Capítulo #8

—¡Hey, hey!, ¡Necesito sacar a esta niña de emergencia!, ¡Ella está muy delicada y necesita atención médica cuanto antes! —aseguró Katherine encontrándose desesperada, pues apenas podía sostenerme de pie porque mi condición era grave.

—¿QUÉ?, no, ¡Esta niña está loca y lo único que quiere es salir de aquí con una excusa para escaparse y eso no podrá ser posible hasta que cumpla 18 años de edad!, ¡No, no le permitiré salir!, ¡Ishh!, así son los locos, fingen muy bien. —dijo un guarda de seguridad cruelmente mientras que se reía de mi, ya que no tenía corazón.

—... Mire señor, en primer lugar ella tiene derecho a una buena atención médica porque es menor de edad y en segundo lugar yo demostraré con pruebas reales que esta preciosa niña no esta loca y que todo esto fue una grave confusión. —afirmó Katherine encontrándose bastante furiosa y decepcionada, pues me sostuvo de la mano en señal de protección.

—¡AHHH!, ¡Katherine!, ¡Ayúdeme por favor!, ¡No me siento para nada bien!, ¡Ohhhhh! —exclamé mientras volvía a ver todo tornarse de color negro, pues me desmayé otra vez luego de sentir como se me iba el aire.

—¡Ay no!, ¡ALEJANDRA!, ¡Mi pequeña hermosa!, ¡No te preocupes!, ¡Yo te salvaré mi niña!, ¡Aguanta un poco más que todavía no es tu hora pues debes luchar! —Gritó Katherine desesperadamente, pues me cargó entre sus brazos para que no me cansara aún más.

—¡Uff!, ¿Qué tiene o qué?, ¡Ella siempre se desmaya así desde sus 7 años!, de hecho su propia madre nos dijo que a la mocosa le sucedía eso cada cierto tiempo, pero además tu eres psicóloga, no médico y una "mujer" no podría serlo ni en sus sueños, ¡Ja, ja, ja!, ¡Ilusa! —dijo el guardia de seguridad mientras que se reía macabramente de Katherine, pues era un machista de lo peor.

—¡No señor yo también soy enfermera graduada de la escuela de medicina!, ¡Así que puedo hacer eso y muchas cosas más además de dedicarme a la psicología, pues no por ser mujer quiere decir que no pueda lograrlo!, y si, Alejandrita está muy grave... Creo que es su corazón, ¿Entiende la gravedad?, además, se que le arde el que yo sea mucho mejor que todos ustedes aquí dentro, ¿O no es eso verdad? —dijo Katherine valientemente tras luchar solo por mi, pues aún me tenía entre sus brazos e iba a sacarme de ahí.

—¿Cómo te atreves a insultarme ehh?, ¡Ashh!, ¿Sabe qué?, ¡Sáquela de aquí!, ¡Llévesela al hospital rápido pero antes deberá pedir autorización a la doctora Patricia Trejos!

—¿Qué?, ¿Está loco?, ¡Si voy hasta arriba Alejandra se muere!, ¿A caso quiere que los culpen por negligencia médica y los metan presos?

—... ¡Uff!, bueno, ¡Salga con ella directo al centro médico!, ¡Ah!, pero si me entero que trató de escapar ambas lo pagarán muy caro, ¡Voy a confiar en ustedes! —aseguró el guardia mientras que vigilaba nuestra salida, ya que iba a monitorearnos muy de cerca.

—A ver a ver, ¿Qué sucede aquí?, ¿Por qué esa loca está en sus brazos, señorita Camphbell?

—¡Doctora Trejos!, mire, según la psicológa la niña Alejandra está muy grave de salud y yo creo que es verdad, ¡Mírela!

—¡Buah!, ¡Patrañas!, ¡Vamos Druvalet!, ¡Levántese!

—¡Ohhhhh!, ¿Qué a caso no ve que la pequeña no responde porque está inconsciente?, ¿Cómo usted puede ser una doctora?, ¡Es inhumano y no tiene corazón alguno!, ¡Ella es una pobre niñita que no esta loca, solo recuerda su infancia!

—¡Eso ya lo veremos!, ¡Usted lo tendrá que demostrar y le aseguro que pierde su tiempo porque esta sucia niña es un caso perdido!, y ya cállese, ¡Solo váyase de aquí ahora, ¡No quiero que muera dentro de mi hospital mental! —dijo la doctora jefe con un tono de voz severo y desinteresado, pues al fin notó que yo estaba muy grave de salud.

Ahora, mi mundo se estaba cayendo a pedazos, pues a mis 9 años de edad me habían descubierto una grave enfermedad cardiaca la cual me iba a matar poco a poco por culpa de la diabetes que mi madre biológica tuvo cuando estaba embarazada de mi pero gracias a mi ángel de la guarda lo había logrado descubrir a tiempo, pues si no hubiera sido por Katherine quizá me hubiera muerto en el psiquiátrico sin saber un verdadero porqué, pues los médicos que vivían en el reformatorio mental eran unos ineptos que no les importaba nada ni nadie por más mal que estuvieran.

4 horas después.
Hospital Lincoln Paez.
San José, Costa Rica.

—¡Ohhhh!, ¡Doctor!, ¿Qué le sucedió a la niña Alejandra?, ¿Es lo que temo?

—¡Señorita!, ¡Gracias por haberla traído a tiempo!, ¡Si no fuera por usted ella se hubiera muerto en cuestión de horas!

—... ¿Tiene una insuficiencia cardiaca, verdad?, ¡Le escuché mal el corazón!

—¿Cómo sabe eso?

—¡Porque soy enfermera!

—¡Oh!, vaya, pues me alegra que ella se encontrara con alguien como usted!, ¡Le salvó la vida!

—¿Y qué tiene?

—No puedo informarle a usted sino a sus padres, ¿Dónde están?

—¡Doctor!, ¡Ella y yo apenas pudimos salir vivas del psiquiátrico!, ¡Si no la sacaba iba a fallecer!, por lo tanto sus padres no se enteraron de nada porque son unos malditos que la internaron sin razón.

—... Ya veo, bien, le diré a usted, mire, lo que Alejandra tiene no es una insuficiencia cardiaca en sí pero su corazón está muy frágil, pues su problema fue causado por culpa de una diabetes gestacional que la madre adquirió, o sea lo que padece la niña es una cardiopatía diabética.

—¡Ohhhh!, ¡Lo sabía!, ¿Pero ahora cómo voy a hacer para cuidarla yo sola?, ¡Su vida cambiará demasiado!, además, ¡Ella no está loca y en el psquiátrico la tratan muy mal!

—Escuche, esto no es de mi incumbencia pero para no escapar ilegalmente puede presentar una denuncia hacia el hospital psiquiátrico en el ministerio público, ¡Usted es testigo de la violencia que se ejerce ahí dentro y yo también puedo testificar sobre el incorrecto tratamiento médico que le dan así como los golpes que tiene!

—¡Ay si!, ¡Genial!, ¡Es perfecto!, ¡Claro que haré eso y más por ella!, ¡Muchas gracias Doctor Fermín!, ¡Se lo agradezco de todo corazón!

—De nada, y recuerde que deberá asegurarse que la niña Alejandra no reciba ninguna clase de emoción fuerte o que se exceda con el azúcar, ¡Eso si la mataría rápidamente!

Como era obvio, a partir de ahora mi nueva amiga Katherine necesitaba mantenerme segura y tranquila para evitar otra crisis que me pudiera asesinar dentro del psiquiátrico, por lo tanto, armó un brillante plan con el doctor para denunciar al hospital sin que nadie de esa macabra institución se diera cuenta, pues una vez que estabilizaron mi salud en el hospital fui llevada de nuevo al reformatorio mental porque para la sociedad yo aún era un peligro, sin embargo, Katherine no fue junto a mi en el automóvil si no que inventó la excusa de hacer unas compras y ahí asistió al juzgado para confesar la situación gracias a ciertos videos de seguridad que logró conseguir y el testimonio del médico que me atendió.

Lógicamente, antes de que Katherine fuera por ayuda policial tuvo que decirme sobre mi situación de la mano con el doctor, pues era mi derecho saber acerca de mi actual condición de salud luego de sufrir durante mucho tiempo, así que, al momento de confesarme que si estaba muy enferma del corazón por culpa de mi madre "Yamilth" mis pobres ojitos color esmeralda se tornaron en un gran diluvio, ya que me dolía demasiado el que mi vida fuera tan dura pues no podría volver a ser normal o feliz y empeoré aún más al enterarme que volvería al psiquiátrico porque Katherine no pudo liberarme, por lo tanto caí en una muy notoria depresión infantil, sin embargo, esos serían mis últimos años en estar en ese infierno, ya que mi amiga y ángel de la guarda a mis 14 años de edad logró demostrarle a todo el mundo con pruebas reales de que lo que yo tenía en realidad solo eran recuerdos reprimidos y no la auténtica locura gracias a su vocación por el prójimo y profesionalidad.

8 años después
28/04/2014.
8:54 AM.
Tribunales de Justicia.
Juzgado médico.
San José, Costa Rica.


—Bien, ¡Este juicio ha comenzado!, ¡Por favor, presenten sus casos!

—¡Su señoría!, ¡Mi nombre es Priscila Barrantes y soy la abogada de oficio que lleva el caso de la muchacha Alejandra Druvalet.

—Okey, ¿Qué pruebas o testigos tiene acerca de la denuncia que interpusieron hace 8 años?

—... ¡Yo su señoría!, ¡Me llamo Katherine Camphbell y soy testigo de todo el daño que ha sufrido Ale!

—¡Y yo!, ¡Soy el doctor Fermín Castro y atendí médicamente a la joven cuando era una niña de 7 años!, ¡Yo vi como tuvieron que rogarle a los encargados del psiquiátrico para que la dejaran ir!, ¡Ella tuvo un paro cardiaco y solo la señora Katherine la trató con humanidad!

—¿Y de qué padece la adolescente?

—¡Está loca!, ¡Eso es lo que tiene!, ¡Solo finge para poder escapar!, ¡Ni su propia madre la quiso!

—¡Silencio Doctora Trejos!, ¡Una opinión más fuera de su declaración y será obligada a retirarse de la sala!

—La joven tiene una grave enfermedad en su corazón, pues cuando nació su madre tuvo diabetes gestacional y por eso se la transmitió pero como no la atendieron a tiempo su condición se fue hacia el corazón, el órgano más sensible, así que ella padece de una complicada CARDIOPATÍA DIABÉTICA.

—... Si, ¡Esta mala mujer ha mantenido encerrada a Alejandra durante más de 6 años sin que esté loca de verdad y sin condiciones médicas adecuadas!, ¡Por eso yo denuncié al hospital psiquiátrico hace tiempo!, ¡No podía callar más!

—¡AHHH!, ¡MALDITA!, ¡Pero me las vas a pagar, eh escoria!

—¡Silencio en la corte!, ¡Silencio!, ¡Ashh!, como veo que esto es muy obvio le preguntaré directamente a Alejandra... Ale, cariño, ¿Es verdad que desde pequeña estas personas te tienen bajo encierro sin que estés loca?, ¡No temas!

En ese preciso instante, las voces de mis recuerdos comenzaron a invadir mi cabeza, pues nuevamente escuché voces que me llamaban Linseth y con eso hice dudar al juez sobre mi cordura, no obstante, Katherine actuó a tiempo y logró liberarme.

¡LINSETH!, ¡LINSETH HUYE!

—¡Ohhhh!, ¡LINSETH!, ¡Ese nombre!, ¡Ahhh!, ¿Por qué me torturas?, ¡Ya basta!, ¡Yo no me llamo así!

—¡Ja!, ¿Lo ve Señor juez?, ¡Esta jovencita sí está demente!, ¡Escucha voces en su cabeza!

—Mm, Abogada Priscila, ¿Qué tiene para desmentir esto que la propia joven ha dicho?

—¡Yo puedo asegurarle que Alejandra no escucha voces porque esté loca!, ¡Son RECUERDOS y las pruebas están aquí!, mire, estos son exámenes médicos, desde tomografías hasta electroencefalogramas pasados y actuales que demuestran su salud mental!, ¡No puede permitir que ella continue encerrada en un frío lugar al que jamás perteneció! —dijo Katherine de la nada con un rollo de papales sobre medicina, pues comprobó mi inocencia.

—¡Ohhhh!, ¿De dónde sacaste todo eso, maldita rata?, ¡Debe ser falso!

—¡Cállese Señora Trejos!, ¡Las pruebas presentadas por la señorita Katherine son reales en su totalidad y efectivamente me demuestran que la joven Alejandra está sana mentalmente como se dijo!, así que diré mi beredicto... Todos de pie.

—¡Calma Ale!, ¡Todo se resolverá!

—Primero... Como se probó con evidencias reales que la adolescente Alejandra Druvalet no presenta anomalías en su mente hoy, 28 de abril del año 2014 declaro la INOCENCIA de la jovencita, por lo tanto queda en libertad; y segundo, para usted, Doctora Patricia Trejos se emitió una orden de aprensión inmediata por negligencia, maltrato y tráfico de influencias, así que la declaro culpable con una pena de 45 años de prisión además del cierre inmediato de su institución, he dicho, se cierra la sesión.

—¡NO!, ¡Eso no es justo!, ¡Esta loca va a asesinar a muchas personas, incluyendo a su familia!, ¡Además yo no sabía que ella no estaba enferma!, ¡Todo esto lo planeó su madre y por eso deben atraparla!, ¡AHHH!

Gracias a Dios mi amiga Katy logró demostrar mediante pruebas, exámenes y terapias que la Esquizofrenia que padecía nunca existió, pues mi mente jamás aluscinó y todo aquello siempre fueron ilusiones perdidas en mi pobre y debilitado inconsciente, ya que aunque aún no se supiera que mis padres biológicos me regalaron mi memoria siempre resguardó ese horrible día porque la voz que me llamaba como Linseth en realidad era mi madre real cuyo nombre es igual, y si, al final pude ser libre, pues ahora, después de 7 largos años había logrado escapar legalmente de aquel infierno el cual iba a sepultar para poder continuar con mi vida apesar de mi problema de salud porque salí con la frente muy en alto, con los hermosos recuerdos de mi ángel guardián y con las medidas necesitas para evitar una crisis cardiaca gracias a Katy, mi amiga y salvadora.

El mayor reto ahora sería volver a ver a los ojos a mi cruel madre y hermana mayor las cuales jamás me visitaron, asistieron al juicio para solicitar mi libertad o se preocuparon a causa de mi enfermedad, así que era por eso que sabía muy bien que no me recibirían otra vez de manera adecuada en sus vidas, por lo tanto, desde meses atrás Katy me preparó para ese fuerte impacto para que no me lastimara más de lo normal, ya que mi corazón y azúcar en sangre podían alterarse gravemente, más por ende yo quería ver cara a cara a mi familia y saber como era que continuaron sus vidas con el tormento de saber que ellas me habían encerrado "equivocadamente" en el psiquiátrico cosa que en realidad necesitaba para poder sanar mi alma de una vez por todas.


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