47. Adler

Evan

Una persiana se cierra detrás de mí y Belle. Estamos en un enorme galpón frente a nosotros con un montón de pasillos que ni se sabe a dónde te llevarán. Lo peor, hay poca luz en el lugar, me hace sentir en una película de terror. Oigo los pasos de mi prima, entonces la sigo detrás.

—¿Vamos a morir? —pregunto temeroso y me sobresalto cuando levanta su arma.

—No si no comentes ninguna estupidez, quédate detrás de mí y estaremos a salvo.

—¿Has matado alguna vez?

—Solo cuando fue absolutamente necesario.

—¿Y tienes remordimientos?

—Pues sí, pero así es el mundo de la mafia, matas o te matan.

—Si estás tan entrenada, ¿por qué no te quedas tú con la herencia?

—Porque no sé si la quiero —Avanza por un pasillo lentamente —. Haz silencio, oí algo.

Visualizo como mi prima se mueve rápido, alza su arma y le dispara a un hombre. La sigo detrás cuando reacciono ante el shock, entonces veo como viene otro e intenta balearnos a nosotros.

¡Voy a morir, mamá!

—Evan, ponte ahí —Belle señala una columna y le hago caso.

Se deshace también de otros dos hombres y me hace una señal para que avance.

—Estoy impresionado —opino y luego miro que presiona el gatillo varias veces —¿Qué haces? ¡Vas a matarnos!

Frunce el ceño.

—No funciona.

—¿Cómo que no anda? —expreso alarmado.

—Creo que han saboteado mi arma, jamás se había atascado así, nunca se había roto de esta manera y es muy sospechoso que justo ahora sea que no funcione.

—¿Qué quieres decir? ¿Nuestros padres...

—No, alguien que sabe de esto y se interpuso, algún traidor en la mafia.

Me sobresalto cuando oigo un ruido.

—¿Y qué hacemos? —Tiemblo.

Guarda su revólver y mira para todas partes, entonces observa un cuarto de limpieza.

—Ya sé —Abre la puerta y saca una escoba, entonces me río.

—¿Vas a ponerte a barrer?

Sonríe.

—Mira y aprende, novato —Le saca el cepillo y deja la punta descubierta.

Un hombre se acerca a disparar y Belle me empuja antes de que suceda una desgracia. En la oscuridad lo ataca y lo golpea con la escoba. Vienen más. Como si fuera que tiene un arpón o una de esas varillas de gimnasta, la clava para unos y la gira en círculos para golpear a otros. Es toda un experta en pelea cuerpo a cuerpo con armas de mano. Llega otro hombre al cual patea y un último al que golpea como si tuviera un bat de béisbol.

Belle respira agitada.

—Son demasiados, esto no es normal.

—¿Qué quieres decir? —Me le acerco.

—Que creo que han contratado asesinos que no tienen que ver con esta prueba.

—¿Otro sabotaje? —pregunto y asiente.

—Vamos, hay que buscar una salida —Me muestra que la escoba se ha roto y la tira.

Mierda.

Corremos por un pasillo hasta llegar a un área bastante grande, pero no hay lugar a donde huir, estamos sin salida y encerrados.

—Estamos rodeados —exclama Belle cuando ve lo mismo que yo.

Un montón de hombres con armas a nuestro alrededor. Vamos a morir, es definitivo. Quién haya ideado destruirnos, lo va a conseguir.

¿O no?

Alzamos la cabeza, cuando una compuerta en el techo se abre, un gancho se agarra de una punta y con una soga, un individuo baja de allí, levanta un arma de fusil, entonces le dispara a nuestros atacantes y cuando termina de descender, todos quedan tirados en el suelo.

—¿Quién eres tú? —preguntamos al unísono con Belle.

El chico rubio de ojos verdes, que tiene algunos piercings y joyas, con un traje casi que de guerra, todo un chico malo dirían las muchachas, sonríe con bastante confianza y se presenta.

—Adler Hoffman, o en su defecto, Lovelace, más fácil de expresar para sus diminutas cabezas, soy su primo.

—¡¿Qué?! —gritamos los dos al mismo tiempo.

—Uf, ¿todo lo tengo que explicar? —Se queja y apoya su gran arma en su hombro mientras la sostiene.

—Sí —dice Belle frunciendo el ceño —¿Cómo es que no sabíamos nada de ti en todo este tiempo?

—Cierto, cierto —repito moviendo la cabeza —, la tía Violette no dijo nada, ni mucho menos Pietro.

—Verán —Bufa aburrido —, cuando mis padres se separaron, papá decidió ocultarme. Larga historia que no me interesa, yo solo viene por una sola cosa —Sonríe con pura confianza —. Vine a declarar la herencia como mía.

¡¿Qué mierda está pasando aquí?!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top