v e i n t e


TW: Este capítulo puede ser un poco sensible para algunas personas. Se toca el tema de ruptura amorosa cruda, ansiedad y ataques de pánico, quedan advertidos.

Era una escena triste.

Quizás la escena más rota y desgarradora que alguien podría presenciar, una de las que alguien podría vivir. Ambos chicos lloraban sin parar en los brazos del otro, cuánta ironía podía existir en ese momento en un simple abrazo, en ese cuadro.

Realmente, si le poníamos pausa al llanto y al tiempo nos daríamos cuenta que no hay nada por lo que llorar. Fueron una serie de malos entendidos que cayeron como dominos hasta crear una enredadera que simplemente se desataba con un simple estirón. Sin embargo, existe el factor "confianza" y "daño" escritas en las paredes de ese hogar que se había desmoronado. San ya no confiaba en Wooyoung y Wooyoung estaba dañado.

Wooyoung amaba a San, San lo amaba también.

Pero a veces el amor no lo es todo.

— P-perdoname, por favor n-no me dejes —suplicaba con su frente apretada en el pecho contrario— No lo hagas. Aún te necesito, te amo.

Tantas lágrimas, tanto dolor que se sentía en aquel lugar desbordándose, llenando la habitación entera de a poco creando una laguna que iba subiendo de nivel cada que una lágrima caía. Se estaban ahogando ahí dentro pero sus manos se mantenían aferradas a la ropa del contrario como un ancla intentando buscar estabilidad en lo roto, una contradicción.

San apretaba los ojos junto a sus labios tratando de recomponerse, estaba totalmemte rígido sintiendo el cuerpo contrario temblar y apretarse tanto como podía sobre él y los sollozos que rompían en sus tímpanos eran como mil dagas clavándose en su corazón. Él también amaba a aquel chico destrozado en su regazo, demonios lo amaba demasiado pero...¿cómo podía volver a confiar?, ¿cómo podía arreglar un plato quebrado?, ¿una casa entera que se desmoronó sin dejar sobrevivientes?

Sabía que si ambos sedían a sus corazones chillantes los escombros de su hogar seguirían ahí, incluso si intentaban reconstruir lo que alguna vez fue todo el mundo sabe que siempre quedarán fisuras en las paredes que nunca sanarán dejando todo inestable.

Entonces apretó al chico contra él, lo apretó con tanta fuerza quizás con la pequeña esperanza de que si apretaba lo suficiente los escombros volverían a su lugar y no necesitarían ni pegamento para que se quedasen ahí. Quiso creer por ese pequeño momento que si cerraba los ojos con tanta fuerza al abrirlos todo hubiese pasado, todo estaría bien.

Entonces lloró, lloró como nunca había llorado en su vida, lloró todas las lágrimas que de pequeño no hizo porque su madre le decía que los niños buenos no lloraban y él siempre quiso ser bueno. Lloró todo lo que de adolescente no pudo al estar cambiando y sentía que nadie lo entendía pero no quería soltar ni una lágrima porque pensaba que eso lo haría débil. Lloró lo que en 3 años de relación no había llorado porque había vivido feliz y tranquilo en su mayoría pero a veces, incluso estando feliz, necesitamos llorar.

Lloró hasta quedarse seco, hasta que su cabeza le dolía y sus ojos estaban tan hinchados que casi no veía, e incluso cuando ya no tenía agua que derramar, cuando parecía que no le quedaba ni una lágrima más y tenía el cuerpo entero entumecido siguió llorando aferrándose a la única persona en la habitación que lloraba con él e irónicamente fue quien lo rompió.

No fue hasta que sintió que era suficiente y que el cuerpo sobre él con las astillas que le perforaban la piel ya le habían hecho sangrar lo que debía es que decidió acabar con todo de una vez por todas.

— Wooyoung levántate —ordenó con su voz rasposa y dolorosa de escuchar. El contrario negó aún aferrándose a su cuerpo— Levántate, no estoy jugando.

— Yo tampoco —su voz sonó amortiguada al estar ocultando su rostro en la ropa y pecho del castaño pero se podía escuchar con claridad lo lastimada que estaba también.

— Wooyoung quítate de encima, por favor.

Había dejado de abrazarlo y ahora sus manos solo estabam colocadas en los hombros ajenos ejerciendo un poco de presión para que por fin se levantase.

El azabache al escuchar la súplica y sentir cómo los dedos contrarios apretaban cada vez más sus hombros sintiendo la vulnerabilidad del castaño se alejó por fin levantándo su torso despacio mientras aún habían algunas lágrimas cayendo de su rostro el cual estaba completamente rojo, hinchado y empapado.

Se miraron a los ojos y encontraron todo y a la vez nada.

Wooyoung se mordía su labio tan fuerte que estaba seguro en algún momento terminaría por sacarse sangre pero no podría importarle menos en ese momento, sus manos que antes se habían aferrado con fuerza a la cintura ajena reposaban ahora en el regazo del chico mientras que las de él colgaban a sus costados, la realización de que San no quería tocarlo le dolió y aún así, tan terco como siempre, tomó una de las manos entre las suyas con movimientos suaves y la apretó ligeramente totalmente aferrado.

— San —le llamó— Te lo p-pido, no me dejes.

— Wooyoung por favor no sigas —le suplicó reacio a devolverle el apretón.

— P-podemos solucionarlo, no t-te pido que l-lo olvides. Sería m-muy estúpido de mi parte pedírte a-algo así, pero, por favor, n-no me dejes.

— Basta por favor, también es estúpido de tu parte pedirme eso —intentó safarse del agarre pero el azabache estaba totalmente reacio a soltarlo— Déjame ir Wooyoung, ya no más.

— San por favor, por favor —más lágrimas surcaban su rostro, se sentían como ácido en sus mejillas— Te lo suplico, no lo hagas. No sé q-que haría sin ti, por favor quédate con-migo —Wooyoung comenzó a hiperventilar, sentía que le faltaba el aire en los pulmones y estaba tan desesperado por anclanser a algo en la tierra que inconscientemente apretó aún más la mano que aún sostenía.

— Wooyoung me estás lastimando, basta —pero el contrario no cedía— Wooyoung maldita sea, ¡basta!.

El grito hizo que por un momento lograse recapacitar soltando el cuerpo ajeno y cayendo sentado de trasero al suelo en un golpe sordo. Hubo silencio, por primera vez en todo ese tiempo hubo silencio y San pensó que quizás eso era mucho peor que el ruido.

Luego un sollozo más goteó en la habitación seguidos de una respiración pesada y rápida. Wooyoung llevó una mano hacia su boca para intentar acallar los sonidos que salían de ella, intentar tragarse todo el dolor que lo estaba apuñalando, toda la culpa pero era casi imposible. Temblaba como desquiciado, no podía controlar su propio cuerpo y eso lo desesperó aún más, quería parar pero se eataba ahogando.

San al principio no supo que hacer, nunca lo había visto así y nunca había presenciado algo similar, fue tanta su sorpresa que se había quedado quieto observándolo volverse loco hasta que recapacitó y, temblando por igual por el miedo y la angustia, se dejó caer al suelo arrastrándose hasta poder llegar al chico. No supo en que momento se había alejado tanto de él.

— Woo cálmate —dijo en cuento pudo llegar a él intentando tomar sus brazos para que dejase de asfixiarse a sí mismo— Woo escúchame, tienes que calmarte. Respira, respira por favor.

Luchó contra él, el azabache parecía estar en trance tapando su boca con ambas manos con tanta fuerza que ponía blanca la piel al rededor. Estaba desesperado por hacer que parase, por no dejar salir nada porque ya no quería seguir sintiendo. Su mente lo estaba taladrando con un montón de acusaciones, reproches, insultos, recuerdos dolorosos, todo dicho con su propia voz demostrando el odio que se tenía en ese momento.

— ¡Wooyoung!, ¡maldita sea respira! —gritó esta vez pero en desespero, él mismo se estava influenciando por las emociones fuertes sin saber qué hacer— Woo mírame, mírame —esta vez tomó su rostro tratando de encontrar su mirada— Respira por favor, tienes que respirar ¿si?, vuelve conmigo por favor —suplicó con sus ojos nuevamente llenos de lágrimas.

La voz del castaño fue como una mano sumergiéndose en las profundidades alcanzándo su cuerpo pesado y acariciendo su alma pesada.

— Vuelve en sí Woo, estás bien no te está pasando nada malo —siguió hablando puesto que eso parecía estar funcionando— Mírame y respira conmigo.

Comenzó a inhalar despacio siendo seguido por el contrario quien aún parecía un poco ido pero presente, siguiendo cada movimiento que San hacía. Respiraron juntos por un tiempo, Wooyoung poco a poco bajó sus manos hasta dejarlas posadas en sus piernas para poder respirar mejor y cuando pudo calmarse suspiró cerrándo sus ojos.

San aguardó a la espera de cualquier cosa.

— Lo siento.

Dijo al final con su voz estropeada, ronca y gangosa. San lo miró con ojos acuosos.

— Ya lo has dicho muchas veces —dijo intentando mantener su postura.

— Lo sé —soltó en un susurro— Lo siento.

San inhaló aire hasta llenar sus pulmones esta vez para poder controlar él mismo sus propios sentimientos y el remolino que azotaba su interior. Se sentó en el suelo al frente del azabache estirando sus piernas derrotado por todo lo que ha ocurrido en tan poco tiempo. Se sentía agotado, emocionalmente agotado.

— Un lo siento no arreglará todo lo que ya pasó —retomó la palabra— Pero acepto tus disculpas.

— San —lo llamó, su mirada fija en él.

— ¿Mm?

—torció sus labios quizás un poco inseguro de lo que iba a decir quizás conociendo la respuesta pero no perdía nada con intentarlo una vez más— No quiero terminar.

—San volteó sus ojos— Wooyung-

— Por favor, dame una oportunidad más te lo pido —lo interrumpió— Puedo arreglar esto, sé que puedo. Debo ordenar mis ideas lo sé pero en serio...no quiero dejarte.

Inhaló lo más que pudo llenando sus pulmones de aire en un intento vago de controlar todas sus emociones y sus pensamientos, se sentía incluso mareado con todo lo que estaba ocurriendo en ese momento en una sola noche.

Por un instante su corazón flaqueó y su cerebro gritó un "¡Sí!", alentándolo a aceptar la propuesta, cegándolo por unos momentos porque él tampoco quería dejarlo ir por mucho que le doliera pero entonces se dio cuenta que le dolía más quedarse que irse cuando recordó los meses desolados llenos de lágrimas e incertidumbres, cuando recordó las peleas hirientes y cómo el contrario lo había tratado, cuando recordó que Wooyoung no era capaz de cambiar y si le hizo algo como eso hiriéndolo tanto...¿qué más podría hacerle?

Comprendió que aún si lo perdonaba en ese momento, si aceptaba volver a intentarlo e intentba olvidar lo ocurrido una parte suya siempre estaría dudando, siempre estaría a lerta quizás volviéndose un poco paranóico pensando en si Wooyoung habría conocido a alguien más y no lo sabría o si seguía viéndose con aquel chico. Comprendió que esa herida no iba a sanar porque si se quedaba estaría constantemente rascándose la costra para que volviese a sangrar.

No iba a funcionar.

Y no es que se estuviera rindiendo, no es que haya fracasado, es que sabía que así eran las cosas y ya no había nada más por lo que pelear. Ya no valía la pena.

Se arrodilló entonces después de un largo silencio que carcomía las entrañas del azabache y rezonaba en su corazón como un tambor. Se acercó a Wooyoung tomando sus manos con delicadeza para luego sacar entre los bolsillos de su pantalón un anillo plateado que antes llevaba consigo a todas partes pero qye desde hacía muchos días no se colocaba. El anillo de promesa que ambos tenían lo colocó en la palma de su mano cerrándola luego y manteniendo las suyas propias ahí ejerciendo un poco de presión.

— Wooyoung, te amo —dijo— Pero ya no quiero estar contigo.

Una lágrima resbaló por la mejilla del azabache y fue limpiada con la mano del castaño.

— Me hiciste mucho daño y...no creo que pueda vivir con el resentimiento a tu lado porque verte me recordará a este momento y todos los malos anteriores —mordió su labio ppr un momento— Déjame ir, debes dejarme ir porque no eres lo que necesito y yo ya no quiero sufrir.

Quizás sonaría un poco egoísta sus palabras, quizás estaba siendo muy duro o directo o muy cruel o poco considerado con el contrario. Pero eso no importaba, había desplazado a su persona por mucho tiempo anteponiendo a otros tratando de ayudarlos a encontrar su felicidad pero...y la suya, ¿dónde quedaba?

En momentos como esos donde la situación de asfixia y sabes que no es buena para ti lo único que debes hacer es salir y eso es justamente lo que estaba haciendo San.

— Y-yo... —Wooyoung tartamudeo— ¿Eso es lo q-que en verdad quieres?

—San apretó sus labios y asintió— Es lo que quiero y es lo que necesito...necesitamos ambos.

Wooyoung intercaló su mirada entre los dos ojos del chico frente suyo y lo único que encontró ahí fue determinación, no había arrepentimiento ni remordimiento, pudo encontrar una pizca de cariño pero no supo si solo era su cerebro diciéndole mentiras, pero estaba por seguro que San decía la verdad así que suspiró.

— En- en ese caso —llevó su otra mano a la contraria que aún sostenía su puño cerrado y la acarició temblando observándolas— No puedo obligarte a quedarte —levantó su mirada para fijarla de nuevo de esos ojos— Eres libre San, ya no tienes porqué sufrir más.

Y la tensión cayó al suelo como vidrios que estuvieron levitando todo ese tiempo en la habitación esperando a hacer más y más heridas en sus pieles. Ya no más.

San sintió, por primera vez en mucho tiempo, que podía respirar tranquilo y no supo si sentirse mal por eso pero no importó en ese momento. Se acercó a Wooyoung lo poco que le quedaba de espacio y lo envolvió en sus brazos apretujándolo tanto como podía.

Era como si la guerra por fin se había acabado.




















En mi defensa...soy una idiota arhe.

Perdonen la tardanza, sé que han pasado 84 años y blah blah blah. Pero al fin traje un nuevo capítulo y espero que hayan alistado sus pañuelos porque hasta yo quise llorar mientras escribía todo este, oficialmente, capítulo más largo de Herirte.

Espero les haya gusto y espero que el próximo cap lo puedo hacer más rápido que éste. De nuevo mil disculpas, prometo que para este año se acabará la historia ya que lleva en emisión como un año entero o más.

Y bueno, sin más que decir nos vemos en el próximo capítulo 🦋.

©_prayBluesoul_

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top