A la cuestión de los derechos se le sumó otra más: la explicación de la opresión del hombre hacia la mujer. Surgen cuestionamientos a lo interno del socialismo y del marxismo en referencia a este hecho, lo que conlleva a un desapego a este grupo de izquierda, al que el feminismo llegó a considerar como la vía política para lograr la igualdad entre los sexos. Nace el feminismo radical.

El nacimiento del feminismo radical se remonta a la década de los años sesenta. A diferencia de sus pares, las sufragistas inglesas, este movimiento toma la iniciativa de marcar una determinante separación respecto a los machos. Durante este hecho se produjo el surgimiento de dos corrientes con ideales contrarios: las políticas y las feministas. Las políticas sostenían que la opresión provenía del capitalismo, definiendo al feminismo como un ideal de pensamiento izquierdista. En cambio, las feministas exponen una subordinación dentro de la izquierda, a la cual se oponen. La base de esta oposición era el contenido sexista, aunque por ello no están en contra de la ideología como tal.

Esto desencadena en una disputa entre ambas corrientes. Las políticas argumentan que el hombre ha sido transformado en utensilio del sistema capitalista para llevar a cabo la opresión. Las políticas describen un escenario donde el hombre es víctima-victimario. Por otro lado, las feministas consideraban que la subordinación iba más allá del sistema, que no sólo era una consecuencia del capitalismo, sino que todo el aparato confería al hombre la capacidad de definir a la mujer.

Al principio, las políticas tuvieron más adeptas, pero esto cambió en 1968 y las feministas pasaron a ser la mayoría.

El feminismo de primera y segunda ola no tocaron un tema que las radicales sí: la sexualidad. Empezaron movilizaciones para, además de obtener derechos, transformar lo propio. La clave para entender los pensamientos del feminismo radical radica en el eslogan que vociferaron contra viento y marea: lo personal es político.

Llevaron a cabo protestas masivas, grupos para el desarrollo de la conciencia y centro para ayudas, tales como el New York Radical Women de 1967, donde las mujeres hablaban acerca de su experiencia con la opresión. Además de ello, surgió la creación de espacios para el desarrollo de la salud y la ginecología, alejados de las convenciones patriarcales de la época.

Para entonces, la mayoría de las mujeres de diferentes países desconocían la planificación familiar y, las diversas formas anticonceptivas, eran penalizadas por la ley. Rompieron la barrera de la sexualidad al separar la maternidad y la procreación de la actividad sexual, dándole lugar a la realización de ésta sólo por puro placer.

El feminismo radical fue el inicio de otros feminismos más diversos, debido a que exploró y explotó terrenos que las dos olas feministas anteriores no tocaron.