96: 4° Etapa, depresión
—Slug, date prisa o van a suspenderme de nuevo— dijo Flug, golpeando la puerta con el puño.
Se encontraba en el pasillo del bachiller cuidando la puerta del intendente, esta se abrió y de ella salió Slug junto con una nube de humo.
Flug se apartó y tosió mientras dispersaba el humo con sus manos.
—¡Bah! Deberías dejar de fumar tanto...
Slug carcajeó, y luego limpió su nariz.
—Relájate Bolsa, no es la gran cosa...
Pero no terminó de hablar ya que Flug se acercó a él en una pose amenazante.
—No solo estabas fumando... Slug, di-dijiste que dejarías las drogas. No es nada sano.
Slug se apresuró a ponerle el dedo sobre la bolsa, donde se debían encontrar sus labios.
—Ssshh. Lo sé, pero estoy trabajando en algo grande y no he dormido bien, además saca lo mejor de mí —contestó antes de ponerse en marcha, Flug lo siguió con prisa.
—¿Lo mejor de ti? Te hace actuar impulsivo, dejas de comer y después decaes. ¿Quieres terminar siendo un adicto?
—Ay Bolsa. No dirías eso si lo probaras un día y sintieras el placer. Solo espera ver el resultado de mi trabajo y estarás de acuerdo conmigo.
—¿Se trata de tu tesis? No lo justifica, sé que es algo difícil, pero puedes cambiar tu idea si es necesario, aún falta mucho para entregarla. Yo estoy iniciando lo teórico, pero ya necesito tener lo necesario para hacer algunos experimentos. Sé que tratas de hacer lo mejor para llamar la atención de Black Hat, aunque, ¿lo vale?
—¿Que si lo vale? ¡Hablamos de él, Flug! Por supuesto que vale el sacrificio. Además, ya me habías hablado de ese suero de las emociones, te apoyo, aunque, si me lo preguntas yo te aconsejaría escoger otro proyecto, algo mejor.
—El suero es algo grande, Slug... por cierto, me preguntaba si quisieras ir conmigo a buscar las plantas ideales después de clases, si es que ya se te pasó el efecto. También tengo un consejo para ti: si quieres trabajar para Black Hat primero asegúrate de llegar vivo a la graduación.
Slug carcajeó de nuevo y siguieron a paso rápido para llegar a clases. Aunque Flug entró a un aula diferente que la de su amigo.
Al terminar el día, ambos fueron en busca de lo necesario para la tesis de Flug. Se adentrarnos un poco a un bosquesillo y comenzaron a recolectar algunas plantas.
Slug aprovechó uno de los largos silencios para hablar al fin:
—Ey, te he visto muy cerca de esa chica castaña, me enteré que es inteligente y tiene lo suyo, digo, no me refiero a su poder absurdo de convertir lo líquido a gaseoso, sino a esas curvas. Esa chica tiene futuro, y no solo en la villanía.
—Eres de lo peor— dijo Flug, pero riendo a carcajadas. —Es una buena amiga. Es muy linda, aunque tiene mucho ego, se parece a ti.
—No me compares con una niña presumida... Ahora entiendo, por eso es que te has distanciado, le prestas más atención a ella.
Flug se detuvo.
—¿Estás celoso?
Slug se ruborizó y dio la vuelta para ocultar su rostro.
—Estoy... Solo digo que no debiste escoger esa clase de Ciencias malvadas. Debiste escoger lo que yo.
—Es la única clase que tomo diferente, todo lo demás lo compartimos, Slug. Sabes que es lo mío, ¡seré un científico loco! Como en las películas. Podré crear lo que se me ocurra y experimentar sin restricciones.
—Pues no te distraigas, tu nueva amiga te acapara todo el tiempo, siempre pide tu ayuda, hemos dejado de hacer cosas juntos...
Flug comenzó a reír fuertemente y a Slug no le pareció gracioso así que se agachó, tomó una pequeña piedra y se la arrojó. Flug pudo esquivarla justo a tiempo.
—Lo siento Slug, pero es muy gracioso verte celoso. Je. Eres mi mejor amigo y que tenga una nueva amiga no significa que te vaya a sustituir. Ya te lo dije antes, eres el hermano que siempre quise tener.
Flug dio un par de pasos, entonces el suelo que estaba cubierto de hojas se hundió y estuvo a punto de caer, pero Slug se lanzó a él y pudo salvarlo.
—Déjate de cursilerías Bolsa. Ambos sabemos que ya estarías muerto a estas alturas si no fuera por mi ayuda- le dijo severamente.
Flug se levantó mirando la trampa que casi lo mataba.
—Uff, pero somos buen equipo, no me cabe duda.
Slug le sonrío con aquella expresión de complicidad, luego lo sujetó del brazo y le ayudó a incorporarse por completo.
—Claro que lo somos —dijo Slug al fin.
+
Llegó el anochecer, ambos estaban en el tejado de los edificios de los dormitorios, bebiendo gaseosas y comiendo golosinas.
—Entonces entraste a la academia cumpliendo el reto —preguntó Flug. —siempre creí que te buscaron como a mí.
Slug apretó los labios, no le gustaba que Flug le recordara que era mejor que él.
—Deja de alardear, además, he tenido mejores notas que tú está semana.
Flug se incorporó abrazado sus piernas.
—Respecto a eso... Slug, me preocupa que tengas que recurrir a "eso". Eres muy bueno en combate, además de inteligente. Tienes buenos dotes, no lo necesitas.
— ¿Vas a salir con el sermón? ¿Quién te crees que eres, mi padre? Bueno, ni siquiera tuve uno. No me digas que hacer. Todo mundo tiene sus placeres, qué es un poco de droga.
—Hablo en serio, Slug... Sé que hace poco que nos conocemos, pero te considero mi mejor amigo, me preocupas...
Slug se levantó.
—No me digas —hablo con sarcasmo. —Me caes bien Bolsa, pero no somos amigos tan, tan íntimos como para que te interese demasiado... Lo siento, tenía que decirlo y sacarte de esa tonta idea de hermandad que tienes conmigo. En unos años ya ni recordarás mi nombre, cada quien hará lo suyo. No te creas tan indispensable y tampoco pienses eso de mí.
Flug pensó bien antes de hablar, parecía herido por aquella indiferencia.
—Creí que ya éramos mejores amigos, que al menos me considerabas así... sabes todo de mí, y no suelo ser abierto con cualquier persona. También sé de ti, ¿hay algo más que debería cumplir para llamarte de verdad amigo?
Slug se sostuvo la barbilla mientras pensaba.
—Mi verdadero nombre no es Slug. Lo tomé cuando decidí ser parte de la villanía. Pero si ponemos en discusión nuestra amistad... ni siquiera conozco tu rostro, sabandija.
Flug se sobresaltó.
—Cierto... Creo que... No, lo siento. No puedo hacerlo, aún no.
—Entonces no te lo puedo decir todo —respondió Slug, luego cruzó los brazos.
—Bien, me parece justo. Pero no hay que dejarnos con la duda.
Flug se puso de pie y tomó a Slug para que hiciera lo mismo, después se sacó los lentes de aviador y se acercó a Slug para estar frente a frente.
Slug retrocedió con nerviosismo, pero no pudo apartar la mirada. Flug pestañeó un par de veces y su amigo abrió la boca, pero no dijo nada, solo lo observó. Tras las aberturas de la bolsa miró los ojos de Flug. Supo que sus ojos eran verdes y su piel pálida, también vio un par de pecas y... nada más. Flug retrocedió y volvió a ponerse los lentes. En respuesta su amigo dio media sonrisa.
—Francés —dijo al fin Slug. —Soy francés, no diré mi nombre, pero creo que es un buen avance.
Flug rio de manera tierna.
—Merci de le dire, mon ami— agradeció kenn con fluidez para después darle un ligero golpe en el hombro. Ambos rieron y siguieron charlando.
~
Slug cerró los ojos con fuerza, sus lágrimas rodaron sus mejillas y se disolvieron en la almohada que ya estaba bastante húmeda.
Se encontraba en su cama viendo directamente a la fotografía que se encontraba en la mesita. Su posición fetal ya le incomodaba así que se dió la vuelta. Suspiró fuertemente y luego salió de la cama con un gran salto. Se lavó el rostro y fingió una buena sonrisa antes de ir abajo.
Slug bajó a desayunar, pero se detuvo al ver un enorme televisión en la sala, frente a él un nuevo sillón en el cual Clemencia se encontraba sentada viendo muy atenta algún programa adolescente.
—Eh, Clemencia, ¿de dónde sacaste eso?
—La trajo White Hat, dijo que era hora de tener una, para distraernos—habló sin apartar la mirada.
—No creo que sea buena idea tener un televisor. Te hará holgazana.
Clemencia protestó y le arrojó un cojín.
—Mira quién lo dice, aquel que de despierta a medio día.
—Yo sí cumplo con mis deberes, Clem... Por cierto, dónde está White.
En ese momento White apareció a su lado, Slug disimulo el pequeño susto que le generó, cruzó los brazos y le preguntó con una sonrisa.
—Asi que un televisor gigante. Apuesto que tienes planeado ver esas ridículas telenovelas mexicanas llenas de drama y romance.
—Claro que no, Slug. Sabes que yo prefiero leer libros de romance— dijo, pero después dudó. —Bueno, he visto algunas y no están nada mal, saben de drama y los k-drama saben hacerte llorar.
Slug carcajeó ligeramente. Pero White siguió hablando.
—La compré para nosotros, a veces tenemos mucho tiempo libre.
Clemencia se dirigió a él.
—Por supuesto que no. El trabajo ha aumentado y ya casi no estamos en casa. El único que se queda más tiempo es Slug y únicamente porque él construye los pedidos. Ahora guarden silencio, el programa me gustó.
White miró a Slug y señaló a Clemencia.
—Ves, a ella le gusta el televisor. Puedes sentarte y ver lo que gustes Slug. Clemencia, dale el control remoto, déjalo escoger algo.
Slug miró al televisor y luego a White.
—Bien. Siempre he querido ver esas películas de un tal John Wick.
+
Todas las luces estaban apagadas, pero la sala era iluminada por la gran pantalla. En el sillón se encontraba Slug y White Hat, ambos en pijama y demasiado juntos, se cubrían con una manta y estiraban la mano a un tazón de palomitas.
La televisión mostraba a un hombre calvo de traje amarillo y un tanto ridículo. A su lado un jóven rubio de aspecto robótico.
El episodio terminó y al empezar el siguiente Slug pausó el show.
—Espera, si los elimina con un solo golpe, ¿por qué no lo catalogan como el mejor súper héroe, o al menos líder de la asociación? —preguntó Slug.
—Creo que comprendo por qué quiere estar en el anonimato. Le sería difícil llevar una vida, imagina que a diario tenga que lidiar con decenas de personas que le quieran preguntar todo de su vida, y no dejemos de lado a los villanos. Me pasó, así que yo te entiendo, Saitama... Pero, sabes, acabo de descubrir que tengo un gusto especial por los cirbors, solo mira a Genos. No negarás que es muy atractivo, y su compromiso como héroe me impresiona, tiene un sentido de justicia y moral impecable... Y sus ojos son muy llamativos.
Slug apagó el televisor.
—¿Llamativos, enserio? Yo tengo el mismo sistema de visión que tiene él y jamás me has dicho tal cursilería. Y él es casi un robot. Yo sólo tengo un 37% de implante biónico en mi cuerpo... Si quieres conocerlo no te preocupes, puedo buscar a Rick para pedirle la pistola transdimencinal e ir a traertelo, de paso conseguirles una habitación...
Slug guardó silencio cuando White estalló en carcajadas, luego lo atrajo y lo abrazó.
—¿Alguna vez te han dicho que eres tan adorable estando celoso?
El rostro de Slug ardía.
—Idiota, te gusta provocarme.
—Un poco, no me culpes, te ves como un pequeño cachorro haciendo berrinche y me derrites el corazón —dijo White mientras lo abrazaba con más fuerza.
Slug rodó los ojos, pero al final correspondió al abrazo, solo unos minutos después ambos peleaban con las almohadas y reían a carcajadas. White estaba feliz, parecía que Slug iba mejorando. Ya no se le notaba tan triste como antes y poco a poco comenzaba a tener la iniciativa de jugar con ellos, a su modo, pero ya sonreía y hablaba más con ellos. Empezaba a dominar sus ataques de ira y eso le alegraba mucho a White.
+
Solo unos días después, el equipo de héroes se encontraba en una pelea que se resolvió rápido, un héroe local había sido secuestrado, pero con White Hat todo había salido bien, como siempre.
El héroe era apenas un novato, alguien demasiado joven, él había quedado impresionado al ver al equipo trabajar, pero aún más maravillado por Clemencia. El joven no dudó en acercarse a ella y tener una charla amistosa. Clemencia sonreía coqueta mientras a lo lejos Slug y White estaban atentos.
—¿Qué más le dice?— preguntó Slug sin dejar de verlos. No podía escuchar claramente, pero no dejaba de verlos con expresión de enojo.
—Ehh, solo es una charla cualquiera, quiere conocerla— respondió White con incomodidad.
—No es solo eso, conozco esa expresión tonta y esa manera de halagar, quiere invitarla a salir.
White Hat puso más atención mientras su expresión cambiaba.
—No, solo le agradece por ayudarlo... creo.
—Si quisiera agradecer vendría directo a ti, muchos pasan desapercibidos con Clem, pero él fue directamente hacía ella. No me agrada.
—Está siendo gentil, Slug. ¿Podemos ir a otro lugar? No me siento cómodo escuchando su conversación... espera, ¿acaba de invitarla a salir?... pero cómo se le ocurre, es una niña— exclamó White poniendo la misma expresión que Slug.
—Ya tiene dieciséis años, no es un bebé, pero tampoco tiene permitido salir con chicos...
Slug guardó silencio y tanto él como White se pusieron en poses casuales fingiendo que no estaban espiando. Clemencia y el muchacho fueron a su lado. Clemencia habló con rubor:
—White, Slug. Él es Cristian, quiere agradecerles por rescatarlo, también quiere saber algo más...
El muchacho dio una especie de reverencia la cual fue bien vista por White, pero no por Slug.
—Es un honor conocerlos, héroes, agradezco su ayuda. Yo... Me preguntaba si Clemencia podría ir a cenar conmigo. Es una chica encantadora, pero necesito su aprobación, por supuesto.
White estaba a punto de hablar, pero fue Slug quien habló.
—No fue nada, chico. Aunque, me preocupa que no cuides de ella.. ya sabes, ni siquiera pudiste cuidar tu propio trase...
Slug cerró la boca cuando White le dió un codazo.
—Quiere decir que es un halago que invites a nuestra querida Clem, pero...
Clemencia al escuchar la palabra "pero" supuso que tal vez White le negaría así que saltó de inmediato y empezó a gritar:
—¡Una cita doble! ¡Tengamos una cita doble! Ustedes dos pueden venir con nosotros, no han tenido un buen descanso y tampoco hemos salido a cenar en mucho tiempo, se lo merecen.
Slug se percató del plan de Clemencia y agitó la cabeza en negación, pero el rostro de White Hat se iluminó
—Suena excelente. ¿Estás de acuerdo, Slug?
—No lo sé, he tenido mucho trabajo pendiente y... De acuerdo, iré. Solo porque fue plan de Clemencia.
La chica lo abrazó en gratitud mientras el héroe quedó con una sonrisa forzada, no esperaba que los dos asistieran también, mucho menos que fueran pareja. Pero no tuvo otra opción que aceptar la propuesta de Clemencia con tal de tener una cita con ella.
+
El día de la cita Clemencia iba de un lugar para otro en busca del atuendo perfecto, White iba tras ella ayudándola a probarse decenas de vestidos diferentes, la peinaba una y otra vez e iba a comprar toda clase de accesorios. Slug, por otra parte solo se la pasó frente al televisor hasta que ella bajó modelando su atuendo final.
—¿Qué te parece, Slug? Crees que me veo bien, ¿no es demasiado maquillaje? —preguntó ella agitando su elegante vestido rosa pastel que iba acompañado con lindos zapatos brillantes y una coleta alta.
—Te ves bien —respondió tratando de notarse entusiasmado aunque sus palabras eran apáticas.
White la rodeó y asintió.
—Te ves muy hermosa, un atuendo perfecto para la primera cita, aunque— White apareció una tela fina y brillante, igual que sus zapatos, la enrolló en su cuello y luego levantó el pulgar. —Listo. Ahora sí es perfecto.
Clemencia dio saltitos de emoción.
—Qué hay de ti, White. ¿Usarás tu traje de siempre?
—No. De hecho usaré mi forma humana, estaremos fuera y no quiero que todo mundo se aglomere por nuestra presencia, estamos teniendo mucha fama últimamente y ya es fácil que nos reconozcan con nuestros atuendos de siempre.
White Hat dió un chasquido y al instante cambió de forma: ya tenía su apariencia humana, usaba un traje azul marino con detalles dorados y de su sombrero blanco colgaba una pluma en el mismo tono azules que su ropa. Se veía elegante y cordial, envuelto en una capa de perfume sutil y embriagante. Su apariencia humana era sin igual y su cabello caía sobre sus hombros dejando a la vista sus rasgos finos.
Slug lo miró y silbó de manera coqueta.
—White, sabes impresionar.
White Hat sonrió y le dió una mirada fugaz con aquellos ojos azules.
—Solo me preparo adecuadamente para la cita con el amor de mi vida.
Slug se sonrojó de inmediato bajando los hombros.
—Pues lograste impresionarme. Solo que... ¿no te decepciona verme así? —preguntó al ponerse de pie.
White Hat y Clem le dieron una mirada de arriba a bajo. Slug tenía un atuendo formal, pero se notaba que no le había puesto tanta dedicación a su imagen como lo habían hecho ellos.
—Yo te veo espléndido —contestó White con una sonrisa sincera.
Slug apretó los labios.
—Me veo exactamente igual que siempre. No tengo mucha ropa, además de que aquí siempre hay un clima fresco. Dijo moviendo el cuello de tortuga de su suéter con vergüenza.
—No me importa cómo luzcas, te amo a ti, no a lo que lleves puesto.
Clem se acercó a Slug y le pasó la mano por la cabeza.
—Tienes un buen peinado, te afeitaste y le pusiste lustre a tus zapatos. Está bien, Slug.
—No, no. Ustedes mismos lo dijeron, es nuestra primera cita y debo ser más formal. Además, ¿un suéter? Mínimo debí buscar un buen saco y una corbata.
White se acercó a él y lo tomó del brazo.
—Solo debés sentirte cómodo, no te preocupes. Irás de la manera que te plazca, además se hace tarde.
Slug le dirigió una sonrisa cálida y asintió.
+
Cuando entraron al restaurante Slug sintió pena de sí mismo, debió usar ropa mejor porque el lugar era tan elegante que no encargaba en él. Todos usaban trajes o vestidos elegantes y lo miraban con vergüenza. Aún así caminó con la frente en alto.
El joven héroe los llamó y de inmediato se puso de pie al ver a Clemencia, su rostro expresaba total enamoramiento, además estaba bien preparado con regalos y un ramo de preciosas rosas. Clemencia estaba cada vez más feliz y conmovida con su pretendiente.
Tomaron asiento en una pequeña mesa cuadrada, White quedó frente a Clem y Slug con el chico.
—Sus poderes deben ser de otro mundo como para poder cambiar su imagen a la perfección— halagó a White Hat.
—No podría venir de otra manera, no quiero llamar mucho la atención.
El chico miró su mano percatadose de su argolla, luego descubrió que Slug llevaba el par.
—¿Ustedes... Están comprometidos?— preguntó evitando ser descortés.
Slug mostró su mano con orgullo.
—Sí, nuestra ceremonia se efectuará en un año, aproximadamente.
—¿Un año?
—Estamos respetando un luto —se apresuró a decir White y todos quedaron en silencio, en ese momento llegó la mesera, dio el menú y llenó las copas de vino.
—Oh, lamento escuchar eso. Mis condolencias —dijo el héroe, luego tomó de su copa esperando que la tensión se disipara.
Slug hizo lo mismo, solo que él bebió todo el vino, luego cruzó los brazos y se movió en su silla.
White se afinó la voz y habló:
—Eh, tal vez quisieras contarnos más de ti, supe que tienes poco en esto del heroísmo, tu padre es un conocido héroe, experto en combate y reconocido por su infalible puntería con el arco.
—Sí, espero seguir su camino, me ha entrenado toda la vida y también uso el arco. Sé que no soy alguien muy reconocido y menos aún por lo ocurrido, pero estoy trabajando en ello. Hay una criatura que ha estado rondando las ciudades vecinas y espero capturarlo, que sea mi primer antecedente como héroe...
—Pero ya tienes uno —interrumpio Slug. —Ser secuestrado siempre es una buena anécdota.
Slug cerró la boca cuando la mesa dio un pequeño salto que todos notaron. Clemencia le había dado una fuerte patada y lo estaba fulminando con la mirada.
El chico sonrió con nervios.
—Bueno, como dije, no ha sido fácil para mí, no tengo súper poderes o la experiencia como ustedes dos, pero hago mi mayor esfuerzo.
Slug lo había ignorado, solo se concentraba en la batalla de patadas bajo la mesa en contra de Clemencia. Por suerte la mesera intervino de nuevo y todos bebieron de sus copas.
+
La cena había sido magnífica. Clemencia se notaba feliz y su rostro se ruborizaba a cada momento al lado de su pretendiente. Él la había invitado a bailar. Ambos estaban en medio de la pista bailando lentamente.
En la mesa White y Slug seguían bebiendo. Slug miraba perdidamente el fondo de la copa hasta que fue sacado de sus pensamientos.
—Mírala, nuestra niña ha crecido— dijo White con nostalgia.
Slug levantó la mirada, suspiró y luego tomó el resto de su vino.
—Tiene diecisiete años. Ya no es nuestra bebé. Aunque sí extraño sus travesuras.
White carcajeó discretamente.
—¿Recuerdas cuando quiso cambiar el color de los muebles de la sala principal? Hizo un desastre y nunca supe cómo logró prenderle fuego.
—O cuando quería salvar a los animales del bosque. ¿De dónde demonios sacó una cabra?
Ambos rompieron en carcajadas.
White poso su rostro entre sus manos.
—Hicimos buen trabajo en criarla. Resultó ser una persona maravillosa y una heroína magnífica. No dudo que en poco tiempo le den la llave de una cuidad y la condecoren como su protectora.
Slug puso su mirada en ella y habló con seriedad:
—Ojalá y no pase pronto, es decir, me siento orgulloso de ella, pero sería soltarla... La quiero demasiado y la extrañaría, aunque es verdad que no estará con nosotros por siempre. También necesita estudiar y hacer su vida. Nos dejará solos un día.
—Y nosotros también tenemos que empezar... Tal vez no estaremos solos... Eh, quizá podemos formar una familia, ¿quieres tener hijos, Slug?
White Hat había sido muy directo, Slug sintió una punzada en el corazón y su cuerpo dejó de reaccionar. ¿Por qué lo decía ahora? Era la primera vez que White hablaba sobre hijos... Ni siquiera él había pensado en tal cosa.
Sus ojos se abrieron a la par y empezó a sonar demasiado nervioso.
—Oh, eso es una propuesta inesperada...
—¿Eso es un no? —preguntó White, su decepción era visible en sus ojos.
—Sí, digo, ¡no! White no creas que... Ehh, yo... necesito aire fresco —habló Slug rápidamente, se levantó y se fue tan de prisa que White Hat se cuestionó si debió hacer ese comentario. Slug ya pasaba por mucho y no quería abrumarlo más, pero había estado pensando en eso por mucho tiempo y nunca hallaba la forma de decirlo.
Slug salió por la puerta trasera y solo doblegó la calle para ir a un callejón. Estando allí caminó en círculos mientras se sostenía los cabellos con desesperación.
—Eres un imbécil, imbécil, imbécil— hablaba para sí mismo. Pero, se detuvo al momento que vió a White en la entrada del callejón, se notaba incómodo.
—Slug, ¿está todo bien?—preguntó y Slug fue a su lado tomándole las manos.
—¡Claro que quiero formar una familia contigo, White! Te amo y creo que serías un excelente padre, mucho mejor de lo que yo podría llegar a ser— dijo, pero luego su voz se apagó. —Pero, no estoy listo para eso. Aún no.
White estrechó sus manos.
—No tengo prisa, sé que tenemos mucho que hacer, debemos encontrarla. Por ahora es nuestra prioridad. Además, falta un año para nuestra boda... Y la noche de bodas es algo que respetaré...
Slug apretó las manos de White y se acercó a él para preguntarle cara a cara:
—Espera, ¿Creí que hablabas de adoptar?... No me digas que quieres... Que tú también puedes.
—Si mi hermano pudo hacerlo cabe la posibilidad que yo también. Pero no hablemos más, veo que te pone incómodo. Lamento decirlo antes de tiempo. No era mi intención ponerte al borde de un ataque de pánico.
Slug negó despacio.
—El tema de la paternidad siempre se me es difícil, White, y fue una gran sorpresa. Nunca creí que quisieras tener hijos.
White se ruborizó.
—Lo he deseado por décadas, pero no sabía que pidiera reproducirme con humanos y no tenía a la persona correcta a mí lado.
Slug tomó el rostro de su pareja y se puso de puntitas para poder besarlo.
—Lo hablaremos después, estamos a mitad de una cita y aún no he invitado a mi pareja a bailar.
White sonrió amable y extendió su brazo para que Slug lo tomara.
—Es verdad. Quiero ver qué tanto has mejorado.
Ambos fueron de regreso y el resto de la noche transcurrió de forma normal. Ambas parejas se divirtieron.
~
Los días siguieron avanzando y en cada noche Slug lloraba sobre su almohada aunque al día siguiente sonreía como si hubiera olvidado el dolor. Se engañaba a sí mismo. Pero era lo que quería, convencerse de que ya no debía sufrir.
Aunque, una noche se levantó y rebuscó en toda su habitación, al final encontró lo que quería; una cajetilla de cigarrillos, aunque no estaba completa la guardó en su bolsillo, también guardó otra cosa que escondía bien. Una pequeña tentación.
Salió y fumó las pocas piezas que tenía, se sentía decepcionado porque había prometido no hacerlo, pero su mano temblaba con fuerza. Sus labios estaban secos, debía relajarse y fue en lo único que pensó.
Pero no pudo con la culpa así que fue en busca de White.
Llegó a su oficina y tocó ligeramente antes de entrar, White Hat se encontraba leyendo algunas hojas y escribiendo rápidamente, levantó la mirada y al ver a Slug le dió una cálida sonrisa.
—Hola amor, ¿necesitas algo?— preguntó con un poco de preocupación al mirar el reloj, faltaba un par de horas para que amaneciera. Además el olor a tabaco le sorprendió, pero no dijo nada al respecto.
Slug cruzó los brazos y evitó verlo, luego habló con titubeo.
—Eh, sí, de hecho… Solo quería estar aquí, contigo.
—Otra noche sin dormir, ¿no es así? ¿Aún tienes esas pesadillas?
Slug negó y White adivinó; Slug aún tenía la ropa del día anterior, significaba que no había dormido.
—Ya veo. ¿Tienes hambre? Prepararé lo que quieras de inmediato— dijo mientras se ponía de pie.
—No, no… estás ocupado y no tengo hambre. Mejor te ayudo con el papeleo, se nota que tienes bastante trabajo.
—¿Esto?— preguntó White señalando las decenas de hojas. —¿Crees que esto es más importante que tú? Slug, sigues ignorado que tú eres la prioridad de mi vida.
Slug sonrió de manera involuntaria y su tono de voz se avivó.
—... Gracias. Solo necesito platicar, hay algo de lo que tengo que hablar contigo, se trata de un secreto… Algo que no le he dicho a nadie, bueno, solo Flug lo sabía.
White contrajo sus cejas y ladeó la cabeza. Luego se acercó a él y sujetó su rostro con amabas manos. Las mejillas de Slug aún estaban húmedas.
—Bien, vamos a charlar. Abajo hay algo para beber.
Dicho eso ambos fueron a la sala principal.
Slug se dejó caer en el sillón y White tomó asiento a su lado. Él no dijo nada pues esperaba que Slug empezara, y así fue después de un minuto de silencio.
—Como sabes, fui huérfano. Me encontraron en la puerta del orfanato de la cuidad de Roubaix, Fracia. Me dijeron que solo tenía días de nacido, pero aunque naciera en Francia suponían que mis padres eran alemanes por el nombre que dejaron conmigo…
White Hat tenía los labios apretados, Slug le había contado esto en una sola ocasión y sabía lo difícil que era para él hablar de su infancia. Pero lo interrumpió cuando el verdadero nombre de Slug regresó a su memoria, Slug le había pedido que jamás lo llamase así pues era un nombre que no le gustaba en lo absoluto.
—Ludwing, tu verdadero nombre— interrumpió White Hat. —Lo único que dejaron al abandonarte.
Slug miró a otro lado con enojo.
—Sí. En fin. Viví ahí por unos años, me escapé un par de veces y nadie me adoptó por el carácter del demonio que tenía ya desde pequeño. Curioso, ¿no lo crees? Abandoné el orfanato a los once años y viví en las calles un tiempo antes de llegar con las pandillas. Desde entonces fue una mala vida, hice muchas cosas terribles, alimentaba mi ego, y luego supe de Black Hat y me empeñé en llegar a su lado. Todo lo que pensaba era llegar a ser tan vil como él… Después pasó el accidente y llegué a ti. Pero, de lo que quiero hablar es… bueno, cuando estaba en las pandillas tuve una… Una adicción a distancias sustancias ilícitas. Sabes de lo que te hablo.
—¿Drogas? Puedo suponerlo, pero es difícil de escuchar, eras solo un niño.
—Lo sé, es algo de lo que no me siento orgulloso. Siempre estuve con drogas, alcohol, y tú sabes bien cuántas cajetillas llegué a fumar al día.
White asintió y luego preguntó con seriedad;
—Qué es lo que me quieres decir en realidad, Slug. ¿Que fumaste hoy? Sabes que me di cuenta apenas entraste. No te preocupes, no pasa nada, cariño.
Slug lo miró de frente y se lamió los labios, luego introdujo su mano al bolso de su bata y sacó pequeñas bolsas que contenían polvo blanco.
White casi dió un salto y sin pensarlo se las arrebató.
Slug habló de inmediato.
—No es lo que estás pensando. Dejé de consumir esa mierda desde hace años.
—¡¿Entonces por qué la tienes?! —preguntó sin poder evitar gritar.
—No lo sé. Una vez que capturé a un ladrón ví que lo llevaba consigo y se la quité, pero no me libré de ella, no sé qué estaba pensando, pero te la doy ahora porque… porque quise hacerlo de nuevo. Recordé la maldita sensación de satisfacción y placer que sentía al estar drogado. Soy un imbécil White, lo sé. Es que no encuentro la manera de sentirme bien de nuevo. Siento que me estoy volviendo loco, que nada puede ayudarme. La tristeza me está consumiendo… me estoy cayendo a pedazos y todo por él. ¿Entiendes, White? Era mi hermano, mi pequeño hermano.
Las lágrimas comienza a caer por su rostro de nuevo, tras cada palabra la voz de Slug se quebraba cada vez más hasta que al final terminó llorando, encorvado y sujetando sus cabellos con frustración.
White Hat entendió que todo este tiempo estaba equivocado, Slug no había mejorado. Miró el sobre que sostenía y mordió sus labios.
No estaba seguro de qué hacer.
+
Al día siguiente, White Hat fue a atender un llamado a la ciudad de Cristian, el pretendiente de Clemencia. Se suponía que el monstruo aterrador estaba atacando de nuevo... Pero para su sorpresa, no sé trataba de ningún monstruo. Era 5.0.5.
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