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Naruto ni Highschool DXD me pertenecen son de sus respectivos dueños así como los animes que salgan aquí.
Sin más que decir se despide su amigo y que comience este jodido capítulo.
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Naruto dormía plácidamente en la cama que fue destinada para él en el castillo del mundo humano.
Su respirar era tranquilo y su cara era suave lejos de la expresión dura y seria que siempre tenía que siempre.
El cuarto era grande y lleno de lujos, el piso reflejaba perfectamente la luna ya que estaba pulido meticulosamente.
Las cortinas eran de la más fina seda y las cobijas del más cálido material con bordados de oro y plata en ellas.
Naruto tenía un sueño calido, no sabía porque su mente lo había transportado a un lugar llamado Konohagakure donde él era algo conocido como Hokage, algo absurdo pero era un lugar donde reinaba la paz.
PAM.
Naruto se levantó mientras veía la puerta que fue abierta de golpe.
Naruto jadeo al ver a su madre bañada en sangre.
-Ma-Madre-Tartamudeo Naruto en shock al ver a su madre en estado.
Lillith chasqueo su lengua mientras caminaba a la cama de Naruto, se le habían olvidado que incluso teniendo el poder que tenía Naruto nunca había estado en un campo de batalla ni visto sangre a este calibre.
-¡Ven Naruto hay que esconderte!-Habló Lillith urgida ya que sabía que la guardia de este castillo no duraría contra un Seraph, debía esconder a su hijo.
Naruto prácticamente fue arrastrado de su cama por su madre quien corrió al armario.
Lillith abrió el armario mientras extendía su mano y tocaba varios bloques de piedra en patrón.
Flush.
Naruto jadeo al ver un pasadizo secreto abrirse, fue empujado por Lillith para quedar al frente de ella.
Lillith descendió hasta estar a la misma altura que Naruto agarró con ambas manos las mejillas de su niño.
Detestaba ver los ojos de Naruto, toda su creación fue arruinada por la estupidez de una amistad, los demonios no tenían amigos ni sentían sentimientos tan banales como el compañerismo, sólo habían jefes y subordinados, alfas y perras que se dejaban follar, esposos y concubinas, algo tan estúpido como la amistad y el compañerismo no existían en el inframundo.
-Mi hermoso bebé, tienes que huir de aquí, corre hasta que tus piernas no puedan más y sigue corriendo, un demonio de tu calibre no debe morir sin formarse adecuadamente…-Habló Lillith de manera seria viendo a su hijo.
-¿Ma-Madre?-Preguntó Naruto mientras veía a su madre tocarle la sien con su dedo índice.
-Todo lo que tienes aquí es un regaló, tu ira aquella que retienes y encadenaste también, ella te hace impredecible y para ellos eso es peligroso, deja que tu ira te sirva bien y te prometo hijo mío que algún día todos te temeran y adoraran…-Habló Lillith besando la frente de Naruto.
Naruto no le gustaba por donde iba, su madre su fiestera madre se estaba comportando de manera seria.
-Que tu padre te enseñe a controlar tu poder Naruto, pregúntale que si fui una concubina digna de él y dile Rizevim que deje sus juegos o le costarán caro un día…-Habló Lillith mientras tenía su mejilla con la mejilla de Naruto.
Lillith respiró hondo el aroma de su bebé, esta era la última vez que lo veía y necesitaba caminar al infierno con una sonrisa.
Lillith tocó en medió de la frente de Naruto quién abrió sus ojos ante aquello.
-Libera tu verdadero potencial deja de frenarlo ya que si lo sigues encadenando no serás nada, poder, busca poder Naruto, un poder que nadie pisotee, un poder que te sirva para proteger a tus esposas, dile a tu padre que cuando este listo que te de mi regaló…-Habló Lillith mientras sentía la presencia de ese Seraph cerca, seguramente ya había acabado con los últimos demonios.
-Entre todos mis hijos eres y sin duda serás el que más amaré, mi pequeño Lillin-Habló Lillith mientras besaba los labios de su hijo.
Naruto fue empujado para atrás mientras veía la puerta secreta cerrarse y a su madre dar vuelta con sus ojos llenos de poder demoníaco.
PAM.
La puerta se cerró mientras que Lillith daba unos pasos para adelante.
BOOOM.
La puerta de la habitación explotó y de ella paso un hombre con máscara de hierro con armadura dorada.
Aquella armadura estaba llena de sangre al igual que la espada que el hombre portaba.
-Hereje-Escupió el Seraph mientras que Lillith lanzaba una carcajada malévola.
Un par de alas y una cola aparecieron en la diablesa, sus uñas se afilaron levemente dejándolas como navajillas.
El Seraph se tenso al oír el filo de aquellas uñas rasgar el aire.
-Metatron que original para ser un hijo de la puta y el bastardo, ¿Te avergüenzas de tu nombre Enoc?-Habló/Preguntó Lillith con su voz cargada burla en lugar de la sensual.
-Pequeño cuerno, al menos no vendí mi alma por lujuria, me da asco el sólo ver esa forma-Habló el Seraph con su voz cargada de repudio.
-El burro hablando de orejas, te convertiste en el perro de Elohim, además no me arrepiento, Lucifer me ha dado todo el libre albedrío que tu Dios me negó sólo por ser mujer…-Habló Lillith mientras que veía al ángel.
Metatron escaneo la habitación mientras abría sus ojos al saber que estaba sucediendo.
Lillith chasqueo su lengua, pensó ganar más tiempo para que Naruto escapara pero al aparecer no se pudo.
-¡¡¡DONDE ESTA EL HIJO DE LUCIFER!!!-Bramo Metatron encendiendo su poder, esta era la oportunidad de acabar con uno de sus más grandes enemigos.
Lillith le sacó la lengua juguetonamente mientras sentía el poder sacro calentar su piel demoníaca.
-Como si te lo fuera a decir, además tendrás que matarme primero antes de llegar a Naru, se que no te puedo ganar pero te marcare, estoy segura que Lucifer te tendrá un buen castigo-Habló Lillith mientras encendía su poder propio.
Ambas aura chocaron con brutalidad pero la de Metatron era claramente superior a la de Lillith.
Con Naruto.
Naruto corría por la oscuridad del túnel, sentía sus piernas arder por seguía corriendo.
Había corrido por varias horas pero no encontraba la luz en este túnel.
Lágrimas bajaban por las mejillas de Naruto, mientra sentía un sentimiento que había suprimido encenderse.
Sabía que no volvería a ver a su madre y se sentía asqueado consigo mismo.
Pudo quedarse y ayudarla pero eligió huir como un cobarde, tenía la fuerza pero no la valentía para ayudar a su madre.
El sentimiento que vibraba en su interior no era odio ni felicidad, era más violento.
Era ira.
Naruto sentía ira consigo mismo por abandonar a su madre pero aunque quisiera quedarse su cuerpo no reaccionaria, estaba huyendo de un depredador más fuerte que él.
Tiempo después.
Naruto jadeaba empapado en sudor, sentía su visión oscurecerse pero aún así tambaleandose siguió caminando.
Todo era bosque y barro, Naruto no podía distinguir más allá de unos metros debido a su debilidad.
PAM.
Una raíz hizo que su pie se resbalara y cayera, Naruto puso sus manos para evitar caerse.
Sus ropas se llenaron de barro mientras Naruto apretaba su mandíbula para levantarse.
-*Me niego a detenerme aquí, soy un Lucifer hijo de la mismísima Lillith*-Rugió mentalmente Naruto mientras gateaba, apenas tenía fuerza para moverse unos pocos metros más.
Años después.
Un muchacho rubio veía la raíz al frente suyo, hace ya siete años que sucedió el incidente con esta raíz.
El muchacho llevaba un abrigo azul oscuro con un chaleco del mismo color ajustado a su tonificado cuerpo, llevaba un pantalón ajustado y unas botas negras.
Lo que más destacaba eran su par de ojos azul vibrante y eléctrico así como su peinado para atrás mientras que un mechón caía en su frente.
Una katana llena de sed de sangre estaba siendo sostenida por la mano izquierda del adolescente, era completamente blanca con su funda igual sólo que la funda tenía una rama de cerezo a lo largo de ella.
-*Madre*-Se pensó el muchacho mientras veía la raíz, lentamente su mano se dirigió a su pecho donde un colgante azul estaba presente.
Miles de seres con alas negras como cuervos, blancas como palomas y de murciélagos estaban esparcidos por todo el lugar bañados en sangre y algunos con sus manos extendidas al aire.
Seres con alas de murciélago revisaban mientras asistían a los aliados heridos y vivos, los seres de alas negras y blancas les eran clavadas espadas o lanzas matandoles en el acto.
Al muchacho no le importaba que sus botas estuvieran en un charco de sangre, ni tampoco sus manos que eran protegidas por guantes negros sin dedos que goteaban el líquido vital
Un ser humanoide caminó al muchacho mientras caía de una rodilla no importandole el barro y la sangre.
-Lord Naruto ya casi hemos terminado con la revisión del perímetro-Habló el hombre viendo la espalda del adolescente.
El hombre se tenso al ver que su señor agarraba su arma de su mango y la desenfundaba unos milímetros.
Clink.
El hombre cerró sus ojos mientras jadeaba esperando sentir el dolor, al no sentir nada abrió los ojos con incredulidad.
-Han dejado a quince caídos y tres ángeles entre las pilas de cadáveres, los he matado, no veo el porque castigarte ya que la responsabilidad es de los que están repasando el terreno, ve que tu presencia me es molesta-Habló Naruto de espaldas al demonio subordinado.
El hombre bajo su cabeza con fidelidad, sintió su cuerpo ganar un alivió mientras sonreía ya que su señor era generoso y bondadoso con ellos.
-¡No volverá a suceder! ¡Perdone mi presencia horrible mi señor!-Gritó el ser mientras se levantaba.
El ser comenzó a gritar órdenes y maldiciones a los que estaban revisando el perímetro.
Naruto suspiró mientras pasaba su mano por su pelo para ajustar su peinado nuevamente, se quería bañar pero necesitaba ir donde su padre ahora que Ariel y Sariel habían fracasado y necesitaban tiempo para reajustar su ejército.
Recordaba este bosque, este era un claro indicatorio de su ambición.
-*Necesito más poder*-Se pensó Naruto viendo su mano y apretandola.
La guerra estalló ante la muerte de Lillith, no comenzó sino estalló como una bola de fuego, los demonios rugieron de ira atacando todo lo que se encontraban, incluso hubo dos ataques a la puertas del cielo.
Los Ángeles descendieron y los caídos no se quedaron de brazos cruzados, los tres bandos buscaban la destrucción de sus dos enemigos para ser la potencia suprema.
Baños de sangre se dieron mientras que Lucifer se encargo de entrenar a Naruto.
Naruto lo sabía, su padre se avergonzaba de él con justa razón, el había sido un cobarde al abandonar a su madre.
Pero ahora no, ahora tenía el coraje para hacerle frente, nadie se atrevería a materse con él nuevamente.
-Ya terminaron-Habló Naruto al sentir la última vida de sus enemigos ser extinguida.
A él no le importaba esta estúpida guerra, no le interesaba en lo más mínimo los caídos y los ángeles, si se atrevían a meterse con él eran cortados en dos por su espada.
-Hemos de irnos, volvamos al fuerte-Habló Naruto con su voz llena de poder, su visión era pulida y afilada como la espada que portaba en su mano.
Múltiples círculos se formaron abajo de los demonios todos con un intrincado patrón mágico.
Un círculo diferente se formó abajo de Naruto, era de color plateado con múltiples sellos en el.
Flush.
Minutos después.
Una adolescente peliplateada estaba parada a la par de una puerta, su vestimenta era la de una sirvienta común.
Los ojos fríos de la mujer destacaban entre toda su belleza puesto que eran como un par de témpanos de hielo.
El frío estaba presente en su aura mientras esperaba pacientemente a su señor.
Ella era Grayfia Lucifuge, sirvienta personal de Naruto y de la noble casta Lucifuge quienes eran reconocidos sólo por servir a los Lucifer.
La sirvienta cayó de una rodilla al ver un círculo mágico aparecer al frente de ella, bajo su cabeza con total fidelidad al ver que Naruto salía del círculo.
Naruto caminó por la sala hasta quedar al frente de Grayfia.
La sirvienta agarró la mano de su señor mientras besaba su dedo anular, esta era la muestra más grande de fidelidad de los Lucifuge.
-Padre donde se encuentra Grayfia-Habló Naruto retrayendo su mano viendo que la mujer se levantaba.
Sangre estaba en los labios de la mujer quien no le importaba en lo más mínimo.
-Lord Luzbel ha ido a la fiesta de demonios jóvenes-Habló Grayfia con su voz monótono mientras que Naruto asentía, la mujeres sacó un pañuelo y con delicadeza se limpió los labios.
-Ya veo-Dijo Naruto mientras que en su mente pasaba su rival, así como apareció así se fue.
Al recibir la mirada de Naruto el círculo mágico de los Lucifuge apareció abajo de ellos, su próxima parada era la reunión de jóvenes demonios.
Pasillo.
Todos los demonios se inclinaban ante Naruto y Grayfia ya que ambos eran de los clanes más poderosos del inframundo, faltarles el respetó era tener su muerte asegurada.
Ambos demonios caminaban tranquilamente Grayfia atrás de Naruto por unos pasos.
Grayfia veía la mano de su señor, quería agarrarla pero sabía que su relación debía mantenerse oculta ante todos.
-Que…-Habló Naruto pero se detuvo al ver que Grayfia daba un ligero brinco ante aquello.
Grayfia se maldijo el haber estado en sus pensamientos.
Naruto sólo suspiró mientras se ajustaba su cabello, aseguró su katana a su cintura mientras daba media vuelta.
Naruto movió su mano y todos los demonios desaparecieron en círculos mágicos.
Grayfia se movió incómoda ante aquello, bajo su cabeza esperando el castigo de Naruto.
Tas.
Grayfia abrió sus ojos al sentir un leve picor en medio de su frente ya que más que un castigo fue una pequeño golpe para su piel demoníaca, observó la mirada seria de su señor.
-No es el momento de perder la concentración Grayfia, hay cosas importantes en juego-Habló Naruto viendo los ojos de Grayfia.
Grayfia cerró sus ojos al sentir la mano callosa de su señor tocar su mejilla suavemente.
Naruto beso suavemente y dulcemente los labios de su amada, hace ya dos meses no había tenido tiempo ni tampoco el espacio para hacerlo.
No debía mostrarse débil ante los demonios, él era el hijo de Lucifer y cualquier debilidad sería usada en su contra incluso los ángeles usaban esas artimañas.
Grayfia era su punto débil, su talón de Aquiles y más importante luz al final de este negro túnel, ella era la más vulnerable de los dos ya que su poder solo era el de un clase suprema común, había enemigos suyos entre los demonios que la superaban en poder ya sea propio o político.
Ella era la oveja negra de su familia, aceptó ser su sirvienta incluso cuando Lucifer mismo mostró su asco por Naruto, para los Lucifuge Luzbel era su Dios y su todo, si el despreciaba algo ellos también.
La guerra no era sólo en los campos de batalla, también era dentro de las paredes de Lillith, en la cámara de los pilares se vivía una guerra peor que la que los demonios pasaban, todos los clanes quería ser el más fuerte y controlar el inframundo, el próximo Lucifer sería sometido hostigamiento y seguramente intentos de asesinato con tal de tenerle un collar amarrado en su cuello.
Incluso Naruto de pequeño vivió varios cuando lo envenenaron en comidas o bebidas que él recibió.
-Hace mucho no me besas mi señor-Susurró Grayfia mientras abrazaba a Naruto hundiendo su mejilla en el musculoso pecho de su señor.
Naruto agarró a Grayfia por la cintura y la acercó más a él, apoyo su mejilla en la cabeza de su amada.
-Eh tenido mucho de lo que ocuparme, mis territorios son bombardeados por Sariel y Ariel, venía a solicitar más fuerzas ya que apenas quedamos, el suroeste está a punto de caer, no debe suceder ya que sino los Orias y sus territorios estarán en peligro y por ende las provisiones de los ejércitos y las ciudades-Habló Naruto suavemente mientras que sentía a Grayfia temblar.
-Por favor ven a Lillith, ven junto a mí, estoy segura que…-Habló Grayfia antes de ser interrumpida.
-Que seré el juguete de los políticos, todavía no puedo venirme a esta putrida cuidad, no eh cumplido mi sueño, entiende Grayfia, no te pondré en peligro sólo por cobardía, me niego a hacerlo-Habló Naruto en tono brusco ya que le molestaba que Grayfia siempre le sugería quedarse en Lillith y dirigir el suroeste desde aquí como muchos demonios hacían con sus territorios.
Grayfia respondió con silencio ya que sabía que no había nada para que su señor cambiará de opinión.
Ella no seguía a su señor ya que los Lucifuge se encargaban de la política en Lillith cuando Lucifer se ausentaba para combatir en los campos contra Dios y Azazel, apenas daban a basto con todo lo que había que hacer.
-Promete que volverás-Susurró Grayfia mientras levantaba su vista.
Los ojos azules eléctricos chocaron contra los de ella, vio como la mirada de su señor se suavizaba.
-Esa promesa es ilógica puesto que me separare de ti cuando tu me repudies, de antes ni la muerta nos podrá separar me encargaré de cortarla si intenta pasarse de lista-Habló Naruto en tono divertido mientras que sacaba una leve sonrisa del rostro frío de Grayfia.
Naruto quería poder, poder para proteger a Grayfia de todos, debía ser el más fuerte para cuando tuviera hijos poderles proteger de todos.
Naruto dio media vuelta mientras seguía caminando pero estaba vez agarrado de la mano de Grayfia.
-*Por padre cuánto amo a esta diablesa*-Se pensó Naruto mientras caminaba, debía darse prisa ya que no podía dejar mucho el territorio que él protegía o sería atacado, los caídos y ángeles no desaprovecharían la oportunidad de hacer caer a un territorio que tantas molestias les estaba dando para alcanzar el suministro de comida de los demonios, ya que un pequeño ejército frenaba la fuerza de un Cafre y un Seraph junto a sus setenta ejércitos.
Grayfia caminó apretando más el agarre de su señor, sólo Luicfer sabía cuanto amaba a Naruto.
Él le enseñó que no todo era servir y morir, él le mostró las maravillas que tenía el inframundo y que valía la pena protegerle.
Ella rogaba todas las noches volverle a ver y se le enfriaba la sangre al recibir la noticia que un alto cargo había caído en combate, no sabía cuando recibiría la noticia que Naruto había caído en batalla ni tampoco quería saber, se volvería loca si el llegaba a faltarle.
Salón.
Lucifer admiraba a los demonios al frente suyo, tenía una sonrisa ya que ahí estaba su demonio favorito.
Sirzechs estaba parado en medio de veinte demonios más, su pelo carmesí le hacían destacar junto a su poderosa aura que era mayor a la de todos en la sala excepto la de Lucifer y Rizevim.
Rizevim estaba pensando el acertijo del caracol o más bien el problema sin salida que este generaba, debía darle méritos a Mephisto por crearlo, Mephisto si era diabólico.
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Fin del capítulo.
Sin más que decir se despide su amigo y pana del alma Escritor-san.
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