Capitulo|9|
Licuado de Mango
Juleka
16 años
Mi día había comenzado de una manera muy anormal a decir verdad; Mi hermano se veía mucho más guapo de lo normal —hasta con trasero señores, no se como le hizo, pero se levantó con buen trasero— algo que casi nunca pasa, el se vistió sumamente raro, era como si fuera ver a alguien o no sé, pero se veía totalmente gay, aunque no perdía ese toque Punk. Me preocupé mucho, uf.
Bien, creo que me desvié del tema. Como decía, mi día comenzó de forma anormal: El desayuno estaba listo, mi hermano guapo y con una canasta de picnic al lado, olía mucho a miel e incluso habían caramelos de lo mismo, pero mi estupido hermano no me dejo tomar ni uno. Idiota.
Había agua tibia para tomar un rico baño, mi reproductor de música se colocó de acuerdo conmigo, el día estaba muy soleado y prometedor. Nada de nubes negras y un ambiente hermosamente caluroso, perfecto para tomar uno de los maravillosos licuados de Rose.
—Voy a salir, deséame suerte.—avisó mi hermano sonriente y guiñandome el ojo.
Siempre que Luka es feliz y se muestra tan carismatico es capaz de transferir tal felicidad a cualquier persona, como a mi, por ejemplo.
—Suerte.—le desee con una pequeña sonrisa, el tan solo salió corriendo del Liberty.
Yo tan solo me dedique a observar un poco el Rio Sena, podría ver este paisaje una y otra vez y nunca me cansaría; mi papá amaba tocar música en la proa, mi mamá siempre nos suele contar relatos de sus maravillosas obras musicales y el como llegaron a enamorarse. Escribió varias canciones como: Sonatas de un navegante enamorado. Una vez escuché a Luka cantandola, es una canción suave, muy romantica por cierto, aunque algo melancólica.
—Canto mis sonatas al mar, canto imaginando tu rostro, canto por tu sonrisa...—comencé a tararear aquella canción.
El amor de mis padres fue complicado, su unión causó que a papá le quitaran su herencia, mis abuelos paternos eran de gran estatus social, mi papá era un joven algo rebelde de Inglaterra, solía viajar a todos lados con mis abuelos haciendo de las suyas, en el Liberty. Cosas de negocios. Cuando vinieron a París, papá tenía 17 años y uno de sus mayores sueños era el ser músico y escritor, mis abuelos nunca le apoyaron, por lo tanto papá solía escribir y tocar su guitarra a escondidas de sus progenitores.
Mamá era una chica muy hermosa en su juventud, su cabello siempre ha sido largo, su caracter liberal y lleno de energía, era una joven que atraía miradas, al igual que papá ella era músico e incluso bailaba, muchos la envidiaban por su físico y personalidad, todas las jovenes de su edad querían ser como ella y eso le causaba problemas. Mis padres se conocieron cuando mamá daba un pequeño concierto en el parque, era ella, su guitarra y su voz. El, quedó fascinado con ella, tanto que se había colocado una loca meta: Conquistarla a toda costa. Cosa que realmente pasó luego de varias salidas y charlas, e incluso llegaron a tocar juntos, eran los mejores. Luka nació cuando mamá tuvo 24 años, mi papá estuvo muy emocionado, pero, mis abuelos no. Sus padres regresaron a Inglaterra, papá se quedó a cumplir su nuevo sueño: Estar con Anarka Abbadie y crear una vida junto a ella.
Luego de dos años, me tuvieron a mi, tengo muy pocos recuerdos de mi papá, pues el murió cuando yo cumplí 6 años de edad, nunca se supo que causó su muerte, pero causó una gran tristeza en mamá, y Luka, yo no recuerdo nada de ese día, pero supongo que fue fatal.
Luka comenzó a ser el hombre de la casa, fue mi papá, comenzó a dar todo por sacar buenas notas, aprendió a cocinar y cuidaba de mi cuando mamá trabajaba obligandolo algunas veces a dejar de asistir a la escuela por atenderme. Lo admiro. Siempre lo admirare al igual que a mamá.
—Soy tan solo un navegante en busca de amor, un pobre chico que tan solo, tan solo busca tener algo de valor, soy un vago solitario en busca de su hogar, mi hogar. Tan solo canto estas sonatas, canto sonatas en mi encierro. Canto estas sonatas entre las sombras, pensando y pensando, pensando tan solo en ti.
Mi celular interrumpió mi canto, era una llamada de Rose, suspiré con frustración y lamento, lo había olvidado completamente, me distraje tanto pensando que simplemente olvidé a mi mejor amiga.
—¿Vendrás?—su voz parecía la de una niña impaciente. Ella suele sar algo exigente cuando se trata de nuestra tarde de chicas.
—Claro, te veo en 10.
Ella tan solo dijo un "Vale" y cortamos la llamada, aseguré el barco pues mamá no estaba, y Luka menos. Luego de que el barco estuviera seguro comencé a caminar a la casa de Rose, no quedaba tan lejos y eso lo agradecía grandemente.
No iba vestida tan elegante, tan solo un vestido negro el cual me llegaba un poco más arriba de las rodillas, este vestido tenía mangas cortas de encaje morado, una licra negra rasgada en las rodillas, unos botines negros sin tacón y un sombrero negro.
La casa de Rose queda pasando el Hotel de la gran pesadilla de Chloe Bourgueois, traté de apurar el paso, pero la idea quedó descartada al ver a Luka y Chloe saliendo de allí juntos. Okey, okey. Calmada Juleka.
Chloe sonreía algo intrigada, Luka parecía planear algo, los dos tenían un brillo súper raro en los ojos, no quiero pensar que podría ser, después me enojo y meto la pata y, no quiero eso. Me escondí en un arbusto antes de que me vieran, agudise mis oidos tratando de escuchar lo que hablaban.
—Luka, ya dime, ¿a donde vamos?—Chloe le insistía de forma suplicante, a la vez se notó cierta emoción. La risa de Luka se escuchó.
—Si te lo digo no será sorpresa, Queen.
—Te odio, guitarrista.—espetó Chloe, aunque la verdad el como lo dijo no sonó como odio. Fue más como una burla sana.
—Jum, nah. Me amas.
Ya va, algo está pasando aquí y no me está gustando para nada, mis cejas se arrugaron con algo de confusión, ¿Acaso Luka y Chloe...?
Las voces se fueron haciendo lejanas, rayos. Salí de mi escondite y ya no estaban, ¿que había sido eso?
Mi celular nuevamente me sacó de mi shock, era otra llamada de Rose. Resople con cansancio, vaya exigente que es esta niña. Contesté y lleve el celular a mi oído viendo el hotel de Chloe.
—Estoy cerca.—informé antes de que me diera madre discurso. Habían veces que ella podía ser peor que mi mamá.
—Te veo en la esquina. ¿Qué haces mirando el Hotel de Chloe?
Mire hacia la otra esquina y allí estaba Rose con su celular en el oído, se veía totalmente intrigada, yo tan solo corté la llamada y camine hacia ella. Hora del chisme.
[...]
Rose parecía no poder creerselo, cuando le conté sobre lo que había visto, ella tan solo soltó una gran carcajada pensando que era un broma de mi parte, pero al ver mi seriedad comenzó a negarlo y decir una y mil razones de porqué mi hermano no saldría con una chica como Chloe.
—Ella es peor que satanás, puede destruirlo con tan solo el chasquido de sus dedos, si, como Thanos. Ella es tan insoportable que su voz causa dolores de cabeza, por esa rubia todos llegamos a nuestras casas con cara de Meh.
Y seguía y seguía. Yo tan solo me dedicaba a mirar a la nada mientras analizaba la situación, tome un poco de mi licuado de maracuyá mientras rodaba los ojos con cierto fastidio, Rose hablaba demaciado y muy rápido a mi parecer. En cierto punto era irritante.
Estabamos en la cocina, para el colmo la licuadora estaba encendida, no se para que Rose hace otro licuado si solo somos dos en este lugar. El otro era de mango, una fruta demaciado exótica para mi gusto, e incluso a Rose no le gustaba del todo, por lo que sé.
—¿Ya terminaste?—le pregunte al ver como iba hacia la licuadora y apagaba esta.
—No.—ella comenzó a hablar sola, literal, mientras servía aquel licuado de mango en un vaso y luego le colocaba una pajilla.
—Rose, mis libros no están en la maleta, tampoco en tu cuarto ni en el mío. Creo que fui robado.—la voz desesperada de un chico se hizo notar, no era Kler, para nada. Esta voz era un poco menos...¿varonil?
Rose tan solo soltó un suspiro cansado.
—¿Quién es?—pregunte dominada por la curiosidad, ¿acaso mi amiga al fin tenía novio? Amén.
—Es...
—¡Rose, me muero! ¡En donde están mis bebés!—otra vez el chico.
—¿Me esperas un momento?—pregunto Rose al parecer entrando en desesperación. Suspiré para luego negar y quitarle el otro licuado. Sonreí de forma amistosa.
—Yo iré, conozco a este tipo de chicos.—aseguré calmadamente, Rose negó varias veces entre risas nerviosas.
—Oh, créeme, nadie es como León.
Jum, ¿con que se llama León? Vaya nombre original (nótese mi sarcasmo) ignoré las palabras de mi amiga y comencé a caminar hacia la salida de la cocina dispuesta a resolver el problema.
—Rose, tranquila, ya conseguí el...
Y sus palabras fueron interrumpidas por nuestro gran choque de mundos, el chocó conmigo fuertemente causando que el licuado terminara en su ropa y en su libro. Apreté mis labios apenada, quería morirme, quiero morirme aún, los dos quedamos en silencio, yo no me atreví a verlo a los ojos.
—¿Eh...ouh?—y Rose nos vió sorprendida, yo miré a Rose con cara de "perdón" se que no me debía disculpar con ella, sino con el chico con el cual había chocado.
Se oyó un jadeo de dolor, uno de mucho dolor, de parte del chico. Aún no quería ni verle a la cara. Oh por Dios...
—Mi libro.—habló el ahogadamente, como si no pudiera creerlo. ¿En serio? ¿Le preocupa un pinshe libro?
—León, cálmate, solo es un libro.—hablé apenada y sin verle, oí su risa, una risa de enojo.
—Es mi libro favorito: Orgullo y Prejuicio.—resaltó el MI. Sonreí aún viendo al suelo. Fresa.—¿Además, como sabes mi nombre?
—Yo se lo dije.—explicó Rose llendo hacia el, al parecer trataba de calmarlo.
—Genial. ¿Como te llamas tu, eh? Chica licuado.—preguntó el al parecer más calmado. ¿Ya mencioné que su acento parece extranjero?
Alcé mi mirada y ¿con que me consigo? Un chico de cabello casi rubio, ojos azules como los de Rose, piel blanca, labios finos como los de Rose y rosados, pestañas largas y cejas perfiladas y su nariz algo redondita. Que cute.
—Soy Juleka.
—Un gusto, soy León Ferrer, primo de Rose.
Y aquí empieza una nueva historia, ¿quién diría que una chica como yo terminaría con un chico como el?
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