lado, sabía perfectamente las razones porque la conocía como a la palma de su mano, así que fingió una tos lastimera al momento de decir "Shion".
—¿Qué? ¿A tu novio le molesta que bailes con nosotros? —preguntó preocupado el pelirrosa, que no conocía del todo bien al novio de Hibana, aunque sabía que era un año mayor que ella, y que no le agradaba a Kane, lo cual era una gran red flag según la mayoría de sus conocidos.
—No...
—Sí... —respondió Kane, rodando los ojos, ganándose una mirada molesta de su amiga. —¿Qué? Solo digo la verdad, no es mi culpa que tu novio sea tan celoso. ¡Por Dios, cariño! Osoi es como familia para tí. No tiene sentido tener celos.
—Y no los tendrá. ¡Ven acá, Osoi! Vamos a bailar. —Hibana se molestó por la actitud de su mejor amigo, pero por supuesto que no quería darle la razón, así que tomó una decisión.
—¿Estás segura? —preguntó dudoso el pelirrosa que sabía que no era lo mejor hacer las cosas cuando Hibana estaba enojada.
—¡Por supuesto que sí! ¡Vamos a grabar ese vídeo ahora mismo! —respondió ella, acercándose al de ojos castaños, ambos tomaron posición, las manos del mayor en la cintura de la chica y sus caderas muy juntas.
Kane ajustó las luces, puso la música y encendió la cámara.
—¡A bailar! —gritó con una sonrisa. Alegrandose de que su amiga no se estuviera conteniendo por hacer feliz a su novio, ignorando lo que a ella misma le hacía feliz, que era algo tan simple e inocente como bailar en compañía de Osoi.
[✨]
—¿Qué mierda es esto, Hibana? ¿Ah? ¿Podrías explicarmelo? —Shion parecía furioso, apretando con mucha fuerza el celular en su mano, las venas verdosas se marcaban en su dorso, mientras que su ceño se estaba fruncido de forma aterradora. La rubia ni se inmutó.
—¿Qué carajos quieres que te explique, Shion? —preguntó ella con ironía. —Somos Osoi y yo bailando bachata, el vídeo nos quedó genial y llevábamos tanto tiempo sin publicar nada en nuestro canal, que decidimos subirlo.
—¿Y ustedes dos estaban en su casa "solo bailando"?
—Sí, estábamos solo bailando. Y para tu información, Kane también estaba ahí, él fue quien lo grabó.
—¡Ah, claro! ¡Qué maravilla! Tú mejor amigo, el ansioso que siempre te llama "cariño" y que está detrás de tí como necesitado.
—¡Oye! ¡No hables así de Kane! —Hibana le gritó molesta, ella siempre había sido muy defensora con su mejor amigo y eso no iba a cambiar. No iba a permitir que nadie hable mal de él.
—¿Qué no lo ves, Hibana? ¡Es obvio que ese tonto quiere algo contigo! ¡¿Si no por qué otra razón pasaría tanto tiempo contigo?! ¡¿Eh?!
—¡Porque él es mi mejor amigo! ¡Me quiere y yo lo quiero! ¡Y no en el sentido romántico! ¡Él no siente nada de eso por mí!
—¡Reacciona! ¡Los amigos hombres no existen! ¡No para chicas como tú! ¡Es obvio que él quiere algo contigo! —gritó furioso el mayor.
—¡Eso no es cierto! ¡Así que sino vas a respetar mi amistad entonces déjame en paz, Shion! —Le grito Hibana de regreso antes de tomar su bolso e irse a paso furioso.
Cuando llegó a su hogar, azotó la puerta con rabia, recibiendo reacciones de sorpresa de sus padres.
—Hibana ¿Qué pasó? ¿Por qué arrojas la...? —preguntó Denki, preocupado.
—¡Déjame sola! ¡No quiero ver a nadie!
Gritó la rubia, azotando ahora la puerta de su habitación, Denki quedó con la palabra en la boca y Katsuki pareció contenerse para no explotar la maldita puerta al momento de verla ser tan grosera.
—¿Y ahora qué pasó? —Kaminari estaba honestamente confundido.
—Algo me dice que el hijo de puta de Shion tiene que ver con esto. —Gruñó Katsuki, totalmente molesto.
—La adolescencia es una etapa dura, ella tiene catorce así que apenas está comenzando. —Los mayores voltearon a ver al niño de doce años que tomaba café, en su taza de porcelana pintada con distintas ecuaciones matemáticas. —Les esperan unos largos cuatro años.
King se rió, tomando otro sorbo de su taza.
—Y eso que yo también seré un adolescente pronto. —El pequeño genió bajó las escaleras, conociendo que lo mejor sería mantenerse lejos de su hermana por algunas horas. —¡Suerte con eso!
—¿Por qué carajos nos pareció una buena idea tener hijos? Debimos comprarnos un conejo. —Katsuki miró el techo, bufando con fastidio. No lo creía realmente, pero a veces simplemente necesitaba desahogarse. Miró con preocupación la puerta de su hija, pero conociendo el carácter tan parecido al suyo que tenía ella, lo mejor sería dejarla de desahogarse en soledad.
[✨]
—A veces me dan ganas de golpearte ¿Sabes? —comentó Kane, golpeando el saco de boxeo frente a él. —No puedo creer que no hayas terminado con ese imbécil.
—Ya se disculpó.
—Hibana, ¿Te estás escuchando? —Kane giró sobre su talón y le dió una patada al saco, antes de girar y quedar enfrentado con su rubia amiga. —Me da igual que ese imbécil hable mal de mí, yo también hablo mal de él porque no me agrada, pero ¿Enserio? ¿Hacer una escena de celos de ese nivel por un baile? ¡Joder! ¡Ni siquiera bailaste conmigo! ¡Lo hiciste con Osoi y él es parte de tu familia! ¡¿No te das cuenta que eso está mal?!
—No soy estúpida, Kane. Por supuesto que lo sé.
—¡¿Entonces por qué no terminas de una vez con él?! —preguntó exasperado. Y es que, definitivamente él era la peor persona para dar consejos sobre el romance, porque aunque le encantaba el tema del amor romántico, nunca había tenido una relación, no sabía a carne propia, lo que era y el como se sentía. Así que sus opiniones no eran más que las de un simple expectador, aunque de cualquier forma, su intención era la mejor.
Kane la aconsejaba a ella de la misma forma que lo hacía con Daiki, y no es que se estuviera quejando o les estuviera deseando el mal, pero para este punto, lo único que quería era que sus dos mejores amigos terminen con sus parejas. ¡Y mierda! ¡Claro que sí! Por supuesto que sabe lo mal que suena eso, que lo hace parecer un manipulador asqueroso y dependiente que los quería a ambos para él solo, no le importaba lo que el resto creyera, el quería que ellos terminaran porque desde su punto de vista, era lo mejor, era lo correcto, no podía seguir viendo a Daiki sentirse mal consigo mismo por no ser "suficiente" para su novia, y mucho menos quería ver a Hibana evitando cosas y moldeando su manera de actuar por su novio.
Eso no estaba bien. Y Kane solo quería que sus mejores amigos volvieran a estar bien.
—¡No voy a discutir esto contigo, Kane! —gritó ella de regreso, molesta por el tono con el que el pelinegro le habló. —Me voy a casa, mi novio pasará a recogerme para salir.
—Pero... —Kane se asustó, lo que menos quería era hacerla enojar, sabía que él era al único al que ella le contaba con profundidad estás cosas y no quería defraudarla.
—¡Pero nada! ¡Nos vemos luego, Kane! —Y dicho eso, la rubia azotó la puerta, dejando a su mejor amigo solo y preocupado.
Cuando llegó a casa, volvió gruñendo y mascullando groserías en voz baja, pero intentó calmarse antes de entrar.
—¿Hoy no vas a intentar descubrir qué tanta fuerza se necesita para romper una puerta? —preguntó con ironía su hermano menor. King la observaba sentado sobre la encimera de la cocina con las piernas cruzadas, su taza de porcelana y ecuaciones numéricas que Kane le obsequió en su último cumpleaños llena de café, y una sonrisa burlesca.
—No. ¿Y tú qué? ¿No eres muy pequeño para tomar tanto café? Vas a crear una adicción.
—Cada quien elije el veneno con el cual decide dañar su cuerpo. —contestó el de ojos rojos y cabello rubio eléctrico como Denki. —A mí me gusta dañarme de café, gaseosas, y picante. ¿A tí? A tí te gusta envenenarte de amor, un mal amor si me permites opinar.
—No me estoy dañando con un mal amor. —reprochó la rubia ceniza.
—De la misma forma, cada quien elige qué mentira decirse a sí mismo para sentirse mejor consigo mismo, porque sabe, en el fondo, que la verdad dolerá. —King tomó un sorbo de su café, una sonrisa de sabelotodo pintada en su boca.
—¿Y desde cuándo sabes tanto de algo que no sean números y cálculos?
—Aunque me encanten los números y cálculos, tu misma sabes que tiendo aburrirme si paso mucho tiempo haciendo algo y los números no son ni pasión, así que decidí distraerme leyendo un libro de poemas en francés. —contestó el de ojos rojos, mostrándole a su hermana mayor la tablet. —Habla de muchas cosas, pero sobretodo del amor. Kane me lo recomendó, es algo sencillo pero bueno para olvidar los números.
—Tch. No me hables de él.
—¿Y qué pudo haber hecho Kane para molestarte?
—Está dando su opinión en algo que yo no le pedí. —bufó molesta, recibiendo como respuesta la risa burlona de su hermano menor.
—¿Y no te parece irónico todo el asunto? —preguntó, limpiándose una lágrima que se le escapó a causa de la risa. —Precisamente tu eres la reina de dar tu opinión dónde no la piden.
—Siempre que doy mi opinión, es porque creo que es lo correcto.
—¿Y no es hipócrita de tu parte, enojarte con Kane por dar su opinión? —King movió su taza de un lado a otro, con la vista baja. —¿Cómo puedes dudar de Kane de esa forma? Es tu mejor amigo, y a veces lo escuchas más a él que a papá. ¿Qué pasó ahora? ¿Por qué crees que él no quiere lo mejor para tí?
—No lo entenderías. —balbuceó ella como respuesta, antes de dar la vuelta y empezar a caminar a su habitación.
—¡¿No lo entendería?! ¡Tengo un maldito IQ más alto que el de la mayoría de las personas adultas! ¡¿Cómo te atreves a decir que no lo entendería?!
Hibana cerró la puerta, sintiéndose algo culpable por decirle a King que no lo entendería, era una táctica rastrera de salir de la situación, a sabiendas de que su hermano menor se pondría furioso, además de que él la estaba acorralando en busca de una respuesta que ella aún no quería admitirse ni a sí misma. Justo ahora sentía rabia, estaba furiosa de pensar que ella era tan fácil de leer, no solo por su mejor amigo sino también por su hermano.
Le daba rabia pensar que para ellos era tan fácil leerla, pero la persona que quería que la comprendiera, era quien más le repetía que ella era alguien imposible de entender.
[✨]
—¿Hija, estás bien? —Denki preguntó, entrando despacio después de tocar la puerta. Al entrar se encontró con su hija, sentada sobre la cama con ropa para salir y los ojos enrojecidos.
—Perfectamente. —gruñó en respuesta con la voz ronca.
—¿Por qué aún sigues vestida así? ¿Ya no es muy tarde?
—Lo es...
—Entonces ¿Qué pasó con Shion?
—¡¿Entonces?! ¡¿Entonces?! —gritó Hibana de forma repentina. Denki ni se inmutó, porque si estaba acostumbrado a los arranques de furia de Katsuki también a los de su hija, sabía que ellos algunas veces solo necesitaban gritar, desahogarse en voz muy alta antes de poder calmarse, King también reaccionaba así en algunas ocasiones. Y Denki los entendía porque sabía que no lo hacían con mala intención, simplemente, esa era la manera que tenían de enfrentar las situaciones.
—¿Qué pasó, Hibana? ¿Por qué ya no vas a salir? —preguntó una vez más con calma.
—¡Entonces sucede que el muy hijo de puta, no me responde los mensajes desde hace horas, papá! ¡UN MALDITO DÍA COMPLETO! ¡¿Y sabes qué?! ¡No me importó porque no es la primera vez que lo hace, pero de cualquier forma él siempre venía para cumplir los planes que hicimos! ¡Pero no vino, papá! ¡No me envió, no me llamó y no vino! ¡¿Y sabes qué fue lo que me enteré cuando revisé mis redes sociales?! —Denki se mantuvo en silencio, escuchando con atención cada una de sus palabras, manteniendo la calma y evitando las ganas de golpear algo al saber que un inútil bueno para nada le hacía eso a su hija. —¡El maldito desgraciado dejó de seguirme en mis cuentas! ¡EN TODAS, PAPÁ!
—Hibana...
—¡ODIO A ESE DESGRACIADO! ¡LO ODIO! ¡ODIO QUE ME HAGA ESTO! —gritó la rubia, arrojando las almohadas y golpeando el colchón. No quería admitirlo pero lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, su voz se volvió rasposa, y sollozó con fuerza. —¡ODIO QUE ME DUELA TANTO, PAPÁ! ¡¿Por qué me duele tanto?!
—Porque él te está haciendo sentir mal, Hibana. Shion no está haciendo las cosas bien, su actitud y lo que hace te lastima porque tú lo quieres, hija. —respondió Denki, aguantandose las ganas de maldecir a ese imbécil. —Y como sabe que lo quieres, ni siquiera se esfuerza en mejorar su actitud o cambiar, ya que confía en que vas a perdonarlo cada vez. Tienes que cortar con este ciclo, Hibana.
—Es lo mismo que me dijo Kane. —respondió ella, abrazándose al cuerpo de su padre, mientras lloraba en voz baja, se sentía mal, absurda, se sentía como una maldita estúpida por estar llorando por un chico, que cada vez que lo pensaba, valía menos la pena.
—Bueno, Kane a veces tiene razón, hay que admitir que en temas de sentimientos él es bastante bueno.
—Pero yo no lo quise escuchar...
—Entiendo que desconfíes, no siempre hacemos caso a los consejos que nos dan, aunque sean los consejos correctos. —contestó el rubio eléctrico con intención de hacerla sentir mejor.
—Pero no fue por eso, fue porque... Porque... —Se mordió el labio con rabia, pensando en que las palabras de Shion estaban taladrando en su cabeza, que sembró una duda que ella ya no podía despegar, y simplemente eso la estaba consumiendo por dentro. —¿Podrías llamar a papá?
—¿A Katsuki? —Denki se sorprendió, y honestamente no se sintió ofendido porque ella quisiera hablar con su esposo, a fin de cuentas no es como si fuera una novedad, aunque era más fácil que Hibana muestre su lado más sensible con él, habían veces que, de una u otra forma, en un nivel que él no terminaba del todo de comprender, Katsuki y ella, se entendían.
—Sé que está en sus rondas nocturnas y está ocupado, pero... —Hibana se limpió la nariz, sintiendo las lágrimas correr por sus mejillas pero sin atreverse a limpiarlas, justo ahora, necesitaba a alguien que le dijera las cosas de frente, y sin darle paso a las cursilerías o a los arrepentimientos, necesitaba a su padre.
—No te preocupes, yo le llamaré y le diré que necesitas hablar con él. Seguramente no tardará mucho en venir.
[✨]
Cuando Katsuki arribó a su hogar, faltaban pocos minutos para la medianoche, en la puerta de la cocina se encontró a su esposo esperándolo con los brazos cruzados y una mueca preocupada en su rostro.
—¿Hibana?
—Está arriba en su cuarto, esperándote. —respondió Denki, acercándose un poco para darle un beso de bienvenida. —No seas tan rudo con ella.
—Hibana debe entender que no merece ser tratada así, que yo no la crié para que le permitiera a un bueno para nada tratarla así. —gruñó Katsuki.
—Está enamorada, Kats.
—Enamorada o no, esa no es una excusa. Mi hija no debe dejarse pisotear por nadie, mucho menos de un inútil que se hace llamar su novio. —contestó furioso antes de empezar a caminar con dirección a las escaleras, Denki suspiró, caminando en dirección a la habitación de su hijo menor, que estaba más que enterado de la situación pero aún así, merecía estar preparado si en algún momento los dos cenizos de ma familia empezaban a proferir gritos y maldiciones como era común en ellos.
Lo primero que los ojos rojos vieron al entrar a la habitación fue a su hija en pijama, sentada sobre la cama, peinando su cabello con una calma casi aterradora, mientras su vista estaba perdida en algún punto de la habitación.
—¿Kane o Shion? —habló de pronto ella, sin desviar la vista.
—¿Qué mierda? —preguntó el adulto confundido.
—Si tuvieras que elegir quien te agrada más, ¿Sería Kane o Shion?
Los ojos dorados de su hija chocaron con los rojos de su padre quien estaba con los brazos cruzados y la espalda apoyada en la puerta, ella soltó el cepillo, colocándolo en la mesa de tocador, con mucha seriedad en su mirada.
—¿Por qué mierda tendría yo que elegir? En todo caso, ¿No es esa una duda que debes hacerte a tí misma?
—Ya me la hice y también me la respondí, pero me encantaría saber tú opinión.
—Esta clase de decisiones debes tomarlas porque tú quieres, no porque yo te lo digo. —comentó Katsuki, que por más que en estos momentos aborreciera con cada fibra de su ser al novio de su hija, tampoco quería convertirse en uno de esos padres que hacían una escena y le prohibían a sus hijos ver a ciertas personas.
Katsuki creía en la propia habilidad de Hibana para entender y comprender lo que merecía, lo que quería para su vida y quienes eran buenos o quienes no lo eran.
—No te la estoy pidiendo por eso, papá. No quiero que me digas qué hacer. —contestó Hibana, cruzándose de brazos.
—¿Entonces...?
—Entonces, quiero sentir que estoy tomando la decisión correcta. —respondió la rubia ceniza, y aunque la voz le tembló al final, mantuvo la barbilla alzada y la actitud firme.
—Soy tu padre, no un dios, no puedo decirte cuáles son las decisiones correctas aunque quiera, porque incluso yo me equivoco a veces. —contestó Katsuki, era sorprendente incluso para sí mismo, el escucharse decir esas palabras, a la edad de Hibana seguramente no se habría dejado que una persona le hiciera lo que "el novio" le hacía a su hija, pero eso era porque a esa edad, él no pensaba en nada más que en ser un héroe, sin darse a la oportunidad de vivir y disfrutar de su juventud, algo tan básico como enamorarse o al menos sentir atracción por alguien, porque no es que Katsuki no lo sintiera, simplemente él no se lo permitió.
A esa edad tampoco habría aceptado de buena forma el equivocarse y ahora a su edad actual, podía ver el montón de equivocaciones que cometió en su juventud, todas las cosas que hizo mal pero nunca se permitió ver. El tiempo no volvería atrás, y él no podría volver a vivir esa época, pero justo ahora, frente a su hija, lo notaba como una oportunidad, no de hacer las cosas de nuevo, sino de poder ayudar a alguien con los consejos de alguien que cometió errores. Aunque las circunstancias de su juventud con las de su hija eran totalmente distintas y opuestas, no significaba que no pudiera ayudar en algo.
—Y recuerda, enana. Tú también tienes el derecho a equivocarte, aunque a veces yo sea un dolor en el culo para tí, no es porque te prohíba que te equivoques...
—Sino para que me haga cargo de las consecuencias. —comentó su hija en respuesta.
—Pero en esta ocasión, no tienes la culpa de nada.
—¡Por supuesto que no tengo la culpa! —gruñó Hibana, muy molesta mientras golpeaba a un peluche que tenía sobre su regazo. —¡Es culpa de Shion! Cualquier idiota estaría feliz de tenerme como novia, deberían tratarme como una maldita reina. ¡¿Y ese hijo de puta se atreve a tratarme como a una cualquiera?! ¡¿Qué puede bloquearme, ignorarme y dejar de seguirme?! ¡No! ¡Yo no merezco eso! ¡Nadie merece esa mierda! ¡Mucho menos sus putas escenas de celos cuando yo no estoy haciendo nada malo! ¡No es mi culpa que tenga problemas de puta confianza! ¡AHG! ¡ODIO QUE AÚN ME GUSTE ESE MALDITO!
Hibana arrojó al peluche hasta el otro lado de la habitación con una descarga eléctrica que le causó una quemadura a la tela, no le importó, de cualquier forma, fue uno de los feos muñecos que Shion le había regalado en alguna de sus citas.
—¿Y qué es lo que vas a hacer entonces, reina? —preguntó Katsuki, notando que no había falta ninguna clase de charla acerca del amor propio. Su hija tenía más que suficiente autoestima, y al parecer se había dado cuenta de las cosas, ahora solo hacía falta ver qué es lo que haría.
—Arreglar el maldito problema. —contestó con completa seguridad en sus palabras. Y Katsuki sonrió.
—Bien, me alegra saber que lo vas a solucionar. Recuerda que eres una Bakugo, y nunca nos dejamos pisotear ante nadie. —dijo el adulto, acercándose para abrir los brazos, su hija se acomodó para darle un abrazo. —Mucho menos de alguien que dice querernos.
—Lo entiendo, papá.
[✨]
—Oye, cariño.
—¿Hmm?
—¿Te gustó la fiesta? —preguntó Kane, tomando un sorbo de su gaseosa de uva.
—Fue buena. Me divertí mucho, aunque... —Hibana meneó su vaso, su espalda estaba apoyada contra los barrotes del balcón, y apoyaba la barbilla en su mano.
—¿Aunque qué?
—Aunque me hubiera gustado ver a Jason pero el muy maldito aún no vuelve de Francia. —comentó la rubia, riéndose un poco cuando vió al pelinegro suspirar de alivio. —¿Qué? ¿Creías que iba a decir que extrañaba a Shion?
—¿Eh? No, no, no, bueno sí. —respondió riéndose también.
—Dejé de enviarle desde que conversé con mis padres, y él tampoco se ha tomado la molestia. —contestó ella, tomando un sorbo de su vaso, que tenía limonada. —Mira, hoy fue mi cumpleaños y...
—¡¿El imbécil no te felicitó?! —preguntó con rabia el pelinegro, apretando en su puño el vaso vacío.
—Sí me felicitó, hace como díez minutos. —Hibana se rió sin gracia, viendo la oscuridad que los rodeaba ya que eran las once de la noche, como era su cumpleaños, su papá le dió permiso de invitar a Kane a dormir.
Le dió risa pensar que después de la conversación que tuvo con Katsuki, antes de salir de su habitación, él le respondió: "Kane, si tuviera que elegir. Sería a él. Es un idiota, pero es un idiota que te quiere y haría lo que sea por tí.”
Y aprovechando la ocasión, le pidió permiso y ahí estaban ambos, en su primera pijamada juntos como mejores amigos.
Kane era el amigo que todo el mundo deseaba tener y más. Esa mañana, aún a pesar de la forma tan grosera en la que se fue la última vez que estuvieron juntos, él llegó a su casa, con porte digno y una mueca orgullosa, antes de decir “Obviamente merezco una disculpa por lo grosera que fuiste al irte la última vez, pero lo dejaré pasar por hoy porque es tu cumpleaños y tenemos muchos planes”.
Llegó con al menos cinco regalos distintos, una carta que la hizo llorar (aunque no lo admitiría) y un retrato que ahora estaba colgado en su habitación. La ayudó a elegir su ropa, a peinarse y se maquillaron juntos debido a que la temática de la fiesta eran los colores, se rieron, bailaron y se divirtieron un montón.
Ahora estaban ahí comiendo los snacks que sobraron de la fiesta, mientras veían la luna.
—Es un estúpido bueno para nada. —gruñó Kane, haciéndole caer en cuenta una vez más que estaban hablando de su intento de novio.
—Oye, Kane...
—¿Hmm?
—¿Me darías un beso? —preguntó de pronto, el pelinegro se atragantó con uno de los bastones de queso que estaba comiendo.
—¿Qué dices? —preguntó nervioso.
—Te pregunté, ¿Me darías un beso?
—¿En los labios? —balbuceó.
—Sí.
—¿Quieres que tu padre me mate? Literalmente la única razón por la cual me dejó quedarme es porque se supone que yo no haría algo como eso. —Su voz sonó apenada mientras que se tapaba la cara con ambas manos para no dejar ver el sonrojo que se extendió en sus mejillas. —Y además, tienes novio, aunque sea un imbécil.
—Ex-novio... —contestó ella. El de ojos claros destapó su rostro, para mirarla con sorpresa antes de mirar al cielo.
—¡Mis plegarias han sido escuchadas! ¡GRACIAS, UNIVERSO! —gritó.
—¡Deja de gritar! —chistó la rubia, cubriéndole la boca con su mano, aunque podía sentir la gran sonrisa de su mejor amigo en su palma. Él asintió, así que lo soltó.
—Me siento un hijo de puta, pero estoy tan feliz que podría besarte. —respondió el pelinegro antes de echarse para atrás. —Aunque no lo haré...
—No te estaba pidiendo que lo hicieras... —Hibana se rió al ver la mueca de confusión en el rostro de su amigo. —Te estaba preguntando si podrías hacerlo.
—De que puedo, claro que puedo hacerlo. —contestó Kane. —Pero no lo haré, porque aún tienes novio. Yo no hago esas cosas y tú tampoco. Y antes de que digas nada, no. Aún no has terminado con Shion, porque de haber terminado con él seguramente ese lunático ya habría venido hasta acá.
—Tienes razón. —dijo la ceniza. —Terminaré con él, cuando Shion tenga la dignidad de venir por sí mismo. Lo cual será pronto.
—¿Por qué lo dices?
—Porque no le respondí su mensaje aunque lo ví. —contestó la de ojos dorados como si fuera algo obvio. —Irónicamente no soporta que lo dejen en visto.
—No es ironía, es hipocresía de su parte.
—Lo sé.
—¿Está mal que me alegre que vayan a terminar?
—Depende. ¿Por qué te alegra?
—Porque Shion es un imbécil que no sabe apreciar la increíble chica que tiene con él. Y ningún bastardo sin gracia debería tratar así a mi mejor amiga, porque eres asombrosa. No mereces esos tratos, nadie los merece. —contestó Kane con seguridad. —Así que sí, me alegra saber que van a terminar, porque está mal, todo lo que él hace está mal, porque te lastima y te hace sentir mal. Y yo no quiero que te sientas mal.
Una sonrisa pequeña se extendió en los labios de la rubia, que apartó con disimulo una lágrima de su ojo.
—Gracias, Kane.
—No tienes porqué agradecer. —respondió él, con una sonrisa de costado, extendiendo su mano para sujetar la de ella. —Aunque tengo una duda...
—¿Por qué te pregunté si me besarías?
—Sabes que no podré dormir con esa duda en mi mente.
—No es por nada en especial, simplemente me lo preguntaba.
—No dudes que te besaría, para mí sería todo un honor. —contestó Kane, inclinando la cabeza. —Pero solo sería como "reforzar amistad" ¿Sabes? Un beso por diversión y nada más, porque aunque eres increíblemente sexy y preciosa, tú no..
—Yo no te gusto. Lo sé. —respondió Hibana, sacudiendo su cabello con una sonrisa divertida. —Tampoco me gustas, podría besarte pero ¿Nosotros como pareja? No puedo ni imaginarlo.
—Te amo, nunca dudes de eso, pero te amo como mi mejor amiga. —dijo Kane, dándole un beso en los nudillos. —Y yo soy muy feliz amándote de esa manera.
—También te amo de la misma forma, torpe. Nunca dudes de eso. —contestó ella, atrayendolo en un abrazo.
—Y cuando termines con tu novio, vamos a reforzar nuestra amistad. —comentó Kane con la mejilla presionada contra la rubia. —No puedo vivir con la duda, carajo. ¿Cómo es que nunca antes pensamos en besarnos?
—Serás idiota.
—¡Y así me amas!
[✨]
—¡Hibana!
—¡No me grites! —respondió ella, colgándose su bolso en el hombro, mientras caminaba fuera del edificio de “Hoshi's” dónde se hacían la mayoría de las sesiones fotográficas. —¿Qué es lo que quieres Shion?
—¡¿Por qué mierda no me respondes?!
—¿Te molesta acaso? —preguntó con ironía la rubia. —Es bueno que entiendas cómo se siente ser ignorado.
—¡Tú no puedes ignorarme! —gruñó con molestia el mayor.
—Mírame hacerlo. —contestó Hibana, rodando los ojos.
Ella no pudo dar mucho más pasos porque el chico la sujetó del brazo, en un rápido movimiento se safó del agarre, colocando las manos delante de su cuerpo en forma defensa.
—¿Por qué pones esa postura? ¿Tienes miedo que te lastime? —Shion no sonó molesto, sino decepcionado. Hibana solo apartó la vista a un lado.
—No te lo tomes tan a pecho, es la reacción obvia que cualquiera con nuestro entrenamiento tendría. —contestó, y es que, a fin de cuentas, así fue como se conocieron, en las clases de kickboxing. —Supongo que es momento de aclarar las cosas...
—Si estás molesta porque te felicité algo tarde en tu cumpleaños yo...
—No quiero tus excusas, Shion. Si yo realmente te importara, habrías recordado felicitarme, no cuando faltaba menos de una hora para que acabe el día. Si realmente te importara, entonces no me ignorarías en el celular por días, si yo realmente te importara, no me dejarías colgada en nuestros planes sin avisar que no vendrás. Si realmente te importara, no dejarías de seguirme simplemente por un berrinche estúpido de celos. —explicó Hibana con seriedad en cada una de sus palabras. —¿Y sabes por qué no haces nada de eso? Sí, es porque no te importo, al menos no lo suficiente. Incluso dudo que me quieras.
—¡¿Cómo puedes dudar de eso?!
—¿Cuando fue la última vez que me lo dijiste? O incluso mejor... ¿Cuando fue la última vez que lo demostraste? —preguntó furiosa, mirándolo mal.
—Estoy ocupado, yo... —Intentó justificarse antes de ser interrumpido.
—¡Yo también estoy ocupada! —contestó la rubia. —Yo tengo que entrenar con mis padres, tengo que cuidar a mi hermano, debo estudiar para mis exámenes, debo ir y venir de las sesiones fotográficas. ¡El mundo no gira en torno a tí solamente, Shion! No eres el único que tiene responsabilidades y ocupaciones.
—Pero...
—¡Pero nada! —Ella lo calló, y es que su decisión estaba tomada, aunque lo quisiera, lo que él había hecho estaba mal, y no, no quería caer de nuevo. No estaba bien, ella debía alejarse. —Si realmente yo te importara, habrías hecho lo posible para tener algo de tiempo para nuestra relación, pero no lo hiciste porque no quisiste.
—¡Es que yo no pude hacerlo!
—¡¿Entonces por qué no terminaste conmigo?! —gritó ella con molestia. —¡Si no podías con esto, entonces debiste terminar conmigo! Podríamos seguir siendo amigos, esto pudo terminar bien, pero decidiste arruinarlo todo y ahora siento que no puedo ni verte sin querer golpearte o sentirme mal por como me trataste.
—¿Por cómo te trate? Dime entonces... ¡¿Cómo mierda te traté como para que te sintieras así?!
—¡Me trataste como si no fuera nada! ¡Como si no valiera la pena ni siquiera hacer el esfuerzo de tomar el teléfono y contestarme! ¡¿Acaso te costaba mucho hacer eso?!
Ambos se estaban gritando en mitad de la calle, pero ya a ambos les daba igual, la gente pasaba junto a ellos, mirándolos con confusión antes de seguir su camino, de cualquier forma, como todas las modelos al salir, Hibana tenía puesto un tapabocas negro, lentes oscuros y una gorra que cubría parte de su rostro. Frente a ella, Shion también ocultaba su identidad al ser el hijo del héroe número 20°.
El traía puesto un pequeño sombrero blanco que combinaba perfecto con su cabello violeta, y unas gafas de cristal redondo enmarcaban sus pequeños ojos rasgados del mismo color, un tapabocas blanco cubría sus labios más no su nariz respingada. Y ciertamente, aún ahora, mientras se encontraba furiosa con él, podía recordar el porqué se enamoró de él.
Porque al principio Shion era dulce, era detallista, le prestaba atención y se esforzaba para hacerla reír. Shion era un caballero que le dedicaba cada segundo de su atención, y aunque sabía que eso no duraría por siempre, era doloroso ver cómo las cosas cambiaron completamente.
—¡¿Y qué mierda es lo que pretendes Hibana?!
—¡Pretendo terminar contigo! —gritó, y los ojos del mayor se abrieron de par en par.
—¿Estás bromeando? —preguntó con una risa desinflada y sarcástica. —Porque si es una broma, no es nada graciosa.
—¿Crees que yo bromearía con esto?
—No, tú no puedes terminar conmigo.
—Que triste, porque acabo de hacerlo. —contestó, mirándolo directamente a los ojos. —Esto se acabó, Shion. Espero que tengas una buena vida y seas un gran héroe, porque sé que tienes las capacidades para serlo, y ojalá seas mejor con tu siguiente pareja, porque conmigo, ya no tendrás otra oportunidad.
Hibana giró sobre sus pies, acomodando la gorra sobre su cabello, escuchó los pasos del mayor intentar ir tras de ella, pero fue retenido por uno de los guardias de seguridad del edificio. Por supuesto que la rubia fue avisada de la presencia de su ex-novio antes de salir, y ella misma le avisó a los guardias que seguramente habría una especie de discusión, les pidió expresamente que no interrumpieran en ningún momento a menos de ver alguna clase de peligro para ella y la única forma en que podían actuar era en ese momento, cuando ella se diera la vuelta en dirección al auto, para así evitar que Shion fuera tras ella.
—¡Te odio! —Le gritó Shion. Hibana volteó en el último segundo antes de entrar al auto, bajo su tapabocas para mostrarle una gran sonrisa a su ex, y le enseñó el dedo corazón de ambas manos.
—¡Yo también te odio, imbécil! ¡Gracias por ser un bueno para nada! ¡Gracias a tí, nunca más dejaré que nadie vuelva a pisotearme como tú lo hiciste!
Entró al auto y cerró de un portazo, el chófer del edificio no dijo nada, simplemente empezó a conducir en silencio y ella agradeció internamente, ya que lo que menos quería era hablar con alguien mientras que las lágrimas corrían por sus mejillas.
Sabía que era lo correcto, pero ¡Mierda!
Eso no significaba que doliera menos.
[✨]
Ok, esto quedo un poco (mucho) más largo de lo que yo pretendía en primer lugar. Y aunque pudo quedar mejor, me gusta el resultado por ahora.
Iba a hacer una temática diferente, pero cuando leí todo lo que conlleva el Ghosting en seguida pensé en Hibana y Shion.
No fueron la peor relación del mundo, pero hicieron todo con bastante inmadurez, al final de su relación, Hibana tenía 15 y Shion 16, ella en último año de secundaria y él en primer año en Shiketsu como estudiante a héroe.
Creo que las cosas quedaron bastante claras, pero ya saben que si en algún momento tienen alguna duda, me encanta que pregunten, así que no tengo problemas en responder.
¡Nos vemos en el siguiente día!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top