91: Una noche lluviosa
-No me agrada, es un vampiro, un villano cruel y desquiciado- dijo Sunblast mientras cruzaba los brazos dejando ver su negatividad.
Penumbra dió un largo suspiro, ya estaba cansada de la misma conversación.
-No es peligroso, por ahora, solo quiere estar seguro de que su bebé está bien.
-Eso es a lo que me refiero, un asesino como ese... Y luego solo aparece con un bebé en brazos y es lo más tierno, alguien ejemplar ¿no? Solo es algún truco. Debe estar tramando algo. Además, esa niña no es un vampiro, te diste cuenta de sus orejas y sus ojitos verdes no tienen esa extraña tonalidad que tienen los vampiros. ¿Quién querría tener hijos con un vampiro? Son como las arañas, solo esperan que caigas en la red y te devoran.
Penumbra dió una ligera sonrisa.
-Deberías saber que un vampiro solo puede tener hijos con su propia especie, es una extraña ley de su naturaleza. Aún así. No nos concierne eso.
-¿De verdad no te da curiosidad saber de dónde la sacó? Tal vez la secuestró o algo similar.
-Se nota que es una bebé mimada, no creo que la haya secuestrado. No deberías creer en esas viejas historias de vampiros Sunblast, no es verdad que robaban bebés de las cunas- dijo ella con una sonrisa burlona.
-Pues tu 'amiguito' no me da confianza. Sé que hay algo malo en él..., y esa bebé. Tú también has estado algo extraña desde que vinieron. Penumbra, ¿me escondes algo?
Penumbra saltó ligeramente, se mordió el labio y negó con nerviosismo.
-No. Ya te dije que solo lo ayudo con algo simple, le debo un favor y solo cumplo con mi palabra.
Sunblast miró por la ventana. El cielo de Atreno estaba completamente despejado y el sol radiaba un poco más de lo habitual, él conocía ese olor amargo, se acercaba una tormenta.
Entonces refunfuñó. Se puso de pie y tomó una bolsa de frituras de la mesilla.
-El vampiro tuerto ese ya viene. Puedo ver su auto acercarse. Es hora de que me vaya. No quiero hacer desorden como la última vez.
Penumbra se acercó a él y Sunblast se inclinó para recibir el beso.
-Gracias- le dijo. Sunblast asintió y se fue por la parte trasera mientras comenzaba a devorar sus papitas.
Penumbra fue a la puerta y miró el auto que era manejado por un extraño hombre. El auto se estacionó y el hombre bajó para abrir la puerta trasera, Alger apareció con la niña. Su chófer sacó una gran sombrilla y después de abrirla se la entregó para después regresar al auto.
Alger se acercó a toda prisa, solo usaba una camisa de vestir con los primeros botones desabrochados, estaba sudando y se notaba demasiado incómodo.
-Es el lugar más horrible, quién puede vivir con este maldito clima- alegó apenas entró a la casa. Al llegar a la sala lanzó la sombrilla y se dejó caer completamente fatigado.
Penumbra rodó los ojos, estaba siendo demasiado exagerado.
-Estamos en playa, es normal.
-Pues es un pésimo lugar, aún más para los Umbras.
Penumbra divisó a la bebé. Ella también se notaba abochornada. Su cabeza se adornaba con una diadema y usaba un coqueto vestido que dejaba al descubierto sus brazos y piernitas regordetas.
-Ya no te preocupes por el clima. Tenemos cosas más importantes de que hablar... Espera, ¿por qué tiene tantas?- preguntó y sostuvo la carita de la bebé. Ella le dió una risita adorable.
- ¿Las pecas? Le sale una a diario. Dijiste que no me preocupara por eso.
-Es demasiado extraño. Solo de momento empezó el brote y ahora no se detiene. ¿Hay algo más?
Alger negó.
-No, pero es muy inquieta, todo el tiempo grita y ríe, pero es mejor eso a que llore.
-Suena a una bebé normal, pero no lo es.
Alger se inclinó hacia delante con interés.
-Por eso habías venido al principio, ¿no? Tú sabes que ella no es normal. Lo supe en las pruebas que le hice- habló Penumbra antes de ir a tomar unos papeles. Ella tomó asiento a su lado. -Tiene genes de naturaleza humana, la apariencia es total a la de un humano..., bueno, exceptuando las pecas. Pero, su sangre es... Es algo muy extraño.
Alger recordó aquella vez que probó la sangre de Eileen. Tenía ese sabor dulce igual que la de Flug, pero al mismo tiempo era insólito. Algo que jamás había probado antes.
Penumbra siguió hablando mientras señalaba los datos de las hojas:
-Su sangre tiene un color un poco más oscuro y es más espesa. Al estudiarla me di cuenta que contiene algo... Un agente biológico, tuve que separarlo de su sangre 'humana' por así decirlo, fue difícil y cuando lo logré me di cuenta que esto es algo que jamás he visto antes. No es algo que se encuentre en la tabla periódica, es algo que simplemente no existe en el mundo. Parece ser líquido en apariencia, con una textura bastante extraña, luego me di cuenta que..., que es similar a una sombra... Llámame loca si quieres, pero eso es extremadamente oscuro, además, parece como si se tragara la luz, no proyecta una sombra propia, ni refleja la luz en su superficie...
Alger dejó escapar una risa cuando Penumbra empezó a hablar con tanta seriedad y miedo.
-Penélope, ¿estás hablando en serio, esa cosa se encuentra en la sangre de Eileen? Seguramente confundiste los resultados. Me estás describiendo algo... extraño. Como si fuese la sangre de un extraterrestre, no de mi bebé.
-Por eso te pedí que vinieran personalmente. No estoy jugando. Traté de ver bien sus componentes en un microscopio y su textura no cambió en lo absoluto, pareciera que estuviera viendo un pozo oscuro sin ninguna fuente de luz. Era solo oscuridad... Semejante a la materia oscura. Alger, escúchame bien: eso no es bueno en absoluto. Esa tierna bebé que sostienes justo ahora no es lo que aparenta. No me he sentido bien después de los estudios de su sangre, eso que su sangre contiene no es bueno... Me gustaría que la dejaras conmigo unos días, puedo hacer más análisis...
Alger se levantó y dió un paso atrás.
-¿Quieres experimentar con mi hija?- habló molesto.
Penumbra se levantó y agitó los papeles en el aire.
-Tu hija no es del todo humana, no es un vampiro Alger, su sangre tiene casi la mitad de esta extraña sustancia. No tengo ni la más mínima idea de qué es o de dónde la sacaste siquiera, pero es peligrosa, tal vez la crearon para usarla como arma o yo qué sé, solo sé que no es seguro que la tengas.
-Es una bebé. No le hace daño a nadie. No la dejaré contigo.
-Solo serán unos días. Es algo que me inquieta... Y me hace pensar que sabes más. No te ves tan sorprendido por lo que te he dicho.
Alger sujetó a la bebé de manera protectora.
-Claro que sí. ¿A quién no le sorprendería saber que su hija tiene una escencia oscura?
Penumbra lo miró con recelo.
-Definitivamente me escondes algo.
-Solo quería saber a qué se debían estas pecas negras y si se encontraba bien. Ya sé que no tiene nada malo, esa extraña sustancia de la que hablas es perteneciente a su biología, si no le hace mal por mí no hay problema.
-¿Estás hablando en serio, Alger? ¿No te preocupa, no quieres saber más respecto a eso?- le preguntó mientras se acercaba más a él.
-No. No me interesa. Solo sé que es mi hija, mi bebé. He hecho un buen trabajo en cuidarla y qué más da- dijo Alger mientras le quitaba las hojas. -Gracias por tu ayuda. Si tengo inconvenientes te buscaré de nuevo.
Penumbra no podía creer la calma de Alger, era como si ya supera todo aquello que le había contado y de verdad no le importara. Ella fue tras él, no lo iba a dejar ir tan fácil.
Penumbra corrió hacia la puerta para cerrarle el paso y de entre su túnica sacó un extraño aparato con el que le apuntó.
-Esto te dejará inconciente apenas te toque y no me importa si te doy a ti o ella. Alger, no me obligues a esto. Entregámela, te prometo que no seré dura con ella. Es por su bien.
-Oh, Penumbra, no quieres hacer esto. No es necesario la amenaza, ya he dicho que no. No debes preocuparte por su extraña naturaleza. Ella está bien, ya me he encargado de eso.
-¿A qué te refieres?- preguntó ella sin dejar de apuntarle a la cabeza.
Alger exhaló.
-Eres lista Penumbra, ¿no te has dado cuenta? Claro que ya sabía de esa oscuridad que posee por naturaleza, soy un vampiro, sabes, soy una criatura que se alimenta de la escencia vital de otros. Soy un demonio y sé que ella también lo es, aunque no de mi propia especie.
-Tienes razón en eso. No es igual a ti. Su fuerza no se asemeja a la tuya y eso que apenas es un bebé. Por eso me preocupo, solo es un bebé... Imagina su nivel de maldad y destrucción cuando sea mayor. Aunque...
-Te diste cuenta que su poder está contenido, ¿verdad? Te lo dije, ya me encargué de eso.
Penumbra vaciló, pero no dijo nada, solo trataba de entender.
Alger metió la mano entre el cuello de la bebé para tomar el amuleto.
-Su poder está contenido en esto.
-Pe-pero algo así no lo puedes contener en un simple collar- contestó Penumbra, sus manos y voz temblaban.
-Porque no lo es. Esto es sangre de su semejante. Solo un poder tan grande como el de ella puede contenerla. Fue fácil de realizar un hechizo así y por eso creí que no iba funcionar. Creí que sus pecas significaba algo malo, por eso pedí tu ayuda, pero tal vez solo es una característica.
-Entonces sabes qué es ella... ¿Qué especie es?
Alger negó con calma.
-Ya te lo dije, es mi hija, es todo lo que debes saber.
Alger dió un gesto, lo que se interpretaba como una señal. Entonces Fred apareció tras de ella y le arrebató el arma, luego le disparó con la misma. Penumbra había sido descuidada al olvidar el hombre que quedó en el auto.
Ella cayó al suelo y hubo un largo silencio el cual rompió Fred:
-... Alger, deberíamos irnos antes de que el grandote llegué. No es como que le tenga miedo, pero ví lo que te hizo con un solo golpe, si me hiciera algo como eso seguro me mata.
Alger asintió, solo regresó por la sombrilla y se fueron.
~
Penumbra despertó entre los brazos de Sunblast. Él se notaba bastante preocupado.
-Penumbra... Me alegro mucho que estés bien. No intentes explicar nada, ya puedo imaginarlo. Tan pronto como te recuperes por completo saldré a buscar a ese cabrón tuerto. Lo asaré y le daré sus huesos a los perros...
-Basta- interrumpió ella. -Yo inicié la discusión, quería arrebatarle a la bebé, él solo actuó como el padre sobreprotector que es.
-¿Querías quitársela? Oh, Penumbra, sé que es una bebé muy bonita, pero si quieres hijos solo tienes...
Sunblast se detuvo con el rostro enrojecido. Penumbra lo miró y pasó lo mismo con ella. Al final rio.
-Debí decirte lo que supe de ella Sunblast. Ella no es cualquier persona, es alguien única. Pensé que podría descifrar su naturaleza, pero claro que no lo iba a permitir Alger. Fue un error de mi parte.
Sunblast la observó cauteloso.
-Te dije que no era buena idea involucrarse con él.
Ella se puso de pie con su ayuda.
-Lo sé, lo lamento. Ahora solo espero volver a verlos pronto.
~
Ya era de noche y el auto negro aún iba en camino. Dentro Fred no paraba de parlotear sobre el horrible clima de Atreno, también cuestionaba a Alger sobre el repentino comportamiento de Penumbra. Alger, en cambio iba callado, mirando por la ventana la noche que se envolvía en una gran nube. Los relámpagos y truenos ya se miraban, pero aún no llovía.
Él bajó la mirada a Eileen, ella estaba dormida en su pecho envuelta en una manta.
-Fred, guarda silencio, despertarás a Eileen.
Su amigo le dió una mirada sobre el espejo y habló muy bajo.
-¿Te encuentras bien? Estás muy serio desde que salimos de esa casa.
Alger suspiró.
-Acudí con Penumbra porque quería saber si la bebé se encontraba bien y solo me dijeron algo que ya sabía, pero lo había olvidado... En solo unas semanas olvidé lo que es ella realmente, es demasiado hermosa y tierna para tener en cuenta siempre que...
-¿Qué?- preguntó Fred, pero Alger no hablo más.
<<Que es una Hat>>, terminó por decirse a sí mismo.
~
Cuando llegaron a casa ya comenzaba a llover. Fred salió primero y como justo como antes fue a abrir la puerta, esta vez sacó la sombrilla para protegerlos de la lluvia.
Al llegar a la entrada Fred se despidió, regresó al auto y se fue. Alger entró a la casa e iba prendiendo las luces en cuanto iba de camino a la cocina. Ya se había adaptado a su casa moderna. Era más fácil encender la calefacción a una chimenea.
La bebé se despertó y comenzó a balbucear.
-Ya lo sé Eileen, tienes hambre y ese largo viaje no te gustó. Papá preparará tu cena e iremos a dormir.
No sabía cuándo había comenzado a hablar con ella de manera tan natural y decir "papá" cada vez que se refería a él. Recordaba haberlo leído en aquel libro y pensado que sonaba demasiado tonto. Ahora no dejaba de hacerlo.
Buscó la pequeña mecedora y acomodó a la bebé mientras él calentaba la leche. Dió un vistazo afuera, las gotas golpeaban fuertemente los vidrios, la tormenta no cesaría en toda la noche.
-Otra vez habrá tormenta Eileen, sabes que a papá no le gustan las tormentas. ¿Podrás dormir conmigo?
La bebé agitó sus manitas y balbuseó de nuevo.
-Papá tomará eso como un sí.
Luego de comer y arrullarla Alger subió a su habitación, le dió un rápido baño con paños calientes y le puso su bodie para dormir. Cuando la dejó en la cama la pequeña dió un fuerte estornudo.
Alger se acercó, había sido cuidadoso con los cambios de temperatura y lo que menos quería era que enfermara.
-Espero que eso no se haga en un resfriado. Es culpa de Penumbra. Insisto en que fuera personalmente por los resultados. Esa cuidad es tan calurosa, además la tormenta, y hoy será una noche fría en el valle.
La bebé volvió a estornudar.
-Un poco de música ayudará a relajarte. Después papá te contará un cuento.
Alger vistió con su pijama y puso la música de piano. Se metió a la cama con ella y miró hacia la ventana. Lo que le había dicho Penumbra le agobiaba.
Estuvo un largo tiempo hasta que puso oír los ligeros suspiros de la bebé que ya estaba profundamente dormida. Se había cansado tanto que solo necesitó un poco de música para dormir.
Alger la observó, miró sus largas y rizadas pestañas y luego su frente, al final le dió una caricia sobre su cicatriz.
La música de piano aún sonaba, él movía los dedos sobre la sábana imitando tocar las teclas. Alger sonrió para sí mismo. No valía la pena mortificarse por eso. Estaban juntos al final de cuentas... Pero empezaba a temer, si Penumbra quiso tomarla los demás también lo harían. Temía que tarde o temprano se supiera la verdad y que todos los villanos fueran tras de ella. ¿Podría mantenerla a su lado por siempre?
Alger siguió sonriendo, sabía que estaba sobre pensando. Debía seguir con su rutina al lado de Eileen, cuidar de ella.
La música se detuvo y Alger dejó de mover los dedos.
<<¿Podrá Fred tráeme un piano?>>, pensó.
Tal como lo había supuesto la tormenta duró toda la noche, y él estuvo contemplándola por mucho tiempo, ya no le temía como antes. Pero no sería el único en contemplar esa noche lluviosa.
Muy lejos de ahí, en una mansión de amplios jardines un héroe miraba la lluvia frente los altos ventanales sosteniendo en su mano unos viejos y estrellados visores de aviador.
Y, en una enorme mansión oscura un villano sin corazón hacía lo mismo; miraba la lluvia entre vidrios rojizos al mismo tiempo que una triste música sonaba por toda la habitación proveniente de un tocadiscos. Sus manos posaban en su espalda y su sonrisa caída era impropia.
Black Hat quería olvidarla, olvidarla solamente a ella, pero podía sentirla ahí afuera. En algún lugar del mundo se encontraba ella y él no quería encontrarla.
≪ •❈• ≫
Notas
Los diálogos de Penumbra son sacados de la bitácora de investigación de Flug.
Hay la teoría de que esa cosa es como la sangre de Black Hat, así que decidí agregarlo.
La última imagen pertenece al triller de villanos.
Espero subir pronto los dos próximos capítulos, el segundo será extenso pues hablará únicamente de Slug y W, en especial de Slug y como llevará sus etapas de duelo.
Hasta luego 😘
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