Celoso y Pastel

Hola aquí les dejo un nuevo Cap disfrutenlo c:

Lunes por la mañana.

Elsa abría con pesadez sus ojos.

Había sido una noche maravillosa.

Elsa se incorporó de golpe al recordar que había sucedido la noche anterior.

Dormí con Jack– pensó la ojiazul y sus mejillas se tornaron rojas.

Al girar su rostro logró observar el de Jack.

Aún dormía y estaba tranquilo.

– Jack–

Con mucho cuidado,Elsa se acercó al rostro de Jack.

Con el dorso de su mano, lo acarició desde la sien hasta el cuello.

Jack respiraba profundamente, con cada caricia suspiraba y con cada suspiro Elsa se acercaba más a su rostro.

Justo cuando sus labios rosaron los de Jack, la ojiazul se dio cuenta de lo que estaba haciendo y dio un brinco retrocediendo.

Con el movimiento brusco de Elsa, Jack se despertó.

– ¿Elsa? – pregunto confundido y adormilado.

Jack dio un gran bostezo y se estiro.

– ¿Qué sucede? –

– Ehmm… nada Jack. Es hora de levantarse– dijo Elsa mientras se incorporaba torpemente y se dirigió hacia su propio cuarto.

Ya en su habitación, Elsa recuperó la respiración.

Estaba con el corazón acelerado.

– Casi lo beso– susurro Elsa tocándose los labios con la yema de los dedos.

Despejo su cabeza y abrió su armario.

Tomó su uniforme y se metió a bañar.

Después de la ducha caliente Elsa se vistió y salió del baño.

Dejo entrar a Jack, quién seguía medio dormido.

Mientras el peliblanco se duchaba, Elsa preparaba el desayuno.

– ¿Qué querrá Jack de desayunar? – se pregunto Elsa.

Decidió hacer huevos fritos y pan tostado para acompañar.

Puso la mesa, dejo listo el desayuno y se sentó a esperar a Jack.

Cuando Jack salió del baño, pudo percibir el olor de la comida recién preparada.

Siguió la esencia que hacia rugir su estomago.

Cuando llego al comedor, pudo ver a Elsa esperándolo con una gran sonrisa.

– Elsa, no era necesario– dijo Jack apenado.

– Claro que sí Jack. Quería agradecerte por… lo de… anoche– dijo Elsa con un leve rubor.

– Eso… no fue nada–

– Gracias Jack. Que disfrutes el desayuno–dijo Elsa sonriendo.

– Sí. ¡Gracias por la comida! – exclamó Jack comenzando a desayunar.

Ambos jóvenes desayunaron tranquilamente.

Después de todo estar juntos no era tan malo.
*****

– ¡Rapunzel! – gritó Anna.

Llevaba esperando en la entrada del instituto a la ojiverde durante diez minutos.

– ¿Anna? – pregunto confundida Rapunzel, quien se acercaba a la entrada con Eugene detrás.

– Punzie, ¿llevaste acabo nuestro plan? – pregunto con una sonrisa Anna.

La ojiverde sonrió con complicidad y asintió.

– ¿Plan? ¿Cuál plan? – pregunto perdido Eugene.

– Pues verás… ayer dejamos plantada a Elsa a propósito–

– Queríamos que se quedara sola con Jack– dijo Anna.

– ¿En serio? Nosotros hicimos lo mismo– dij Eugene tocándose la barbilla.

– Sí, lo sabemos– contestó Rapunzel.

– ¿Cómo lo saben? –

– Pues Kristoff me llamo ayer por la mañana y me dijo que faltarían a propósito. Se me ocurrió hacer lo mismo– contestó Anna sonriendo.

– Oooh… con que fue eso– dijo Eugene.

– Me pregunto cómo les habrá ido– se cuestionó Rapunzel.

– Creo que pronto lo sabremos– dijo Anna observando algo.

Rapunzel y Eugene giraron su rostro con dirección hacia lo que la capitana veía.

Eran Jack y Elsa.

Pero venían caminando juntos y conversando.

Estaban felices.

– ¡Anna! ¡Punzie! ¡Eugene! –exclamó Elsa apresurándose hacia sus amigos.

– Buenos días Elsa– dijeron al mismo tiempo las chicas.

– Vaya Jack… al parecer te está sentado bien eso de ser papá– dijo Eugene intentando molestar al peliblanco.

– ¿A qué te refieres con eso? – pregunto Jack  ya con el ceño fruncido.

– Me refiero a que ahora si eres cariñoso con las chicas o mejor dicho… solo con Elsa– esto último Eugene lo dijo en voz baja, solo para los oídos de Jack.

El joven peliblanco se sonrojo intensamente.

Y Elsa lo notó.

– Jack, ¿estás enfermo? – preguntó Elsa mientras se acercaba a Jack y le tocaba la frente con una mano.

Jack se sonrojo más con el contacto de Elsa.

– S-Sí– dijo tartamudeando.

– Estás muy rojo– dijo preocupada Elsa, quitando su mano de Jack.

Con ese comentario Eugene se comenzó a reír muy fuerte.

– ¿Qué ocurre? – se pregunto Elsa viendo a Eugene.

– ¡Ya basta Eugene! ¡Me avergüenzas! – lo regaño Rapunzel mientras lo arrastraba hacia el instituto con los demás siguiéndoles el paso.

– Eugene está loco– dijo Anna observando como el chico de cabello castaño se seguía carcajeando llamando la atención de los demás estudiantes.

– ¡Basta! – dijo Rapunzel metiéndole el puño en la boca a Eugene, provocando que este se ahogara.

Un chico de cabello castaño y con ojos azules pasaba por el alboroto armado por Eugene y Rapunzel.

Decidió ir a ver.

– ¿Qué sucede? – le pregunto el chico ojiazul a unos de los espectadores.

– Son Eugene y Rapunzel otra vez– contestó el chico como si fuera lo más normal del mundo.

– Ya veo– dijo el ojiazul abriéndose paso entre el tumulto de alumnos.

Cuando el chico de ojos azules quedo hasta enfrente de toda la gente, pudo ver a Elsa.

– Qué hermosa– susurro el chico ojiazul.

Se estaba acercando a Elsa pero justo en ese momento la campana sonó.

– ¡Vamos Jack! – dijo Elsa tomando a Jack por el brazo y jalándolo hacia su salón de clases.

El chico de ojos azules no pudo hacer otra cosa más que observarla irse.

– Averiguare quien eres– se dijo a sí mismo el ojiazul.

Durante el descanso.

– ¡Elsa! ¿Almorzamos juntas? – pregunto Rapunzel, acercándose a la peliplateada.

– Claro Rapunzel. Solo iré a comprar algo. El bebé quiere algo dulce– dijo sonriente Elsa mientras tomaba su dinero.

– Está bien. Nos vemos en la azotea–

Elsa asintió y salió sola del salón con dirección a la cafetería.

Compró una gran cantidad de chocolates y unos jugos de naranja.

Llevaba dos enormes bolsas que le impedían ver bien su camino.

Y fue cuando chocó con alguien.

El impacto provocó que a Elsa se le cayeran sus cosas.

– Lo-Lo lamento. No te vi– se disculpo Elsa.

– ¿Estás bien? – dijo el desconocido con el que chocó.

Elsa lo volteo a ver y se sorprendió al ver lo guapo que era.

Un chico con el cabello castaño, despeinado, dándole un toque rebelde. Tenía unos impresionantes ojos azules y piel bronceada. Era alto y algo musculoso.

– Sí– dijo Elsa.

– Mi nombre es Jim Hawkins – dijo el ojiazul mientras recogía los dulces de Elsa.

– ¡E-Espera! ¡No te molestes! – dijo Elsa al tiempo que se inclinaba para tomar un chocolate.

– No es molestia– dijo Jim con una gran sonrisa.

– Gracias Jim– dijo Elsa sonrojándose ligeramente.

– De nada… eh… lo siento no se tu nombre–

– Ah… lo lamento. Soy Elsa Arendell, mucho gusto–dijo Elsa sonriendo.

Jim se sonrojo por la hermosa sonrisa de la ojiazul.

– Qué linda eres Elsa– dijo Jim casi sin pensar.

Elsa se ruborizo.

– Ah… lo siento-

- No te preocupes-

En la azotea del instituto…

– Rapunzel, ¿en dónde está Elsa? – pregunto Jack notando que Elsa no había llegado con Rapunzel.

– Dijo que iría a comprar– contestó la ojiverde mientras se sentaba junto a Eugene.

– Pero ya se tardo, ¿no creen? – dijo Anna observando la puerta de la azotea.

– Tal vez se encontró con un chico guapo y se distrajo– dijo Eugene buscando molestar a Jack

Al escuchar ese comentario Jack se puso tenso y miles de imágenes pasaron por su mente poniéndolo furioso.

– ¡Iré a buscarla! – dijo Jack con un tono de voz molesto.

Sus amigos rieron.

Jack estaba a punto de tocar la puerta cuando esta se abrió de repente.

Elsa apareció detrás de la puerta. Estaba riendo y un chico desconocido para los presentes venía junto a ella.

– ¡Jack! ¿A dónde vas? – pregunto Elsa observando a Jack.

– Estaba por salir a buscarte pero veo que vienes acompañada– dijo Jack con enfado. No le quitaba la mirada de encima al chico de ojos azules, quien sonreía bastante.

– Oh… lo siento. Él es Jim Hawkins– dijo Elsa presentado a su nuevo amigo.

– Hola, ustedes deben ser los amigos de Elsa. Mucho gusto–

Cómo se atreve a hablarle con tanta confianza– pensó furioso Jack.

– ¡Ah que guapo! ¡Mi nombre es Rapunzel Corona! – dijo la ojiverde llegando rápidamente junto a Jim y tenía las mejillas rosadas.

– ¡Hola! ¡Rapunzel! – dijo alegre Jim.

– ¡Hey! ¿Qué estás haciendo enana? – exclamó Eugene acercándose a Rapunzel y tomándola por el brazo.

– ¡Pues que parece me estoy presentando! –contesto Rapunzel furiosa.

– ¿Y por qué dices que está guapo? – pregunto con recelo Eugene.

– Porque lo es– contestó Rapunzel con naturalidad.

Eugene arrugo el rostro haciendo una mueca de desagrado y fue cuando Rapunzel lo comprendió.

– Acaso… ¿estás celoso? – dijo Rapunzel con una sonrisa de burla en el rostro.

– Ja… eso nunca y menos de ti– dijo Eugene soltándola y yéndose a su lugar pero tenía toda la cara roja.

Punzie rió alegre.

– Elsa… ¿ellos son siempre así? – pregunto Jim acercándose a Elsa.

– Solo cuando están contentos– contestó la ojiazul sonriendo.

– Elsa, ¿vas a almorzar? – pregunto Jack llamando la atención de la joven.

– Ah… claro. ¿Jim quieres desayunar con nosotros? – le pregunto Elsa sorprendiendo a todos.

– ¡Claro Elsa! ¡Mientras me siente a tu lado! –dijo Jim.

Jack frunció más el entre cejo.

– Sí– contestó Elsa.

La ojiazul se sentó junto a Aster y Jim junto a Elsa.

Jack estaba furioso. Se acercó a Aster y de un empujón lo separó de Elsa para poder tomar su lugar.

– ¡Oye Jack! ¡Eres un abusivo! – gritó Aster con lágrimas en los ojos.

– Ahora no Aster– dijo Jack con un aura siniestra rodeándolo por completo y con una mirada de asesino.

– S-Sí… Jack– dijo Aster con miedo ocultándose detrás de Tadashi.

– Ehmm… y dime Jim, ¿de qué grado eres? – pregunto Anna.

– Soy de tercer año–contestó Jim con una sonrisa.

– Ya veo. ¿Cómo conociste a Elsa? – pregunto Rapunzel.

– Pues… Jim y yo chocamos en el pasillo y muy amablemente me ayudo a recoger lo que se me cayó– contestó Elsa apenada.

– Vaya Elsa que torpe– dijo Eugene sonriendo.

– Sí es torpe pero también es muy bonita– dijo Jim provocando el sonrojo de Elsa.

Cuando Jack escuchó ese comentario rompió el cubierto que estaba sosteniendo. Estaba realmente irritado.

El sonido del cubierto al romperse puso en alerta a todos los presentes.

– ¿Jack? – pregunto Elsa

Jack se incorporó de golpe, asustando a Elsa.

Le dedicó una mirada glacial a la peliplateada y salió de la azotea.

Elsa tenía los ojos como platos.

– ¿Qué le pasa a ese? – dijo Jim algo molesto.

– Así es Jack– contestó Kristoff y Tadashi asintió sin decir nada.

Elsa agacho la mirada ocultándola detrás de un flequillo.

Se paró lentamente.

– Ahora vuelvo– dijo la peliplateada siguiendo el mismo camino que tomó Jack.

– Jack es un idiota– dijo Punzie con cansancio.

Elsa buscó a Jack por todas partes pero no lo encontró.

Justo cuando estaba a punto de rendirse algo llamó su atención.

Una cabeza blanca que sobre salía de unos arbustos en el jardín del instituto.

Se apresuro hacia ese lugar convencida de que era Jack.

– ¡Jack! – exclamo Elsa cuando lo pudo ver con mayor claridad.

– ¡Elsa! ¿Qué haces aquí? – pregunto Jack sorprendido.

– Vi-Vine a ver si estas bi-bien– dijo Elsa tímidamente.

– Lo estoy, ahora vete–

– N-No–

Jack se sorprendió con la respuesta de Elsa.

Cerró los ojos con frustración y comenzó a caminar.

– Bien entonces yo me voy– dijo Jack pasando junto a Elsa.

La ojiazul frunció el ceño, furiosa, giro sobre sus talones y se lanzó contra Jack aferrándose a su espalda.

– ¡Aaa! ¿Qué haces? ¡Torpe! – grito Jack mientras se sonrojaba por tener a la chica tan cerca de él.

– No dejaré que te vayas hasta que me digas que tienes– exclamó Elsa asegurando más a Jack.

– ¡Suéltame! –

– ¡No quiero! –

– ¡Qué me sueltes! –

– ¡Qué no! –

Jack y Elsa se observaban con enojo.

Ninguno de los dos iba a ceder.

Jack suspiro cansado.

– Vas a ser mi muerte– dijo Jack y colocó una mano en la cabeza de Elsa, acariciándola.

– Jack, ¿qué sucedió? – pregunto Elsa con unas pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos celestes.

– No lo sé creo que… ese chico Jim… me hizo enojar– dijo Jack volteando su rostro hacia otro lado escondiendo su sonrojo de la mirada de Elsa.

– ¿Jim? Pero…–

– No me preguntes por qué ya… no lo sé– dijo Jack quitando su mano de la cabeza de Elsa.

La pelplateada se dio cuenta que aún seguía abrazando a Jack y lentamente lo fue soltando.

– Lo siento Elsa– dijo Jack.

– No importa Jack… mientras no me vuelvas a mirar de esa manera todo estará bien–dijo Elsa seria para luego dedicarle una hermosa sonrisa a Jack.

Jack asintió y ambos regresaron al edificio para seguir tomando sus clases.

Al final del día los peliplateados se despidieron de sus amigos y se dirigieron a su casa.

– ¿Sabes Jack? Mañana podremos saber el sexo del bebé– dijo Elsa mientras se tocaba su abultado vientre.

– ¿En serio? – pregunto Jack observándola.

– Sí. Iras, ¿verdad? – pregunto Elsa.

– Claro que sí–

– ¿Qué quieres para cenar Jack? – pregunto Elsa con singular alegría.

– ¿Qué te parece sí hoy vamos a cenar con mi familia? – pregunto Jack.

– Está bien–

Cuando llegaron a casa de la familia Overland fueron recibidos por una persona inesperada.

– ¡Elsa! –

– ¡Bella! ¡¿Qué haces aquí? – exclamó Elsa acercándose a su tutora.

– ¿Ya se te olvido? Te dije que no quería vivir sola y que estaría viviendo con los Overland– explicó Bella dirigiéndose hacia la sala.

– Papá, ¿tu aceptaste esto? – le pregunto Jack a su padre.

– Pues no tenía opción. Esa mujer me da miedo–susurro Nicolás.

– ¿Qué dijiste? – pregunto Bella con una mirada asesina.

– Bella, ¿desde cuándo estás aquí? –pregunto Elsa.

– Desde ayer en la noche– respondió la castaña.

– Y ¿por qué no nos dijiste algo antes papá? –pregunto Jack.

– Pues veras hermano, a este viejo se le olvido todo con la emoción del viaje al lago– respondió Olivia.

– Ah… mi viaje al lago– dijo Nicolás deprimido.

– ¡Hermano! ¿Van a cenar? – pregunto Emma.

– Sí Emma–

– Muy bien. Iré a poner la mesa– dijo Emma acercándose a la puerta de la cocina.

– ¡Espera Emma! ¡Lo haré yo! – exclamó Elsa siguiendo a Emma hacia la cocina.

Después de que Elsa y Emma dejaron todo listo, la nueva y renovaba familia Overlans se sentó a cenar.

Pero no sería una cena tranquila.

– ¡Esto está delicioso! – dijo Elsa probando un trozo de carne que había preparado Emma.

– Gracias Elsa. Es el favorito de mi hermano– contestó agradecida la pequeña castaña.

– ¿En serio? ¡Bien! ¡Emma enséñame a cocinar carne! ¡Por favor! – dijo Elsa muy decidida.

– Elsa serás una gran esposa– dijo Bella dedicándole una linda sonrisa.

Jack escupió la bebida sobre el rostro de su padre.

– ¿E-Esposa? – dijo Elsa sonrojada.

– Jack… ¿cómo te atreves a hacerle esto al bello rostro de tu padre? – dijo Nicolás tomándolo por el cuello de la camisa.

– Eh… ¿Bello? Tu rostro no es bello– dijo Jack desviando su mirada.

– ¿Qué no lo es? Pero si heredaste toda mi belleza–

– ¡No me parezco a ti! – dijo irritado Jack y dándole un golpe en la cara su padre.

– ¡Ya compórtate viejo! – dijeron el mismo tiempo Bella y Olivia.

Se observaron y se sonrieron.

– ¡Me vas a caer bien libritos! – dijo Olivia

– ¡A mí también me caerás bien enana! – contestó Bella.

– ¡Qué bueno que se estén llevando tan bien! – dijo alegre Elsa.

– Así es. Bella me compró una linda muñeca está tarde– dijo Emma

– No fue nada Emma. Ya era hora de que tuvieran un poco de influencia femenina por aquí–dijo la castaña mientras terminaba su tercer plato de arroz.

– Pues como comes no creo que seas femenina–dijo Jack provocando el enojo de Bella.

La castaña tomo un tazón de arroz y se lo estrello a Jack justo en la cara.

– Bella– regaño Elsa a su tutora.

– Él comenzó– se defendió Bella.

Elsa suspiro y ayudo a Jack a quitarse el tazón de la cara.

– Maldita bruja– susurro Jack pero Bella logró escucharlo.

La castaña estaba a punto de lanzarle la silla cuando Emma entró con el postre y algo de té.

– ¡Qué rico! ¡Es pastel! – dijo Bella volviendo a su alegre humor.

– Me salve– dijo Jack con un suspiro de alivio.

– Lo preparé hoy– dijo Emma sacando el pastel de su caja para después partirlo en seis pedazos.

Los repartió para cada uno de los miembros de su familia.

– Elsa, ¿mañana tienes una cita con Fiorella verdad? – pregunto Bella llamando la atención de todos.

– Sí– contestó la ojiazul con alegría.

– ¿Fiorella? ¿Qué Fiorella? – pregunto Jack con nerviosismo.

– Es mi ginecóloga– contestó Elsa con las mejillas rosadas.

– Oh no– dijo Jack con una mirada de miedo en los ojos.

– Así que la tía Fiorella sabe que serás papá– dijo Olivia con una sonrisa de burla en el rostro.

– ¿Tía? – dijo confundida Elsa.

– No es nuestra familia de sangre pero… la conocemos desde hace mucho tiempo. Es de cariño– explicó Emma.

– Eso es malo. Fiorella me matará– dijo Jack rascándose la cabeza con desesperación.

Nicolás, quien acababa de terminar de comer su pastel, decidió que quería más.

Observo la rebanada de Jack y aprovechando que estaba distraído tomo con su tenedor el pastel. De pedazo en pedazo, Nicolás se fue comiendo la rebanada.

Jack notó la mano de su padre que estaba cerca de su plato casi vacío.

– ¡¿Qué haces viejo? – gritó Jack lanzándole el tenedor a su padre.

Pero Nicolás lo esquivo.

– Solo quería más pastel– se defendió el doctor.

– ¡Maldito viejo! – Jack estaba a punto de golpear a su padre cuando sintió que alguien lo jalaba de la manga de su chaqueta.

Era Elsa.

– Toma Jack– dijo la ojiazul ofreciéndole su rebanada de pastel con una sonrisa en el rostro.

La cara de Jack se tornó de un color carmín muy intenso.

– Pe-Pero Elsa… es tuyo– dijo Jack.

– Está bien. Quiero dártelo Jack–

– Si él no lo quiere yo…– intentó decir Nicolás pero Jack lo calló dándole un golpe justo en la cara.

Jack sonrió y aceptó el pastel.

– Pero con una condición– dijo de repente el peliblanco.

Elsa lo observó confusa.

– Qué tú y yo durmamos en la misma cama–

Elsa casi se desmaya cuando escucho estas palabras.

– ¡¿QUÉ? – dijeron todos los presentes o mejor dicho gritaron.

*-* owww y eso fue todo por el Cap de hoy si te gusta dale clic a la estrellita, nos vemos en el siguiente capítulo cuidense chau chau!

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