25. Beso

Priscila

Unas sábanas suaves, un colchón mullido, el acolchado violeta, justo del color que me gusta. Este lugar siempre es perfecto, es precioso, nuestro nidito de amor.

—Me encanta este hotel —digo rebotando mi trasero sobre la cama y luego tiro mis sandalias al suelo.

—Y a mí me encantas tú —expresa Tristán mientras se saca la remera, para luego subirse al colchón hasta estar encima de mí.

Me muerdo el labio inferior.

—Mi halcón, enséñame a volar —Lo abrazo desde el cuello y nos besamos.

Los besos son intensos, fogosos, sin límites. Hay que admitirlo, somos pura pasión cuando estamos a solas.

Tristán tira sus zapatillas y se desata el pantalón. Respiro con agitación mientras lo observo, no puedo esperar más así que intento quitarme el vestido, entonces cuando él termina con su cinturón me ayuda.

Volvemos a besarnos con intensidad.

Solo necesitamos deshacernos de ese bóxer y mi ropa interior, entonces estaremos listos para la acción.

Nuestras caricias van en aumento, la sensación del tacto es intensa, puedo sentir como si nuestros cuerpos se llamarán entre sí. Ya, sin esperar más, se oye el plástico del preservativo, la ropa que faltaba se pierde y nos unimos con mucho fervor.

El calor se siente con cada movimiento, la transpiración favorece las sensaciones, los sonidos nos hipnotizan, nos perdemos en el sabor de nuestros cuerpos y el ambiente es más que perfecto. No podría pedir más aunque quisiera, ojalá pudiera, pero desfallecería, sonaría realmente ambicioso, es una adicción, mi novio es todo lo que necesito.

Despertando al día siguiente, abrazados entre las sábanas, él sigue durmiendo a la mañana temprano, oigo el sonido de su celular, pero lo ignoro porque decidí ser una persona nueva, no seré más terca y desconfiada, así que abrazo más fuerte a mi novio, solo me importa él.

Horas más tarde, el celular vuelve a sonar, que irritante «¿Será el mío?». Pienso molesta y lo agarro. Ah no, es de Tristán. Voy a despertarlo, cuando en la pantalla se abre un mensaje. Quisiera ignorarlo, pero leo la palabra "beso" en este.

—¡¡Tristán!! —Lo empujo de la cama desnudo y todo, no me importa nada. Le muestro su celular —¡¿Qué es esto?! —digo indignada.

—Pri, no es lo que creés —expresa sorprendido desde el suelo y se levanta, entonces enojado me quita el celular —¡Dijiste que intentarías cambiar y me lo revisas! —exclama frustrado.

—Yo... yo... —Mis ojos se humedecen —¡No lo hice, solo saltó el mensaje! —chillo —¡¿Quién es la otra?! ¡¡Dímelo, ya!!

—¡¡No hay otra Pri, solo me robó un maldito beso, nada más!!

—¡¿Y no eres capaz de decírmelo?!

—¡¡No, porque eres una controladora!!

—¡¡Te odio!! —Le tiro el almohadón y se cubre la cara.

—¡¡Pues yo te odio más!! —expresa furioso y empieza agarrar su ropa para vestirse.

—¿Qué estás haciendo? —digo con voz temblorosa.

—Lo que ves, me largo, no te soporto más.

Se pone la última preda así nomás y al salir cierra de un portazo tan fuerte que se escucha en todo el cuarto. Me sobresalto al oír ese sonido, entonces dejo mis lágrimas escapar y lloriqueo como la dramática que soy. Que penoso todo esto, me doy lástima. Quiero desaparecer. Me abrazo a mí misma para continuar llorando.

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