6. Ella es Nina

Alaric

Cuando llegué a este país, me crucé con una bella bailarina de ojos verdes y me quedé con su zapatito de danza. La he estado buscando por todas partes y descubrí que estudia en esta universidad. Las casualidades de la vida, ya que Belle y Eithan también se encuentran por aquí.

—Su alteza —me llama mi escolta —no puede caminar por aquí como si nada, es peligroso.

—Cálmate, Lars —Me río y me acerco hasta el conserje —. Disculpe ¿Dónde está el auditorio?

El hombre muy amablemente me señala el camino mientras mi guardaespaldas me sigue nervioso detrás.

—Si le pasa algo, su padre me mata.

—Ay el Rey de Suecia va a asesinarte, no dramatices —exclamo con sarcasmo.

—Usted sabe muy bien que con el señor Henrik no se juega.

—Bla, bla, bla, a mi padre déjamelo a mí y para de sufrir, querido.

Suspira pesadamente pero al fin se calla. No tiene de qué preocuparse, si alguien tiene en la palma de su mano al Rey, soy yo. Es que técnicamente soy el consentido de Henrik, así que no me hago problema.

Al fin llego al auditorio ¿Por qué no se me ocurrió antes? La encontré.

¡Es mi cenicienta!

La chica de cabello azabache baila en el escenario como la primera vez que la vi y me quedo hipnotizado observando ese bello movimiento.

¡Oh, estoy en el cielo!

Creo que me hechizaron o algo, porque no puedo creer ver tanta magnificencia junta.

—¡Elías! —Oigo por primera vez su voz cuando deja de bailar y baja del escenario para acercarse a un chico que entra por la otra puerta.

Quiero hablar con ella, necesito hablar con ella, o siento que moriré.

Espero a que se quede sola porque no deseo interrumpir y cuando está ordenando sus cosas me le acerco.

—Hola —le digo y alza sus bonitos ojos verdes hacia mí.

No lo espero, pero me sonríe.

—Hola.

—Te vi en la academia de baile el otro día —le aclaro.

—Ah sí, voy siempre, me gusta perfeccionarme todos los días —expresa alegre.

—Te olvidaste tu zapatito —Se lo regreso y se queda mirando sorprendida.

—Oh sí, lo estaba buscando —Alza la vista a mirarme, entonces me sonríe ampliamente —. Gracias.

—¿Y cómo está tu pie? Te caíste.

—Sí —Se ríe.

—¿Cuál es tu nombre? Yo soy Alaric —me presento.

—Soy Nina, hola Alaric —dice amigable.

—Hey —Veo al chico de antes acercarse y me mira de mala manera —¿Y quién eres tú?

—Es Alaric —Me señala ella —¡Mira! Tiene mi zapatilla —Se la muestra.

—Oh, ya veo —Se sorprende el morocho —. Gracias, la buscó por todas partes —me dice y se gira hacia ella —¿Nos vamos? —pregunta entonces Nina asiente.

—Disculpa —le hablo a él —¿Eres su novio? —indago curioso y se ríe.

—No, soy su hermano, me llamo Elías ¿Vas a esta universidad?

—Estoy en proceso.

—¡Oh! —exclama Nina de repente —¡Recordé! Me caí y ahí perdí la zapatilla, salí corriendo porque me asusté —Chasquea los dedos.

—Sí —respondo.

—Perdona, a veces me olvido las cosas —Se ríe y mira a su hermano —¿Vamos?

Este asiente y veo como se retiran, entonces mi escolta se me acerca.

—¿Ahora sí iremos con su madre? —pregunta intrigado e insistente.

—Sí —Comenzamos a caminar.

—¿No le pareció que ella era un tanto...

—¿Bonita? ¿espectacular? ¿un ángel? —hago una serie de preguntas.

—No, rara.

—¿Rara? —digo molesto —¿Qué tipo de adjetivo es ese?

—No quiero sonar discriminatorio, pero parecía tonta.

Bufo.

—No sigas hablando que me voy a enfadar.

—Lo siento.

—No importa —Chasqueo los dedos y sonrío ampliamente —. Hora de visitar a mi madre.

Salimos a la calle, pero nos detenemos en el camino, cuando nos rodean los paparazzis.

Mierda.

Bueno, tarde o temprano iba a pasar.

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