6

Naruto ni Highschool DXD me pertenecen son de sus respectivos dueños así como los anime que salgan aquí.

Sin mas que decir se despide y que comience este jodido capitulo.

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El poder lo era todo.

Sin el no podías controlar nada.

No podías proteger nada.

No podías salvar a nadie.

Eras una escoria.

Un gusano, un parásito, una cucaracha.

Con el, tú podías torser el destino.

Tener voz.

Decir basta.

Esa era la ideología de Naruto, la que después de aquel accidente se grabó en su memoria, se dio cuenta que sin poder no podías salvar a nadie.

Odiaba ser débil, verse débil, por ello entrenó, entrenó hasta que sus huesos se rompieran, hasta que tuvo que juntar su orgullo del suelo donde estaba echo pedazos.

Pero todo valió la pena, se hizo más y más fuerte, tan fuerte que su voz ya tuvo presencia, una presencia que hacía temblar a sus enemigos.

Pero incluso siendo arrogante Naruto sabía que le faltaba mucho camino que recorrer, él incluso en la cúspide de su raza no era más que otro insecto comparado con las deidades y los dragones quienes eran los que representaban el poder andante.

Estaba encerrado en esta guerra sin sentido, defendiendo algo que no tenía valor para él.

Naruto sacudió su cabeza ante aquello, como odiaba no entender algo.

Él seguía peleando por Grayfia, iría al tártaro por ella con una sonrisa, pensar que había alguien quien la juzgaba sin conocerla hacía hervir su sangre.

Que se joda el mundo, él estaría más que feliz con sólo tenerla a su par.

"¿Mi señor?"

Grayfia habló al verle mover su cabeza así, era raro ver ese tipo de acciones de parte de su señor.

Naruto se acarició el puente de su nariz pensando en todo lo que debía hacer, al menos la preocupación primordial estaba resuelta.

No quería pensar en Sirzechs por el momento y su estúpido ideal de paz, luego resolvería cuentas con él por ahora solo era tiempo malgastado, tiempo que no tenía.

Él había aprendido en su niñez que la vida era cruel, por lo que supo que la muerte también.

Si la vida es cruel, ¿Porque no ha de serlo la muerte también?.

-Nada Grayfia, no me hagas caso, simplemente estoy pensando en algo-Hablo Naruto con tranquilidad mientras se ajustaba su cabello.

Grayfia asintió ante aquello, su señor era un hombre muy ocupado, lastima que su padre no la dejaba ir con él al frente de batalla así le ayudaría mejor que estar encerrada en esta jaula de oro.

-Si mi señor-Habló Grayfia con inflexión en su voz, no le gustaba ver a su señor tener tantos problemas.

Naruto captó el tono de voz en Grayfia, no lo podía engañar tan fácilmente, él conocía todo de ella, cada sonrisa sincera, cada gesto, incluso cuando se enojaba conocía como fruncia su ceño y arrugaba su nariz, no le había dicho nada pero lucía realmente adorable.

Grayfia observó como su señor daba media vuelta y la tocaban con sus manos ásperas.

A ella no le molesta aquello, esas manos eran las de un hombre que no tenía miedo a nada, que entrenó hasta que sus músculos se desgarraron y luego siguió entrenando más fuerte.

Muchos demonios nobles jóvenes eran vanidosos, manteniendo una apariencia impecable y cuidando sus rostros y manos.

Un ejemplo fue ese Gremory estúpido, sus manos eran sin callos y su apaciencia bien arreglada.

Su madre desde pequeña le inculcó buscar a un demonio fuerte y varonil desde joven, si tan solo supiera de cual demonio era novia chillaria de alegría.

Mientras que su padre era tosco y estricto su madre siempre fue amable con ambos, cuidando su bienestar, siempre les recordaba cuanto los amaba, aunque cuando tenía que serlo era un sargento salido de los regimientos infernales.

Grayfia se abstuvo de sonreír al recordar cuando su hermano le robo su peluche de cerdo, podía decir con satisfacción que recibió su castigo.

En cambio si la apariencia de su señor aunque arreglada sintiendo sus manos y su brazo se podía decir que era todo menos delicada, manos ásperas y músculos parecidos a láminas de acero.

-Tranquila, no pasa nada, solo pensando en algo...-Habló Naruto con tranquilidad.

Estaban en los más recónditos pasillos del castillo Lillith, donde los Lucifer y sus noblezas vivían, encontrar sólo el castillo era el sueño de cualquier general caído o angelical.

Las noblezas demoníacas eran los veinte demonio confiables de un patriarca, aquellos que le podía dar la espalda y confiarles sus más grande secretos.

Lucifer tenía entre ellos a Mammon El apocalipsis, Zozo El genocida , Mama El manipulador , Alastor El trueno maldito, demonios que lo seguían fiel incluso si les pedía morir.

Rizevim tenía Euclid El que congela , Amaimon La naturaleza maldita, Mara El que tienta.

En cambio Naruto tenía sólo a Grayfia, pero estaba satisfecho con ello, si habría más en el futuro sería sólo cosa del destino.

-Ve y esperame dónde siempre nos hemos reunido a la misma hora, iré a despejar mi mente-Hablo Naruto ya que no había nada para despejar su mente que una caminata.

Iría al mundo humano, los animales no lo intentarían devorar como en el bosque del mundo demoníaco.

Grayfia asintió, tendría a su señor solo para ella esta noche, después de muchos meses por fin lo había visto nuevamente que no fuera en círculos mágicos.

Naruto beso la frente de Grayfia mientras comenzaba a caminar sin prisa.

Grayfia se tocó su frente mientras sonreía ante aquella acción.

Todos tachabana Naruto de genocida y sin corazón, no se tomaban la molestia de verle más que después de esas dos características.

Naruto era un sujeto tranquilo y calmado, odiando a los estúpidos, no perdonaba a aquellos quienes vivían enceguecidos en un cuello de botella no viendo la perspectiva en general.

Por ello fue lo que detonó el enojo en su señor cuando ese Gremory habló de un ideal tan estúpido como la paz, había un dicho que su señor le dijo.

Si quieres paz prepárate para la guerra.

Los tres bandos se creían el mejor, siempre habría hostilidad, incluso si lograban la paz siempre habría algo que sembrara discordia entre los tres bandos, poder, riqueza, tierra, recursos, cualquier cosa sería usada para una guerra

Guerra interminable eh inamovible desde el momento que ese dios creó los ángeles.

Mientras que Sirzechs siguió siendo ingenio.

Su señor tuvo que madurar por las malas.

Esta guerra no se detendría.

Ni hoy ni nunca.

No hasta que todos murieran.

Tiempo después.

El mundo humano era un lugar maravilloso, en lugar de la densa oscuridad que era el inframundo tenía aquel satélite creado por los dioses y dado el nombre de Luna.

Pero incluso en la oscuridad más densa cualquier demonio podría ver fácilmente.

A Naruto aunque no le gustaban los humanos debido a su estupidez no quería decir que el mundo humano le era desagradable, el viento frío soplaba mientras las ramas de los árboles entonaban la más hermosa canción.

Naruto observó la luna brillar tan intensamente y sonrió, pequeñas cosas como esta eran lo que él disfrutaba.

El viento traía noticias de todas partes que eran leves susurros que el podía escuchar, la oscuridad bailaba dándole la bienvenida a uno de sus monarcas.

Se preguntó qué estaría haciendo su rival Sariel.

Aunque no le gustaba admitirlo la cadre igualaba su potencia y su habilidad, cuando chocaban sus cuchillas era como si supiera lo que ella decía.

Era una rivalidad que con el paso del tiempo pasó de ser de odio a respeto mutuo y admiración cuando mostraban una técnica nueva.

Pará cualquier demonio masculinao enfrentarse a una mujer y casi perder sería de lo más humillante posible, pero Naruto no era un demonio que veía dentro de una caja, cada swing de la Cadre llevaba siendo practicado durante años de entrenamiento, él respetaba tal nivel de paciencia y perseverancia.

Naruto sin duda respetaba el poder femenino, poder criar a los hijos para que fueran de actitud fuerte solo lo podía crear una mujer del mismo carácter.

"¡MATENLA!"

Un grito sonó a los kilómetros, Naruto entonces vio en la dirección donde provenía ese grito, ¿Porque el viento le traía tales palabras?.

Entonces decidió averiguarlo, si el viento lo traía era algo de valor para él.

Después de todo el viento y el rayo se doblaban a su voluntad.

Flush.

De un salto Naruto desapareció más rápido que un rayo, sentía un poco de curiosidad, frialdad fue reemplazada cuando sintió una firma mágica demoníaca llena de miedo y agitada junto a varias firmas humanas santificadas, seguramente bendecidos por ángeles.

Otro lugar.

Una niña caminaba por un largo pasillo, llevaba un hermoso vestido blanco como los copos de nieve.

Su pelo rubio estaba amarrado con una cola y sus ojos tranquilo harían incluso al más fiel perderse entre sus profundidades.

Molestia estaba sembrada en su corazón, había sido llamada a perder el tiempo cuando debía amasar tropas para intentar conquistar aquella muralla.

El sólo recordar a su rival le hacía hervir la sangre en sed de batalla, por ello había caído y se sentía orgullosa de ello, no había nada de malo en probar ser el más fuerte pero al parecer su padre estaba en desacuerdo con ella.

Entonces abrió la puerta al frente de ella mientras caía de una rodilla ante una persona.

-¿Oh así que por fin aceptaste la realidad de inclinarte ante mi? Puedes comenzar con lamerme mis zapatos-Una voz llena de total burla fue lo que se escucho de un pelinegro.

Era un ser majestuoso, cabello negro y lacio, ojos rojos brillante, piel ligeramente blanca y cuerpo fino y noble.

-No me inclino ante basuras como tu Rasiel-Hablo con desprecio Sariel viendo a su hermano.

Rasiel había caído por violar a una de sus hermanas, la pequeña había corrido pero no pudo huir, cuando la encontraron ya el acto había sido consumado y la pobre ángel yacía en un charco de su propia sangre.

-¡Sariel tienes una boca muy...-Entonces el muchacho abrió sus ojos mientras sentía un escalofrío pasar por su espalda.

Una guadaña apuntaba a su cuello, un solo ligero movimiento y sería decapitado.

-Muchas agallas veo ahí Rasiel, ya veo, ya veo, debo darte un correctivo sobre respeto-Una melodiosa voz sonó mientras una hermosa mujer estaba atrás del Cadre.

La mujer era pelimorada, ojos rojos oscuros y cuerpo que haría a cualquiera sea hombre o mujer mirar lujuriosamente.

Flush.

Fuego morado estalló mientras que un hombre se dejaba ver.

El hombre era pelinegro con mechones rubios, llevaba una sonrisa despreocupada y sus ojos brillaban de un púrpura oscuro.

El hombre llevaba zapatilla negras, pantalón blanco, camisa cuello de tortuga rojo vino y un abrigo blanco con rojo siendo que se iluminaban las partes rojas sostenido por sus hombros

Aquel ser opacaba la belleza de todos dentro de aquella sala, sus ojos amistosos derretirian el corazón de cualquier dama o hombre.

"Vamos Penemue, deja de traumar al pobre Rasiel"

Aquellas palabras salieron amistosas pero los ojos de aquel hombre harían doblar la voluntad de cualquiera.

Sariel bajo su cabeza, sabía que Azazel se encontraba de mal humor, seguramente era por ello que la habían citado

-Te saludo hermano, que sigas con buena salud y vida por miles de años-Hablo Sariel con absoluta confianza.

Azazel observó a la menor de sus hermanos con tranquilidad, sonrió al sentir su aura, se sentía tan densa como cualquier Cadre Clase superior, se había echo magníficamente fuerte,¿Quien había impulsado el desarrollo de su hermana a tal nivel?.

-Igual a ti pequeña, pero prefiero hablar de negocios primero-Hablo Azazel mientras caminaba a su asiento.

Penemue quito la hoja de la garganta del Cadre quien cayó de una rodilla ante sus hermanos mayores y bajaba su cabeza en sumisión.

Azazel se sentó con tranquilidad mientras comenzaba a revisar papeles, aunque no le gustaba el papeleo era mejor que estar al frente de la batalla.

-Me han dicho que no has podido llegar a la meta incluso con la extensión de tiempo que te eh dado, he perdido dos millones de caídos y aún así no he podido conquistar algo tan simple...-Hablo Azazel no viendo a Sariel quien apretó su mandíbula.

-Simple es un término erróneo en este problema, el problema no radica en cantidad, sino en calidad, de que me sirven dos millones si mueren diez por un demonio asesinado, me envían calaña de lo más bajo-Hablo Sariel con tranquilidad y sin miedo.

Azazel sonrió, se preguntaba quien había afilado los colmillos de su hermanita a tal punto.

Rasiel sonrió ante aquello, aquí podría probar su valía.

-¡Si me dejan intervenir, te aseguro que te traeré la victoria en una semana!-Habló Rasiel, derrotar a quien fuera el que protegía aquella fortaleza sería algo invaluable para su historial, aparte los demonios eran simples simios estúpidos.

Azazel observó al muchacho que el rescato hace muchos años mientras veía sus ojos brillar.

-¿Acaso eres vidente?-Hablo Azazel fríamente viendo al caído con desprecio.

-¿Eh?-Hablo Rasiel al ver a su hermano verle de esa manera.

-Me prometes una victoria en una semana, tan seguro de ti mismo, ¿Acaso eres un vidente?-Hablo Azazel mientras dejaba filtrar una fracción de su fuerza.

Incluso Penemue sudo, Azazel no era considerado él más fuerte por nada, era algo que incluso el peor monstruo aprendió a temer.

Rasiel tembló ante aquello mientras comenzaba a sudar fríamente.

-Y-Yo n-no quise...-Tartamudeo Rasiel al ver que con sus palabras había ofendido a su hermano mayor.

El aura de Azazel paro mientras se ajustaba su gabardina.

-Pero estoy en una encrucijada, si no consigo ese territorio seguirá la presión, el 80% del alimento de los diablos viene de unos kilómetros de ahí, en una semana me has de traer la cabeza del responsable o pagarás con la tuya, este es el castigo de tu arrogancia, alista tus tropas partes mañana-Hablo Azazel con tranquilidad.

Rasiel sonrió ante aquello mientras asentía, él acabaría todo en dos días.

Sariel observó a su hermano irse mientras chasqueaba su lengua, que desperdicio de tiempo, todo para que fuera estropeado por un idiota.

-¿Que opinas de mi orden?-Preguntó Azazel entrelazando sus dedos abajo de su nariz viendo a su hermana menor.

Sariel se levantó mientras le sostenía la mirada a su hermano mayor, Naruto era su presa, de nadie más, nadie tenía el derecho de tocarlo.

-Pelear contra Naruto Lucifer directamente es un suicidio, pero con lo que eh oído ya no es mi problema, Rasiel moriría, ¿A cual frente eh de unirme yo?-Hablo Sariel con interés ya que sabia el destino de Rasiel.

Azazel sonrió con tranquilidad mientras Penemue daba un paso para adelante.

-Te uniras a mí, serás mi segunda al mandó, tus tropas se integrarán a las mías mañana mismo-Hablo Penemue ronroneando seductoramente.

Sariel asintió mientras se paraba con tranquilidad.

-Han cometido una estupidez, le han soltado los grilletes a un lobo-Habló Sariel con tranquilidad.

Sariel no desobedecia una orden, simplemente ella era sincera con sus pensamientos.

Lo peor que pudieron haber echo fue darle a alguien quien no conocía sus estrategias, ella aunque le disgustara no podía negar que se podía mantener al día con Naruto porque lo vio crecer como guerrero.

Azazel solo hizo una seña para que se retirara, sabía que Sariel nunca mentía con sus pensamientos.

Los reyes arrogantes humanos no podrían aceptar tal crítica y harían rodar la cabeza del responsable de tales palabras, Azazel era viejo y con ello vino la sabiduría y la paciencia , tan viejo que la edad sólo fueron otros diez números, tales críticas más que ofensivas eran de su agrado ahora.

Azazel se llevó el vaso a sus labios mientras bebía aquel líquido color miel, de inmediato sintió pasarle por su garganta, fuerte y dulce como el siempre le gustaba.

-¿En qué piensas?-Preguntó Penemue a su hermano viéndole.

-Nada, simplemente pensando-Tarareo Azazel con gusto, tal vez Sariel tenía la razón.

Esta guerra estaba llegando a su fin, ya no había nada más que hacer aparte de sobrevivir.

Azazel sinceramente ya se había aburrido de derramar sangre, simplemente dejó de serle entretenido.

Con Naruto.

Una niña temblaba mientras procesaba la imagen frente a ella.

Sangre.

Órganos.

Huesos.

Todos desperdigados por el suelo, todos de sus atacantes.

Frente a ella se imponía una figura de atuendo elegante bañada en sangre, sus ojos fríos veía al último rival en pie.

-E-El señor...-El hombre sujetado por el cuello no terminó de hablar.

Plash.

Ante el simple apretón la cabeza del hombre fue decapitada de su cuello mientras Naruto soltaba el cuello.

Manchas de sangre salpicaron su cara mientras sus ojos fríos veían a sus rivales desperdigados por el suelo.

No podía esperar más de simples humanos, todos murieron de un solo golpe.

Esto le provocaba náuseas, siempre el olor al hierro provocaba que su estómago se revolviera pero al pasar por eso muchas veces lo podía suprimir con suma facilidad.

-Tu Dios es un dios cobarde, ¿Donde está para detenerme?-Hablo Naruto con total desprecio al cadáver.

Naruto dirigió su vista ahora a la niña quien chillo de horror.

Era en su totalidad blanca con puntos rojos en partes de su cuerpo, su cabello al igual que su cuerpo era blanco puro

"¡Po-Por favor no me mates!"

Era eso lo único que podía hacer ella, arrastrarse y rogar por su vida, si lo hizo un docena de veces, ¿Porque está vez sería diferente?.

Pero las esperanzas de rogar por su vida se marchitaron al ver que ese ser se acerca a ella con los mismos ojos con los que mató a todos esos tipos.

Una parte de su corazón sintió amargura al saber que por culpa de su curiosidad y hambre ahora iba a morir.

Ella quería probar lo que los humanos llamaban "Comida Caliente", ella se acercó al un campamento humano intentando saciar su curiosidad.

Desde siempre ella fue despreciada por los humanos, la tachaban de monstruo, aberración o ser demoníaco cuando ni siquiera ella sabía de dónde venía.

Su madre murió al darle a luz y su padre no había estado en ningún lado, desde el principio su pueblo intentó matarla, vivió entre callejones urgando entre la basura para comer hasta que se hartaron y decidieron matarla.

Si no hubiera sido por aquella amable viejita ella hubiera sido asesinada, esa anciana herrante le ayudó a escapar de su pueblo y comenzar a vivir en el bosque.

Cerca del bosque donde ella vivía se parqueo un campamento de hombres que llevaban armadura plateada y pulida, otros iban con túnicas y otros simplemente con ropas nuevas.

Ella vio la gran olla y pensó inocentemente que no les molestaría que agarrara un poco.

Si les molesto.

Les molesto mucho.

La niña alzó sus brazos lanzando un grito de angustia y cerrando sus ojos al ver que el hombre se ponía al frente suyo.

Al no sentir dolor abrió lentamente sus ojos viendo al sujeto tener su palma extendida a ella.

-¿Te han lastimado pequeña?-Hablo Naruto con tranquilidad.

La niña quedó en shock ante aquellas simples palabras, nunca antes le habían preguntado aquello.

-¿Eh-Fue lo único que pudo decir la niña viendo al hombre.

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Fin del capítulo.

Sin mas que decir se despide su amigo y pana del alma Escritor-san.

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