San Valentín

14 de febrero.

San Valentín.

O el día del amor y la amistad.

Un día de orgullo y decepción.

Orgullo: para los que reciben muchos presentes.

Decepción: para los que no reciben nada.

Un día en el que las chicas dan chocolates a sus seres queridos y a la persona que les gusta.

Un día en el que los chicos sufren por saber si les darán un chocolate.

En fin, un día de emoción.

Elsa se dirigía hacia el parque de diversiones a toda prisa.

Iba retrasada y todo por no saber que ponerse.

Elsa llevaba puesta una falda corta con vuelo tipo A de color turquesa, con una blusa sin mangas de color blanco, una chaqueta de mezclilla y unos zapatos tipo bailarina de color turquesa.

Y no se podía olvidar de su bolso de color blanco. La joven peliplateada llevaba el pelo amarrado en una trenza de lado.

Para cuando Elsa llego a la entrada del parque, todos sus amigos ya se encontraban ahí. Incluso él.

Jack llevaba puesto unos jeans de mezclilla, con una playera de color blanco, una chaqueta de color negro y unos converse de color negro.

Cuando Elsa lo vio, el color no tardo en subir a sus mejillas e inmediatamente se puso nerviosa. Después de todo ahi le daría un regalo a esa persona de mirada fría y distante.

– ¡Elsa! ¡Llegas tarde! – la regaño Rapunzel.

– Sí lo siento pero no sabía que ponerme– explico la ojiazul acercándose al grupo.

– ¡Oh! ¡Pero si todo te queda bien Elsa! ¿No es así Jack? – dijo Aster.

El peliblanco se sonrojo levemente porque todos, incluso ella, lo estaban observando.

– ¿Y bien? – dijo impaciente Rapunzel.

– ¡Déjenme en paz! – gritó Jack girando su rostro hacía otra dirección.

– Aaa… no tiene remedio– dijo Kristoff

Todos sus amigos asintieron y entraron al parque de diversiones.

– Muy bien chicas, ¿A qué juego quieren subirse? –pregunto amablemente Eugene.

– Eso no importa Eugene, después de todo tu vas a pagar– dijo Punzie sonriéndole a el chico de cabello castaño.

– ¡¿Qué? ¡¿Por qué tengo que hacer eso? –

– ¡Porque si no se lo diré a mi hermano! – le grito Rapunzel.

Eugene enmudeció. Se pudo imaginar a Max con una mirada amenazante. Probablemente lo haría limpiar la mansión de los Corona con la lengua si no complacía a Rapunzel.

Que miedo.

– ¿A dónde quieres subirte Rapunzel? –dijo amable Eugene.

Punzie sonrió satisfecha y levanto el dedo pulgar de forma triunfal hacia sus amigos que no dejaban de sentir pena por Eugene.

– Muy bien. Vamos ahí– dijo Rapunzel señalando hacia una casa tétrica.

Se escuchaban gritos de chicas en su interior. Tenía un aspecto lúgubre y siniestro.

– ¿A…? ¿A la casa em-embrujada? – pregunto Elsa con miedo.

Todos compraron boletos para entrar a la casa si no Rapunzel no dejaría de molestar.

Las sorpresas salían de todas partes.

Brujas, fantasmas, zombies, vampiros, momias y un sin fin de monstruos espantaban a los chicos.

Una mano salió de entre las sombras y tomo por el tobillo a Aster.

– ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaa! –gritó histérico el pelinegro subiendo en los hombros de Tadd.

Todos lo voltearon a ver espantados por tal grito.

– ¡Algo me toco! – dijo Aster aún sobre Tadd mientras lágrimas aparecían en su rostro.

Y una risa burlona se escucho. De los sombras apareció Hiccup.

– Lo siento Aster, no pude resistirme– dijo el castaño con una sonrisa de burla en el rostro.

Todos estallaron en carcajadas.

– Vaya Aster, que valiente eres– dijo Eugene llorando de la risa.

– Subiendo a los hombros de Tadashi, no conseguirás chicas– dijo Kristoff  vengándose por el comentario que hizo en la azotea.

– Qué bueno que no tienes que protegernos– dijo Jack apoyando un brazo sobre Eugene.

– ¡Cállense! –grito Aster bajando de los hombros de Tadd totalmente sonrojado.

Después de unas cuantas burlas hacía Aster el recorrido siguió.

Llegaron hasta el cementerio.

Había lapidas de piedra por todas partes. Una densa bruma rodeaba a los visitantes.

Elsa, que se encontraba al final del grupo, sentía mucho miedo. Tenía las manos entrelazadas cerca de su pecho, estaban frías y sudaban a causa del terror.

Giro su rostro hacía el frente y vio la espalda de Jack, justo delante de ella. Se sonrojo.

– "La espalda de Jack es… muy amplia"–pensó Elsa y fue cuando el miedo abandono su cuerpo.

Se acercó un poco más al tibio cuerpo de Jack, casi tocándolo.

Estiro un poco el brazo para poder tocarlo y…

Un zombie salió de la tierra, aterrorizando a Elsa.

– ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaa! –grito la peliplateada y abrazo la espalda de Jack.

Pero ninguno de sus amigos los vio, ya que estaban saliendo del cementerio hacia otra habitación.

Elsa mantenía los ojos cerrados y estaba aferrada a la chaqueta de Jack.

El peliblanco se encontraba rígido. El cuerpo de la ojiazul lo ponía nervioso.

Elsa… me está abrazando– pensó Jack sintiendo su cara arder.

De un movimiento rápido Jack se zafo del agarre de Elsa.

Desconcertada, la ojiazul abrió los ojos dándose cuenta de lo acababa de hacer.

– ¡Lo siento Jack! – dijo Elsa, estaba muy apenada pero su corazón no dejaba de latir por saber que abrazó al peliblanco.

Jack no respondió, ni siquiera la volteo a ver. Simplemente se dirigió hacia la salida de ese lugar. Dejándola sola.

– ¿Por qué Jack? – dijo en voz baja Elsa, sintiendo como las lágrimas se asomaban por sus hermosos ojos.

Cuando salieron de la casa embrujada, rápidamente Rapunzel los llevó hacia la montaña rusa, en donde Eugene y Elsa vomitaron al bajar.

Después los llevo a las tazas giratorias. Elsa volvió a vomitar.

– Por favor Punzie, no más vueltas– dijo una pálida Elsa.

– Chicos, ¿vamos por algo de comer? – preguntó Anna.

Todos aceptaron.

Cuando se dirigían hacia las mesas del parque, Elsa choco con una persona disfrazada de un oso de peluche blanco con un moño azul.

Estaba repartiendo globos de colores a los niños del lugar.

– Oooh… lo siento mucho– dijo apenada Elsa.

El oso le dio una palmadita en la cabeza y se arrodillo frente a la joven.

– ¿Eh? ¡Por favor párate! – exclamo Elsa intentando que el oso se pusiera de pie.

El oso le acerco un globo de color azul.

– Gracias– dijo Elsa aceptando el obsequio con una hermosa sonrisa.

– ¡Vaya Elsa! ¡Al parecer le gustaste! –dijo alegre Anna provocando el sonrojo de la peliplateada.

– ¡Anna! – regaño Elsa.

El oso se incorporo, se acerco un poco a la ojiazul, le toco el hombro y con la punta de la nariz simulo un beso en su mejilla.

Elsa sintió una mano que la tomaba por el brazo, jalándola y separándola del oso.

Sintió un fuerte torso cerca de su espalda, alzo la vista y vio los ojos azules que la confundían tanto.

– Jack…–

– Vamos Elsa. No pierdas el tiempo– dijo Jack asesinando con la mirada al pobre oso.

Jack soltó a Elsa y se dirigió hacia sus amigos.

La peliplateada salió del trance, se disculpo con el oso y siguió a Jack.

– ¿Qué paso Jack? ¿Estabas celoso? – dijo en voz baja Eugene, solo para que Jack lo escuchará.

– Ni loco– contesto Jack alejándose de él.

Eugene solo se limito a sonreír y negar con la cabeza.

– ¡Vamos a comer! – dijo alegre Raapunzel corriendo hacia un puesto de pizza.

Al poco tiempo todos ya tenían su pedazo de pizza y su refresco.

El almuerzo estuvo muy animado. Aster haciendo bromas y comentarios fuera de lugar provocando el enojo de sus amigos. Todos observando como Elsa comía más rebanadas de pizza que  y además las sazonaba con salsa picante.

– Ya se acabaron los refrescos– dijo Hiccup observando los vasos vacíos.

– Yo voy por más– dijo Elsa levantándose de su lugar y apresurándose hacia el puesto de pizza.

– ¡Elsa espera! – intento detenerla Anna pero se detuvo en seco al ver quien iba detrás de la peliplateada.

– ¡Voy por ella! – grito Jack.

Todos sus amigos observaban le escena impactados.

– Chicos, acaso… ¿se acabará el mundo? – comento Aster.

Jack llego al puesto y ahí en la fila logró distinguir el cabello de Elsa.

Se llevo la mano a un bolsillo de chaqueta, aprisionando algo.

E-Es mi o-oportunidad– pensó con nerviosismo Jack.

Elsa ya salía del puesto con una bandeja llena de vasos con refresco.

Cuando la peliplateada se cruzo con Jack, tenía una mirada de sorpresa.

– ¿Qué ocurre J-Jack? – pregunto nerviosa Elsa.

Jack observo la bandeja y resoplo con resignación.

Quizás más tarde– pensó Jack.

– Vengo a ayudarte con los refrescos–

Elsa se sonrojo levemente. El color rosa de sus mejillas hacía que se viera aún más hermosa.

– Gra-Gracias J-Jack pero…–

Jack no la dejo terminar por que le quito la bandeja de las manos, asustándola por su cercanía.

– Yo lo llevaré, tienes los brazos muy débiles– dijo Jack un poco molesto mientras se adelantaba con los refrescos.

Elsa se sintió ofendida y de dos zancadas llego al lado de Jack.

– No deberías decirle eso a una chica– dijo Elsa llamando la atención del peliblanco.

Cuando Jack la volteo a ver, Elsa tenía el ceño fruncido, las mejillas infladas y algo rosadas. Estaba haciendo un puchero.

Jack sonrió al ver lo adorable que se veía Elsa. Al darse cuenta de sus propios pensamientos el peliblanco se regaño mentalmente y se molesto.

– No te pediré una disculpa– dijo Jack y se alejo de Elsa.

Llegaron con sus amigos dispuestos a relajarse pero al verlos juntos todos empezaron a molestarlos.

– Pero que escondidito se lo tenían– dijo pícaramente Eugene

– ¡No es justo! ¡Jack tiene una novia hermosa y es un idiota! ¿Por qué yo no puedo tener una novia bonita?– exclamó Aster.

– Es porque eres muy ruidoso Aster – dijo Hiccup.

– ¡Qué cruel Hiccup! – protestó el pelinegro.

– Después de todo lo que te ha hecho Elsa no deberías hacerle caso– dijo Rapunzel observando a Jack con recelo.

– Pobre Elsa– comentó Kristoff .

– ¡Ya cállense todos! – gritó harto Jack.

– Creo que es mejor entregar los chocolates– dijo Anna parándose de su asiento y sacando de su mochila una caja de color verde con un lazo blanco.

Anna se sonrojo.

Se acerco rápidamente a Kristoff y le extendió el regalo.

– Feliz día de San Valentín– dijo la pelinaranja.

Todos los presentes se impresionaron. Jamás se imaginaron que a Anna le gustará Kristoff. (Excepto los que vieron Frozen? Okno)

El rubio se sonrojo levemente y tomando el obsequio entre sus manos.

– Gracias Anna– dijo Kristoff con una sonrisa en el rostro.

Y a Anna casi le da un infarto. Era la primera vez que el rubio le sonreía así .

Anna sonrió ampliamente mientras se sentaba a lado de Kristoff.

– Vaya Anna, no sabía que te gustarán los cerebritos– dijo burlonamente Rapunzel.

– Cállate idiota–

– Anna, ¿no hay regalos para los demás? –pregunto tímidamente Aster, esperando un golpe como respuesta.

– Es cierto, casi lo olvidaba– dijo Anna sacando barras de chocolate para su amigos varones.

Los chicos se lo agradecieron mucho.

– Es mi turno– dijo Rapunzel sacando de su bolso una bolsa transparente con muchos chocolates en forma de estrella por dentro y los dejo sobre la mesa.

– Hay uno para cada uno– dijo alegre Rapunzel .

– Gracias enana– dijeron todos al mismo tiempo.

Rapunzel se sonrojo del enojo.

– Eugene este es para ti– dijo Rapunzel extendiéndole a Eugene una caja de color rojo con un lazo café.

El rostro de Eugene se torno del mismo color que un tomate. Tembloroso tomo el regalo y se inclino hacia el rostro de Rapunzel, dándole un beso en la mejilla.

Todos incluyendo Rapunzel se sonrojaron.

– ¿Qué ha-haces Eu-Eugene? – pronunció apenas Punzie.

El sonrió sin darle ninguna respuesta.

– ¡Así se hace Eugene! – aplaudió Aster.

El chico de cabello castaño mostro una gran sonrisa, dejando ver sus dientes blancos.

Elsa se tenso, solo faltaba ella. Tomo entre sus manos la caja de color azul  que preparo la noche anterior.

Cuando iba a articular palabra, alguien la interrumpió.

– ¡Jack! –

Era Tooth. Se acercaba a toda prisa hacia la mesa del grupo.

– ¿Qué hace ella aquí? – dijo Anna con enojo.

– Hola Jack– dijo Tooth sentándose a lado del peliblanco tirando a Aster de su lugar.

– ¿Qué haces aquí Tooth? – le pregunto Rapunzel visiblemente harta.

– Es obvio. Vine a ver a Jack y a darle esto–contestó Tooth dándole una impresionante caja de color rojo y un moño de color verde con los bordes dorados.

Jack la tomo.

Al abrirla, todos pudieron notar un hermoso chocolate con forma de Cupido, sus bordes eran con chocolate blanco y tenía escrito con mermelada de fresa el nombre de Jack.

– Impresionante– dijo Kristoff 

Elsa se puso triste, su chocolate no era tan bonito como el de Tooth.

Y guardo la caja en su bolso. Pero alguien noto este movimiento.

Tal vez no sea un buen día– pensó triste Elsa.

– Gracias Tooth– dijo indiferente Jack.

– Es un placer Jack– dijo Tooth ilusionada mientras se colgaba del brazo de Jack.

– Jack vamos a la rueda de la fortuna–propuso Tooth, tomando desprevenido a todo el grupo.

– No creo que sea…– intento decir Jack pero...

– Vamos– dijo Rapunzel con un destello en la mirada.

Todos estaban a punto de protestar cuando la ojiverde les dedico una mirada asesina que hizo que se tragaran sus palabras.

Comenzaron su andar sin quejas.

Rapunzel se acerco a Elsa y entrelazo su brazo con el de ella.

– Elsa, ¿para quién es el chocolate que hiciste? –pregunto en un susurro Rapunzel.

– ¿Cuál chocolate Punzie ? – contesto fingiendo no saber nada.

– Lo vi, Elsa. Dime para quién es– dijo Rapunzel fulminándola con la mirada.

Pobre Eugene. Rapunzel lo asesinará cuando se casen– pensó Elsa con miedo y después suspiro.

– Es para Jack–

Rapunzel sonrió mucho.

– ¿Te gusta Jack? – pregunto Rapunzel con un brillo especial en los ojos.

Elsa se sorprendió mientras un leve sonrojo apareció en su rostro.

– ¡No Punzie! Solo quiero agradecerle a Jack– dijo Elsa

– Sí claro. Pero con esa mosca de Tooth revoloteando cerca de Jack, jamás le podrás dar el chocolate– dijo pensativa Rapunzel.

– ¡Ya se! – exclamo la ojiverde y salió corriendo hacia Tadd.

Elsa pudo observar como Punzie le decía algo al oído a su amigo, era un secreto. Después se acercó a Anna, Eugene y Kristoff a decirles, al parecer, el mismo secreto.

– Es-Esto me da ma-mala espina– dijo en voz baja Elsa.

Llegaron a la rueda de la fortuna. Era enorme y de color blanco. Tenía muchas cabinas de diferentes colores. Y lo mejor es que no había tanta gente.

Tooth se apresuro jalando a Jack del brazo y sus amigos los siguieron con la misma rapidez.

Todos compraron su boleto y se dirigieron hacia la persona que los ayudaba a ingresar a la cabina de la rueda. Jack y Tooth serían los primeros.

Tooth estaba a punto de subir al juego cuando…

– ¡Ahora Tadd! – grito Punzie, dándole la señal de actuar al chico.

Tadd corrió hacia Tooth y la tomo en brazos.

– ¡¿Qué haces? ¡Bájame mastodonte! – grito furiosa Tooth.

De un movimiento Tadashi se metió en la cabina y abrazo a Tooth para que no se escapara.

– ¡Aster, Hiccup! ¡Vayan con Tadf! –ordenó Rapunzel.

Su mirada era muy seria y los chicos no lo dudaron metiéndose a la cabina. La rueda giro, siendo imposible para Tooth poder bajar.

– Rapunzel…–

– ¡Anna! – gritó Rapunzel interrumpiendo a Jack.

Anna se acercó a Jack y le dio un golpe en la cara haciendo que cayera dentro de una nueva cabina, que acababa de llegar.

– ¡Anna ¡¿Por qué fue eso? ¡Me dolió! – grito colérico Jack, estaba dispuesto a salir cuando lo que vio a continuación lo dejo helado.

– ¡Atrápala Jack! – exclamo Eugene.

Eugene tenía a Elsa por la muñeca y de un movimiento la arrojo hacia Jack.

El peliblanco la atrapo en sus brazos pero fue tal el impacto, que cayeron en el suelo de la cabina.

Kristoff cerró la puerta y le indicó al encargado que le diera vuelta a la rueda.

Jack y Elsa estaban estupefactos.

¿Qué acababan de hacer sus amigos?

Se incorporaron con la facilidad que la pequeña cabina les permitía y se sentaron uno delante del otro.

Jack observaba por la ventana con el ceño muy fruncido, más que de costumbre. Elsa se limitaba a mirar sus zapatos, como si fueran lo más interesante del mundo.

Elsa pensaba en porque sus amigos la habían encerrado con la persona que más la odiaba en el mundo. La peliplateada abrazo su bolso y sintió la caja que le había preparado a Jack.

Y se dio cuenta.

Una oportunidad– pensó esperanzada– Tengo que darle las gracias a mis amigos después– recordó.

Aprovechando que Jack no la observaba y sacó la caja de color azul.

Reunió valor y lo llamó.

– Jack...– dijo apenas Elsa y extendió la caja hacia Jack.

El peliblanco la volteo a ver y abrió los ojos como platos.

– Feliz día de San Valentín– dijo Elsa sonrojándose de sobre manera.

Jack tardó un poco en reaccionar. Cuando lo hizo, tomo la caja entre sus grandes manos y luego se la quedo observando.

– ¿Por qué? – dijo Jack con un poco de confusión.

– Pues porque quiero agradarte– dijo segura la ojiazul, llevándose las manos cerca de su corazón.

A Jack eso no lo sorprendió. Él sabía que Elsa era buena con todo el mundo, pero él no se merecía ese trato. Y eso le hacía enojar mucho.

– ¡Pero he sido muy malo contigo! ¡¿Acaso no te importa? – gritó histérico Jack.

– No, yo solo quiero llevarme bien contigo, Jack– dijo con un poco de tristeza Elsa.

Elsa bajo la mirada, así que no pudo ver como Jack sacaba algo del bolsillo de su chaqueta.

– Toma– dijo con voz seca Jack.

Elsa alzo la mirada y vio que en la mano del peliblanco había una caja de color rosa, muy bonita.

La ojiazul tomo la caja en sus pequeñas manos y la abrió. Lo que vio a dentro la sorprendió mucho. Era la primera foto de su bebé pero estaba enmarcada.

El marco era de color amarillo pollito, con un oso de color café en la esquina superior derecha. Era lo más hermoso que jamás había visto.

Las lágrimas aparecieron en sus ojos.

– Lo encontré en el parque y creí que lo ibas a querer de vuelta– dijo Jack con un leve sonrojo y esquivando la mirada de Elsa.

– Perdón por como he sido contigo pero no te prometo que le dejaré de ser– dijo el peliblanco.

– N-No me im-importa. Es lo m-más her-hermoso que m-me han da-do en años– dijo entrecortadamente Elsa a causa del sollozo.

– Muchas gracias Jack– dijo Elsa con una hermosa sonrisa que le detuvo el corazón a Jack.

El peliblanco abrió el obsequio de Elsa y vio el chocolate con forma de león que preparó.

– Perdón pero se aparecía a ti–

Jack pensó que era cierto. El cabello desordenado  y el ceño fruncido.

– Está muy bonito Elsa. Gracias– dijo Jack levemente sonrojado.

Después de eso el juego termino. Todos bajaron contentos, bueno excepto una persona.

Tooth no dejaba de gritarles a Tadashi, Aster e Hiccup. Cuando vio a Rapunzel casi se le va encima pero si no fuera por Tadd que la detuvo, es probable que se hubieran peleado.

Eugene al ver el bonito chocolate con forma de león, no dudo en decir que se parecía a Jack, logrando molestarlo.

Elsa vio lo animados que estaban sus amigos con una sonrisa.

Creo que le mostraré tu foto a Rapunzel y Anna mañana– pensó Elsa acariciando su vientre.

Y eso es todo por el Cap de hoy pobre Tadashi hirieron sus sentimientos diciéndole mastodonte :'l xD si les gusta denle clic a la estrellita, cuidense mucho chau chau!

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