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El chico abrió la puerta nervioso y de ella entraron dos niños pequeños, Elisa y Andre, ambos abrazaron a su querido "tío" marc

Marc: h-hola pe-que-queños!

Su emoción era obvia, pero también incomodidad, no podía dejar de amar a los frutos de la persona que amaba con otra.

Nathanael: espero no te moleste que llegáramos mas temprano, pero los niños suplicaban desayunar con su titi favorito.

Dijo sonriendo el judío y el pelinegro solo negó.

Marc: b-bien pero... T-tenia visita.

Dijo bajando la mirada y abrazando a los niños.

Nathanael: si te incomoda podemos-

Marc: no!! No molestan...

Dijo mirándolo suplicante, este amor extremo le mataba

Al pasar, en la cocina estaba esperándole juleka, que al reconocer al pelirrojo se sintió tan incomoda y a la vez feliz, no hablaban yacía 7 años por su culpa, bajo la mirada y esperó no ser reconocida.

Nathanael: juleka? Wow... No sabia que se conocían... Es bueno ver a una vieja amiga.

Se mantuvo callada y asintió, suspiro un poco y le susurró a marc en el oído que se había dado cuenta, le entregó un papel y se retiró sin decir nada mas.

La razón por la que había cortado su comunicación hace años había sido la rubia pequeña, ella creía que ambos tenían algo y tuvo una discusión desagradable, avergonzada, no le volvió a hablar.

Caminó por todo París con el aliento a alcohol en la boca se sentía miserable, al menos no sufría lo de marc, ser amado por niños que representan su fracaso. Era duro.

Se sentó en el parque, estaba hecha un desastre, esperaría que fueran las 10 de la mañana para volver a su casa... Daba asco, se tenia asco en esa situación tan desagradable, y solo por una mujer que tiene a alguien mas.

Juleka: que nunca será mía.

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El pelinegro jugaba animadamente con los pequeños que lo habían sacado a caminar por París, el padre se había ido por suplantarlos a ambos en el trabajo de la editorial, ya estaban cerca de poder tener su propia editorial sin ningún problema, pero mientras a complacer al jefe.

Ahora que lo pensaba, su enfermizo y asqueroso jefe les quitaba mucho dinero...

Marc: tsk... Mal nacido.

Dijo al ver como un sujeto lanzaba a patadas a un pequeño perrito. Un pitbull pequeñito, casi recién nacido, tendría 3 meses a lo mucho.

Andre: tío marc...

Marc: lo se peque, yo lo busco y lo dejaremos en mi casa para que lo vean cuando quieran.

El rubio y la pelirroja gritaron de alegría y esperaron a que su "tío" fuera a buscar al cachorro al otro lado de la calle.

-ese perro es mio!!

Lo encaró el señor de la tienda.

Marc: d-disculpe p-pero.

-pero nada! Es mio!

Miró de reojo a los niños y enfurecido empujo al señor agarrando al cachorro.

Marc: si es tan suyo puedo demandarlo por maltrato!

El hombre dio pasos hacia atrás y en un bufido se alejo.

-Marica...

Se adentró a su tienda y marc sintió una punzada en el pecho, no le ofendía la palabra, si no el tono de desprecio que uso.

Marc: pff, heteros.

El asco en sus palabras fue palpable y se retiró, no se sentía menos

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Recuerden que el libro se llama heterofobia, habrán menciones palpables de discriminación hacia heteros y homos por igual pero a la final seguirá siendo un libro hetefo.

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