Lucía

Estos dos últimos meses han sido muy estresantes, a pesar de que no están juntos Evan pasa mucho más tiempo con Priscila que antes, mientras ella lloriquea por Tristán por los pasillos de la universidad. Las buenas noticias son que Tristán a diferencia que a ellos a mí me habla, de hecho sigue tan enfadado que los esquiva, conmigo está enojado, pero como le fui sincera ha sido más amable.

—Lucy —Mamá toca la puerta y le hago una seña para que pase mientras continúo en mi cama, dejo el libro de la facultad a un costado, entonces la observo más detenidamente cuando trae el almanaque —¿Por qué no marcaste tus fechas? ¿Quieres que llame a la ginecóloga por si hay alguna irregularidad en tu menstruación?

—¿Eh? —Me rasco la cabeza y luego agarro el papel confundida —Me habré olvidado —acoto.

Con tanto estrés seguro no me di cuenta.

—Bueno —Sonríe y me da la lapicera —. Marca al menos la última así la seguimos controlando, sé que tienes muy buena memoria —Chasquea los dedos —. No te molesto más —Se da la vuelta y se dirige a sostener la manija de la puerta —, tu padre va a invitarme a almorzar y quiero verme bonita.

Me río.

—¿Cómo lo sabés?

Saca la libreta de su escote.

—Esta amiga nunca falla —Me guiña y se retira.

—Está loca —Me río otra vez, aunque tiene razón, ese anotador es un arma súper eficaz, sobre todo contra papá. Dejo de sonreír mirando el almanaque —¿Cuando... —Apoyo el lapicero en el papel —mm, no me acuerdo —Hago puchero enfadada.

«Debería haberme venido por esta fecha, ¿o no?». Pienso apoyando la punta de la birome en un número.

No...

De repente me viene a la mente que hace dos meses tuve sexo con Evan, pero él usó preservativo así que sería imposible, aunque también recuerdo que utilizó sus dientes para abrir el plástico.

Mierda ¡¿Se habrá pinchado?!

Tiene que ser una broma.

Me levanto rápido de la cama y me agarro de los pelos ¿Seré estúpida y solo me estaré preocupando sin razón? Obvio, Evan sabe sobre sexo, es un experto en eso, que asco, pero no pudo equivocarse ahora, no en esto.

Bueno, todos cometemos errores... Ay, y yo creo que acabo de cometer uno enorme: Confiar en la asquerosa experiencia de un mujeriego.

Necesito sacarme esta duda y ya. Busco plata de mi trabajo de medio tiempo y salgo de mi cuarto. Mamá no está, su libreta le funcionó de nuevo y salió a almorzar con papá ¡Bien! Hora de ir a la farmacia.

Corro como si me llevara el viento y compro un test de embarazo. Al volver a casa, rápido voy al baño y lo utilizo, no pienso perder tiempo.

Espero los malditos minutos que se me hacen eternos y entonces es cuando grito.

—¡Ay, no! —Tiro el test al suelo viendo las dos rayitas en este.

Lucía Elek, has cometido el error de tu vida, estar embarazada del hijo de la mujer de la que tu padre huyó durante muchos años.

Reacciono.

—Oh no, papá va a matarlo.