4. Las sufragistas inglesas


En Inglaterra, el feminismo dejó de ser novedad, la lucha seguía. Desde que Mary Wollstonecraft publicó Vindicación de los derechos de la mujer en 1792, las reclamaciones por parte de las mujeres, aunque sí polémicas para la sociedad, se convirtieron en parte de la cultura inglesa.

En agosto de 1832 aparece la primera petición al Parlamento Británico para que sea aprobado el voto femenino, la cual terminó siendo rechazada. Más tarde, treinta y cuatro años después, en junio de 1866, Emily Davies y Elizabeth Garret Anderson se hacen con la nueva petición titulada Ladies Petition, la cual había sido firmada por 1,499 mujeres que reclamaban el derecho al voto. Fueron los diputados John Stuart Mill y Henry Fawcett quienes presentaron la petición en la Cámara de los Comunes la cual, al igual que su antecesora, terminó siendo rechazada. Esto inició la Sociedad Nacional pro-Sufragio de la Mujer, con Lidia Becker a la cabeza.

No obstante al fracaso con la Ladies Petition, en 1867, Stuart Mill vuelve a la carga en favor de las mujeres. Esta vez, en medio del proceso de modificación de la ley electoral, la cual estaba siendo sometida a semejante proceso por segunda ocasión, mediante una enmienda a la ley, propone que el término hombre sea cambiado por persona, lo cual profesaba una victoria para el movimiento feminista-sufragista, puesto que toda aquella mujer que cumpliera con los requisitos exigidos al hombre se volvería un ser apto para votar. Sin embargo, pese a las buenas intenciones de Mill, el proyecto cayó en la desgracia del rechazo.

En 1903 la situación tomó un rumbo distinto. Las sufragistas, cansadas de no ser escuchadas desde su primera petición hacía ya setenta y dos años (72), cambiaron la forma de protesta. Comenzaron a interrumpir discursos de ministros, hasta que todo se convirtió en una intensa y violenta dispuesta entre las sufragistas inglesas y la policía. Las mujeres empezaron a ser encarceladas y, en medio de la privación de su libertad, incurrieron en la huelga de hambre. Las inglesas se lanzaron a las calles y atacaron edificios públicos, teniendo como único objetivo las estructuras, sin lesionar nunca al personal.

Emmeline Pankhurst fue un referente entre las sufragistas inglesas. Emmeline creció en el seno de una familia entre cuyos ideales se encontraban los del movimiento sufragista, causa que apoyaban de manera decisiva. Después de la muerte de Richard Pankhurst, su esposo, con el cual compartía ideales y lucha por los derechos femeninos, intensificó su vida política y activista al lado de sus dos hijas, Christabel Pankhurst y Sylvia Pankhurst. En varias ocasiones resultó arrestada, siendo una de esas en julio de 1902, momento en el que fue condenada a dos años de trabajos forzosos, de los cuales se libró gracias a sus compañeras. Incluso fue arrestada después de visitar al presidente Wilson de Estados Unidos por invitación del mandatario norteamericano.

La lucha por el derecho a votar llegó a un punto que la sociedad inglesa no esperaba. Corría el 4 de junio de 1903, en el hipódromo Epsom Downs se celebraba el Derby Day. Una mujer corrió a la pista y quiso apoderarse del caballo del rey Jorge V, pero, al no conseguirlo, terminó siendo aplastada por el animal y recibiendo una inminente muerte. Esa mujer se llamaba Emily Wilding Davison y, a partir de entonces, se convirtió en un ícono para el movimiento.

Después de todas las protestas, huelgas de hambre, maltratos, la muerte de Emily Wilding Davison y largos años sosteniendo el discurso al voto, llegó la Primera Guerra Mundial. El rey Jorge V hizo las paces con las sufragistas otorgándoles amnistías para que, mediante el reclutamiento realizado por Emmeline Pankhurst, las mujeres tuviesen un rol importante en el combate. Luego, tras años de intenso activismo, el 28 de mayo de 1917, fue aprobada la ley que otorgaba el voto a la mujer. Sin embargo, se tuvieron que esperar diez años más para que las condiciones del hombre y la mujer fueran las mismas a la hora de ejercer el voto. 

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