Capítulo XII: Rebelión secreta

Polum no podía estar más feliz y orgulloso con lo que había hecho ya con su vida, había sido uno de los fundadores de Naterda, se había convertido en rey y ahora estaba casado con una hermosa hada, con quien algún día planeaba iniciar una familia.

Vralan, por otro lado, observaba con disgusto la vida que llevaban sus súbditos, pues creía que algún día aquella Capa de Realidad en la que habitaban no daría abasto para todas las criaturas que llegaban a Naterda y más porque a su llegada se arriesgaban los naterdanos a revelar a los humanos su reino secreto. Para Vralan, los humanos comenzaron a ser un estorbo, una plaga, un enemigo. Una ventaja que encontró es que no era el único que pensaba eso, en realidad, habían más naterdanos dispuestos a luchar por quedarse con el territorio de los humanos.

Desde que la guardia de Naterda comenzó a funcionar, Vralan se convirtió en un miembro activo, adquiriendo conocimiento de estrategia y lucha de otras especies, pero siempre con la idea de usar esos conocimientos contra sus enemigos jurados. Discretamente, Vralan comenzó a juntarse con naterdanos que compartían sus ideales y el se formó un grupo que poco a poco crecía dentro y fuera de la guardia. 

El grupo que con cada día era más fuerte, nombró a Vralan como líder del movimiento y el pativón, conociendo bien a su hermano, supo que no podría convencer nunca a Polum de comenzar una guerra contra los humanos, tan sólo mencionárselo significaría una disputa entre ellos y él no quería eso, por ello, pidió que el movimiento fuera mantenido en secreto. 

Las reuniones del movimientos en contra de los humanos eran llevadas a cabo a mitad de la noche, una hora en la que casi todos los naterdanos duermen y nadie podría percatarse de las reuniones, las cuales no eran realizadas donde el líder vivía, pues Polum y Lidia compartían techo con Vralan y ponía en peligro el secreto de la rebelión, por lo que las reuniones comenzaron a realizarse en la morada más alejada posible de la de los reyes.

Pero el rey Polum no es ningún tonto, sentía que su hermano se distanciaba de él y lo notaba extraño desde hacia algún tiempo. Esperó esperanzado de que su gemelo le dijera lo que sucedía alguna vez, pero conforme avanzaba el tiempo, esa esperanza se iba esfumando así como el viento sopla una flor diente de león. Vralan significaba mucho para Polum, habían pasado tantas cosas juntos que le dolía sentir la distancia entre ellos aumentar.

—Siento que nos estamos distanciando y no quiero eso —confesó una tarde Polum al borde del llanto a su esposa.

—¿Alguna vez has tratado de hablarlo con Vralan? —inquirió Lidia buscando la mirada del pativón.

—Sonará tonto, pero no quiero se sienta intimidado o presionado si le pregunto.

—Escucha, cariño, tal vez no sepa cómo sea totalmente tener una conexión como la tienen ustedes dos, pero sí sé que el diálogo es importante —señaló la reina—, no siempre soluciona todo, es cierto, pero al menos deja las cosas claras.

—¿Debería, entonces, intentar hablar con él?

—Por supuesto.

Polum decidió seguir el consejo de Lidia y se armó de valor para enfrentar sus problemas con Vralan un día que estaban solos en su oficina.

—Vralan, ¿podemos hablar un minuto?

—En tanto sea un minuto —bromeó el hermano.

—Últimamente he tenido la impresión de que nos estamos distanciando y te noto raro, como si algo estuviera pasando y no me lo has contado.

Vralan se mantuvo impasible mas la necesidad de huir de aquella conversación, si su gemelo ya tenía sospechas, su movimiento peligraba.

—No sé de qué hablas —mintió—, ¿seguro que has descansado bien estos días?

—¡Esto es en serio! —vociferó Polum.

—Te puedo asegurar que todo está bien, hermano. Y tienes razón, no hemos distanciado, pero hay una explicación para eso y es que entre nuestras ocupaciones como reyes, mi entrenamiento en la guardia y tu deber como esposo hace que ya no estemos tan unidos como antes.

La explicación sonaba totalmente racional y convincente, pero Polum seguía sintiendo que algo no era dicho.

—Es cierto, nuestras vidas ya no están encaminadas al mismo rumbo, pero creo firmemente que hay algo más, ¿me equivoco? —insistió.

—No, hermano, es todo —mintió Vralan, terminando la conversación.

Polum siguió sintiendo que algo más sucedía, pero al ver la aseveración con que su hermano lo desmentía, decidió dejar el asunto, sin saber que todo regresaría él. Esa noche, Vralan, sigiloso como siempre, salió de la casa hasta el fuerte de su movimiento para una reunión, pero sus acciones no pasarían desapercibidas por la conexión que tiene con su gemelo. Mientras que Polum dormía, un sueño lo visitó al tiempo que su única asta brillaba.

En el sueño vio una habitación abrazada en penumbras de velas, una mesa redonda y cientos de naterdanos discutiendo sobre un ataque a los humanos. Entre el alboroto, una voz se impuso sobre todas las demás, la voz de Vralan.

—¡Señores, por favor, silencio!

En un segundo, Polum descubrió todo lo que su hermano tramaba a sus espaldas, pues sus mentes se conectaron y Vralan supo entonces que su movimiento había sido descubierto. Cuando la conexión psíquica terminó, el rey Polum despertó tan sobresaltado que hasta su esposa también despertó.

—¿Qué ocurre, Polum? —inquirió la reina.

—Tengo que reunir a la guardia, ahora.

Polum se vistió y fue tocando las puertas de los guardianes de Naterda con las que se topaba en su camino a la guarida del movimiento en contra de los humanos que era liderado por su propio hermano. Mientras tanto, Vralan se mantuvo quieto y en silencio como el resto de los rebeldes, esperando a la llegada del otro rey. Vralan sabía bien lo que pasaría una vez que llegara Polum, juntos habían discutido qué hacer en caso de que algún naterdano alterara el orden y juntos llegaron al mismo acuerdo, un juicio para los acusados.

Cuando la guardia de Naterda irrumpió en la guarida del movimiento contra los humanos, todos los integrantes fueron puestos en custodia en espera de su juicio que no sería tan peor como la mirada de decepción que Polum le dedicó a Vralan cuando se terminó la rebelión secreta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top