Capítulo 23


Pablo

Esto estaba tan jodido que no había aspecto alguno donde se pudiese ver bien. En serio, ninguno.

Había bajado a la cocina luego de que Mica casi me empujara por las escaleras abduciendo mi deber como novio de ayudar a Aria a cargar las tazas de café. De camino me encontré con Antonella, ella salía de la sala de estar, me sorprendió verla tan tarde y sola allí, hasta que caí en cuenta que no lo estaba; Lucas estaba escabulléndose por la otra salida hacia su dormitorio cuando lo vi.

Ambos estaban nerviosos, trataron de explicar que no era lo que parecía. —Yo no soy quien para juzgar chicos, Anto yo te quiero como mi hermana y lo que quiero es que tengas lo mejor. Sé que Silva se está portando diferente últimamente, no tienes por qué sentirte culpable. Me alegra saber que Lucas está interesado en ti y no tratara de hacerte ningún daño ¿No es así, negro?

Él de inmediato negó con la cabeza, parecía un robot. Antonella solo me sonrío y se despidió de él con la mano, el subió las escaleras hacia su habitación y la ojiverde me siguió hasta el pasillo que daba a la cocina. Caminamos en silencio hasta que escuchamos un auto estacionarse fuera, de inmediato la ojiverde tuvo la intención de ir a mirar pero la jale para seguir el camino.

—Debe ser Mariel, Aria me dijo que hoy iba a salir con alguien, de todas formas estoy demasiado cansado como para lidiar con sus preguntas hoy. Por cierto ¿Por qué no te fuiste tú también a dormir? Si no me equivoco serán las cinco de la mañana en unos minutos.

—Ósea, malinterpretaste todo respecto a lo que viste hace un momento —nota mental: Antonella con sueño habla diferente— Lucas estaba algo enojado porque su hermana salió y se llevó su auto, o eso me dijo, por lo que le hice compañía en la sala hasta el momento en que volviera y nos quedamos dormidos. Eso fue todo, pervertido.

La observo acusatoriamente para luego reírme, ella sonríe, me golpea el brazo y cuando está a punto de decirme algo llegamos a la entrada trasera de la cocina. No podemos ver nada más pues la luz se apaga y distingo la figura de Aria detrás de una pared ¿Qué intenta hacer?

Sin tratar de asustarla me acerco hacia ella, Anto detrás de mí es quien se da cuenta primero de las intenciones de Aria. «Asustarla» me dice con letras mudas.

Quiero evitar a toda costa que Mariel distraiga a Aria luego de toda la investigación que hemos hecho a lo largo de la noche, así que al momento de verla avanzar soy yo quien la sujeta por la cara tapando sus labios y jalándola hacia atrás. En ese momento lo veo: Mariel y Ademir.

«Bien, esto es jodidamente malo» abduce mi conciencia al darse cuenta que Antonella también los ha tenido que ver. Quiero ir y decirle al imbécil de Silva que no tiene por que esconderse más pero es la ojiverde quien sujeta mi muñeca y al voltear hacia ella puedo ver como tiene a Aria de su otra mano. Ella nos jala a ambos por donde vinimos, evitando hacer ruido.

Nos guía hasta el pasillo principal, obviamente los susodichos ya no están aquí, Anto se encargo de llevarnos a paso lento para que no tuviéramos que cruzarnos.

Ya en las escaleras nos suelta y susurra: —No se preocupen, yo ya lo sabía. Y no, no sé desde cuándo ni nada por el estilo, solo me di cuenta. Tu también Pablo, él ha estado muy diferente las últimas semanas ¿No es así? No puedo decirles nada más, tampoco me pregunten please. Los veo en el almuerzo.

Vemos como sube las escaleras y paso rápido mientras profundizo lo que nos acaba de decir. Es cierto, Ademir ha estado actuando mucho más frio de lo normal, mucho más lejano. Además, puedo entender la preocupación de Antonella: Él es el mejor amigo de su hermano y no puede darse el lujo de dudar sobre su actuar.

Al volver en mis pensamientos y buscar la mirada de Aria caigo en cuenta que está volviendo de la cocina con unas bandejas de café y piqueos. Me sonríe mientras me da una de ellas y decido no comentar el tema, pues Mariel es su amiga y sé que le duele saber lo que está haciendo.

Mientras subimos las escaleras analizo lo que tenemos hasta el momento: Sabemos que las fotos poseen un patrón, sin embargo, no sabemos qué tipo ni mucho menos para que sirve. No sabría decir si es una coordenada, clave o palabra.

Lo ideal sería preguntarle directamente a Aria pero lo más probable es que ya se encuentre saturada y no quiero que se vea obligada a hacerlo. Aunque hay algo que si nos hemos podido percatar con el paso del tiempo, ella tiene un gran vacío en su memoria; no recuerda cosas tan obvias como el tiempo que pasaba con su padre, sus recuerdos. Y si, díganme que era muy pequeña para recordar y toda esa mierda pero no lo creo, a ella la obligaron a olvidar.

Ahora, eso trae otra jodida incógnita: ¿Quién mierda le haría algo así a una niña tan pequeña? ¿El viejo de Cristianno? Es mi única alternativa, luego del día del atentado todos pasamos a vivir con él; hasta que se hartó de nosotros y nos dejó con varios de nuestros empleados como apoderados.

Siempre pensé que él había estado metido pero nunca conseguimos pruebas, tal vez estábamos más cerca de lo que pensábamos de conseguir algo contra él. Espero que así sea.

Llegamos a la habitación, abrimos la puerta y entramos, mientras colocamos las bandejas en un espacio del escritorio la pareja se acerca a nosotros y toman una taza de café cada uno, sin decir nada se alejan nuevamente y cada uno sigue analizando lo que sea que estén viendo «Han estado tanto tiempo juntos que hasta actúan igual», pensé al verlos actuar.

Micaela había traído su laptop y estaba sentada en la cama escribiendo rápidamente, cabe resaltar que con tenía el ceño fruncido mientras lo hacía, recordé que me lo hizo por primera vez cuando agarre de su cuarto uno de sus libros y lo puse en el sitio, que según ella, no era.

Enrique sigue ensimismado con las fotografías, sigue escribiendo y tachando, en ese orden. Sin embargo, su semblante se mantiene sereno.

Me acerco a él y lo observo durante un momento, ojeo el espacio y veo varias bolitas de papel tiradas, recojo una de ellas y veo como están escritas las palabras describiendo cada una de las fotos, palabras como: redonda, suave, dulce.

«No entiendo» admití, así que preferí ser útil y recoger todas las bolitas para tirarlas al tacho que estaba a un lado. Algo me detuvo, bueno no algo, mejor dicho lo que estaba escrito en una de las bolitas fue lo que me detuvo.

—¿Por qué las estas codificando? —menciono algo confuso— pensé que estabas usando el ejemplo del manga para establecer un patrón, no creo que...

—No es así —balbucea Micaela desde la cama, haciendo que Aria y yo quedemos aún más confundidos— esa fue la idea inicial, pero no puede ser algo tan sencillo. Conociendo a mi tío, debió poner algo muchísimo más denso que eso, solo debemos averiguar el cómo.

Aria trata de manifestarse pero cae en cuenta que lo que hacen ellos es todo lo que tenemos, así que no dice nada al final. Se acerca a Mica y entre ellas susurran algo, seguido de eso Aria comienza a hojear el pequeño librito que está tirado junto a ella. « ¿Otro tomo del manga, tal vez?» insinúan mis pensamientos.

—¿Intentaste el ASCII*? —Enrique asiente con la cabeza— ¿Octal*? —asiente— No te preguntaré el decimal* porque es obvio que no, no soy tan idiota. Lo que me preocupa es él porque aún no lo encuentras, eres el genio de esta casa...

—No lo soy, bueno, al menos no cuando de establecer algo nuevo se trata —sonríe de medio lado antes de continuar— Siempre me rijo por alguna regla, se me hace mucho más difícil cuando no tengo nada en que basarme, un ejemplo, una estrategia, nada. Es desesperante.

Antes de poder responder a lo que me dice se me ocurre algo que puede servir: El Código Binario.

—Quique ¿Trataste con el Binario, no es así? —asiente— ¿Y por qué crees que no te sirvió?

—Es obvio, el Binario se usa en procesos de instrucción para las computadoras, cuando estudié ingeniera aprendí los equivalentes en números, su codificación y su uso. «Bien, tal como lo esperaba, él está pensando como ingeniero, no trata de imaginar algo más, por eso no encuentra nada», sostengo en pensamientos.

—Exacto, se usa en las computadoras, pero ¿Has pensado si puede servir en Codificación Alfanumérica*? —puedo escuchar claramente como Enrique comienza a recriminarse— Déjame terminar, se puede usar esta para convertir ciertos símbolos en binario ¿No?, las letras son un tipo de codificación. Podemos empezar ahí.

De inmediato Enrique arranca una hoja y comienza a transcribir nuevamente las palabras, mientras yo enciendo la portátil de Aria con la intención de buscar la conversión de un sistema a otro. «Quieres quedar bien con Aria» revelo.

Pero mi intención queda completamente invalida cuando volteo a ver a Enrique, su libreta se encuentra llena de números 0 y 1. «Mierda, ahí se fue tu oportunidad» indica mi conciencia. Aunque eso me da una idea más, si bien puede haber conversiones como las que estamos haciendo, son usadas para una finalidad: Establecer un patrón en la computadora, un programa, o una aplicación.

Ahora, para poder integrarla a cualquier equipo tengo que establecer un seguro que no permita que se pueda visualizar en ningún otro lugar lo que nosotros vamos a ver; Tengo que usar el mismo principio de privacidad de WhatsApp.

«Muchas gracias a mi curso electivo: Seguridad y Privacidad de Software» apunto en mi cabeza «Al parecer mis cursos opcionales de la universidad si pueden servirme en la vida real».

Mientras trato de establecer un programa, algo básico debo mencionar, Enrique arranca la hoja en la que estaba escribiendo pero no la arruga, la voltea y sigue escribiendo.

Cuando termino de poner uno de los últimos caracteres para activar mi intento de barrera de seguridad el susodicho aparece detrás de mí y toca mi cabeza, al voltear lo veo sonreír, y puedo sentir como si estuviera orgulloso del trabajo que he hecho. Únicamente sonrío y me levanto de la silla en donde estaba para que él se pueda sentar.

—Bien hecho —el incremento de mi ego es casi palpable— Hiciste justo lo que estaba planeando hacer. Aunque, hay un sistema mucho mejor en mi computadora, no tenemos tiempo de estar trasladándonos de un dormitorio a otro.

—En realidad —interviene Micaela, sin levantar la mirada— No quiere que ninguno de ustedes se vuelva acercar a su querida maquina.

Aria es la primera en reír, seguido de todos los demás. Este pequeño momento me sirve para darme cuenta lo mucho que amo a estas personas; Está bien, no son mi familia de sangre, pero son la familia con la que crecimos, con la que sufrimos y con la que nos apoyamos.

«Haría lo que fuera y me iría contra cualquiera que quiera arrebatármelos» destaco y mi conciencia asiente en aprobación.

Las dos chicas que estaban retraídas a su lectura y propia investigación aparecen por detrás nuestro y ponemos atención al rápido tipeo de Enrique. Pasan lo que creo que son horas, aunque en realidad solo son minutos.

Cuando creo que ya va a terminar y creer que al fin llegaremos a algo la puerta es abierta de par en par, revelando dos figuras. Sin pensarlo dos veces cubro a los demás y de la esquina del escritorio saco una pistola pequeña con la que apunto a dichas figuras.

—¡Qué gran recibimiento! —grita Cristianno, pero veo como automáticamente se puso delante de Julieta como un escudo— Y yo que pensaba otorgarte el honor de ser mi padrino. Imbécil.

Caigo en cuenta de quienes son en realidad y alejo el arma, me acerco al moreno y lo abrazo.

—Maldición Castillo, nada te costaba tocar la puerta —Micaela va por detrás y abraza a Julieta, seguida de Aria; Luego de un pequeño intercambio de palabras ambas lanzan grititos.

—Quería agarrarte in fraganti, hermano —y al querer golpearlo Enrique se me adelanta jalándole de las patillas— Está bien, está bien, lo siento.

Dicho esto él abraza a Castillo, quien se queda inmóvil por un minuto, cuando se da cuenta puedo observar como sus ojos se cristalizan un poco mientras corresponde al abrazo rápidamente. Después sigo yo, lo abrazo y felicito murmurándole: —Ya era hora, no sé qué esperaban.

—Podemos decir exactamente lo mismo sobre ti —menciona Julieta y procede a reírse— pero gracias; Sin embargo, quería darles la sorpresa de nuestro compromiso así que ¿Por qué mierda no están sorprendido?

Todos reímos mientras Aria explica que todos estábamos al tanto de la proposición, por obvias razones omitimos que fue Antonella quien lo difundió pero no duro mucho hasta que la recién comprometida pareja se diera cuenta de quien fue la culpable.

—Por cierto ¿Qué hacen tan temprano aquí? —escucho preguntar a Micaela— Ustedes no son personas de levantarse temprano.

—¿Qué hora crees que es, Mica? —cuestiona Julieta mientras sale de la habitación, creo que dirigiéndose a la de Antonella— Son casi las nueve de la mañana. Ya vuelvo, quiero que me expliquen por qué hicieron esta pequeña reunión de parejas y no nos invitaron, pero primero tengo asuntos que resolver con mi querida mejor amiga.

Sé que finge estar algo molesta pero no puede hacerlo bien así que la veo irse sonriente. Cristianno la sigue con la mirada hasta que desaparece, voltea, nos observa y hace la intención de preguntar por qué demonios estamos aquí, pero sujeto su hombro diciendo tácitamente: «Luego».

Comprende el mensaje rápidamente y se sienta en el sofá que esta al pie de la cama, se queda viendo hacia un punto mientras todos nosotros buscamos volver a donde estábamos; Hasta que dice: —No han dormido nada ¿No es así?

Los cuatro asentimos como niños pequeños sin decir nada, yo me dirijo a la computadora donde ya se encuentra Enrique, quien parece que perdió todo el proceso que realizó y vuelve a tipear desde el comienzo.

—Dejemos esto por ahora —sugiere Micaela, aunque más que sugerencia es una orden— Vamos a tomar desayuno, de paso que celebramos el compromiso y que por fin tenemos una pista importante sobre todo esto.

«Y sí, esta es Micaela en modo mamá», recalca mi subconsciente.

Sin embargo, debo admitir que tiene razón, los cuatro necesitamos un descanso y ordenar nuestras propias ideas para poder explicarlas bien a los demás.

Enrique es quien se levanta primero, sostiene las dos hojas, las dobla y las guarda, se acerca a Micaela y besa su mejilla antes de dirigirse a la puerta.

—Tomaré una ducha primero, si no me dormiré en la mesa, los alcanzo abajo —procede a mirar con toda seriedad a su novia mientras dice— Quiero panqueques.

Se aleja y tanto Cristianno como yo comenzamos a reírnos «¿Cómo demonios le pueden gustar los panqueques a un chico tan serio como Enrique?», indico. «Siempre pensé que él era más del tipo "ejecutivo promedio" que desayunaba un pan con palta o con lo que encontrara».

—Ustedes dos ¿De qué se ríen? —reprende Mica mientras sale de la habitación —Si aún les gusta tomar jugo con cañita y comen con cuchara cuando están solos.

«Ah, bueno, no puedo refutar nada» sentencio «No me conviene».

Aria es quien ríe ahora y cuando quiero decir algo ella se acerca y nos empuja fuera de la habitación, Castillo es quien sale primero y veo como se va a su habitación. Yo me quedo un momento más a que se aleje para decirle a la pequeña a mi lado cuando se me adelanta.

—¿Cómo haremos con Ademir? Yo no tengo ningún problema en decirle pero si es cierto que está diferente, ósea, diferente malo, lo mejor es que no ¿Cómo se lo decimos a los demás?

—Yo le diré a Enrique que lo mejor será mantenerlo entre los 6 hasta que podamos averiguar todo por completo, tú explicarle a Antonella y busca la forma de convencerla para que se lo cuente a su hermano o a Micaela, así podrán saber que hacer ¿Te parece?

La ojinegro asiente algo pensativa, se da la vuelta y comienza a caminar hacia su baño. Yo me acerco por detrás y la abrazo, descansando mis ojos por un momento me oculto entre su cabellera y su cuello, luego de un momento menciono:

—¿Nos bañamos juntos?

Puedo escuchar una pequeña risita salir de sus labios, voltea y me besa, pero no dura tanto como quisiera.

—No tendría ningún problema pero estoy demasiado cansada como para hacerlo en la ducha, sería eso, bañarnos ¿Bien?

«Vine buscando cobre y encontré oro», expone mi conciencia mientras imagino el meme.

—Bien, tampoco tengo fuerzas ni ganas de hacerte el amor en la ducha. Quieres que sea especial ¿No es así? —asiente con la cabeza mientras noto un leve sonrojo asomarse en sus mejillas— ¿Vamos? No debemos perder el tiempo, tenemos cosas que hacer.

Mi novia sonríe una última vez antes de sujetar mi mano y caminar hacia su baño personal. Tenemos un máximo de quince minutos antes de que todos estén en el comedor y conociendo a Mica no va a dejar que nadie coma hasta que estemos todos.

Restemos 5 mientras nos cambiamos...

—Pero creo que algo de "segunda base" estaría mal, amor—. Murmura Aria y comienza a desvestirse mientras abre la ducha.

—Así es—comento con lo que me queda de cordura— No estaría nada mal.

Arianna se ríe mientras entra a la ducha y rápidamente le envío un mensaje a Bastian:

Dile a Enrique que no le comente nada a Silva, te explico luego. También sírveme un poco de fruta picadita *emoji de corazón*.

No espero su respuesta y me uno a mi enamorada. «Sí» sentencio «Creo que nos tomará al menos unos diez minutos».




ASCII: Estándar americano de codificación para el intercambio de información, usado comúnmente para la programación de computadoras.

Octal: Sistema numérico de codificación en base 8, una base que es potencia exacta de 2 o de la numeración binaria.

Decimal: Es un sistema de numeración posicional en el que las cantidades se representan utilizando como base aritmética las potencias del número diez.

Alfanumérica: Sirve para representar una cantidad determinada de símbolos en binario, o viceversa.

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