Capítulo 14

Pablo

Tenía que seguir como sí nada. Tenía que actuar como siempre, por el bien de Aria. Siquiera había podido ir a verla, estaban buscándome y si me alejaba me iban a seguir, Bastian en cambio estaba de perfil bajo, él estaba cuidándola y podía tranquilizar un poco mis nervios, si a alguien tenía que confiarle mi vida, sería a él.

Piensa en algo más. Piensa en Aria. No, no, no, te dará una erección y no necesito más tensiones en este momento. Me acuerdo de las palabras del tarado de Quique diciendo que tenía que pedirle permiso— río— pero tenía razón en algo, tenía que pedirle a Aria que fuera mi novia, formalmente, sí, eso suena bien.

Siento estática en mi oído y luego la voz de Ademir decir: — ¡Maldita sea! ¡Estos imbéciles me van a matar! ¡Tienen que deshacerte de ellos Pablo! Están en medio del arenal y están disparando, bendita sea la puta hora que seguí el consejo de Quique y blinde a mi bebe ¡Apúrate carajo!

Maldición, soy el único disponible.—¡Ya voy!

Sin querer troto hacia mi auto, pues estaba fingiendo ver hacia los piques que se realizaban, me dirijo hacia mi Audi que ruge apenas lo enciendo, sin querer levantar mas sospechas, manejo despacio hacia lo más lejano de la carretera, al saberme ya todas las rutas posibles para cualquier tipo de carrera es fácil deducir hacía donde está Ademir, ya en la primera curva escucho el motor de dos autos detrás de mí: — ¡Pablo! —La voz de Quique me pone alerta— Son dos convertibles que tiene armas integradas en el frente, tienes que...— Mi auto empieza a ser baleado sin piedad— ¡Mierda! Voy a tratar de darte el alcance, fija tu mirada al frente y mata a los francos que están a doscientos metros, dos a la derecha y uno a la izquierda, detrás de la señalización.

Acelero y de inmediato los dos detrás de mí lo hacen, sin embargo no se dan cuenta de la curva cerrada que hay más adelante, como siempre hago el cambio a último segundo y mi auto responde rápidamente girando. Aprovecho y veo por el espejo a ambos autos tratando de frenar y saliendo de la pista desviados, uno de los autos se choca cerca de una pequeña duna más adelante y el segundo por no chocar con su estúpido compañero se choca contra un gran poste de alumbrado, de esos que habían en el tiempo en el cual se usaba esta carretera como la principal.

Presiono el audífono en mi oreja y hablo— Quique dime que vistes a esos idiotas—río— Deberíamos decirles que deben mejorar a su personal.

—En realidad me parece muy sospechoso, nos han mandado puros inútiles—habla Quique fríamente teniendo de fondo el sonido de su auto nuevo, un Ford idéntico al que tenía solo que de un color diferente, un azul casi negro— como si estuvieran midiéndonos, todos tenemos que estar alertas, tal vez esto es solo una distracción. Todos quédense juntos. Por cierto ¿Y Cristianno?

—Se fue a buscar a Mariel, le dije que no la habíamos visto y fue junto con Lucas luego de deshacerse de los cuerpos—. Dice Julieta un tanto preocupada. —Seguro ya están de camino, lo mejor es que no sepan que siempre estamos interconectados, es algo peligroso y Tianno lo sabe—sigue Micaela— por ahora Mariel no debe saberlo, se dé las sospechas que tienes Julieta y no creo que lo digas por qué no te cae—ríe—haremos caso de tu sospechas pero busca pruebas ¿Bien? No hay problema con Aria por que ella no tiene el micro puesto, Bastian está al tanto y no mencionará el tema. Chicas, vengan hacia el comienzo de la pista, hay que pasar desapercibidas.

—Bien. — escucho las voces de Julieta y Anto mezclarse en mi audífono y la estática se corta.

En eso tiene razón, Aria se había hecho bastante junta a Mariel y no podíamos alejarla así de un momento a otro, pero desde que los conocimos ella fue la que más desconfianza me causó, es decir, un hombre no sabe como fingir, o al menos ninguno que conozca, me incluyo aquí, si a veces solo puedo hacer una cosa a la vez. A veces soy bastante idiota.

Acelero y unos minutos más tarde encuentro el auto de Ademir siendo baleado no únicamente por francos desde las dunas sino del auto con el que competían, freno unos metros antes y subo hacia la duna de la derecha, en el camino distingo bultos más oscuros que la arena, cuerpos, al menos Ademir se pudo deshacer de algunos. Al ser de noche es más difícil apuntar pero me guío de las chispas que saltan por las balas. Disparo, mierda no le di, los pongo en alerta y ambos dejan de disparar. Bien, seré la distracción en lo que llega Quique. Corro y me dejo caer para ocultarme bajo una pequeña formación de arena. Veo como uno de los hombres pasa delante de mí y no lo pienso dos veces, saco mi pistola que ya tenía el silenciador y disparo tres veces, a su mano, corazón y frente.

Hubiera un silencio absoluto de no ser por las balas que está recibiendo Ademir, aunque son considerablemente menos, de seguro Quique ya llegó, tengo que volver y ayudarlo. El segundo ya debe saber mi ubicación y por eso no se acerca, gateo un poco y le quito la pistola al cadáver, también con silenciador, me fijo en su rostro, tiene unos lentes y sospecho que son infrarrojos, se los quito también, limpio la sangre con mi pantalón y me los pongo, según como pensaba lo eran.

De manera tranquila veo hacia los lados para identificar alguna señal de calor que me diga dónde está el que falta. Derecha, izquierda, nada, debe estar detrás, me arrastro un poco hacia el final de la duna y levanto la mirada, ahí está, mirando de un lado a otro, y distingo un leve temblor en la mano donde sostiene la pistola. Mierda, de verdad mandan a inútiles.

Se me ocurre una idea, no lo voy a matar, con lo cobarde que se ve este imbécil no demorará mucho en soltar algo interesante si lo interrogamos tranquilamente. Aja, sí, tranquilamente.

Me acerco sigilosamente a él, parece que detrás de la arena no puede percibirme con sus lentes, espero que camine un poco hacia mí y doy la vuelta para agarrarlo por la espalda, al momento que puedo ver sus pies salgo hacia la dirección contraria, con toda mi fuerza pateo su pantorrilla, con lo que cae, intenta voltear pero con la cacha de mi pistola le doy en la nuca, lo suficiente para desmayarlo pero no para matarlo.

Lo arrastro desde el arenal hasta mi auto donde lo dejo caer pesadamente, mientras piso un poco su cuello, solo por si las dudas, busco en mi maletera algo para amarrarlo, encuentro un par de cables sueltos, eso servirá. Levanto su peso muerto y lo arrojo boca abajo hacia la maletera, amarro sus manos fuertemente, en ese momento recuerdo cuando Mica me enseño a amarrarme mis zapatos, lo hizo de forma que pudiera usarlo, cito sus palabras: En cualquier ocasión. Río ante el recuerdo y termino de hacer el doble nudo que aprendí, sigo con sus pies y tengo que buscar un pañuelo o algo parecido para cubrir su boca. Busco en mi guantera algo así, sin darme cuenta veo en el asiento del copiloto una media. Una media rosa con puntitos blancos. Es de Aria, recuerdo rápidamente que ella vino a verme una noche cuando llegaba tarde, del último día que salí de la casa grande a cumplir con un trabajo, ella sin importarle que estuviera con la camisa ensangrentada y algo sudado por el apuro de terminar todo rápido y regresar entró al auto apenas estacioné, como si me estuviera esperando, me abrazó, besó mis labios de una manera dulce y me dio las buenas noches, luego salió y entro a la casa dejándome totalmente idiota y con la necesidad de tomarme una ducha fría. Fui a su cuarto para encontrarla ya dormida, tomé un baño largo y me acosté a su lado.

Ahora que lo pienso, estamos durmiendo juntos, eso es bueno ¿No?

Mientras me acerco al cuerpo con la media pienso en eso, maldición, no quiero que piense que no la quiero para algo serio, ella sería jodidamente la única con la que podría tener algo serio y debía decírselo cuanto antes.

Parto la media de forma que se mas larga y se la amarro a la altura de la boca, acomodo bien su cuerpo en mi maletera y decido darle unos cuantos golpes más en la cara, solo por si acaso.

Han pasado 6 minutos desde eso y ya casi no se escuchan disparos, subo a mi auto y me acerco un poco más hacia el de Ademir, ya no hay nadie allí, conecto mi audífono y digo: — ¿Donde están? Tengo a uno, díganme...— Estamos a la izquierda, estamos rodeados, ven mierda.

Ademir es quién corta la comunicación y corro hacia allá, al parecer estos si tienen algún tipo de experiencia. Unos cien metros más adelante escucho más cerca las balas, aunque son solo tres. Me pongo los infrarrojos y me acerco de forma tranquila, metros más adelante distingo cuatro puntos de calor, ósea, cuatro cuerpos, todos de espalda por lo que es fácil matar a los primeros tres sin que lo vean venir siquiera, el cuarto reacciona y voltea disparando, lo esquivo y me tiro a la arena. En ese momento Ademir se levanta y de dos balas acaba con el último.

Quique se levanta luego de él y nos dice: — Agarren lo que nos pueda servir ¿Tienes a uno no? Vamos a interrogarlo, pero tenemos que volver antes que se den cuenta de lo que pasó, el vigilante de Montenegro escapó, de seguro tomo la vía alterna y ya está en la carretera principal, volvamos y nos tendremos que quedar un par de horas antes de irnos ¿Bien?

Ambos asentimos, nos dirigimos hacia mi auto, saco de la maletera de Ademir un pote de gasolina, me acerco para ver a mis hermanos ya juntando los cuerpos, les baño y enseguida prendo fuego con mi encendedor, volvemos a la pista y hacemos lo mismo con los pocos cuerpos de la derecha. Nadie nunca se da cuenta de eso, este es un espacio abandonado, nadie pasa por aquí.

Volvemos hacia los autos y me detengo a ver el de Ademir, no se ve tan mal: — Me vas a tener que decir como blindar el mío— toco su Ferrari— no tiene casi un rasguño.

Se ríe y contesta: — Eso te pasa por no hacerme caso cuando les dije, dijeron "Is Inicisiirii" —se gana un golpe de ambos— Ya, bueno, les diré mierdas. Vámonos de una vez, me quedaré un poco más atrás porque sospecharan por como llego solo y con el auto algo machacado además las chicas están solas y me preocupan.

Mierda, tiene razón, las chicas siquiera han respondido o dicho algo desde que cortamos la comunicación hace ya una hora. Quique es el primero en entrar en sí y subir a su Ford, arranca de inmediato, seguido de mí y al final Ademir yendo un poco más despacio.

Abro la comunicación y digo: — ¿Todo bien? . — Si hermano, estoy con Aria, al parecer está preocupada por que las chicas no han venido hacia acá pero es porque se quedaron cerca de la pista ¿No? Cristianno se comunicó hace un momento diciendo que Mariel aún no aparecía y que Lucas parecía más que preocupado, enojado, como si ya hubiera sabido que se iba a escapar. Cristianno tiene el audífono así que está al tanto de la situación solo que no puede responder.

— ¡¿No sabes nada de las chicas?! ¡Maldita sea! — Quique corta la comunicación y puedo ver como acelera aún más, buscando alcanzarlo acelero y perdemos a Ademir que de seguro se muere de la preocupación pero actúa más fríamente que nosotros dos.

En dos minutos estamos ya en la pista y veo como Quique salta de su auto y camina, casi trotando, hacia el auto de Mica, pese a estar cerca a la pista nadie se percata del momento en que Quique tiene que romper la ventana para poder abrir la puerta. Mieeerda. Ahora si siento desesperación, corro hacia el auto y encuentro a Micaela en el asiento del conductor con la cabeza ensangrentada y profundamente dormida. Antonella detrás con la mejilla derecha inflamada, sus manos con signos de arañazos y con vidrios incrustados, no veo a Julieta dentro del auto. ¡Maldición! Siento un aroma algo dulce saliendo del auto de Mica... — ¡Mierda, es veneno! ¡Quique sácalas maldita sea!

Él recién se percata del olor y de inmediato saca a Mica del auto, Saco a Anto cargada y empiezo a toser, el veneno es de efecto casi inmediato. Veo como el moreno se aleja del auto, con la llave de este le pone el seguro y se dirige hacia el auto de Bastian. Termino de sacar a Anto de ahí y veo un papel al lado de donde estaba sentada, lo agarro a las justas ya que los ojos me empiezan a llorar. Decido abrir la comunicación y lo único que se me ocurre decir es: — Cristianno, se llevaron a Julieta.

Siento una respiración entrecortada y a este decir: — ¡Puta madre!    

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