Fin de curso y Ejercicios

Holaaa aquí les dejo un nuevo Cap espero que les guste mucho aquí va...

¿Qué es lo que los estudiantes anhelan más que cualquier cosa?

¿Algo por lo que festejarían hasta morir?

Así es, adivinaron.

El ultimo día de clases.

Ese día especial en donde se acaban las jornadas de aprendizaje y comienzan las valiosas vacaciones de verano.

Y en la academia de Coldbridge no sería la excepción.

– ¡Jack! ¡Despierta! ¡Hoy comienzan las vacaciones de verano! –

La dulce voz de su adorable novia hizo que regresara a la realidad.

Abrió sus ojos azules con pesadez. Se estiró para quitarse la pereza y después giro su rostro hacia donde se suponía que estaba Elsa. Pero ese lado de la cama estaba vacío.

– ¿Elsa? – pregunto Jack con desconcierto.

– ¡Estoy en la cocina! – contesto Elsa en tono alegre.

– En la cocina… ¡¿En la cocina? – exclamó Jack al recordar los "deliciosos" platillos que a veces preparaba su novia.

Jack salió de un salto de la cama para dirigirse a la cocina y asegurarse de que la ojiazul no preparara algo monstruoso.

Al llegar a su destino Elsa estaba dejando huevos revueltos en la mesa.

– Buenos días Jack. ¿Quieres desayunar algo? –

– Todo se ve normal– dijo Jack en un susurro examinando la comida recién preparada.

– ¿Dijiste algo? –

– No… yo iré a ducharme y luego regreso a desayunar, ¿sí? – dijo Jack sonriendo y saliendo del comedor para dirigirse al baño.

– Espero que le guste el desayuno– dijo Elsa feliz.

Después de desayunar ambos peliplateados se dirigieron tomados de la mano hacia su institución.

– ¡Increíble que hoy terminan las clases! ¿No Jack? – dijo Elsa muy sonriente.

– Sí, estaba comenzando a creer que este día nunca llegaría– dijo Jack haciendo una mueca de alivio.

– No exageres Jack. Mira ahí viene Eugene– dijo Elsa señalando hacia el frente.

Eugene se acercaba con algo de prisa a sus peliplateados amigos. Por increíble que pareciera, llevaba su uniforme correctamente y una corbata azul marino con rayas doradas.

– Qué bien luces Eugene, ¿Tú buen aspecto no tendrá que ver con que el hermano de Rapunzel estará en la escuela hoy o sí? – comento Jack cuando su amigo estaba enfrente de ellos, haciendo que su piel adoptara el mismo color que un tomate.

– Po-Por supuesto que no– dijo Eugene en su defensa.

– ¿Max estará aquí hoy? Emma estará muy contenta– dijo Elsa con inocente alegría.

– Es cierto, ya se me había olvidado que eres familiar de Rapunzel– dijo Eugene con una gran sonrisa de burla. Jack frunció mucho el entre cejo.

– Cállate mandril. Vamos Elsa– dijo Jack apresurando el paso mientras arrastraba a su novia confundida.

– ¡Nos vemos Eugene! E-Espera J-Jack, no tan rápido– decía Elsa intentando no tropezarse con sus propios pies.

– Lo siento Elsa. Es solo que… me moleste–contesto Jack mientras bajaba la velocidad de sus pasos.

– Jack…– susurro Elsa para después acariciarle una mejilla con sus frágiles dedos.

Jack cerró los ojos ante el placentero tacto de su novia y esbozo una sonrisa. Pronto sus facciones se suavizaron, dejándose llevar por ella.

Elsa poso sus labios sobre los de su novio, tan delicado como una pluma.

– ¡Tengan cuidado! No vayan a inducir el parto– dijo una voz con alegría.

Los peliplateados. se separaron sonrojados por ser vistos.

– Deja de molestar enana– dijo Jack molesto por la interrupción.

– Sino decía algo, eres capaz de propasarte con ella– dijo Rapunzel enfrentándolo.

– ¿Qué dijiste? –

– No se peleen tan temprano. Buenos días Rapunzel– dijo Elsa intentando calmarlos.

– Buenos días Elsa, ¿cómo está mi sobrinito favorito? – dijo Rapunzel hablándole al bebé, haciéndole caras raras que según ella se consideraban adorables.

– Es el único sobrino que tienes Punzie– dijo Eugene acercándose a su novia.

– Nadie te pregunto. Vamos Elsa– contesto Rapunzel llevándose a la ojiazul hacia la escuela.

– En verdad detesto a tu novia– dijo Jack viendo a Eugene.

– Claro que no, ella es tu mejor amiga–

Las clases pasaron con rapidez, los alumnos estaban muy ansiosos por la ceremonia de clausura que se llevaría a cabo durante la tarde.

Estaban cerca del sexto periodo, Elsa se encontraba con sus amigos tomando algo frío debido al intenso calor.

– ¡Estas bebidas están deliciosas Anna! –exclamó Aster mientras absorbía con frenesí la bebida de color verde.

– No es nada. Pronto empezare a trabajar en un puesto de batidos y tengo que practicar– dijo la elogiada para después seguir disfrutando de su bebida de color magenta.

– ¿A trabajar? ¿Para qué necesitas trabajar? –pregunto Rapunzel dejando de beber su batido de color amarillo.

– Bueno, a diferencia de ti, que eres una princesa que obtienes todo con solo chasquear los dedos, yo tengo que trabajar para obtener dinero– dijo Anna con algo de burla.

– ¿Puedo trabajar contigo Anna? – pregunto Elsa con alegría, mientras dejaba su bebida azul en el césped.

– ¿QUÉ? – gritó Jack escupiendo su bebida de color rojo en la cara de Aster.

– Claro Elsa, será divertido– dijo Anna con una sonrisa.

– Vaya Jack, no sabía que no podías mantener a tu novia– dijo Eugene para después soltar una enorme carcajada mientras Kristoff lo acompañaba.

– ¿De qué te ríes Kristoff? Tu novia ya trabaja y tú eres un holgazán– contesto Jack ocasionando que la cara de Kristoff se coloreara de rojo.

– ¿Qué ocurre Jack? ¿No es una buena idea? –pregunto Elsa poniendo esa clase de ojos, a los que no les puedes decir que no. Jack trago saliva con dificultad.

– No… no es eso Elsa. Es solo que… no me gustaría que te esfuerces, ya sabes por la salud del bebé–

– Está bien, entiendo– dijo Elsa con voz apagada.

– Eres un macho sin remedio– dijo Rapunzel, quien lo veía con mala gana.

– No es de tu incumbencia– la encaro Jack.

– No te dejes Elsa. Ponle condiciones– dijo Hiccup con alegría.

– ¡Hiccup! – exclamó Jack, sintiéndose traicionado.

– Lo siento Jack, solo estoy siguiendo el consejo de mi novia– le explicó el castaño señalando su celular.

– ¿Condiciones? – susurro Elsa pensativa.

– E-Espera Elsa…–

– Es científicamente comprobado que las mujeres siempre llevaran las riendas de una relación– dijo Kristoff.

– Ya se. No trabajare pero tu tendrás que acompañarme a mis ejercicios terapéuticos– dijo Elsa con una gran sonrisa.

– ¿Te-Terapéuticos? – pregunto Jack con miedo.

– Esto será divertido– dijo Eugene. Rapunzel abrazo a su novio y con una linda sonrisa le dijo:

– Qué bueno que lo encuentres divertido cara de mandril, porque irás con él–

– ¡¿QUÉ? – gritó Eugene incorporándose de golpe.

– ¿En serio Eugene? Eso sería grandioso– dijo Elsa mientras sus ojos se iluminaban.

– Que dulce de tu parte Eugene– dijo Anna.

– Rapunzel también irá– afirmó Elsa mientras aplaudía con entusiasmo.

– ¿Qué? Espera Elsa yo no dije que…– pero una mano grande y cálida se posiciono en su hombro interrumpiéndola.

– Oh, claro que irás amor– le dijo Eugene al oído, casi en tono amenazador.

Las clases terminaron y el día dio comienzo a la ceremonia de clausura.

De pronto la voz del director se hizo casi inaudible debió a los gritos de alegría y los aplausos frenéticos por parte de los alumnos del instituto. Todos estaban emocionados por las vacaciones de dos meses que tendrían.

– Rapunzel– la llamó una voz grave y masculina. La rubia giro su rostro hacia donde provenía esa voz tan familiar y lo vio.

– ¡Hermano! ¡Vamos Eugene! – exclamó Rapunzel tomando la mano de su novio y arrastrándolo hacia Max.

Los demás del grupo observaban como Eugene casi se desmayaba por tener al jefe de la familia Corona ante él.

– Pobre Eugene– dijo Aster viendo la escena.

– Sí, tener a Max de cuñado no ha de ser divertido– dijo Jack mientras jugaba con el cabello de su peliplateada novia.

– Estoy de acuerdo contigo– dijo Tadashi con tranquilidad.

– No sean así chicos, no creo que sea tan malo ser pariente de Max– dijo Elsa.

– Es cierto Jack, después de todo es el prometido de Emma, ¿no? – dijo Anna viendo la divertida reacción de Jack.

– Te voy a…–

– ¡Elsa! – la llamó alguien a su espalda, interrumpiendo las amenazas de Jack.

– ¡Bella! – exclamo Elsa mientras corría a los brazos de su tutora.

– Hola chicos. Elsa, ¿qué harás está noche? – le pregunto la castaña viéndola directamente a los ojos.

– Tengo que ir a un curso especial por la tarde, pero después… no tengo nada, ¿por qué preguntas Bella?–

– Es una sorpresa. Paso por ti a las 8 de la noche, ¿está bien? – le dijo Bella mientras le guiñaba su ojo derecho.

– Ehmm… sí está bien– contesto Elsa con una sonrisa.

– Solo viene para avisarte. Nos vemos en la noche Elsa, adiós mocoso– le dijo Bella a Jack, dedicándole una mirada asesina antes de voltearse e irse.

– Esa maldita bruja– mascullo Jack molesto.

– Se ve que a Bella no le agradas en lo absoluto– dijo Kristoff.

– Eso me importa muy poco–

– No digas eso Jack. ¿Me pregunto qué sorpresa me tendrá? – se pregunto Elsa viendo hacia el cielo y colocándose un dedo en el mentón.

– Elsa, ¿a qué hora tienes tus ejercicios? –pregunto Rapunzel acercándose con Eugene detrás.

– Mmm… creo que a las 5 de la tarde Punzie–

– Muy bien, entonces nos veremos en el hospital a esa hora, ¿sí? Vamos Eugene– dijo Rapunzel arrastrando a su novio hacia la salida donde los esperaba Max.

– Esta bien, vayan con cuidado– dijo Elsa mientras se despedía agitando la mano y con una sonrisa.

– ¡JAAAACK! –

El mencionado simplemente dio un paso hacia su costado y vio como su progenitor se estrello en el suelo de su escuela.

– Papá, ¿por qué siempre tienes que ser tan ridículo? – dijo Olivia acercándose a su hermano.

– Papá, ¿Cuándo dejaras de molestar a mi hermano? – dijo Emma.

– ¡Elizabeth! ¡Nuestros hijos no me comprenden! Yo solo quería felicitar a Jack por haber llegado a las vacaciones de verano– dijo Nicolás con unas enormes lagrimas brotando de sus ojos.

– ¡Podrías hacerlo como un padre normal! – gritó un irritado Jack.

– Yo creo que tu padre, es muy tierno– dijo Elsa con una sonrisa.

– ¡Sabía que tu si me comprenderías Elsa! – exclamó Nicolás, recuperándose de inmediato y abrazando a su nuera.

– ¡No la abraces de esa manera!– dio Jack para después golpear a su padre en el rostro.

– Elsa, vamos a casa– dijo Jack extendiéndole la mano a su novia.

La ojiazul se sonrojo un poco, luego sonrió y se apresuro hacia él.

– Siempre tienes que arruinar todo– dijo Olivia pasando sobre su herido padre.

– Rápido papá quiero un helado– exclamo Emma con alegría.

– Mis hijos no me quieren– susurro Nicolás mientras veía como sus hijas se alejaban de él.

Jack y Elsa llegaron a comer carne asada a su casa, se bañaron, se arreglaron y después de dirigieron hacia el hospital.

– Elsa, ¿Quién será el maestro de la clase? –pregunto Jack mientras entraban a la sala de espera.

– En realidad no lo sé Jack. Creo que será Fiorella– contesto Elsa, haciendo que su novio sudara frío al pensar en su temible tía.

– ¡Elsa! ¡Qué bueno que estas aquí! –exclamó una voz conocida y alguien la abrazó por la espalda.

– ¡Suéltala! – gritó furioso Jack golpeando a Lucas en el rostro.

– Doctor Lucas…–

– ¿Cuándo vas a aprender a respetar a mi novia? –

– Ho-Hola J-Jack… ¿Cómo estás? – dijo Lucas acariciándose la parte afectada de su cara.

– Maldito pervertido– dijo Jack viendo como su tío se incorporaba.

– Sí, sí. ¿Qué hacen aquí chicos? Hoy no tienes cita Elsa–

– Si lo sabemos. Hoy tengo una clase de ejercicios con Fiorella– contesto alegre la peliplateada.

– Ah es cierto. Pero mi esposa no dará la clase, ya que la mande a descansar– explico el castaño doctor mientras veía unos expedientes.

– ¿Fiorella se encuentra bien? – pregunto algo preocupado Jack.

– Sí está perfectamente. Solo tiene mareos y fatiga por el embarazo–

– Que alivio. Pero, ¿Quién dará la clase Doctor Lucas? –

Lucas dejo de leer los papeles, para observar a la joven pareja. Sus ojos tenían un brillo de misterio y diversión que asusto a Jack.

– Pronto lo sabrán– dijo el castaño esbozando una sonrisa. Lucas giro sobre sus talones para después irse por el pasillo.

– ¿Qué fue eso? – se pregunto Jack.

– ¡Elsa! – la alegre voz de Rapunzel se escucho por la sala de espera, haciendo que la ojiazul girara su rostro para poder ver a su amiga.

– Rapunzel, que bueno que viniste–

– Hey Jack, ¿por qué esa cara? – dijo Eugene viendo el rostro de preocupación de su amigo peliblanco.

– Tengo un mal presentimiento– contesto Jack aún viendo por donde había desaparecido el doctor.

Rápidamente el grupo de jóvenes se dirigió hacia donde serian las clases. Encontraron el cuarto que les había indicado una enfermera. Al llegar, lograron escuchar la voz de la que parecía ser la instructora.

– Jack, ¿no se te hace conocida esa voz? –pregunto Elsa extrañada.

Jack abrió los ojos como platos y con una gran fuerza abrió la puerta de golpe. Lo que vio allí adentro lo dejo helado.

– Jack, ¿Qué ocurre? ¿Por qué no entras? –

No hubo respuesta.

– ¡Hey Jack entra de una vez! – grito Rapunzel empujando a Jack hacia adentro, provocando que estrellara el rostro en el suelo.

– Que sutil eres amor– dijo Eugene refiriéndose a su novia.

– ¿EEEHHHH? ¿Aiko? – exclamo Elsa señalando a la señora enfrente de ella.

– ¡Elsa! – contesto la pequeña mujer, apresurándose para poder abrazarla.

– Elsa, ¿Conoces…?–

– ¡Aiko! – exclamo Rapunzel interrumpiendo a su novio, que estaba más que confundido.

– ¡Rapunzel! ¡Cuánto tiempo sin verte! –

– Punzie, ¿conoces a la señora Aiko? –

– Sí, recuerda que Jack y yo nos conocemos desde que éramos niños– contesto Rapunzel con una sonrisa.

– Cuando yo iba a visitar a la familia de Jack, siempre estaba Rapunzel jugando ahí. Ah… que tiempos– dijo la mujer recordando el pasado.

– Ya veo. Con que eso es lo que paso. Me hubiera gustado conocer a la Rapunzel bebé– dijo Eugene con un ligero sonrojo.

– Calla Eugene– dijo Rapunzel algo incomoda por las ideas de su adorado novio.

– ¡Eso no es importante! ¿Qué haces aquí vieja? –grito por fin Jack, ya recuperado del golpe.

– Eres de acción retardada– dijo Rapunzel con burla.

– Cállate enana, que fue tu culpa, por ser tan poco femenina– contraataco Jack.

– ¿Qué dijiste? – exclamo molesta Rapunzel.

– Lo que escuchaste enana del demonio–

– Siguen siendo igual que cuando eran niños. No han crecido nada– comento Aiko riendo por la escena de los dos amigos.

– Olvida eso. Aun no me respondes– dijo Jack señalando a la vieja señora.

– Que grosero eres. Me das lastima Elsa. Fiorella me llamo hace unos días, pidiendo que la ayudara con las clases aquí en el hospital–

– ¿Tu serás la tutora? –

– En verdad eres lento Jack– dijo Eugene con pena de su amigo.

– Eso es fabuloso Aiko– exclamo con alegría Elsa.

– ¡Qué bueno que pienses así Elsa! ¡Eres adorable! –

– Ehmm… disculpe profesora… ¿va a continuar la clase? – pregunto alguien del grupo.

Fue cuando todos se dieron cuenta que habían estado discutiendo enfrente de toda la clase. Ruborizados, todos se ubicaron en sus respectivos lugares.

– Disculpen la interrupción. Sigamos con la clase. Como les decía… en este curso aprenderán las diferentes posiciones y los diferentes ejercicios que deberán realizar de ahora en adelante para tener un parto exitoso. Primero papás pónganse detrás de mamá. Mamás siéntense con las piernas dobladas por favor–

Jack se posiciono detrás de Elsa, colocándole las manos en la cintura para darle seguridad.

Eugene y Rapunzel hicieron los mismo, pero con un poco mas de vergüenza.

– ¿Rapunzel? ¿Acaso tu también estas…?–

– ¡NO! Solo estamos acompañándolos a ellos–exclamo con pena Rapunzel mientras señalaba a los peliplateados.

– Claro. Solo procura que Max no se entere de que estas en esta clase– dijo la señora desviando la mirada con una sonrisa.

– Rapunzel… creo que me siento mal– dijo Eugene poniéndose azul del miedo al pensar en su cuñado.

– Se un hombre Eugene– dijo Rapunzel

Jack no pudo evitar reírse de sus amigos, sobre todo de Eugene.

– Primera posición: Sentada con la espalda recta y las piernas dobladas, apoyando planta con planta, sostener los brazos a la altura de los hombros, levantar contrayendo, doblando codos y bajar a la altura de los hombros nuevamente, este ejercicio lo deben repetir 8 veces al día. Papás deben ayudar a mamá a sostener los brazos, ¿entendido? – dijo la vieja Aiko viendo como los padres primerizos seguían sus instrucciones.

– ¡Eugene lo estás haciendo mal! ¡Me haces cosquillas! – exclamo Rapunzel entre enfadada y riendo.

– ¡Lo haría bien si dejaras de moverte! – contesto Eugene viendo a su novia a la cara.

– Muy bien prosigamos–

– Segunda posición: Sentada con la espalda recta, dobla y contrae los brazos y ciérralos al frente apoyándolos con fuerza, sube y baja los brazos, repetir dos veces al día, no lo olviden por favor–
– ¡Hey cuida tus manos! – exclamo Rapunzel antes de golpear a Eugene en la cara.

– ¡Rapunzel! – dijo Elsa preocupada por la reacción repentina de su amiga.

– ¿¡Que! ¡Él me toco en partes prohibidas! –

– ¡No fue apropósito! – se defendió Eugene por las acusaciones de la rubia.

– Eugene pervertido– se burlo Jack haciendo que el mencionado se sonrojara hasta las orejas.

– ¡Cállate! ¡Con que cara me dices pervertido cuando tu estas a punto de ser padre! –

– Muy bien basta ya. Es suficiente de peleas. Ustedes dos afuera– dijo la vieja Aiko señalando a Eugene y Rapunzel. Ambos jóvenes salieron de la habitación sin reclamar nada.

– Me las pagaran en la siguiente vez. Continuemos–ordeno Aiko algo seria.

Después de que sacaron a Eugene y a Rapunzel, la clase siguió con normalidad. Poco a poco las personas comenzaron a salir, entre ellos los jóvenes peliplateados.

– ¿Qué tal les fue? – pregunto Eugene con cara de pocos amigos.

– Bien, creo. ¿Están peleando? – pregunto Elsa.

– Sí– contestaron al mismo tiempo.

– Ya veo. Vamos Eugene tenemos clase– dijo Jack jalando a su amigo por el brazo.

– ¿Clase? ¿Aún no terminamos? – dijo Rapunzel sorprendida.

– No. Tú vienes conmigo Punzie, los chicos tienen una clase diferente– contesto Elsa con una sonrisa, llevándose a su amiga por uno de los pasillos.

– ¿A dónde vamos Jack? –

– No lo sé. La vieja Aiko no dijo nada– contesto Jack, para después recibir un golpe en la cabeza.

– ¡¿QUE TE OCURRE? – le grito Jack a la persona responsable.

– Para que aprendas a respetarme un poco. Bienvenidos a la siguiente fase– dijo la vieja Aiko sonriéndole a todos los padres que se encontraban ahí.

– ¿Qué vamos a hacer abuela? – pregunto Eugene sin muchos ánimos y recibió un zapato en la cara como respuesta.

– ¡No me digas abuela! Estamos aquí porque van a ver un parto–

– ¡¿QUEEEEEE? – gritaron TODOS los presentes varones.

– Lo que escucharon. Por favor miren detrás de ustedes– dijo una enfermera con una gran sonrisa. Los hombres giraron sobre sus talones y unas cortinas se abrieron, dejando ver una ventana enorme. Atreves de esa ventana se observaba un quirófano, con muchos aparatos funcionando, había mucha luz dentro y una camilla blanca. De pronto llego otra camilla con una mujer arriba, su expresión parecía de mucho dolor. Los doctores y enfermeras, trasladaron a la paciente de una camilla a otra.

– Esta en trabajo de parto. Enfermera el dilatador–se escuchaba como el doctor daba las instrucciones. La enfermera le dio unas pinzas metálicas y el doctor las colocaba dentro de la mujer.

– Muy bien señora puje– ordeno el doctor, preparado para recibir al nuevo ser humano.

– ¡Aaaahhh! – exclamaba la mujer por el esfuerzo. De repente por la cavidad de la mujer se empezó a asomar una pequeña cabeza. Se podía ver la sangre que fluía con libertad.

– ¡Aaaahhh! – Solo un poco más señora–

Y como si fuera magia, el bebe salió.

– ¡Wuuuaaaaa! – fue el primer sonido que emitió el pequeño. El doctor cortó el cordón umbilical. La enfermera lo envolvió en una manta azul celeste y se lo dio a su madre.

– Hola, mi pequeño Ryu. Soy tu mamá–

Las cortinas se cerraron.

– ¿Qué les pareció? – pregunto la vieja Aiko viendo como algunos tenían nauseas y otros estaban muy sorprendidos.

– Creo… ¡Creo que fue hermoso! ¿No crees Jack? –pregunto Eugene girando el rostro hacia donde debería estar Jack, pero no estaba.

– ¿Jack? – dijo Eugene extrañado porque su amigo estaba tirado boca abajo en el suelo.

– No puedo creer que esto va a vivir Elsa. Soy de lo peor– dijo Jack lamentándose.

– Vaya, al parecer no eres tan fuerte como dices–comento Aiko con burla.

– Cállate– Los chicos se reunirían con sus novias en la recepción del hospital. Cuando las vieron, corrieron a abrazarlas con mucha fuerza.

– ¡Elsa! ¡Te amo! ¡Perdóname por lo que vas a sufrir! – decía Jack.
– ¡Rapunzel! ¡Te amo! ¡Tengamos un hijo! – decía Eugene, provocando un enorme sonrojo en su novia.

– ¿Qué dices? Eugene, ¿te lavaron el cerebro? –contesto Rapunzel con desconcierto.

– No, solo creo que es lo más maravilloso del mundo. Cásate conmigo y tengamos un hijo–

– No Eugene. Estás loco, al menos… no por ahora–contesto Rapunzel zafándose del abrazo algo apenada.

Eugene sonrió, hizo que Rapunzel lo mirara y la beso con pasión.

– Te amo princesa–

– Tonto– dijo Rapunzel ocultando su rostro en el pecho de su novio.

– Creo salió muy bien, ¿no crees Jack? –

– Si, vamos a casa. La bruja te va a ir a buscar– dijo Jack en broma, provocando la risa de su novia.

Ya estaban saliendo del hospital, cuando un auto negro les tapo el paso. Del cual salió Bella, iba vestida muy elegante.

– Bella, ¿Qué haces aquí? ¿Pensé que nos veríamos en casa? – dijo Elsa acercándose a su tutora.

– Si lo sé pero, no podía aguantar. Quiero que conozcas a alguien– cuando termino de decir estas palabras, se abrió la puerta del piloto y salió un hombre de cabello color caramelo, con una sonrisa misteriosa. Vestía un traje negro muy elegante.

– Él es James Colleen, mi novio– declaro Bella con una sonrisa.

– Somos más que eso amor– contesto James. Su voz era muy tranquila y amable.

– Es cierto. ¡Nos vamos a casar! –

Elsa se quedo helada. No sabía que decir y no era la única en ese estado. Los ojos celestes se comenzaron a nublar por las lágrimas retenidas.

– ¿Casarte? – susurro la ojiazul.

¿Por qué reaccionas así Elsa?

Y eso fue todo por el Cap de hoy, lamento haber tardado tanto en subirlo, si les gusto no olviden darle a la estrellita y por favor comenten, besoos, los veo en el siguiente capitulo chau chau

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