Capítulo IX: Naterda, el reino secreto

Polum veía con el paso del tiempo su sueño convertirse en realidad con la llegada de más y más especies al campamento, fortaleciéndose cada vez con las culturas y los conocimientos de todos, justo como había planeado. Aunque, conforme más crecía la población, más crecía el riesgo de ser descubiertos por los humanos, lo que avivaba el deseo silencioso de Vralan de dejar de esconderse.

Cierto día, cayeron del cielo unos seres singulares que vendrían a cambiarlo todo y no de una manera negativa sino, por el contrario, de una manera que beneficiaría a todos los campistas. Estos seres de no más de treinta centímetros, tenían un sólo pie y un sola pierna unida a un cuerpecito con una cola larga, no tenían  brazos ni manos, pero sí con un cuello y una cara con un único ojo a la mitad del rostro, los invisiones.

Los invisiones como cualquier otra especie fue bienvenida en el campamento y con la ayuda de la magia, su lenguaje fue entendiendo para todos y todos pudieron entender el de los invisiones, que no se trataba de nada más que señas que hacían con su cola.

Los invisiones son criaturas muy inteligentes y observaron que aunque el campamento marchaba bien, el peligro de ser descubiertos era constante, así que un día se acercaron con Polum, pues ahora se había convertido en una especie embajador universal, nombrado por el mismísimo líder del campamento, Gollitus. La reunión de los invisiones con Polum fue para exponerle al pativón que existe una manera más efectiva de esconder el campamento. Interesado por la idea, Polum pidió que prosiguieran.

Los invisiones explicaron que en su planeta natal encontraron el modo de separar los planos físicos de un mismo lugar a base de una disciplina desarrollada a partir de su sangre. Pues, de acuerdo a sus conocimientos, los planetas tienen diversas "Capas de Realidad" y el conjunto de todas esas capas forman un "Plano Dimensional", el cual permite que se pueda estar en un mismo lugar pero no en la misma Capa de Realidad. Y aunque todas las Capas de Realidad sean exactamente iguales, existe la ventaja de que si en un capa el entorno físico es modificado, el cambio será invisible para el resto de las capas.

Polum quedó fascinado por la posibilidad de entrar en una nueva Capa de Realidad para dejar de temer en ser descubiertos por los humanos. Les pidió a los invisiones que intentaran desarrollar su magia. Ellos accedieron, pero dijeron que sería bastante difícil pues sus instrumentos se habían perdido junto con su planeta. Entonces, el embajador pidió ayuda a Lidia y a las hadas que apoyaran a los recién llegados en todo lo que necesitaran, pues finalmente, el resultado sería benéfico para todas las criaturas del campamento. 

Con algo de trabajo y magia, los invisiones pudieron replicar sus instrumentos y pusieron a prueba sus conocimientos para crear un portal a una nueva Capa de Realidad. La cuestión era encontrar un lugar donde el portal pudiera estar sin que los humanos pudiera descubrirlo y así seguir manteniendo el secreto. Aquella pregunta asaltaba al embajador Polum y la expresaba con un deje de preocupación a su gemelo, quien escuchaba atentamente, hasta que una imagen clara se dibujó en su mente.

Vralan en el acantilado del bosque donde fueron arrojados las partes de las arcas y donde estaban escondidos los kimmie-winnies. Era una zona que los humanos no se acercarían por su sentido de supervivencia, así que no se acercarían. Al día siguiente, los gemelos, algunos invisiones algunos guardias, Lidia y algunas hadas observaron la zona con cuidado, analizando si el argumento de Vralan tenía alguna validez. 

—Podemos hacer que el portal esté ocultando entre todos esos árboles —sugirió Vralan apuntando al otro lado del acantilado.

—Incluso podríamos hacer que el portal esté en uno de los árboles y hacer que aparezca y desaparezca cuando sea requerido, ¿no es así? —preguntó Polum a los invisiones.

Las pequeñas criaturas asintieron al mismo tiempo.

—Necesitaremos un puente —agregó Lidia, sabiendo que de todas maneras el embajador se lo pediría de todos modos.

Las hadas desplegaron sus alas de cristal y volaron por el acantilado hechizando los árboles para que sus raíces crecieran y se entrelazaran. En un minuto ya había un puente de aspecto estable hecho de raíces para cruzar hasta el otro lado del acantilado. Los refugiados ya tenían el lugar, sólo hacía falta tener la entrada a otra Capa de Realidad.

* * *

Haciendo un agujero a uno de los árboles del otro lado del acantilado, un invisión vertió el líquido plasmático de aspecto azulado y espeso de un tazón de madera adentro del árbol. Entonces el árbol absorbió el líquido y comenzó a brillar, adquiriendo la ilusión de que el tronco estaba hueco debido al portal. Todos los presentes vieron maravillados que el árbol se había convertido en un portal.

Con el portal habilitado, las criaturas que habían arribado al campamento fueron cruzando a una nueva Capa de Realidad, a un lugar donde pudieran coexistir en paz y sin miedo a ser descubiertos. Polum veía con alegría que el refugio que tanto anhelaba para los otros, finalmente se estaba haciendo una realidad, incluso llegó a pensar que pudiera adaptar el territorio a los hábitats propios de cada una de las criaturas que vivían en el campamento, pero eso sería para después, pues había algo que quería hacer primero.

Después de cruzar el portal, con la ayuda de su hermano gemelo, en una roca tallaron el nombre de su madre y la colocaron sobre la hierba de un claro. Si no podían hacerle una tumba en Plow, al menos podrían hacerle una en aquel planeta, en otra capa. Los hermanos se quedaron de pie ante la tumba improvisada de su madre, pensando en cómo sería todo si ella siguiera con vida.

—¿Crees que si ella estuviera aquí, le hubiera gustado todo esto? —inquirió Polum.

—Estoy seguro que ella hubiera sido la primera en apoyar tu idea de recibir a las hadas, en crear el cuerno con el nombre raro y en irnos a otra Capa de Realidad —reflexionó Vralan.

—Hablando de nombres, estuve pensando en un nombre para el refugio —mencionó Polum.

—Espero que sea uno más fácil de recordar, hermano.

—Naterda.

—"Naterda" —repitió Vralan con una sonrisa—. De hecho, creo que me gusta.

Y ese, fue el nacimiento de Naterda, el reino secreto.

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