Capítulo 11
Capítulo 11; Salud.
-¿Que dices?- Pregunté.
-Al parecer el maestro subió algunos puestos.- Respondió Genos.
-¡Eso es genial! ¡Felicidades!- Felicité a mi héroe.
-Gracias, Diana.- Me respondió con una sonrisa.
-Aunque parece que nosotros estamos mal en nuestros puestos.-
-¿Qué? ¿A que te refieres?- Dije viendo al cyborg.
-¿Has leido los comentarios en tu página de héroe?- Negué.- Tienes muchos fans, no creen que deberias ser un héroe clase B...-
-¡Oh!- Sonreí.- Que lindos.- Respondí conmovida.
-Y lo mismo conmigo, creen que debería estar entre los mejores de la clase S.-
-Anda, no comas pan en frente de los pobres...- Dijo Saitama lamentándose.
-¡No diga eso, maestro!- Lo animé.- ¡Yo creo que usted es el mejor!-
-A nadie le importa tu opinión.- Miré mal a Genos.- Pero ella tiene razón, estoy seguro de que reconocerán su poder, maestro.-
-Gracias...- Estornudé.- Ah, salud, Diana.- Me sobé la nariz.
-Salud.- Dijo simple.
-G-Gracias...- Contesté con los ojos lagrimosos.- Debe ser una alegría.-
-¿No será una alergia?- Me corrigió el rubio.
-¡Callate!- Grité.- Definitivamente es una alergia...- Me lamenté.
Sonó el celular de Genos, quien contestó rápidamente.- Maestro, Diana, me tengo que ir.- Dijo levantándose.- No se porque, pero he recibido una llamada de la asociación de héroes... Quieren que vaya ahora.- Avanzó a la puerta.
-No te quemes la cabeza.- Se despidió Saitama, tirandose a leer un manga.
-¡Que te vaya bien!- Dije contenta por saber que estaría sola con mi héroe al menos por un rato.
Observé como salía por la puerta.
-Oye, Diana.- Escuché que Saitama me llamaba.
-¿Que pasa, Saitama?- Dije bajando del sofá y sentandome al frente de él.
-Ha pasado un tiempo...- Dijo imitandome y cerrando su manga.- Pero no hemos hablado correctamente.- Comenzó serio.
-¿A qué te refieres?-
-A tu poder...- Hizo una pausa.- Si seguiste el mismo entrenamiento que yo significa que eres igual o más fuerte que yo.- Lo interrumpí.
-¡Nunca podría ser más fuerte que usted!- Me detuve un segundo.- Pero sí estoy segura de que soy fuerte.- Declaré segura.
-Y estoy muy conciente de eso.- Asintió.
-¿Le gustaría... Tener una batalla contra mi para probar nuestro poder?- Pregunté con el corazón latiendo a mil.
-Me encantaría.- Dijo igual de interesado.
-Bien, podemos ir ahora que Genos está ocu... ¡Chif!- Estornudé.
-¿Oye estas bien?- Dijo preocupado, volví a estornudar, esta vez tres veces seguidas.- Porque no lo parece.-
-E-Estoy bien...- Otra vez el estornudo.- Es una alegría, ya se lo dije.- Me soné la nariz con un pañuelo.
-A-Alergia...- Noté mi error y me sonroje.
-¡Esta bien!- Me rendí.- ¿Podríamos pasar por la farmacia antes?- Dije sonrojada.
-¡Por supuesto!- Me sonrió y me sonroje aun más.
-¡P-Pero luego tenemos que combatir!- Sentencié con el corazón a mil.
-Claro, claro.-
Salimos y la ciudad estaba igual que de costumbre, pero los estornudos eran más fuertes.- Necesito una pastilla para la ALERGIA.- Dije en voz alta la palabra correcta.- Rápido.- Sentí como me lagrimeaban los ojitos.
-Cerca de aqui debe haber una...- Comentó viendo a todos lados.
Observé el cielo.- Ah, que bonito día el que hace.- Estornude.- Maldita mi suerte.- Otra vez.
-No digas eso, ya veras que encontraremos una farmacia pronto.- Me alentó.
De pronto, me pareció ver a Genos sobre un edificio.- Maestro.- Lo llamé.
-¿Encontraste una?-
-No, pero miré.- Apunté al edificio.- ¿Ese no es Genos con otro tipo?-
-Ah, sí.- Dijo sorprendido.- Está con un viejito, creo - Dijo haciendo sus manos como si fueran binoculares.
Observé a la dirección que él veia.- Maestro.- Lo volví a llamar.- Creo que un meteorito gigante viene a destruir la ciudad.- Dije tranquila.
-Oh, ¿Para eso lo habrán llamado?-
-Supongo que sí.- Lo ví bien.- Pero parece estar en problemas.-
-¿Quieres que vayamos a ayudarlo?- Asentí.-¿Pero y tu pastilla?- Dijo preocupado, sonreí.
-Genos es mi amienemigorival.- Me reí por lo que acababa de inventar.- ¡Tenemos que ayudarlo!- Él asintió.-
-Tienes razón.-
-Además no pueden destruir la ciudad en donde vivimos.- Me sonroje al decir vivimos.
-¡Entonces vamos!- Dijo animado, saltando de techo en techo, y yo, siguiendolo.
-S-Solo quedan 9 segundos...- Oí a Genos, quien estaba en el suelo.
-Viejo, te dejo a este chico.- Dijo mi héroe. Avancé detrás de él.
-¿Quien?- Dijo viendonos avanzar.- ¿Quienes demonios son?-
-Estoy a punto de convertirme en un héroe digno.- Sentí gran admiración hacia él.
-Y yo también a su lado.- Me sentí orgullosa y con las mejillas calientes.
-Será mejor que huyas viejo.- Siguió con la vista al frente.- Diana.- Me llamó y entendí.
Genos nos estaba viendo, ¡Tenia que lucirme! Junte mis manos y me preparé para impulsarlo, él saltó con un pie un poco hacia mis manos y yo lo envíe con dirección al meteorito, pero dejando mucho polvo debido al peso en el piso.
-¿Maestro?- Escuché la voz asombrada del rubio.
Observé como se preparaba para darle un puñetazo, mi piel se erizó de la emoción.
-¡No te atrevas!- Escuché su voz.- ¡A caer!- Estaba emocionada.- ¡En la ciudad en la que vivo!- Gritó atravesándolo como si nada.
-¡INCREIBLE!- Grité de emoción al verlo.
Ahora estaba partido en miles de pedacitos.
-Lo aplastó.- Escuché la voz del viejo.- No lo puedo creer, pero los pedazos están cayendo.-
Aún seguía viendo el camino de humo que había dejado.- Ay, estoy tan feliz.- Dije con lágrimas en los ojos, pero se arruinó al comenzar a estornudar.-¡Agh, maldita alegría!- Grité enfadada.
-¿No querrás decir alergia?- Escuché al señor.
-¡C-Callese!- Dije avergonzada.
-De todas formas, te protegeré, muchacho.- Dijo viendo al cyborg.
De pronto muchas de esas piedritas comenzaron a caer, aunque no eran nada para el viejo o para mi, solo hacían que estornudara más fuerte. Eh, un segundo.
-¡Soy alérgica a estas cosas!- Grité interceptando una grande con mi puño, haciéndola polvo, pero también provocandome un estornudo.
-Salud.- Dijeron los dos al mismo tiempo.
-Gracias.- Dije sobandome la nariz.- Ahora levantate, Genos.- Lo vi en cuanto terminaron de caer las piedras.- No seas dramatico, tenemos que buscar al maestro.- Volví mi vista a la ciudad para ver si lo encontraba.
-¿Lo dices en serio?- Me respondió el viejo.
-Tienes razón.- Recordé.- También tenemos que pasar por la farmacia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top