Capítulo 25: "Este no es mi hogar, tú sí."

20 de noviembre

La percepción de perdición seguía latente, recorría las mismas calles todos los días y las conocía muy bien, pero la sensación no persistía, luego de unos meses entendí que no era el lugar lo que provocaba eso en mí, sino la falta de una persona. Ya había entendido que la vida no era buena conmigo y me alejó de quien me ayudaba a ser mejor hombre. Sé que fue mi culpa, era imposible negarlo por lo que simplemente me resigné a perder a Seokjin, así como lo había perdido todo en mi vida. Lo único que pude saber era que estaba estudiando finanzas en la Universidad Nacional de Seúl, pero de ahí en más no había nada por descubrir, acercarme lo mínimo significaba peligro y no podía darme el lujo de arruinar lo mucho que había avanzando él en un año. El costo de mi pecado había sido perderlo, debía asimilarlo y avanzar con mi vida pero era tan complicado continuar sin su compañía.

Los primeros meses fueron estresantes sin embargo New York era excitante, el bullicio de la gente no paraba, permitiéndome dejar de escuchar las voces de mi cabeza y las noches siempre prometían diversión, una que me recordaba a mi anterior yo, pero mi pasado estaba en el fondo de una pequeña caja y quería que se quedará así por un largo tiempo. Tuve la oportunidad de encontrar un trabajo decente en una pequeña disquera que iba en ascenso, hacía labores muy sencillas pero me estaban dando la oportunidad de aprender sobre producción musical lo cual era muy interesante y lograba captar mi atención.

Los lunes eran mis días favoritos, estaba lleno de obligaciones y tareas por lo tanto era bastante productivo, no me daba la oportunidad de distrarme, algo que agradecía mucho, mi receso de quince minutos era muy provechoso y llegaba en el momento justo, la pequeña cafetería que se encontraba a la par del edificio había sido mi segundo hogar desde que puse un pie en el país, pasaba la mayor parte de mi tiempo en la misma mesa, ya fuera componiendo o recordando a Seokjin.

– "¡Annyo!" – Saludó alguien con una voz un tanto aguda y un acento muy gracioso. – "¿Lo mismo de siempre Joon?" – Preguntó Kathy, mi única amiga.

"Sí y gracias" – Respondí en coreano lentamente para que aprendiera la pronunciación.

Después de recoger mi café frío me senté en las pequeñas mesitas que se encontraban en la parte de afuera, le di una pequeña ojeada al periódico buscando información sobre las nuevas exhibiciones de arte disponibles.

La vibración de mi teléfono arruinó por completo mi concentración en la lectura de un artículo y maldiciendo supuse que mi tiempo para el desayuno había terminado.

"Sam lo siento, voy de camino" – Mentí mientras me levantaba rápidamente.

"¿Disfrutas tu café matutino? ¿Sabes que las rutinas son fatales en este trabajo?" – Esa voz, la maldita voz que tenían mis más temidas pesadillas. – "¿Creíste que por estar en otro país completamente alejado ibas a proteger a los tuyos?"

"¿Qué quieres?" – Me senté debido al shock del momento, "Maldita sea, fui tan confiado" pensé mientras respiraba para mantener la calma.

"Tu amiguito Seokjin ha dado mucho de que hablar con su forma de trabajar, es excelente en lo que hace aunque de seguro ya eso lo sabes." – Su voz al pronunciar su nombre se notaba cargada de celos y repulsión. – "Pero me está comenzando a cansar."

"No sé nada de Seokjin y te dije que no éramos amigos." – Trataba de buscar disimuladamente algún hombre que estuviera cerca hablando por telefóno pero nadie se parecía a Kwan.

"Pues es una lástima que no puedas protegerlo ahora que estás lejos." – El otro lado de la línea entró en silencio, el maldito me había colgado.

Era cierto que mi pasado se encontraba en una caja pero era una de cristal, un material tan vulnerable que se podía quebrar con hasta un suave golpe y esa llamada fue la responsable de resquebrajar el vidrio, dejando salir una vida que consideré había quedado atrás.

Namjoon estaba preparado, al fin de un largo año y unos días se encontraba ahí, listo para buscar una nueva oportunidad con Seokjin o eso esperaba él, mientras veía con indiferencia a los estudiantes salir del campus, escaneaba por un algún joven alto y de cabello negro, de igual manera no estaba preocupado por perderlo de vista, pues Seokjin no tenía por donde escapar, el moreno se encontraba apoyado en el majestuoso auto del mayor, un Audi R8 de último modelo color negro mate, un auto que complementaba con su personalidad y describía a la perfección el estilo de Seokjin. Su pose mostraba confianza, su pie derecho cruzado por encima del izquierdo, manos en los bolsillos, su mandíbula tensa y sus labios en una fina línea mostraban un rostro inexpresivo y peligroso. Quien lo viera de lejos no podría desviar la vista del joven tan guapo en el que se había convertido, pero no le interesaban las miradas y los susurros que le brindaban las mujeres que pasaban por ahí, solo estaba concentrado en las palabras que tenía que decir y en no cometer alguna tontería que lo dejara en vergüenza, aunque por fuera se mostrará relajado, la realidad que estaba muriendo de nervios y hacía lo posible para evitar vomitar ahí mismo. Estaba decidido a no darse por vencido hasta que el mayor escuchará todo lo que tenía para decir.

Su cama se imaginaba tan tentadora en su mente en ese preciso momento, Seokjin necesitaba descansar con urgencia las clases habían estado más pesadas de lo normal, sumando lo poco que había descansado anoche por culpa de una pelea en la geondal y su dolor de cabeza no estaba haciendo la situación más sencilla, quería llegar a su apartamento para dormir al menos unas cuatro horas, el camino hacia la salida de la universidad fue más rápido de lo normal, caminaba apresurado mientras buscaba las llaves de su carro en su maletín de cuero, al encontrar las alzó al aire victorioso haciendo un gracioso bailecito, había sido difícil encontrarlas. Estaba tan absorto en acomodar la correa del bolso en su hombro que no se dió cuenta que un joven lo estaba mirando mientras sonreía como un tonto. En el momento que levantó la mirada deseo solamente dos cosas, la primera que no fuera una mala broma de su imaginación y segundo que la tierra se lo tragará por semejante bochornosa situación que el menor había presenciado. Seokjin exaltado dejó caer sus llaves y torpemente se agachó en el justo momento que el otro joven también se inclinaba, golpeando sus frentes duramente en el proceso, el pelinegro se quedó en el suelo sosteniendo su cabeza totalmente apenado y sin querer levantar la vista, no podía creer que ahí estaba de nuevo Namjoon, se encontraba exactamente igual pero al mismo tiempo era tan diferente al chico que vio por última vez.

– "¿Seokjin? – Lo llamó tendiéndole la mano para que se levantará.

Su voz era más grave y demandante, por lo que lentamente fue dirigiendo su mirada hacia arriba descubriendo que el menor le sonreía mostrando sus hoyuelos, su cabello ya no era oscuro, sino de un rubio cenizo que lo hacía verse más apuesto de lo que ya era. Sus hombros se notaban mas anchos, sus brazos y su pecho se mostraban más trabajos gracias a la visión que le brindaba esa camiseta blanca que se ajustaba estupendamente. Namjoon comenzaba a ser un adulto y sus cambios físicos lo rectificaban.

– "Necesitamos hablar." – No fue una solicitud, sino una orden. – "Sé que me odias pero debes escucharme estás en peligro" – Habló relajando su voz al ver que Seokjin lentamente erguía su espalda y alzaba la vista, conectando su mirada con la suya. Los segundos se hicieron eternos y todo quedaba paralizado incluyendo a Seokjin que se debatía entre hablar o irse, la primera opción fue la ganadora pero las palabras que escogió no eran las que él quería decir en realidad, era su interior el que hablaba y no su cordura.

– "Ese es el maldito problema Namjoon." – Susurró mirándolo sin pestañear. – "No te odio, te he amado y a pesar de irte sin darme una buena explicación no puedo odiarte" – Habló sin mostrar ninguna emoción, dejando salir las palabras para luego arrepentirse de su vulnerabilidad.

Ambos jóvenes habían recreado este momento en miles de formas distintas, habían preparado con antelación sus palabras, practicado todo lo que dejarían salir. Seokjin ensayaba los posibles insultos y unos cuantos puñetazos mientras que Namjoon solo recreaba el momento donde mandaba todo a la mierda y besaba al mayor hasta que se quedara sin aire, pero la imaginación solo era una puerta a nuestras más locas fantasías, pues nada había salido como lo planearon. El rubio sentía como todas las explicaciones y disculpas se atoraron en su garganta, mientras que Seokjin solamente pensaba en dejar de hacer el ridículo y no mostrar cuánto lo había extrañado, debía mostrarse impasible ante los nuevos encantos del menor.

La guerra de miradas no daba tregua, ninguno de los dos estaba dispuesto a bajar la vista, se habían cansado de mostrar debilidad, así que seguían viéndose fijamente, Namjoon por unos segundos bajaba la mirada hacia los abultados labios tratando de distraerlo aún no podía creer que había escuchado como las palabras "te he amado" se escaparon de esa boca tan apetecible que le estaba haciendo perder la poca cordura así que volvía su mirada a los ojos oscuros. Mientras que Seokjin se cuestionaba como Namjoon obtuvo tanta confianza en sí mismo en solamente un año.

"Me rindo con este juego de miraditas, tu ganas." – Dijo Namjoon mostrando sus manos en señal de rendición. En cuestión de segundos le robó las llaves a Seokjin, quien se quedó sorprendido ante tal atrevimiento.

De manera ágil apagó la alarma del auto y abrió la puerta del copiloto, haciéndole una exagerada invitación con su brazo para que tomara asiento, su sonrisa burlona no se borraba de su rostro, no hasta que soltó todo el aire que contenía en el momento que Seokjin subió al auto. Namjoon agradecía el valor tan descarado que brotó de su ser, no tuvo idea de dónde había salido esa confianza pero al menos le permitió que Seokjin aceptará que se le acercará.

El camino fue corto y silencioso, no podía esperar que las cosas en cuestión de segundos fueran como si nunca hubiera pasado nada malo, por lo que el rubio le daba su espacio al mayor, manejaba sin desviar la vista y solamente rompía el silencio para preguntar por indicaciones, Seokjin necesitaba que el menor hablará pero ahora Namjoon no se dignaba a decir nada, lo cuál lo estaba poniendo con los nervios de punta y de mala gana le guiaba a su apartamento. Juntos caminaron hacia la puerta, sus hombros chocando por segundos y enviando una corriente imperceptible, entraron en silencio y junto con el sonido de la puerta cerrándose, las rodillas de ambos perdieron estabilidad. El momento de la verdad había llegado...

Namjoon fue el primero en abrir su boca, las palabras comenzaron a brotar de sus labios, la explicación fue concisa y clara.

– "Me alejé porque las cosas se salieron de control, en ningún momento debía acercarme sentimentalmente a ti, pero no hice caso y tampoco pude detener el efecto que provocabas en mí, al fingir la muerte de Yoongi seguí con mi plan original, alejarme de Kwan y de esta vida tan asquerosa que tenía, aunque en el proceso tuve que alejarme de tí." – En ese momento había perdido el valor, por lo que hablada dándole la espalda al chico que se encontraba con él.

"¿A dónde fuiste todo este año?" – Su pregunta estaba cargada de resentimiento, seguía sin encontrarle el sentido a la ausencia de Namjoon.

"Con el dinero que me dieron por acabar a Yoongi, me fui a Estados Unidos con mi madre, conseguí un trabajo en New York y comencé a ir donde un psicólogo, fue un año difícil pero he podido superarlo lentamente." – Sus hombros se relajaron al recordar las palabras de su psicólogo que le mencionaba que nada de su vida había sido su culpa.

"Todos tuvimos un año de mierda Namjoon, no solo tú tenías que lidiar con un pasado, algunos tuvimos que quedarnos aquí y fingir que estábamos pasándola mal." – Las punzadas en su cabeza le estaban matando, así que fue a la cocina por un vaso de agua.

"Pero pensé que habíamos quedado en que era por el bien de ustedes tres." – Contraatacó Namjoon acercándose a la cocina.

"¿Por el bien de nosotros tres?" – Preguntó molesto, sus palmas golpeando en la mesa de la cocina. – "¡El único que salió beneficiado fuiste tú!" – Gritó señalando. – "Te dimos la oportunidad de ir por una nueva vida, mientras yo me quedé aquí a limpiar el desastre, o mientras Yoongi vivía como una rata que se escondía de todos y ni hablar de Hoseok que hasta hace unos días se llevó la sorpresa de que su novio estaba vivo." – Seokjin se encontraba molesto así que dejó salir todo lo que su corazón resguardaba.

"Pensé que irme sería bueno para ti." – Respondió Namjoon lentamente agachando su cabeza.

"¡TÚ NO SABES LA MIERDA QUE ES BUENA PARA MÍ!" – Gritó exaltado arrojando el vaso directamente hacia Namjoon, impactando en la pared que se encontraba detrás de él, rozando por poco el lado derecho de su cabeza.

"No tuviste el maldito valor para quedarte y luchar Namjoon." – Se acercó a paso decidido mientras lo señalaba con su índice, su rostro completamente rojo debido al enojo que sentía. – "No fuiste valiente al demostrar los sentimientos que decías tener por mí, yo si hubiera luchado a muerte por tí, yo si me hubiera quedado a tu lado." – Le dio un puñetazo en su pecho seguido de otro.

Namjoon se quedó callado, dejando que el mayor descargara toda su furia justificada en él, Seokjin tenía razón pero él en ese momento pensó que alejarse significaba una nueva oportunidad para el mayor.

– "Me dejaste solo en el momento que más te necesitaba." – Se desmoronó mientras se sujetaba de la camisa del rubio. – "Yo creí... Creí que lucharías por otra oportunidad." – Sus palabras se estaban quedando atoradas en su garganta y se transformaban en llanto.

"No creí que me darías una oportunidad para arreglar todo, esa noche en el bar tu mirada estaba cargada de asco y Seokjin, yo no podía sobrevivir a esa mirada." – Su mirada comenzó a tornarse borrosa, él también estaba comenzando a lagrimear. – "Cuando dijiste que ya no ibas a confiar en mí, todo mi cuerpo se congeló y supe que te había perdido."

Seokjin lo tomó de los hombros y levantó su mirada, una mirada cargada de tristeza, Namjoon se sentía como el peor monstruo al hacer sufrir a ese joven que solo le había brindado cariño, así que sin pensarlo lo atrapó en sus brazos y con su mano derecha lo tomó de la cintura para impedir que mostrara resistencia y se alejara, con su otra mano le acariciaba su suave cabello, buscando tranquilizarlo. Ambos se dejaron consumir, sus dos cuerpos se volvieron uno y el dolor comenzaba a disminuir, Namjoon encontró en el cuerpo de su amado el remedio que necesitaba para su alma herida, mientras que Seokjin se aferraba a los antebrazos del moreno como si se tratará de un salvavidas, todos los días durante un año sentía que se ahogaba y justo en ese momento sentía que podía respirar de nuevo.

Dentro de esas cuatro paredes ya no eran Lynx ni Ryori, tampoco Namjoon y Seokjin, solamente eran dos almas que se encontraban, su camino se había separado pero el destino provocó un pequeño desliz uniendo de nuevo los senderos que debían caminar, tal vez la vida les estaba dando la oportunidad de ir juntos esta vez. Pero era decisión de ellos continuar un mismo camino a partir de ese momento de la mano o separarse y trazar nuevas rutas. Ninguno de los dos quería soltarse de ese abrazo que los cargaba de energía y les daba calor pues tenían miedo del futuro, ambos sabían que estar ahí juntos no borraría el pasado o les arreglaría el presente. Nada podía borrar quienes eran, ese contacto tan anhelado no les garantiza una vida llena de felicidad, la vida no trabajaba de esa manera.

Seokjin fue el primero en romper el momento, se alejó lentamente y limpió las gotas que agua que recorrían las mejillas del contrario, le mostró una sonrisa lastimera y aclaró su garganta tratando de hablar.

– "Tengo una responsabilidad ahora, soy el líder de los Mik." – Confesó mientras contenía su llanto. – "Y no quiero que tengas que vivir de nuevo haciendo cosas para las que no naciste." – Su corazón se sentía débil cada vez que decía una palabra. – "Te perdono si eso es lo que buscas, pero ha llegado la hora en que te vayas Namjoon." – La situación le estaba matando, pero al escuchar como antes el menor le contaba que estaba viviendo una nueva vida, entendió que él sería un posible retroceso en el avance de Namjoon y su amor por él a pesar de ser muy rápido era lo bastante sincero por lo que no quería arruinarle su nuevo ser y así que con mucha dificultad le dejaba ir... De nuevo, solo que esta vez era por su propia voluntad.

Seokjin estaba rompiendo la cadena que le impedía a Namjoon ser libre, pues ambos se hacían daño, los secretos fueron como las pequeñas cuchillas que usaba Lynx y los lastimaba a ambos. La vida los trataba como Ryori a sus víctimas, de manera fría y calculadora, les permitió acercarse y quererse pero en el momento más vulnerable los alejó dejando una herida difícil de cerrar. Sus identidades que fueron creadas para protegernos, tuvieron el propósito contrario y más bien solo sirvieron para lastimarlos.

Pero Kim Namjoon no había volado hasta ahí para ver como su protector construía una barrera entre ambos, no iba a dejar que el joven que le había enseñado a amar se escapará de entre sus dedos y en definitiva no permitiría que su ex compañero le mintiera en la cara, su primer amigo no sería quien lo alejará, no de nuevo. Era el momento de que viviera la vida que él quería y esa vida se edificaría junto con Seokjin. El mayor estaba caminando a su habitación, estaba a punto de cerrar la puerta cuando la mano de Namjoon lo impidió, la empujó con firmeza entrando para luego cerrarla a sus espaldas.

"Primero que todo." – Habló completamente serio. – "No me alejé todo un año por gusto y ahora que quiero comenzar de nuevo no voy a dejar que seas tú quien me expulse." – Se acercó lentamente, acechando como el lince que era. – "Y segundo, ¿Ya no soy tu Joonie?" – Preguntó ladeando su cabeza, haciendo referencia a la vez que se quedaron encerrados en la habitación de Yoongi, justo como se quedaron ahora.

Seokjin sentía que su cuerpo se convertía en líquido, Namjoon se estaba acercando directamente a sus labios, sus manos se colaron entre su nuca y su mejilla, el tiempo se congeló igual que el mayor cuando sintió una pequeña presión en sus labios. Después de tanto sufrimiento y secretos ahí estaban, juntos en su habitación, besándose por fin. Un pequeño y tímido beso se dio después de tanto desearlo, Namjoon fue el primero en romper el fugaz contacto avergonzado pero realmente feliz.

"Lo siento, nunca he besado a nadie" – Confesó mientras sus ojos se cerraron debido a su sonrisa.

"Me ha gustado mucho." – Seokjin respondió suspirando.

"¿De qué hablas? Aún no he terminado." – Su risa llenó la habitación y el corazón del mayor.

Sus cuerpos pegados caminaron por la habitación, entre pasos tambaleantes se movían juntos mientras no dejaban de besarse, las risas brotaban cada vez que alguno se tropezaba pero el otro estaba ahí para sostenerlo, todo estaba siendo tan único, íntimo y emotivo, después de su largo sufrimiento ahí estaban ambos demostrándose como su cariño a pesar del odio podía sobresalir. Seokjin estaba llevando la dirección de la situación de manera lenta, pues aún recordaba el pánico que le tenía Namjoon al contacto.

"Quiero que seas la primer persona que me toque." – Pidió el menor sonrojado debido a su falta de experiencia.

Si no fuera porque Namjoon lo tenía agarrado de la cintura el mayor juraría que se hubiera desmayado en ese preciso instante, iba a ser la primera persona en estar con él, por lo que estaba decidido en que fuera la mejor primera vez y que lo recordaba con mucho cariño.

Seokjin con mucho cuidado posicionó sus manos en el pecho trabajado del contrario, su pecho se sentía fuerte pero lo suficientemente para no fuera grotesco, lentamente fue bajando sus manos para dejarlas en la cintura, sus pulgares se colaron y comenzaron a acariciar la piel del abdomen, jugando con el elástico de la ropa interior, Namjoon sentía todo en carne viva, los toques le enviaban miles de descargas eléctricas y su cerebro entraba en un choque de energía, de sus labios escapó en gemido que quedó atrapado en los labios del mayor, totalmente abochornado se intentó alejar pero Seokjin fue más rápido y lo besó de nuevo mordiendo suavemente su labio inferior.

"No tiene nada malo los sonidos que salgan de ti, de hecho quiero escucharte." – Pidió mientras lo besaba de nuevo.

Namjoon estaba descubriendo nuevas sensaciones, el calor que sentía en su cuerpo era nuevo pero el efecto que más disfruto fue como la sangre de su cuerpo se concentraba en su entrepierna para luego sentir como su ropa comenzaba a apretarle. Sin ninguna timidez en ese momento pegó al mayor a su cuerpo, sintiendo como su erección chocaba con el estómago de Seokjin, quien al sentir esa intromisión no pudo evitar soltar un jadeo, estaba completamente excitado y quería ya estar desnudo pero debía hacerlo lento y con paciencia.

Pero Namjoon no opinaba igual.

"¿Dónde quieres que me ponga?" – Preguntó refiriéndose a la posición, su rostro rojo debido a la vergüenza

"En la cama estaría bien para empezar." – Respondió Seokjin buscando hacer reír al menor haciendo que este se sintiera más tranquilo, el ambiente entre ambos debía estar cargado de confianza.

Seokjin sin embargo entendió a lo que se refería su acompañante así que lo tomó de los hombros y le dio la vuelta ágilmente haciendo que las pantorrillas del rubio chocarán con el borde de la cama, fácilmente lo empujó haciendo que se sentará

Namjoon se sentía en el cielo, ver como Seokjin totalmente confiado y atrevido se encargaba de la situación lo estaba volviendo loco y juró que se iba a morir cuando el pelinegro se sentó sobre sus piernas dejando sus brazos sobre sus hombros y las rodillas quedaron apoyadas en el colchón, levantó un poco sus piernas para quedar más alto y con descaro lo sujetó de la barbilla para alzar su rostro y continuar con la sesión de besos los cuales iban subiendo su intensidad, pequeños mordiscos se unían a la lucha entre sus labios, sus fuertes manos recorrían la espalda que se sentía infinita del mayor, para luego quedarse apoyadas en la estrecha cintura, la erección de Seokjin comenzaba a notarse y el calor de la habitación había subido varios grados rápidamente, era tiempo de deshacerse de la ropa que les impedía tocarse libremente, Seokjin fue el primero en quitarse su camisa despeinándose en el transcurso, dándole a Namjoon una vista única de su amante, una vista que siempre recordaría. Los hombros anchos en conjunto con su pequeña cintura fueron declarados como la parte favorita del menor, con mucho cuidado comenzó a pasar sus manos por el abdomen ligeramente marcado acariciando las costillas y la clavícula en el camino. Seokjin sentía como se deshacía ante el toque inexperto pero preciso del menor, ligeros toquecitos provocaban sonidos escapando de sus rojizos labios, ambos pensaban en que se estaban cansando de los preliminares pero ninguno era lo suficientemente audaz como para tomar las riendas de la situación, el rubio despacio fue posicionando su boca entre el estrecho espacio que se formaba entre el cuello y el hombro del joven que lo estaba volviendo insensato. Seokjin tomó esa iniciativa como una señal para dar el siguiente paso y con cuidado se sentó por completo en las piernas del menor, sujetando los bordes de la camiseta se quedó viéndole, su mirada preguntado si podía quitarla.

"Hazlo." – Ordenó Namjoon con su voz totalmente ronca debido a la excitación.

Las palabras ya no hicieron falta, sus cuerpos se adueñaron de la situación, las manos recorriendo todas sus partes, se estaban conociendo íntimamente, ambos memorizaban las expresiones que mostraban sus rostros cargados de placer, la fricción de sus pieles se iba incrementando conforme se deshacían de sus prendas, jadeos y gemidos fueron sonando por la habitación, sus labios no se separaban por más de varios segundos, en esa noche sus cuerpos y almas se iban a unir en una sola, así que separarse ya no formaba parte de sus planes. Seokjin quedó atrapado entre el cuerpo de Namjoon y su cama, los besos del menor ya no eran cohibidos pues se sentía en confianza debido a las cariñosas caricias que le regalaba el mayor, con mucho cuidado apreciaba el cuerpo que se encontraba debajo de él, lo tocaba con mimo, venerando la gran obra de arte que era.

– "Gracias." – Habló Namjoon besando su clavícula. – "Por enseñarme a amar." – Besó sus hombros y fue bajando por su pecho.

El abdomen de Seokjin no tuvo carencia de atención en ese momento, cada parte de su piel fue besada y acariciada, sus abdominales recibieron un interés extra, pequeños mordiscos provocaron que se dejará llevar por el calor del momento, tanto él como Namjoon estaban muriendo de placer, la pelvis del mayor se levantaba rogando por ser atendida, entre sus caderas se visualizaban unas marcadas líneas que se perdían entre su bóxer negro, esas entradas tan trabajadas eran una clara invitación a esa zona que estaba explotando por contacto. Con una mano y bastante agilidad Namjoon se deshizo de la última prenda que le impedía apreciar al pelinegro por completo. El mayor desde arriba tuvo la mejor vista posible, cerrando sus ojos sintió como desde la punta de sus dedos de los pies un pequeño calambre le recorrió todo el cuerpo y una maldición brotó de sus labios.

"Joonie." – Gimió al sentir como una lengua lamía su zona sensible.

Al cabo de unos minutos y mucha satisfacción la mente de Seokjin quedó en blanco mientras su cuerpo temblaba receptivo ante las sensaciones tan intensas, Namjoon le mostró su mejor sonrisa orgulloso al ver como el joven seguía respirando agitado, unieron sus manos, sus nudillos poniéndose blancos debido a la fuerza que ejercían, estaban listos para avanzar aún más si era posible. Las sabánas color vino se enredaban entre sus piernas, las uñas del mayor se clavaban en la espalda del otro, lentas embestidas los movían a ambos, aumentaban lentamente sus movimientos por momentos y luego bajaban de nuevo la intensidad, su baile continuó así por un rato, caricias y besos eran su nueva religión junto con palabras que decían en los momentos más oportunos. El menor se apoyaba en sus codos y levantaba la vista para ver como las pequeñas gotitas de sudor se deslizaban por la frente de Seokjin, dándole un aspecto cargado de sensualidad, sus labios entreabiertos creaban sus fantasías más oscuras. Ambos lo estaban disfrutando, el momento en esa habitación quedaría atrapada en sus recuerdos más preciados. Namjoon fue el primero en tocar el cielo, un gemido escandaloso resonó por todo el cuarto, se movió por unos instantes con un poco de brusquedad, provocando que el mayor se dejará llevar por la ola de placer que explotaba en su vientre. Se quedaron un rato sin decir nada, su cerebro aún procesaba lo que había pasado minutos atrás, por lo que no podía formar nada coherente, solo sus respiraciones volviendo a la normalidad sonaban en la habitación.

"Olvidé que me dolía la cabeza" – Habló risueño Seokjin mientras acariciaba el cabello del menor que se encontraba recostado en su pecho.

"Si quieres te puedo ayudar con eso." – Respondió con un murmullo mientras levantaba su cabeza para volverlo a besar.

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