Ella era cómo esos amores platónicos que te encuentras mientras viajas a un determinado rincón del planeta, esos que quedas mirando desde el otro lado del asiento, esos amores que miras cuando la otra persona no lo hace y cuando te mira a ti, esquivas la mirada, esos amores pasajeros, esos amores fugaces pero siempre al final del viaje sabrás que jamás se volverán a ver.

Que no la iba volver a ver más creía yo, realmente creía y vaya que me equivoqué.

***

Luego de unos minutos llegué lo más rápido que pude a la panadería de mi padre.

La llamada de urgencia, era por mi padre se había desmayado.

Durante todo ese día lo acompañé en el hospital, después de todo él es el único familiar que me queda no obstante algo extraño sucedió cuándo nos disponíamos a cruzar la calle.

Un carro pasó muy cerca de mí, casi me atropella sino fuera porque mi padre me detuvo a tiempo, eso no era lo extraño del suceso, lo raro fue lo que alcancé a ver desde el otro lado.