-Confesión. | NeiYoshi.
[✨NeiYoshi✨]
—Ok, Kane. Hoy es el día, tienes que tomar valor, y decírselo. Solo se lo dirás y ya. No tienes que ser la gran cosa, tipo, no es como que esto fuera a definir completamente el curso de su amistad, ni tampoco es como que fuera arruinarla, es decir, Violet es muy dulce y amable, aunque me rechace, ella seguramente seguirá tratándome como siempre. Claro, si no es que empieza a sentirse incómoda a mi alrededor, y a alejarse, lo cual fracturaría nuestra amistad. Además Violet es casi la otra mejor amiga de Daiki, ¿Y si decide alejarse de él también porque Daiki pasa mucho tiempo conmigo? Además de Hibana, Violet es casi una hermana para Hibana, ¿Y si se aleja de ella para no estar cerca de mí? ¡Oh no! ¿Y si Daiki e Hibana se alejan de mí para no hacerla sentir incómoda? Digo, no soy dependiente, puedo estar bien sin ellos pero... —Kane miró asustado a su reflejo y casi gritó, se arrodilló en el suelo y empezó a golpear con sus puños las baldosas, sin tanta fuerza pero con la suficiente para distraerse. —¡Mierda! ¡¿A quien puta madre engaño?! ¡Es obvio que no puedo vivir sin ellos! ¡¿Quién más soportaría mis estúpidos ataques de ansiedad y me ayudaría a superarlos?! ¡Exacto! ¡Nadie! ¡No puedo permitir que se alejen de mi lado! ¡Carajo! ¡Ya! ¡Lo decidí! No me le voy a confesar, digo, ¿Qué necesidad tengo? ¿Una novia? ¡¿Yo?!
Dejo salir una risa sarcástica desde lo más profundo de su ser, una risa que era casi lunática, aparte de tener un rostro casi idéntico al de su padre, también había heredado su risa de villano. Así que era común para él doblar su espalda hacia atrás, cuando sus risas eran falsas y dolorosas. Las lágrimas se agolparon en sus ojos, así que enderezó su postura y empezó a contar en su mente mientras daba pequeños grandes pellizcos a sus piernas para mantener el enfoque y no tener un ataque de ansiedad ahí mismo.
—¡¿Cómo podría yo tener una novia?!
Las risas continuaron hasta que su pecho dolió, y su garganta ardió. Echó su cuerpo hacia adelante hasta ocultar su rostro entre sus rodillas mientras respiraba con fuerza.
—Inhala uno, dos, tres... Exhala cuatro, cinco, seis...
Habló mientras apretaba sus piernas y mordía sus labios.
—Pu-puedo ver las baldosas blancas del piso, el espejo, el lavabo, puedo ver la puerta y el inodoro. —contó el pelinegro, mientras se enderezaba un poco más en su lugar. —Puedo tocar la tela de mis pantalones, el frío del suelo, puedo tocar al lavabo y puedo tocar mis zapatos. Puedo oler el desinfectante del baño, el jabón del lavabo y ¡Ugh! ¡Huele mal este baño!
Kane se levantó de un momento a otro, con demasiada rapidez así que tuvo que sujetarse con fuerza para evitar caer de nuevo al piso, se miró en el espejo y vió sus ojos enrojecidos, mientras respiraba de forma pausada.
—Me gusta dibujar, y también me gusta el... Ah ¡Fútbol! Sí, me gusta el fútbol. —Se respondió a sí mismo, tomando en cuenta que su psicóloga le había dicho que no podía decir siempre las mismas cosas. Y bueno, el fútbol le gustaba, incluso estaba considerando seriamente la posibilidad de entrar al equipo. —Y una cosa que puedo sentir... Siento que estoy aterrado.
Kane abrió la llave del agua, mojando sus manos, y luego su rostro, le dieron unas inmensas ganas de hundir su cabeza en el agua pero eso lo único que lograría sería mojarlo todo, lo cual no tenía sentido ya que aún faltaban horas para que fuera el momento de volver a casa. Así que agarró varias de las toallas de papel y empezó a secarse con algo de rudeza.
—Yo tengo el control de la situación, yo controlo mi cuerpo, mis emociones... —dijo con total seguridad, señalándose a sí mismo en el espejo. —Yo tengo el control, la ansiedad no me controla a mí.
Se decidió a peinar su cabello con los dedos, a aplicar un poco de bálsamo en sus labios y apenas miró la hora en su reloj, para decidir que no eran tan malo tomar su pastilla un par de minutos antes, así que la sacó de su bolsillo y la tragó sin preocuparse en tomar agua.
—Tú también tienes derecho a enamorarte, Kane. Cómo todos, y simplemente quieres desahogarte, decir tus sentimientos, no tienes que pretender ser pareja de nadie. Obviamente no podría mantener una pareja, no ahora, al menos. —comentó, dándose un par de palmadas en las mejillas. —¡Pero en un futuro! Por supuesto que seré perfectamente capaz de tener pareja y algún día tendré un lindo romance como en los libros.
Kane suspiró, antes de sonreír un poco.
—Estoy orgulloso de mí, porque pude evitar un ataque de ansiedad. Estoy orgulloso de mí, por tener el valor de admitir mis sentimientos. —Se dijo. —Estoy orgulloso de mí.
Y decidió salir del baño, encontrándose con la avalancha de rojo, rosa y blanco, habían muchos corazones por aquí y por allá, debido a que eran las fechas del San Valentín.
Aunque su secundaria era elitista y estricta, a la vez tenían mucha consideración con sus alumnos y sus necesidades, como con él, por ejemplo, los profesores tenían cierta consideración con Kane, le permitían salir al baño en cualquier momento para despejarse a sabiendas de que a veces se sentía ahogado y agobiado de estar encerrado en el aula con sus compañeros, los profesores no lo castigaban al verlo mascar chicle, aunque por consideración el pelinegro hacía lo posible por no hacer ruido. No era el único alumno con esta clase de tratos, ya que una de sus obligaciones era ver al psicólogo escolar sin falta una vez a la semana (aunque también viera a su propia psicóloga en su consultorio, con la cual tenía confianza casi dos veces a la semana) y también debía reunirse con los otros alumnos con ansiedad en la institución.
En esa secundaria todos tenían padres influyentes, eran hijos de grandes doctores, abogados, inventores, hijos de héroes y dueños de grandes compañías. Debían serlo para pagar la dramáticamente costosa mensualidad, pero no era quien para juzgar, después de todo los alumnos tenían todo lo que necesitaban y más, la única queja que podía poner acerca de la institución era el excesivo empeño que tenían sus estudiantes sobre el estatus social y la apariencia física.
Aunque bueno, ese no era problema del colegio sino de sus alumnos con sus personalidades pretenciosas al ser (casi todos) niños nacidos en cuna de oro. Estaban acostumbrados a resaltar y sobresalir, pero debido a que aquí no podían presumir de su dinero, presumían de sus capacidades en las distintas áreas que ofrecía la institución, desde académicas, deportivas y artísticas.
Y cuando no podías sobresalir en ninguna de esas. Lo hacían con su apariencia o con su mala actitud, creando rumores y habladurías a su paso.
—Kane ¿Estás bien? Ví que tardaste en volver. —Daiki se acercó con preocupación, mientras cargaba en sus brazos una tableta digital y un auricular en su oído.
Pensando en todo lo anterior, le daba rabia pensar que algunos chicos se dedicaron a hablar mal de su primo. Ellos aún eran estudiantes de primer año, pero en ese entonces, a inicios de año, eran pequeños e inocentes en comparación al resto, sobretodo él que era un completo novato en todo, porque era la primera vez que pisaba una escuela real, desde el incidente en el jardín de niños que le causo su TEPT.
Kane nunca había escuchado burlas, ni cosas malas sobre él, sabía de la existencia del bullying pero al ser la primera vez que iba a una escuela en tantos años, no estaba acostumbrado a verlo y a enfrentarse a ella. Aunque en esa secundaria nadie se metía con él, después de todo una de las chicas más populares que se encontraba en el último año era su compañera de modelaje en “Hoshi's”. Kiara siempre lo saludaba, hablaba bien de él, e incluso llegó a conversar con él algunas veces en los pasillos o la cafetería y la gran mayoría lo reconoció después de una portada de revista que salió a los pocos días de iniciar la secundaria, era un rostro famoso, así que las chicas lo consideraban lindo y adorable por su voz suave, sus ojos tan claros, mejillas redondeadas y cuerpo delgado, a veces odiaba estar bajo el concepto de todos como chico frágil y sensible por su ansiedad (sin contar que olvidó mencionar, que al ser uno de los chicos con ansiedad, básicamente se volvía intocable, a menos que los alumnos quisieran meterse en problemas por tratarlo mal).
De acuerdo, sí, él era bastante sensible y sabía muy bien como tratar con los sentimientos pero aún así, no le gustaba que lo vieran como si fuera una muñequita de cristal.
En cambio, su primo sí tuvo que enfrentarse a los rumores y habladurías a sus espaldas debido a su apariencia, podría decirse que a principios del año escolar cuando Daiki cumplió trece años, la pubertad lo golpeó con fuerza, afectando a su quirk, lo cual lo hacía perder y recuperar peso con una velocidad desorbitada, a veces era muy delgado, otras veces se veía relleno e inflado, necesitaba usar unos lentes cuadrados para poder ver correctamente cuando pasar tanto tiempo frente a las pantallas le cobró factura y en su rostro se marcaban los inicios del bigote.
Kane era totalmente honesto al respecto, y siendo totalmente honesto, debía admitir que Daiki se veía como los chicos pubertos que en las películas usaban como nerds.
Lo cual no estaba mal, según su opinión, Kane creía que, si tú mismo te sentías cómodo con tu cuerpo, entonces no necesitabas cambiar para complacer a las personas a tu alrededor. Lo importante era ser feliz, pero a la vez, Kane creía que, si querías cambiar, eso también estaba bien, siempre que lo hicieran por elección propia y no para encajar en los estándares del resto.
Kane estaba acostumbrado a cuidar mucho de su cuerpo debido a los años de ser parte de la agencia de modelos, las rutinas de skincare, de ejercicios y las dietas eran el pan de cada día para él.
Aunque la agencia de modelaje “Hoshi's” era una de las menos estrictas y más inclusivas respecto a los tipos de cuerpo de sus modelos, todos mantenían diferentes rutinas para poder mantener sus cuerpos de la forma más saludable, ya que según la directora, mientras más sano era el cuerpo, más hermoso lucirá.
Era un pensamiento que todos compartían y respetaban, pero ese no era el punto...
El punto era que le molestaba muchísimo ver cómo se burlaban de Daiki.
«—Todo estará bien. No te preocupes tanto por eso. —respondió su primo, haciendo lagartijas en el suelo del gimnasio que tenían los Awase en casa.
—¡Pero se están burlando de tí! ¡Y dicen que eres feo! —dijo molesto Kane, sentado frente a él con las piernas cruzadas.
—Las burlas solo hacen daño cuando les prestas atención. —comentó el de ojos oscuros, restándole importancia.
—¡Las burlas siempre hacen daño! No importa si tienes el autoestima por las nubes. ¿Quién más que los modelos como yo para saber lo mucho que duele? —preguntó exasperado. Daiki se detuvo a mitad del ejercicio, desconcentrandose hasta el punto de dejarse caer contra el suelo, antes de levantarse con rapidez.
—¿Te están molestando? —preguntó con preocupación el pelinegro, sentado sobre sus rodillas.
—¿Lo ves ahora? ¿Entiendes mi punto? —acusó Kane, señalando con su dedo el pecho de su primo. —¡Me preocupo por tí, inútil!
—No ayuda que me insultes tu también.
—¡Sabes que yo no lo digo de verdad! Te digo inútil, idiota, imbécil y te mando al diablo, con cariño. —Se explicó el menor, ganándose una risa divertida de su primo.
—Me alegra saber que lo digas con cariño.
—¡No te distraigas! El punto es que no quiero que te maltraten o hablen mal de tí. —En un movimiento rápido, Kane le sujeta las manos y le mira con los ojos brillantes. —Así como tú siempre quieres protegerme, yo también quiero ayudarte.
—¿Y cómo podrás evitar que se burlen de mí, Ka? —pregunta el mayor con una sonrisa enternecida.
—¡Tengo un plan!»
—Hey... ¡Kane!
Daiki chasqueó los dedos frente a él, llamando su atención, lo miró con preocupación, acomodando sus lentes, que dejaron de ser cuadrados con montura gruesa para ahora ser redondos con montura fina.
—¿Qué?
—¿Estás bien? Te noto distraído. —dijo el mayor, estudiandolo con sus oscuros ojos azules.
—Eh, sí, sí. No te preocupes. —respondió, restándole importancia. Intentó apartarse, pero de un rápido movimiento Daiki le sujetó de la muñeca para evitar su huída y así mirarlo con más atención, escuchó un par de suspiros detrás de él, y se abstuvo de rodar los ojos al pensar como alguna persona se emocionaban por tan poco. —Tengo que irme. Voy tarde.
—¿Tarde a dónde? ¿Qué harás que te tiene tan ansioso? —pregunta Daiki, con una ceja alzada. Las mejillas de Kane se pintan de rojo, mientras que aparta la vista con algo de vergüenza.
—Es y-yo... Violet, yo v-voy a... —titubeó mientras intentaba decirlo. Daiki hizo un ruidito de sorpresa cubriéndose la boca con las manos.
—¿Vas a hacerlo?
—Mi psicóloga me dijo que tengo que ser abierto con mis sentimientos y hablar de ellos, así que...
—Estoy seguro de que ella no se refería específicamente a eso...
—Lo sé, pero yo... Yo quiero hacerlo. —responde Kane, con las mejillas totalmente rojas.
—Que adorable. —chilló Daiki con emoción antes de abrazarlo. —¡Me alegro por tí! Mucha suerte, ojalá ella te corresponda.
—Me sentiría mejor si pudieras decirme algo, sobre sí tengo una mínima oportunidad o algo... Eres casi su mejor amigo y yo SOY tú mejor amigo.
—Créeme, hermano. Si lo supiera, te lo diría, pero Violet es demasiado reservada con sus sentimientos y muy vergonzosa para este tipo de cosas. —respondió Daiki, encogiéndose de hombros. —Creo que estas cosas las habla con Bakugo-san.
—¡Hibana tampoco sabe nada! —lloró Kane, pisoteando el suelo con fastidio. —¡¿Cómo se supone que haga esto?! ¡Estoy saltando sin una maldita red de seguridad! ¡Y yo nunca jamás hago eso! ¡Me van a re...! ¡Auch!
Daiki le golpeó con la mano abierta en la frente, para después ver con los ojos entrecerrados como el menor se sobaba entre pequeños quejidos.
—No seas tan pesimista.
—Haz rechazado como a seis personas en los últimos días ¿Cómo quieres que yo sea positivo en esto? —preguntó sarcástico el menor.
—La diferencia es que yo no conozco a esas personas, y ellos realmente no me conocen a mí. Les gusto por mi apariencia y ser un Awase-Yaoyorozu, no por ser solo yo. —respondió el mayor, apartando las gafas de su rostro por un momento con una mirada algo triste pero comprensiva. —En cambio, tú la conoces, eres su amigo y te gusta por quién es ella, no por quienes son sus padres o por lo que puede hacer. Te gusta porque es Violet, y creo que eso es perfecto.
Daiki habló con voz dulce, de nuevo, suspiros a su alrededor, Kane empezaba a sentirse dentro una maldita serie de televisión con bajo presupuesto y exceso de sonidos de fondo.
—¿Por qué siento que todos nos están oyendo?
—No nos oyen realmente. —comenta el mayor en respuesta, lo cual es cierto porque ambos están hablando en voz baja, así que decide restarle importancia. —De cualquier forma, tengo que seguir trabajando para tener listo la actividad de San Valentín del viernes. Suerte con tu confesión. Seguramente saldrá todo bien. Eres alguien increíble, Kane. No tengas dudas de eso, cualquier persona tendría suerte de que gustarte o tenerte de pareja. No olvide eso.
Y sin más ceremonias, Daiki se aleja a paso calmado, comenzando a hablar por el auricular de su oreja mientras teclea un par de cosas en la tableta.
Kane apreta los labios y empieza a caminar, tal vez con demasiada prisa, en dirección a la azotea mientras le marca con su teléfono a la otra persona que sabe sobre este loco plan.
—¿Ya te confesaste?
—No...
—Entonces, voy a colgar.
—¡Hibana! —reclama, recibiendo una risa ronca como respuesta.
—Era broma, relájate un poco, pequeño bastardo. —responde la rubia, Kane casi puede imaginarla sentada sobre una mesa escolar, con las piernas colgando y un mechón de cabello enrollado en el dedo, luciendo tan bonita como solo ella puede verse con su actitud de chica ruda. —Todo estará bien.
—Pero...
—Si te rechaza, no es el fin del mundo.
—Lo sé, pero...
—La vida sigue, Kane. Pero es más difícil vivir con lo que pudo ser que con lo que fué.
—Eso suena muy filosófico y complicado.
—Es muy filosófico y complicado. No esperes grandes respuestas de mi parte, solo me he confesado a dos personas.
—Es el doble de personas a las cuales me he confesado yo.
—Lo sé, pero ¿Me ves en una relación?
—No...
—El hecho de que te correspondan, no significa que será eterno. Las cosas cambian, los sentimientos cambian, las personas cambian...
—Eso me quita las ganas de confesarme.
—No seas tan negativo, idiota. No me refiero a eso, a veces las cosas acaban, pero nadie puede quitarte lo que viviste y las experiencias que tuviste. Aunque ya no esté con Lena, nadie me quitará las emociones que sentí al darle mi primer beso, y lo feliz que me sentí, aún cuando luego ella me dejó porque no le gustaba la idea de salir con una chica.
—Eso duele.
—Ya no, porque ya no siento nada por ella, pero en ese momento me gustaba y fuí feliz mientras nos besábamos, y sí, también dolió cuando me dijo que me dejaría por ser una chica, pero son cosas que no puedo cambiar.
—Pero si me rechaza...
—Si te rechaza, entonces... Enfrentalo, estúpido. —contestó Hibana, con seguridad en cada una de sus palabras. —¿Quién es el chico que no creía poder sobrevivir ni un mes en una secundaria normal debido a su afefobia?
—Yo, per...
—¿Y quién es el niño que se sentía a morir en sus ataques de ansiedad pero ahora es capaz de hacerles frente incluso cuando está solo?
—No puedo hacerlo todas las veces, yo...
—Eres tú, Kane. No le quites merito a lo que haces o puedes llegar a hacer, eres increíble, bobo. Aún no te han rechazado, así que deja de lamentarte por un desastre que aún no sucede. Y aunque suceda, tú puedes con esto, Kane.
El pelinegro se quedó en silencio, paso la mano por sus ojos intentando disipar las ganas de llorar y pensó que ella tenía razón, que podía enfrentarlo, que podía hacerlo...
—Gracias...
—No hay de qué. —responde ella, se escucha la voz de un adulto y de muchas mesas moverse. —Tengo que irme, nos veremos en la tarde en tu casa y me dirás como fue todo. Adiós.
—Adiós.
Su despedida esta básicamente, dirigida a la nada, debido a que ella colgó, el silencio lo acompaña por un momento hasta que sus manos se encuentran con la puerta de la azotea, la abre y puede verla.
Violet se encuentra sentada con las piernas cruzadas, los ojos cerrados y unos audífonos de color morado en sus oídos, así que Kane se toma el atrevimiento de contemplarla un par de segundos. Su cabello, tan violeta como su nombre, se encuentra atado en un par de moños despeinados en su cabeza, los mechones de su flequillo meciendose con el viento, su piel blanca algo enrojecida por los rayos del sol, y sus párpados cerrados, con las pestañas largas acariciando sus mejillas afiladas, sin permitirle ver sus preciosos ojos de color tan negro como el ónix.
Violet es pequeña, de estatura baja y complexión delgada como su madre. Si tuviera que hablar de su personalidad, estaría hablando de lo idéntica que es a su padre, acerca de temer a socializar y tratar con muchas personas, es tímida para hablar, pero la persona más valiente al momento de alzar su voz y hacer lo que amaba, lo cual era...
—But you'll never be alone. —cantó ella de un momento a otro. —I'll be with you from dusk till dawn.
I'll be with you from dusk till dawn.
Violet amaba cantar, la música corría por su sangre y era aquello que más le apasionaba. Era casi hipnótico verla subir a un escenario y hacerce dueña de el, porque ella había nacido para eso, para brillar.
—Que hermosa. —comentó en voz bajita, lo cual estaba bien, pero en ese momento ella abrió los ojos y lo vió. Las mejillas de la chica se pintaron de rojo y desafinó una nota debido a la sorpresa. —¡Perdona, Violet! No quería asustarte.
—No, no te preocupes. Solo me sorprendiste un poquito. —respondió ella con voz bajita, quitándose los audífonos de los oídos. —Entonces... ¿Fuiste tú quien me citó aquí, Kane?
—¡Sí, fuí yo! —contestó el menor en un gritito debido a los nervios. —Eh, y-yo que-quería decirte que...
La voz le tembló al igual que el resto del cuerpo debido a los nervios, y ella también se veía nerviosa. Hasta daba risa pensar que más dos personas más ansiosas de su círculo de conocidos estuvieran en esta situación, pero así era.
—¿S-sí? ¿Qué qui-quieres decirme? —Ella titubeó, Kane sabía que sus nervios la ponían nerviosa y que ella estuviera nerviosa lo ponía nervioso a él, formando un jodido círculo vicioso. Ambos temblaban como hojas, ella por la expectación y él por el nerviosismo. El pelinegro respiró profundamente para decir lo que tenía que decir de una sola vez y así no tener que repetirlo.
—Me gustas, Violet. —Un sonrojo abarcó todo el rostro de Kane que apenas podía mantener la vista en dirección a la de cabello violeta frente a él. —Y sé que es repentino, pero tú me gustas y me sonrojo cuando estás cerca y me pongo muy nervioso. Me encanta tu voz, oírte cantar, y creo que eres muy hermosa, pero no solo eso, me gusta la persona que eres tan dulce y tierna. Tú me gustas como de forma romántica y eso...
Kane apretó los labios sin saber qué más decir, sintiendo la garganta cerrada, y respirando pesado como si hubiese hecho un gran esfuerzo por solo decir esas palabras.
—Yo...yo... —Los ojos de la chica de ojos negros y mejillas angulosas se llenaron de lágrimas sin saber qué decir. —Kane, yo...
—¿Qué sucede?
—Y-yo no puedo corresponder tus sentimientos. —respondió ella, con un par de lágrimas corriendo por sus mejillas, y algo de miedo en sus ojos. —Perdóname, Kane.
—No, yo no tengo nada que perdonar. Perdóname tú a mí por confesarme de pronto. Ay, seguramente ya no querrás ni verme ¿Verdad? Te haré sentir incómoda. —contestó él, lágrimas cayendo de sus mejillas, porque aunque lo suponía, duele. Tan simple como eso, duele como dolería un rechazo, un corazón roto y el saber que no era correspondido. Dolía un montón. —Yo de verdad lo siento.
—¿Por qué te disculpas? Yo me disculpo por no corresponderte. —Violet llora, y eso lo hace llorar aún más, ambos lloran, uno frente al otro, él por ser rechazado y ella por tener que rechazarlo. —Y no me siento incómoda, bueno, sí pero no tanto, osea, yo te quiero mucho, eres el mejor amigo de mis mejores amigos. No quiero que te alejes porque yo también creo que eres mi amigo, aunque tú no me quieras como amiga.
—Pero yo si te quiero como amiga, por eso no me quería confesar para no alejarte porque eres mi amiga y te admiro mucho y no quiero irme de tu lado pero ya sabes que no puedo guardarme mis sentimientos sin sentir que me ahogo. Está bien que no me quieras como novio, seguramente sería uno terrible. —gimoteó Kane, secándose las lágrimas con los puños.
—No digas eso, por favor.
—¡Pero es verdad! ¡¿Quién podría soportarme como pareja?! ¡Soy celoso, inseguro y empalagoso!
—¡No digas eso! ¡Eres fuerte, eres valiente y eres increíble! ¡Cualquier chica tendría suerte de tenerte de pareja! —reclamó ella, antes de darse cuenta de sus palabras y empezar a lamentarse una vez más. —¡Perdón por no corresponderte!
—¡Deja ya de disculparte por eso! ¡Ya te dije que está bien que yo no te guste!
—¡Pero es que no me gustas, no porque seas tú sino porque...! —Y Violet se calló, dándose cuenta de lo que estaba a punto de decir. Kane abrió sus ojos de los cuales aún escurrían un par de lágrimas y la vió, mirando a un punto al vacío con sorpresa.
El pelinegro entendió que ella estaba pensando con demasiada profundidad en algo y pensó que tal vez no debería interrumpir, o era su propia mente la que le pedía irse a un lugar seguro, así que de un momento a otro se levantó, sin pensar demasiado antes de empezar a correr.
—¡Kane, espera!
—¡Lo siento, Violet! ¡Tengo que salir de aquí!
No se detuvo, ya podría hablar con ella luego, pero en este momento solo necesitaba estar solo, sus pasos lo guiaron hasta el baño donde estuvo encerrado antes de todo, cerró la puerta y se deslizó por ella hasta caer sentado con las piernas abrazadas a su pecho, y la cara oculta entre las rodillas.
Y ahí lloró, porque aunque lo esperaba, aún así dolía.
El rechazo siempre dolía.
[✨]
[Día ocho: Rechazo.]
(Angstober)
Pensé que era demasiado spoiler poner "Rechazo" al principio, porque de esa forma, todos sabríamos cómo iba a terminar.
Y bueno, ese es el primer rechazo del pequeño Kane.
Violet también es hija de héroes que todos conocemos, pero nos enteraremos de ello pronto.
¡No vemos en el siguiente!
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