Capítulo 1: Oculto
Mi rutina consistía en levantarme, odiar todo, y entrar a la ducha para poder prepararme e ir a mis aburridas clases, escuchar a mis padres hablar de lo genial que es mi hermano mayor, y decirme una y otra vez que esperan que yo sea como él, que llegue a ser alguien útil a la sociedad, que no los decepcione más....
Me despido de ellos en cuanto tengo mis cosas listas, suspiro levemente y comienzo mi camino al instituto, estoy en segundo año y me interesa muy poco si paso o no, lo único malo es el sermón que mis padres me dan cada vez que les notifican mis notas. De lo contrario todo es normal, estudio poco, me la paso leyendo historias trágicas en la biblioteca junto con un amigo en particular, JungKook, al principio no nos hablábamos pero luego entramos en confianza cuando fuimos seleccionados para uno de los concursos de la institución...
Este año nuestra relación de amistad es bastante agradable, no decimos mas palabras de las necesarias y no invadimos el espacio personal del contrario, Kookie vive junto a su madre y abuela, ellas son muy buenas, en varias ocasiones gracias a los estresantes proyectos he dormido en casa de Kookie...
En una ocasión me comentó que se siente triste pues su padre no esta con él, y eso en muchas ocasiones lo deprime, lo único que pude hacer fue decirle que ese señor se perdió la oportunidad de conocerlo, ya que realmente JungKook es un gran chico, un poco tímido pero muy agradable...
Después de eso nos uníamos para todo, siempre nosotros, era raro ver a uno de nosotros y no encontrar al otro...
Incluso en el instituto se acostumbraron a vernos tan juntos que pensaron que estábamos saliendo, tanto Kookie como yo, no tenemos cabeza para eso, además nuestra relación viene a ser una de hermanos.
En la mayoría de ocasiones nos encerramos en la biblioteca o nos dirigimos hacia la cancha para mantenernos ocultos de todo esto, como una especie de medida preventiva para no dañar a nadie, para que nadie nos dañe, pues ambos ocultamos mas de lo que decimos pero incluso así, nos basta saber que tenemos un compañero con quien sentarnos a hacernos compañía o comer o simplemente en el momento que explotemos auxiliarnos mutuamente.
Quizá somos cobardes por escondernos de esta manera, pero realmente solo queremos alejarnos de todo...
Respirar y tomar fuerzas para poder levantarnos a la mañana siguiente...
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