Capítulo #2
Detuvo su andar al instante en que su autocontrol comenzó a desmoronarse.
Había sido más sencillo mantener su mente en blanco durante las primeras horas de camino, pero conforme continuaban alejándose del país del fuego su cabeza comenzó a torturarle con las escenas de los acontecimientos en la villa Uchiha; repitiendo con lujo de detalle cada uno de ellos, una y otra vez como una cita de video. Muchos le llaman conciencia, aquella que luego trae consigo la culpa y aunque no la deseaba, una enorme sensación de arrepentimiento.
Había evitado una guerra que en todo caso habría terminado atrayendo las peores consecuencias para su aldea y para su nación, pero a qué precio.
No es el momento, pero el nudo en su garganta le resulta insoportable, le resulta imposible contener sus sentimientos un segundo más, la situación lo ha superado, por mucho que se hubiese preparado mentalmente para este momento. Para su buena fortuna se encuentra en medio del bosque, a la mitad de la madrugada y no habría testigo alguno de su debilidad.
La chica sin conciencia fue cuidadosamente depositada bajo el pie de uno de los árboles que rodeaba aquel pequeño claro en el que Itachi había decidido poner pausa a su largo viaje. A unos metros de ella Itachi dejó caer su armamento sin mucho cuidado y se deshizo de su armadura de ANBU, mientras de sus ojos las lágrimas comenzaban a volverse incontenibles, entre ligeros sollozos llenos de rencor que ya no lograba reprimir. La enorme carga sobre su espalda finalmente había logrado dejarlo fuera de combate.
Se había acabado todo, finalmente, y sin embargo tendría que vivir con ello por el resto de su existencia.
El trato ya había sido pactado con aquel hombre de la máscara. Se uniría a su organización Akatsuki tan pronto como le fuese posible. Con la finalidad de infiltrarse en los planes del verdadero enemigo de la paz de su aldea.
Primero dejará a aquella niña Uchiha en un lugar seguro, entonces no habría marcha atrás, ella tendría que poner de su parte para empezar de nuevo. Tendría que sacrificar cualquier tipo de sentimiento que Izumi guardara por él a cambio de que ella permaneciera con vida, tal como lo había hecho con Sasuke. El país del Té se había convertido en la opción más viable, un país neutro, pacífico y sin aldeas ninja, un país que tardaría en ser afectado por la guerra.
Pensar en cómo le diría la verdad a Izumi una vez que se encontraran en el destino que el mismo había determinado, le generaba unas terribles ganas de vomitar, se sentía mareado y débil con ganas de quedarse ahí para siempre, arrodillado sobre el suelo sollozando desesperadamente como si el mundo hubiese colapsado. De algún modo lo había hecho.
Le diría la verdad y la obligaría a permanecer en la aldea aun si fuese necesario convencerla en contra de su voluntad. Entonces volvería con Madara y cumpliría su promesa de unirse a su organización, de esa manera lograría mantenerla a salvo a ella, a Sasuke y a su aldea.
Una vez que tuvieran que despedirse lo mejor para ambos sería no volver a tener ningún tipo de contacto nunca más, quizá por ello no deseaba permanecer con Izumi más tiempo del estrictamente necesario, de cualquier modo ella terminaría odiándolo, como seguramente Sasuke haría a su debido momento.
...
Ella pudo escucharlo, en medio de sus extraños sueños. Esos en los que el cielo se encuentra completamente teñido de rojo con nubes oscuras y cargadas; luego está la oscuridad densa a través de la cual es imposible percibir absolutamente nada. Alguien sufre, esos sollozos, se escuchan claramente, aunque ella no puede ver quien es porque todo está oscuro, lentamente sus ojos logran despegarse como si sus párpados fueran muy pesados o hubiesen estado pegados.
Observó la claridad de la luna puesta sobre el cielo nocturno, sin entender qué sucedía. Quizá solo era un sueño dentro de otro sueño. Sus manos adormecidas buscaron algo a lo que aferrarse para ponerse en pie, y pronto sus dedos entraron en contacto con la superficie en donde se encontraba recostada, era húmeda y fría.
~Hierba ~
Sus ojos comenzaban a adaptarse un poco a la oscuridad de su alrededor.
~La luna~ Se trataba de la única fuente de luz que había en aquel lugar.
Se preguntó a sí misma un poco alarmada el por qué todo parecía tan real. Pero pronto comprendió que no se trataba de ningún sueño, aunque no consigue recordar cómo ha llegado hasta ahí, ella no estaba soñando, su mente no conseguía recordar absolutamente nada. La sensación desorientada y aturdida le revolvió el estomago. Se incorporó con dificultad, y el mareo causó estragos en ella, obligándola a apoyarse del árbol para no perder el equilibrio.
~Es real~ Concluyó sintiendo el pánico crecer a medida que intentaba encontrar una razón para despertar en aquella situación, en medio de un sitio desconocido por la madrugada.
Un resplandor metálico la obligó a dirigir su mirada al suelo, encontrándose con una bandana que llevaba el símbolo de su aldea.
No estaba sola.
Se llevó la mano a la frente tentando su propia cinta solo para comprobar.
~¿Dónde había visto antes esa bandana?~
Sus ojos se abrieron con incredulidad y asombro, y casi al mismo tiempo su corazón pegó un salto y comenzó a bombear sangre a gran velocidad.
Entonces lo recordó, el corte de electricidad y ese presentimiento de que algo no iba bien, el hombre de la máscara, su sharingan activándose al tiempo en que se acercaba con sigilo hasta él y luego nada. Todo se había vuelto negro de un momento a otro.
La bandana le pertenecía a Itachi Uchiha.
Sus ojos se movieron a toda velocidad por el lugar, intentando ubicar la fuente de sonido, hasta que logro localizarlo.
Se encontraba a varios metros del lugar y apenas se vislumbraba su silueta entre la obscuridad y la hierba.
Ella caminó lentamente y sigilosamente en dirección hacia él, procurando no perder el equilibrio en el proceso, pues aun no pasaba la sensación de mareo. Él se encontraba llorando con la frente pegada al suelo, inconsolable, como si la vida se le fuese en ello, como nunca en su vida hubiese imaginado verlo. Y de nuevo ese mal presentimiento se instalo en su estómago.
Algo debía estar muy mal para que Itachi se encontrase en esas condiciones, Nunca antes le ha visto dejándose llevar por sus emociones.
Se acercó lo suficiente hasta colocar su mano sobre el hombro del chico.
El sharingan de Itachi se activó como un acto instintivo de defensa y se congeló en su sitio al caer en la cuenta que la chica había despertado.
~Mierda~
Pensó él intentando controlar las convulsiones de su propio cuerpo, para volver a ser el Itachi que usualmente era frente a los demás.
— ¿Itachi kun? — lo llamó Izumi con la duda y la preocupación enmarcada en su rostro.
Desde esa posición ella solo lograba observar su espalda, sin embargo de inmediato logro intuir lo que el Uchiha pretendía, después de todo, siempre había sido un chico orgulloso.
El respiró profundamente y limpiado lo más rápido posible sus lágrimas con el dorso de la mano, furioso consigo mismo, antes de incorporarse y enfrentarse a ella.
—Izumi. — respondió con un ligero tono nasal, frío y cortante.
Con paso firme caminó de vuelta al lugar donde ella había despertado hacía unos minutos, y levantó su bandana del suelo como si de su orgullo se tratase, atándola a su frente sin cuidado.
— ¿En dónde estamos?—preguntó ella con tono nervioso, siguiendo sus pasos.
—Lejos de Konoha— respondió él sin miramientos, no pretendía explicarle las cosas con manzanas, lo mejor era que comenzará a asumirlo de una vez, ella ya no estaba en la academia, quería ser shinobi, debía de aceptar la realidad, fuera cual fuera y enfrentarse a ella.
Izumi intentó procesarlo, durante el rato en el que Itachi se movió en silencio por el claro, guardando su armadura y demás en una pequeña mochila que cumplía la función de equipaje.
No pudo estar seguro de por cuánto tiempo se prolongó el silencio, pero cuando Izumi comenzó a seguir sus pasos sobre el sendero del bosque Itachi se dio cuenta que debía decirle cuánto antes.
—Ya no existe el clan Uchiha, solo quedamos tú y yo— soltó de un momento a otro, provocando que la chica murmurase un apenas audible "¿qué?". Sin embargo Itachi no tenía ganas de repetirlo, mucho menos de responder a las miles de preguntas que seguramente se estarían formulando en su cabeza.
—Mi... Mi madre — intentó preguntar la chica, pero la voz le había salido demasiado temblorosa como para terminar.
—Ningún Uchiha aparte de ti y de mí. — respondió él intentando que la voz no le fallase y pretendiendo dar por zanjado el tema. Y fue entonces que lo que él esperaba que sucediera, sucedió.
La chica pasó de un estado de shock a derrumbarse sobre el suelo hecha un mar de lágrimas, negando una y otra vez. Shisui tenía razón al decir que si Itachi no lograba detener al clan Konoha lo haría.
Itachi cerro los ojos conteniendo las ganas de contarle toda la verdad, no podía, no lo hará, no se lo dirá, al menos no en ese momento. Ya se sentía demasiado derrotado como para lidiar con ella.
Él se limitó a avanzar a través del bosque y elegir un árbol en donde sentarse a esperar a que ella terminase y volviese en sí. No tenía intenciones de verla llorando, mucho menos de escucharla. Simplemente se sentaría a esperar a que ella asimilase la situación, para poder marcharse de aquel lugar de una vez por todas.
...
Nunca en todos los años de conocerla, Itachi Uchiha había visto a Izumi tan lejana, ni siquiera cuando dejaron de hablarse por años. Había perdido la cuenta de los días, y solo era consciente de la noche porque Izumi se acostaba y cuando creía que él dormía se echaba a llorar disimuladamente hasta el amanecer, mientras él fingía no escuchar. Su sonrisa se había esfumado y no parecía dar signos de intentar regresar y sus ojos apagados se habían convertido en un par de fuentes líquidas incontenibles. Durante el día la chica se limitaba a seguir sus instrucciones cual marioneta.
Itachi no sabe durante cuánto tiempo más podrá soportar la salud de la joven Uchiha que se rehusaba a probar bocado.
No es que esperara que Izumi se tomará las cosas de maravilla, pero nunca espero que la chica se sumiera en un silencio absoluto y se negara a cualquier actividad del día que implicase continuar. No comía, apenas dormía y se encontraba abstraída en sus pensamientos la mayor parte del tiempo.
—Llegamos—anunció él, intentando llamar la atención de la chica, que simplemente asintió sin interés y continuo caminando detrás con la cabeza baja.
—Vas a enfermar si sigues de ese modo— le advirtió Itachi intentando obtener alguna respuesta de su parte, sin embargo pasan varios minutos sin que ella dijese una sola palabra.
—Sí— respondió la chica con tono ausente varios metros después.
El silencio posterior se expandió hasta que la chica detuvo su andar con la respiración agitada, como si le costase trabajo obtener la más mínima cantidad de oxígeno.
Itachi la observó cuidadosamente, notando el incremento de su palidez.
— ¿Te sientes bien?—alcanzó a preguntar el Uchiha, justo antes de que la chica se desvaneciera ante sus ojos.
Después de tomarla en brazos, Itachi decidió ir al único lugar que conocía de aquella aldea, ahí podrían ayudar a la chica.
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