Capítulo 5
Arianna
Luego de esa tonta reunión donde todos decían que iban a matar a todos a diestra y siniestra, me fui al cuarto que me dio Micaela, no era posible que hablaran esas cosas, no era tan fácil buscar a alguien y matarlo, habían muchas más cosas, ellos pensaban que yo no sabía nada y no es así, se más de lo que creen. En medio de mi meditación sentí pies detrás mió. Pensé que era Pablo. Lo necesitaba ahora aunque sabía lo que estaba haciendo y no estaba segura de recibirlo con los brazos abiertos.
—Aria espera— me gritó la voz grave de Cristianno.
—No.—y empecé a correr hacia la puerta.
—¡Espera maldita sea!
Abrí mi puerta y el me cargo sobre su hombro.—Bajame idiota.
—Vamos a hablar—Dijo el con voz decidida.
Y yo empecé a hacer berrinche como cuando tenia cinco años. Tenía la confianza suficiente para eso con el, con todos en realidad.
—¿Enserio vas a hacerlo?— Dijo riéndose.
En ese muy momento dije lo mas estúpido que pude decir en mi vida:— O me bajas , o le recuerdo a Julieta lo de la apuesta.
En ese momento el se tensó, soltó una sarta de palabrotas y me bajo mirándome molesto. Diablos.
—Nunca digas eso, ni en broma—tomo una respiración, como si lo siguiente que me dijera fuera muy dificil de decir.—Sabes que la amo.
Guau, lo aceptó. Sin tartamudear ni nada, aclare mi garganta.—Está bien lo siento, solo quería que me bajes.
Nos acercamos al pequeño sofa que había a pies de la cama y nos sentamos, me fijé bien en el, estaba pensativo, demasiado, él no era de pensar las cosas casi siempre hacia todo por impulso pero esta vez no. Estaba sonrojado y cuando me atrapo mirandolo me dio esa sonrisa de lado que tanto ama Julieta.
—¿Quieres hablar de lo anoche?
— No, ni tampoco quiero que hagan lo que planean hacer. Eso se llama suicidio.
—Pero Aria, es lo que debemos hacer...
—No, no y no.
—Escucha no es la primera vez que haremos algo como eso ¿Lo sabes no? Al menos debes tener una idea, yo no soy como el resto que cree que debes mantenerte al margen, es momento de que sepas la verdad.
—Aún no me siento preparada para saberlo aún no...— Y colapsé, literalmente, no soporte más y lloré, llore mucho como cuando papá murió, desde ese día no había llorado, hasta hoy. En ese momento Cristianno me arrullo como niñita, me llevo a la cama y me espero hasta que me calmara.
—Aria , sabes que de todas formas lo vamos a hacer, ¿no?— Me dijo susurrando cuando ya estaba mas tranquila.
—Lo se , pero tengo miedo...—Le confesé.
—¿Miedo?—Preguntó bastante extrañado.
—Sí, tengo miedo que pase algo, que les pase algo a ustedes, son mi familia, son lo único que tengo.—Respondí.
—Dilo ¿Quién es? ¿A quien temes perder?
—A... Todos —No podía admitirlo. Ya había metido la pata lo suficiente.
—Nosotros nos sabemos cuidar y lo sabes... ¿A quién?— volvió a preguntar con un tono más exigente. Tuve mi momento de pensar, me debatía entre decírselo o no, era muy cercano a Pablo y... tenía que decirlo. Era ahora o nunca, nadie más que Micaela lo sabía:— A Pablo.— tenía por seguro que nunca había estado mas colorada en mi vida.
—¿Pablo?— Me dijo con una sonrisa en su rostro.
"Oh dios dame el poder para no arrepentirme de decírselo" pensé.
—Sí, él —respondí—
Siempre ha sido él.
Se quedo pensando un rato y luego agregó:
—¿Qué tanto lo quieres?
—Tanto como tú a Julieta.
Ambos nos miramos, sabíamos lo que era querer tanto a alguien y estar tan cerca que duele por que no se podía, el por que le hizo daño, yo por no arruinar una amistad, Cristianno me entendía.— No se lo digas, no aún por favor.
—Tranquila hermosa.
Empezamos a hablar acerca de que planean hacer cuando escuchamos un grito y algo que se rompe. Mieeeerda.—Cris...
—Shh...— Saca su arma y le pone silenciador, me quedo anonadada por lo rápido que ha cambiado de normal a...eso. A modo asesino.
Me hace señas para que camine en mucho silencio y detrás de él, salimos del cuarto y llegamos a la gran escalera, a mi mente viajan recuerdos de hace algunas horas y las borro de inmediato de mi mente, lo último que necesito ahorita es un ataque de pánico.
Del salón suena mucho ruido... —Un momento, no es ruido, es una canción.— le digo al castaño delante de mí. Y es verdad, ambos entramos al salón y...
OH. SANTO. DIOS.
Lo primero que vemos es a Enrique con Ademir bailando sin camisa meneando sus caderas al ritmo de Worth it. Hacen boca de pato y bailan de puntitas. Cristianno bufa pero empieza a reírse tan fuerte que se desploma en la puerta dejando la pistola de lado, yo estoy tirada en el piso junto a Mica quién esta llorando de risa al ver a su novio hacer eso y Julieta esta juntos a Anto conteniéndose la risa porque los esta grabando. — Esa cosa es tu novio ¿no?
—Esa cosa es el amor de mi vida— Dice la pequeña, quien se acerca aún riendose y abraza por detrás a Enrique quien la jala en brazos alzandola y dandole un beso. Julieta grita de la emoción y agarra el celular de la oji verde y los graba a ambos y les toma algunas fotos, Ademir mira a Antonella, y se acercan, se miran, mucho.
—Okey, hay mucha tensión sexual aquí— Dice mi morena amiga.
—Tal vez somos nosotros...— Le dice Cristianno y se acerca a ella, todos nos quedamos en silencio, ella lo mira y en un solo movimiento su rodilla impacta entre las piernas del castaño quien cae con la cara contraída. Otra ronda de risas. Por el rabillo del ojo veo a Ademir y Antonella hablando muy bajo, él le susurra algo y hace que ella se ruborice, ambos deberían decirse que se aman y acabar de una vez con todo.
—Veo que a pesar de todo aún podemos divertirnos familia—. Dice Pablo.
No lo pienso dos veces y me acerco hacia él, literalmente me lanzó hacia donde esta parado, no me importa que su camisa este manchada de sangre o mi ropa este hecha jirones, lo sujeto fuerte y el no tarda en devolvermelo, me alza en brazos y me lleva hacia arriba, no sin antes escuchar a todos gritar obsenidades y a Julieta lanzar algunos condones como si fuera dinero, por lo que todos empiezan a reír nuevamente. A lo lejos escucho la risa de Bastian, con el tambien tendré que hablar luego.
Cuando llegamos a mi habitación no tengo fuerzas y lo único que hago es acurrucarme en su cuello, me echa en la cama, me arrulla y lo siento recostarse a mi lado. Y por una vez me puedo dar el lujo de pensar que todos estaremos bien, podemos hacer lo que tengamos y seguiremos con nuestras vidas, no importa el costo.
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