9. Extrañándola
Esa noche dormí feliz, antes de cerrar mis ojos, recordé su dulce voz en mis pensamientos.
Dormí temprano, esperando verla al día siguiente.
Pero para mi suerte o más bien para mi mala suerte, no pude verla aquel miércoles pasado, ni siquiera cuando llegué a tiempo a subirme al bus.
Me sentí triste todo ese día, intenté no desanimarme por completo, tenía la esperanza de verla al siguiente día sin embargo tampoco la pude ver, eso solo provocó entristecerme más.
Necesitaba verla.
Hasta llegué a preocuparme porque habían pasado dos días seguidos sin verla.
Sentía un vacío en mi interior, ese mismo vacío que tenía cuándo mi adorada madre falleció.
Durante aquellos días en que no vi a la chica de hermosa sonrisa no pude dormir bien, no dejaba de pensarla a cada instante.
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