15 | desmoronarse
Lyanna observó desde donde estaba mientras el jet despegaba. De alguna manera, sabía que no era nadie de su lado quien piloteaba la nave. Sam, Rhodey y su padre salieron volando detrás de él, algunos con la intención de detenerlo, otros tratando de impulsar su escape.
Steve y Bucky deben haber sobrevivido para escapar en el jet. Lyanna los vio irse, sintiendo una mezcla de júbilo y tristeza ante la idea de que esto fuera todo. Este era el final de los Vengadores. Esta... guerra civil había creado una división tan grande que no podía repararse. A Lyanna le dolió darse cuenta de que sus amigos, su familia, ya no existía.
—Vision, tengo un bandido atrás —le dijo Rhodey a Vision, que parecía no escuchar—. ¡Vision! ¿Me copias? Apunta a su propulsor, conviértelo en un planeador.
Lyanna no vio lo que pasó, pero estaba segura de que no fue Sam quien cayó del aire. Con los ojos abiertos por el horror, vio que Rhodey descendía demasiado rápido para ser a propósito, perdiendo el control.
—¡Rhodey! —dijo Tony preocupado, deteniéndose para ver caer a su amigo.
—Tony, estoy volando sin propulsión —murmuró Rhodey dolorosamente, todavía descendiendo por el aire y dejando un rastro de humo detrás de él.
—¡RHODES! —gritó Tony con voz ronca, y salió corriendo detrás de su amigo mientras Sam se acercaba para ayudarlo.
Lyanna, que había estado de pie, sintió que sus piernas se volvían de gelatina cuando vio a Rhodey caer al suelo. Un breve suspiro dejó sus labios entreabiertos cuando la conmoción se hizo cargo. Eran demasiado tarde; no pudieron salvarlo. Lyanna sintió una mano en su hombro, se giró y encontró a Peter, sin máscara, mirándola inquisitivamente.
Se sorprendió cuando Lyanna se arrojó sobre él, rodeándole el cuello con los brazos mientras trataba de no llorar. Peter no sabía qué hacer más que corresponder al abrazo y consolarla. Lyanna se sorprendió a sí misma por el repentino estallido de debilidad espontánea. Rara vez lloraba en público, pero el impacto de la caída de Rhodey la superó y no pudo evitarlo.
—¿Papá? —dijo Lyanna en su auricular, con la voz quebrada. Se alejó de Peter, con un brazo todavía sobre su hombro—. Papá...
—Está respirando —respondió Tony tembloroso—. Tiene pulso y... está vivo.
—¡Papá! —dijo Lyanna con más fuerza, exigiendo respuestas con su tono sin realmente pedirlas.
—Lyanna, por favor cálmate —dijo Tony—. Está vivo, ¿de acuerdo? Está bien.
Luego, Lyanna se sacó el auricular, incapaz de escuchar las palabras confusas que se pronunciaban. Dejando caer su mano sobre su sien, colocó la tecnología en su bolsillo antes de volverse hacia Peter—. Lo siento... por abrazarte. Debería haber preguntado antes de...
—No te preocupes —respondió Peter, rascándose la nuca—. Está bien. Lo necesitabas.
—Me siento estúpida —murmuró Lyanna, sentada en el portaequipajes—. Esta no soy yo.
Peter se sentó a su lado—. ¿Qué quieres decir?
—No soy una luchadora —respondió Lyanna—. No debería estar aquí. Debería estar detrás de un escritorio, hackeando los sistemas y despejando la ruta, no lanzando puñetazos y pateando traseros.
Peter se rió—. Hiciste un buen trabajo. ¿Esta es tu primera vez en el campo?
—Sí —dijo Lyanna—. Pero apesta porque tuve que pelear con mis amigos. Mi familia.
—Todo saldrá bien —le aseguró Peter, apretándole la mano—. Te lo prometo.
—Esa es la cosa —dijo Lyanna—. Todos siguen diciendo "todo terminará pronto. Todos podrán volver a llevar una vida normal. Pueden irse a casa". Eso nunca va a cambiar. Y sí, tal vez quiero ir a la escuela y vivir en una casa con mi familia, solo nosotros, pero no podemos. ¿Sabes por qué? Porque papá es un superhéroe y su deber con el mundo está por encima de todo... de mi mamá, de mi hermana... de mi.
Lyanna nunca le había dicho a nadie cómo se sentía realmente, y ella no entendía por qué le estaba soltando las palabras a Peter.
—Es egoísta de mi parte pensar así, porque él no puede evitarlo. Es multimillonario; un genio; un filántropo... tiene más cosas de las que preocuparse que nosotras —le dijo Lyanna a Peter, mirándose las manos—. Este mundo no me necesita. Todos los que conozco tienen superpoderes. Súper velocidad, súper fuerza, súper trajes, y yo soy solo yo. Todo lo que tengo es un buen cerebro. Sí, seré odiosa y diré que soy una de las personas más inteligentes que hay, porque me lo debo a mí misma. Hackeé el Pentágono a los trece años, pero no se lo mencionemos a nadie, y he descifrado todos los algoritmos que se me han presentado. Pero vivo la vida de alguien que se supone que no debo ser. Esta chica corre con superhéroes y finge que puede luchar contra el crimen. Estar cerca de esta gente me hace sentir inútil y débil. Esta no es mi vida. La única razón por la que estoy aquí es porque mi papá fue secuestrado por terroristas.
Peter no supo qué decir. Sí, las palabras de Lyanna lo golpearon con fuerza, ya que a menudo se había sentido así antes de ser bendecido con superpoderes, así que sabía exactamente cómo se sentía.
—Está bien sentir que no perteneces —le dijo Peter en voz baja, extendiendo la mano y colocándola suavemente sobre la de ella—. Todo el mundo se siente así a veces.
—Pero ustedes tienen superpoderes —dijo Lyanna, finalmente mirando a Peter y revelando la gran cantidad de dolor en sus ojos—. Nunca estaré a la altura de ninguno de ustedes. Son dioses, y yo soy una pequeña y débil humana que no aguanta un puñetazo —para enfatizar su ira consigo misma, señaló su labio ensangrentado—. Esto solo sirve como prueba.
—Después de todo lo que he visto hoy, eres una de las personas más fuertes que he conocido —admitió Peter—. Y acabo de conocer a los Vengadores. Honestamente, todavía estoy en estado de shock —al darse cuenta de que se estaba desviando del tema, rápidamente devolvió la conversación a Lyanna—. Eres fuerte, eres valiente, diablos, te enfrentaste a ese Scott y no pestañeaste, incluso cuando te ganó.
—No me ganó —dijo Lyanna—. Lo derribé antes de que él me derribara a mí.
—Está bien —dijo Peter sonriendo—. Pero mi punto es que eres tan superhéroe como todos los demás aquí.
—Pero ustedes tienen superpoderes —repitió Lyanna con tristeza, mirando los dedos entrelazados de ella y Peter.
—Te contaré un secreto —le dijo Peter, inclinándose más cerca para susurrarle al oído—: No necesitas superpoderes para ser un héroe.
Y, por alguna razón, Lyanna se sintió inspirada.
Rhodey fue llevado en ambulancia y transportado al hospital disponible más cercano. Lyanna habría ido con ellos si no fuera por la insistencia de su padre de que no era necesario. Molesta por ser excluida, Lyanna enmascaró la traición yendo con Peter de regreso a su hotel.
Lyanna tuvo la suerte de no tener que ver cómo sus amigos eran arrestados. Freya, Sam, Clint, Wanda y Scott fueron detenidos y llevados a una prisión de alta seguridad en algún lugar donde estarían aislados de todos. Fue gracioso cómo la etiqueta de "héroe" podía cambiar a "criminal" en cuestión de minutos dependiendo de las circunstancias.
Tony se quedó en el hospital con Rhodey, quien, al parecer, se había roto la espalda. Lyanna no escuchó nada de su padre más que el hecho de que iba a vivir, lo que la hizo sentir aún peor.
Fue en la tercera noche de la estadía de Rhodey que Tony finalmente logró que lo liberaran. Lo llevarían de regreso a Nueva York, donde lo tratarían con instalaciones de última generación en el complejo de los Vengadores. Lyanna no viajaría de regreso con su padre, sino que estaría acompañada por Peter y Happy, y volaría en primera clase mientras que Tony tomaba el jet.
Ofendida por quedarse atrás, Lyanna apenas le dijo una palabra a su padre por teléfono mientras cerraba el cierre de su mochila, ahora repleta de ropa, y salía de la habitación del hotel en la que apenas pasó una noche.
Si bien viajar en primera clase era un lujo, Lyanna no podía disfrutarlo ya que su padre la enfurecía. Después de todo, ¿estaba eligiendo dejarla fuera? ¿Por qué ahora, cuando necesitaba consuelo? Lyanna no pudo responder a esa pregunta y se sentó junto a Peter, mirando miserablemente por la ventana.
Sintió que Peter le tocaba el hombro una hora después del vuelo, y se volvió para verlo tímidamente sosteniendo una caja—. ¿Qué es eso? —preguntó con curiosidad.
—Lo compré en el aeropuerto mientras estabas en el baño —admitió Peter—. Pensé que podría ser divertido.
Lyanna lo vio revelar el Scrabble, una versión en miniatura del juego que jugaron de camino a Berlín. Riendo por primera vez en mucho tiempo, Lyanna sintió que se le quitaba un peso de los hombros mientras se dejaba absorber por el juego con Peter.
Después de cuatro horas y muchas discusiones sin resolver, Lyanna bostezó. Al darse cuenta de esto, Peter guardó el juego, que había evolucionado de Scrabble normal a Scrabble con maldiciones, y lo metió en su bolso.
Lyanna no se dio cuenta de lo cansada que estaba hasta que finalmente tuvo la oportunidad de descansar. Sus párpados estaban pesados y estaba segura de que al despertar tendría bolsas debajo de los ojos, pero en ese momento no le importó.
Sacándose sus maltratadas Vans, encogió las piernas debajo de ella, levantó el reposabrazos entre ella y Peter, y apoyó la cabeza en su hombro. Él se tensó ante el contacto, pero pronto se relajó e incluso llegó a pasarle un brazo por los hombros.
En su sueño, ella estaba cayendo. Intentó agitar los brazos, pero volaba sin alas, como Ícaro, que volaba demasiado cerca del sol. Su historia siempre enamoró a Lyanna, ya que la metáfora era que Dedalo no quería que Ícaro fuera mejor que él, por lo que trató de mantenerlo en el medio. Cuando Ícaro voló demasiado alto, la creación de su padre le falló, lo que demuestró que su padre lo decepcionó y, por lo tanto, muestró que la arrogancia era costosa. Y así, Ícaro cayó, tragado por el océano y perdido por las olas.
Lyanna sintió como si estuviera cayendo, precipitándose hacia abajo, pero no podía ver el fondo. Por encima de ella, motas contra el cielo oscuro, vio a su padre, Peter, Freya, Sam, todos tratando de alcanzarla. Cuando se dio cuenta de que no iban a ayudarla, el pánico se apoderó de ella.
Gritó.
A su alrededor, vio destellos de las batallas que había visto. Su padre, luchando contra Ivan Vanko; Pietro, su cuerpo salpicado de agujeros de bala; el Mandarín y Aldrich Killian; Ultron, Loki, El Soldado del Invierno, su casa siendo volada... todo culminó en esta enorme pesadilla de la que no podía despertar.
Cerrando los ojos, Lyanna se preparó para el impacto.
Estaba cayendo, ahora metafóricamente hablando. Todo lo que había sucedido desde el 2008 estaba derrumbando los cimientos sobre los que se encontraba, la oscuridad debajo de ella la llevaba directamente al fondo.
Cerrando los ojos, trató de dejarlo fuera.
Cerrando los ojos, trató de silenciar los sonidos de terror.
Cerrando los ojos, trató de imaginar una vida mejor.
Cerrar los ojos no ayudó.
Solo hizo que sus demonios fueran más fuertes.
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